El III Concurso de Obras Teatrales Marita King 2008 tiene ganador. Mono con revólver, de Gilberto Agüero Gómez, es la pieza premiada, con 5 mil bolívares, dentro de un universo de 21 textos participantes. El veredicto unánime, suscrito por los dramaturgos Román Chalbaud y José Gabriel Núñez, y este periodista, puntualiza que la obra fue elegida “por el acertado manejo de la estructura teatral, el preciso e inspirado uso del lenguaje y el hábil desarrollo de una trama vigorosa profundamente vinculada con el acontecer nacional”.
El ganador, nacido en Barquisimeto hace 68 años, tiene no menos de 40 obras escritas, pero solo 12 le han sido editadas y buena parte de su producción se ha distribuido en libretos y algunas hasta se las han representado. Se hizo dramaturgo cuando ya había vivido un cuarto de siglo. Debutó con Ciclón sobre los barcos de papel, la escribió en Caracas y la envió a un concurso de Maracaibo, en el año 1966, donde obtuvo el primer premio, unos dos mil bolívares de la época. Su ópera prima fue representada en el Zulia y nunca más subió a escena, aunque ha estado en cinco proyectos de producciones. Es la historia de un muchacho que viaja a Londres para hacer unos talleres sobre traducción simultánea de conferencias y cuando regresa se le presentan serios problemas con su mamá porque ella quiere casarlo a juro. Después entregó Amelia de segunda mano y desde entonces no he parado. También ha escrito teatro para niños, lo que más le han escenificado. Pero no es suficiente. “Sigo siendo un excluido, quizás el campeón de todos los excluidos escritores del teatro venezolano”, afirma.
Mono con revólver es una respuesta para quienes reclaman o exigen por qué la dramaturgia contemporánea no refleja en nada a la actual nación petrolera. Sus cinco personajes desarrollan una saga sobre cierta organización mafiosa que medra en una sociedad la cual avanza en un proceso de agudos cambios sociales y además revela como esos sicarios se las arreglan para sobrevivir o desaparecer, en medio de una revolución, que, según Vladimir Lenin, es un levantamiento, un acto de violencia, por medio del cual una clase derroca a otra, tal como lo recuerda “Monqui”, el líder de ese quinteto.
El premiado Gilberto Agüero Gómez, quien reside en la capital larense, se gana la vida dando talleres de dramaturgia para las nuevas generaciones y por eso recomienda la lectura del libro Técnicas literarias del drama del crítico Enrique Izaguirre, porque es un texto mínimo, preciso y altamente didáctico, que explica, de manera muy clara, los rudimentos de una pieza teatral y cómo son la exposición, el nudo y el desenlace. Y además enseña que los temas tienen que ser, al principio, sobre cosas que el principiante conozca.
El jurado, teniendo en cuenta la calidad presente en un significado número de las piezas enviadas al concurso, además consideró adecuado otorgar menciones especiales para El sitio, de José Antonio Barrios y Malos sentimientos, de César Rojas.
El ganador, nacido en Barquisimeto hace 68 años, tiene no menos de 40 obras escritas, pero solo 12 le han sido editadas y buena parte de su producción se ha distribuido en libretos y algunas hasta se las han representado. Se hizo dramaturgo cuando ya había vivido un cuarto de siglo. Debutó con Ciclón sobre los barcos de papel, la escribió en Caracas y la envió a un concurso de Maracaibo, en el año 1966, donde obtuvo el primer premio, unos dos mil bolívares de la época. Su ópera prima fue representada en el Zulia y nunca más subió a escena, aunque ha estado en cinco proyectos de producciones. Es la historia de un muchacho que viaja a Londres para hacer unos talleres sobre traducción simultánea de conferencias y cuando regresa se le presentan serios problemas con su mamá porque ella quiere casarlo a juro. Después entregó Amelia de segunda mano y desde entonces no he parado. También ha escrito teatro para niños, lo que más le han escenificado. Pero no es suficiente. “Sigo siendo un excluido, quizás el campeón de todos los excluidos escritores del teatro venezolano”, afirma.
Mono con revólver es una respuesta para quienes reclaman o exigen por qué la dramaturgia contemporánea no refleja en nada a la actual nación petrolera. Sus cinco personajes desarrollan una saga sobre cierta organización mafiosa que medra en una sociedad la cual avanza en un proceso de agudos cambios sociales y además revela como esos sicarios se las arreglan para sobrevivir o desaparecer, en medio de una revolución, que, según Vladimir Lenin, es un levantamiento, un acto de violencia, por medio del cual una clase derroca a otra, tal como lo recuerda “Monqui”, el líder de ese quinteto.
El premiado Gilberto Agüero Gómez, quien reside en la capital larense, se gana la vida dando talleres de dramaturgia para las nuevas generaciones y por eso recomienda la lectura del libro Técnicas literarias del drama del crítico Enrique Izaguirre, porque es un texto mínimo, preciso y altamente didáctico, que explica, de manera muy clara, los rudimentos de una pieza teatral y cómo son la exposición, el nudo y el desenlace. Y además enseña que los temas tienen que ser, al principio, sobre cosas que el principiante conozca.
El jurado, teniendo en cuenta la calidad presente en un significado número de las piezas enviadas al concurso, además consideró adecuado otorgar menciones especiales para El sitio, de José Antonio Barrios y Malos sentimientos, de César Rojas.
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