El actor venezolano Rafael Cruz se impuso en el difícil escenario del teatro español y ahora quiere volver a la Patria, pero no para quedarse si no para mostrar lo que ha aprendido y lo que puede enseñar, y, ¿por qué no?, hasta aprender algo, porque todo es posible. Tiene, quizás, un tanto de nostalgia. Pero dejemos que sea el mismo quien cuente, desde la catalana Barcelona, que ha pasado con su vida
-¿Por qué se marchó a España?
- Durante el año 1995, en pleno desarrollo del Festival Internacional de Teatro de Caracas, una compañía española, específicamente vasca, UR Teatro estaba de gira con el espectáculo El sueño de una noche de verano que había sido premio Nacional 1995 en España y estaban en ensayos de Romeo y Julieta. Me conocieron, yo había hecho Romeo en la Compañía Nacional de Teatro y por aquella época representaba el TartufoMoliereGoldoni del Teatro del Contrajuego. Surgió el feeling entre esta compañía (Helena Pimenta directora , José Tomé ayudante y actor líder de UR y yo) . Me ficharon para hacer Romeo un “lujazo” ya que me ofrecían dos años de trabajo y gira por toda la nación española y nada menos y nada más que con el personaje de Romeo. Digamos que esta fue mi puerta de entrada en España. A partir de ahí en el año 96, en plena gira con este espectáculo, descubrí Barcelona en el marco del Festival Grec y ahí estoy desde el 97.
-¿Cual es su balance personal y su balance profesional?
- Los balances son muy buenos, aunque con momentos muy duros ya que no estás en tu país. Todos mis ahorros me los gasté en clases de dicción de castellano y catalán ya que era imprescindible para seguir mi carrera y obviamente hacerme conocer. Lo bueno era que contaba con la ventaja de haber estado con UR Teatro durante dos años y la mayoría de la gente del sector había visto el espectáculo en el que estaba. Pero de todas maneras, yo creo que en la profesión teatral los grandes nexos se hacen en el período de estudio, que es cuando conectas con los primeros profesionales y con tus futuros compañeros de viaje. Yo aquí me salté esa parte y creo que es lo que dificultado mi adaptación. Por eso extraño mucho mis años en la Escuela de Arte de la UCV con Ulive, Chocrón, Sciamanna y Arocha, en fin todo un privilegio.“ En estos momentos estoy de gira con un espectáculo que se llama El Joc dels idiotes o El juego de los idiotas, con un actor catalán muy importante Joan Pera. Por razones profesionales tuve que buscar un sustituto para algunas actuaciones en esta obra y es donde se me ocurrió proponer e introducir un compañero venezolano, ya que además este papel lo permitía, y es ahí donde pienso en Héctor Moreno, excelente actor que actualmente también reside en Barcelona. Quedan unas 20 actuaciones hasta el próximo noviembre. El 5 de octubre empiezo a ensayar el nuevo espectáculo de mi compañía que se estrena en el Festival de temporada alta y luego en la sala Beckett de Barcelona estaremos en diciembre unas cinco semanas. Estoy a la espera del estreno de la más reciente película que he actuado, donde participo como actor, La sombra del sol y a su vez he trabajado en la puesta en escena de los conciertos de la gira de OT 2009. Tengo una hija que tiene seis años y muchos proyectos, pero no tengo mi “reina pepiada”. Es decir añoro mis orígenes, supongo que ya tengo el rumbo echo aquí y es por eso que me surge este deseo irracional de volver a mi esencia, a mi “reina pepiada”.
-¿Valió la pena tanto sacrificio si así se le puede calificar?
-Si. Tengo una hija nacida en Cataluña que justifica todos mis movimientos, tengo una compañía y tengo salud. El teatro siempre es sacrificio, aquí y en Barquisimeto. Lo más difícil ha sido no tener al lado mis compañeros de pasillo de la Universidad, del Contrajuego y mi “reina pepiada”.
-¿Su trabajo en España requirió de talleres o cursos, o iba suficientemente preparado?
-Venía muy bien preparado a nivel de contenido, incluso mucho mejor que varios compañeros de aquí. Lo que tuve que arreglar son las formas y para ello he requerido de varios cursos con profesionales de aquí y sobretodo el tema idioma y dicción, también tuve la suerte de trabajar mucho y constante con profesionales de aquí y trabajando es donde se crece de verdad. Incluso puedo presumir de ser unos de los pocos actores jóvenes de Cataluña que ha interpretado dos montajes de Salvador Espriu, que es el máximo exponente de la dramaturgia catalana, en el Teatre Lliure con Ricard Salvat y en El Teatre Nacional de Catalunya con Oriol Broggi. Estos son los centros de producción más importantes de Cataluña. Que ironía: un guaro interpretando Salvador Espriu como si fuera de Vic (ciudad del centro de Catalunya), En cuanto a la formación de Venezuela tener a Ugo Ulive, Juan Carlos Gene Y Orlando Arocha de maestros me dio una profundidad teatral muy contundente, que al final es lo que cuenta para que aparezca el duende, luego arreglas la forma y tema solucionado. En Venezuela aprendí a ser un hombre de teatro, en España he obtenido cultura y me he pulido como actor.
-¿Si le ha ido tan bien por qué quiere volver para quedarse de nuevo o simplemente mostrar lo que logró?
