El actor Roberto Moll, nacido en Lima en 1948 y vinculado al teatro venezolano desde los años setenta, ha estado trabajando, sin parar, desde el pasado octubre, cuando aceptó encarnar al primer presidente socialista americano que pereció el martes 11 de septiembre de 1973 en medio de un cruento ataque a la casa de gobierno. Durante estos meses se ha encargado de presentar ante los venezolanos al derrocado mandatario Salvador Allende, en un unipersonal que relata sus últimas horas de vida. Y, según sus declaraciones, abre la temporada 2009 del Celarg, a partir del 15 de enero, donde permanecerá hasta finales de febrero, con del monólogo Allende, la muerte de un presidente, del periodista Rodolfo Quebleen, producido sin pobreza por Mimí Lazo y dirigido con humildad por Luis Fernández.
La austera representación teatral se basa en anécdotas y pasajes verídicos de la vida de Allende. Los recuerdos de su juventud, sus estudios de medicina, su esposa Tencha, sus tres hijas y su secretaria Payita, con quien mantuvo una relación más allá del ámbito laboral, vuelan a su mente mientras decide su destino final, pues por encima de todas las cosas sabe que los traidores nunca serán dueños de su verdad y su destino.
La saga moderna latinoamericana tiene un antes y un después en la figura del chileno Salvador Allende, el mandatario que murió de manera abrupta y misteriosa aquel 11 de septiembre, mientras La Moneda, palacio de gobierno de ese país, era bombardeado por una rebelión armada dirigida por el general Augusto Pinochet, traidor a sus juramentos de lealtad a la Constitución de la República de Chile.
El texto, original de Quebleen, nacido en Argentina hace 70 años y residente en Nueva York durante las últimas cuatro décadas, está dirigido especialmente a las nuevas generaciones, para que puedan acercarse un poco más a la historia y el pensamiento de esa figura tan relevante de la saga americana y conocer así un poco más acerca de los últimos instantes de su vida.
La primera temporada de Allende, la muerte de un presidente se realizó en Nueva York 16 de abril de 2006, con una acogida nunca esperada. Vino a Caracas para el Tercer Festival Internacional de Monólogos y pese a ser presentado en inglés con teleprompter, tuvo buena aceptación en la Sala Juan Bautista Plaza.
En Chile se conoció Allende, la muerte de un presidente y el director de cine Fernando Valenzuela y el productor Eduardo Larraín viajaron a Nueva York y filmaron parte del monólogo con enfoque cinematográfico. La película se estrenó el 19 de junio de 2007 con buena aceptación del público y el crítico Ascanio Cavallo, escribió: "La pieza teatral es un esfuerzo de estilización sorprendente. Notable funcionamiento de textos clásicos en contextos nuevos e inesperados. Notable idea dramática y fílmica. Sin embargo, a pesar de todo, la mejor pregunta la formula Allende sobre un escenario oscuro: 'Los presidentes pueden ser desplazados. Pero, ¿cómo puede ser desplazado el pueblo?' La pregunta es triste. La respuesta, todavía más".
La austera representación teatral se basa en anécdotas y pasajes verídicos de la vida de Allende. Los recuerdos de su juventud, sus estudios de medicina, su esposa Tencha, sus tres hijas y su secretaria Payita, con quien mantuvo una relación más allá del ámbito laboral, vuelan a su mente mientras decide su destino final, pues por encima de todas las cosas sabe que los traidores nunca serán dueños de su verdad y su destino.
La saga moderna latinoamericana tiene un antes y un después en la figura del chileno Salvador Allende, el mandatario que murió de manera abrupta y misteriosa aquel 11 de septiembre, mientras La Moneda, palacio de gobierno de ese país, era bombardeado por una rebelión armada dirigida por el general Augusto Pinochet, traidor a sus juramentos de lealtad a la Constitución de la República de Chile.
El texto, original de Quebleen, nacido en Argentina hace 70 años y residente en Nueva York durante las últimas cuatro décadas, está dirigido especialmente a las nuevas generaciones, para que puedan acercarse un poco más a la historia y el pensamiento de esa figura tan relevante de la saga americana y conocer así un poco más acerca de los últimos instantes de su vida.
La primera temporada de Allende, la muerte de un presidente se realizó en Nueva York 16 de abril de 2006, con una acogida nunca esperada. Vino a Caracas para el Tercer Festival Internacional de Monólogos y pese a ser presentado en inglés con teleprompter, tuvo buena aceptación en la Sala Juan Bautista Plaza.
En Chile se conoció Allende, la muerte de un presidente y el director de cine Fernando Valenzuela y el productor Eduardo Larraín viajaron a Nueva York y filmaron parte del monólogo con enfoque cinematográfico. La película se estrenó el 19 de junio de 2007 con buena aceptación del público y el crítico Ascanio Cavallo, escribió: "La pieza teatral es un esfuerzo de estilización sorprendente. Notable funcionamiento de textos clásicos en contextos nuevos e inesperados. Notable idea dramática y fílmica. Sin embargo, a pesar de todo, la mejor pregunta la formula Allende sobre un escenario oscuro: 'Los presidentes pueden ser desplazados. Pero, ¿cómo puede ser desplazado el pueblo?' La pregunta es triste. La respuesta, todavía más".
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