Salitas, como se le conoce desde hace cinco décadas a José Salas, es un veterano y versátil artista en las disciplinas del teatro. Desde los años noventa, trabaja, vive y ama en la isla de Margarita, donde, con algunos ex integrantes del Nucleo Nueva Esparta del Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, logró apuntalar la creaciòn de la Sociedad Civil Pequeño Teatro de los Robles, una institución para fortalecer al arte regional y desarrolla un trabajo integral de perfeccionamiento y profesionalización con las nuevas generaciones.
A través del Grupo Pequeño Teatro de los Robles, Salitas y su gente han desarrollado alternativas para la creación, promoviendo la acción colectiva de directores, dramaturgos, escenógrafos, vestuaristas, iluminadores y actores. Los han convocado a una empresa común de renovación constante, tratando así de abrir fuentes de trabajo a los egresados de los talleres de formación.Su objetivo principal, en lo relacionado con las producciones, es estudiar a dramaturgos criollos que aborden temas de interés social y con argumentos sencillos que sean entendibles para el público. Su norte siempre ha sido trabajar con el teatro popular proveniente del pueblo y para el pueblo. Han sido 13 años de laboratorio en la misma sede, la cual fue totalmente remodelada y reinaugurada el 28 de junio del año 2.007, Día Nacional del Teatro.
Y es ahora que Salitas ha venido con su tropa de comediantes para presentarse, dignamente, durante tres días en el Teatro San Martín. Ahí exhibieron sus versiones escenicas de dos textos escritos por Gilberto Agüero en los años 90. Marena Acosta se desempeña bien en Culinario, un monólogo sobre las vicisitudes de una animadora de televisiòn cuando tiene que vender o convencer al público de las ventajas de algunos artefactos de cocina para elaborar algunos platilos.Su personaje (señora Smith) utiliza un léxico apropiado en ocasiones, mientras que en otros momentos da rienda suelta a sus dramas personales. El autor busca desmitificar al mundo de la televisiòn, exhibendo las máculas morales de sus hacedores.
Mientras tanto, Oscar Uzcátegui y Alberto Millán Luna encarnan con corrección, respectivamente, al agente policial y al hombre, protagonistas de La Identificación, preciosa pieza que plasma una de las tantas situaciones humillantes de los cuerpos de seguridad del Estado cuando ejercen su autoridad sobre un inocente ciudadano que no tiene o porta todos los documentos de rigor para transitar por la via pública. Es una dura pieza de humor ácido y arrollador, con situaciones inverosímiles y absurdas, que llevan al ciudadano a repetir una oración humillante que le argumenta el agente hasta un final sorpresivo. La solución escénica, buscando que la metafora llegue al público es mostrar a dos payasos que hacen un función de teatro en serio sobre un problema tan delicado como es la identificación de los ciudadanos que se atreven a salir de sus casas.¡Sobran los comentarios sobre la pieza!
A través del Grupo Pequeño Teatro de los Robles, Salitas y su gente han desarrollado alternativas para la creación, promoviendo la acción colectiva de directores, dramaturgos, escenógrafos, vestuaristas, iluminadores y actores. Los han convocado a una empresa común de renovación constante, tratando así de abrir fuentes de trabajo a los egresados de los talleres de formación.Su objetivo principal, en lo relacionado con las producciones, es estudiar a dramaturgos criollos que aborden temas de interés social y con argumentos sencillos que sean entendibles para el público. Su norte siempre ha sido trabajar con el teatro popular proveniente del pueblo y para el pueblo. Han sido 13 años de laboratorio en la misma sede, la cual fue totalmente remodelada y reinaugurada el 28 de junio del año 2.007, Día Nacional del Teatro.
Y es ahora que Salitas ha venido con su tropa de comediantes para presentarse, dignamente, durante tres días en el Teatro San Martín. Ahí exhibieron sus versiones escenicas de dos textos escritos por Gilberto Agüero en los años 90. Marena Acosta se desempeña bien en Culinario, un monólogo sobre las vicisitudes de una animadora de televisiòn cuando tiene que vender o convencer al público de las ventajas de algunos artefactos de cocina para elaborar algunos platilos.Su personaje (señora Smith) utiliza un léxico apropiado en ocasiones, mientras que en otros momentos da rienda suelta a sus dramas personales. El autor busca desmitificar al mundo de la televisiòn, exhibendo las máculas morales de sus hacedores.
Mientras tanto, Oscar Uzcátegui y Alberto Millán Luna encarnan con corrección, respectivamente, al agente policial y al hombre, protagonistas de La Identificación, preciosa pieza que plasma una de las tantas situaciones humillantes de los cuerpos de seguridad del Estado cuando ejercen su autoridad sobre un inocente ciudadano que no tiene o porta todos los documentos de rigor para transitar por la via pública. Es una dura pieza de humor ácido y arrollador, con situaciones inverosímiles y absurdas, que llevan al ciudadano a repetir una oración humillante que le argumenta el agente hasta un final sorpresivo. La solución escénica, buscando que la metafora llegue al público es mostrar a dos payasos que hacen un función de teatro en serio sobre un problema tan delicado como es la identificación de los ciudadanos que se atreven a salir de sus casas.¡Sobran los comentarios sobre la pieza!
Salitas y su gente han retornado a la bella isla de Margarita para reanudar sus actividades culturales.
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