-No quiero volver .En estos momentos tengo dos patrias, pero mi casa está en Barcelona, en Cataluña que es donde vive mi hija Lucía. Pero han pasado 15 años prácticamente y como lo dije antes: necesito mi “reina pepiada”. Obviamente me encantaría enseñar mi trabajo en Venezuela, ir y colaborar en algún proyecto, llevar los montajes de mi compañía, buscar complicidades y crear mestizaje e intercambio. Sueño con hacer un espectáculo en Barcelona en catalán y venezolano, no en castellano. En ello estoy y no tengo prisas. Mientras tanto actores de prestigio en Barcelona se atreven a nombrar Barquisimeto en una función y un “ñaguará”. También me encantaría hacer cine en Venezuela o teatro, una temporadita. Así traigo a mi hija para que practique el venezolano ya que solo habla catalán.
-¿Cree que ha tocado la felicidad o esta aún le ha sido esquiva?
-En algunas cosas si y en otras no. Todavía tengo muchos proyectos que realizar para poder sacar esta conclusión. Creo que la felicidad está dentro de cada uno de nosotros y lo difícil es encontrarla, pero yo estoy en el camino. Ahora, a nivel profesional creo que aún no he explotado y que falta un click, pero el que busca encuentra.
-¿ Y los monólogos no lo han tentado?
-Les tengo mucho respeto. Tiene que ser un texto muy bueno que aún no he encontrado. Yo intento pensar como espectador cada vez que me planteo un proyecto en teatro y normalmente a mi los monólogos me aburren bastante, como espectador, es por ello que no quiero molestar al espectador. También pienso que la plenitud de un actor se empieza a alcanzar a los 40, después de 20 años de oficio y yo aún no he llegado. Estamos en una profesión donde la vanidad juega muy malas pasadas Y es por ello que siempre he apelado al rigor y la discreción. Pero si me viene un director y me ofrece un monólogo lo miraré con mucha ilusión.
-¿Quiere presentar aquí en Caracas algunos de sus espectáculos?
-Por supuesto. La línea de mi compañía son textos contemporáneos y con un fuerte corte social. Creo que es muy interesante lo que hacemos , además unos de los miembros del equipo trabaja con videos que siempre están bastante presentes en las propuestas. Creo que sería interesante enseñar nuestro curro como dicen aquí y obviamente me encantaría trabajar como actor en Venezuela es una deuda conmigo mismo y mis orígenes.
-¿Por qué se marchó a España?
- Durante el año 1995, en pleno desarrollo del Festival Internacional de Teatro de Caracas, una compañía española, específicamente vasca, UR Teatro estaba de gira con el espectáculo El sueño de una noche de verano que había sido premio Nacional 1995 en España y estaban en ensayos de Romeo y Julieta. Me conocieron, yo había hecho Romeo en la Compañía Nacional de Teatro y por aquella época representaba el TartufoMoliereGoldoni del Teatro del Contrajuego. Surgió el feeling entre esta compañía (Helena Pimenta directora , José Tomé ayudante y actor líder de UR y yo) . Me ficharon para hacer Romeo un “lujazo” ya que me ofrecían dos años de trabajo y gira por toda la nación española y nada menos y nada más que con el personaje de Romeo. Digamos que esta fue mi puerta de entrada en España. A partir de ahí en el año 96, en plena gira con este espectáculo, descubrí Barcelona en el marco del Festival Grec y ahí estoy desde el 97.
-¿Cual es su balance personal y su balance profesional?
- Los balances son muy buenos, aunque con momentos muy duros ya que no estás en tu país. Todos mis ahorros me los gasté en clases de dicción de castellano y catalán ya que era imprescindible para seguir mi carrera y obviamente hacerme conocer. Lo bueno era que contaba con la ventaja de haber estado con UR Teatro durante dos años y la mayoría de la gente del sector había visto el espectáculo en el que estaba. Pero de todas maneras, yo creo que en la profesión teatral los grandes nexos se hacen en el período de estudio, que es cuando conectas con los primeros profesionales y con tus futuros compañeros de viaje. Yo aquí me salté esa parte y creo que es lo que dificultado mi adaptación. Por eso extraño mucho mis años en la Escuela de Arte de la UCV con Ulive, Chocrón, Sciamanna y Arocha, en fin todo un privilegio.“ En estos momentos estoy de gira con un espectáculo que se llama El Joc dels idiotes o El juego de los idiotas, con un actor catalán muy importante Joan Pera. Por razones profesionales tuve que buscar un sustituto para algunas actuaciones en esta obra y es donde se me ocurrió proponer e introducir un compañero venezolano, ya que además este papel lo permitía, y es ahí donde pienso en Héctor Moreno, excelente actor que actualmente también reside en Barcelona. Quedan unas 20 actuaciones hasta el próximo noviembre. El 5 de octubre empiezo a ensayar el nuevo espectáculo de mi compañía que se estrena en el Festival de temporada alta y luego en la sala Beckett de Barcelona estaremos en diciembre unas cinco semanas. Estoy a la espera del estreno de la más reciente película que he actuado, donde participo como actor, La sombra del sol y a su vez he trabajado en la puesta en escena de los conciertos de la gira de OT 2009. Tengo una hija que tiene seis años y muchos proyectos, pero no tengo mi “reina pepiada”. Es decir añoro mis orígenes, supongo que ya tengo el rumbo echo aquí y es por eso que me surge este deseo irracional de volver a mi esencia, a mi “reina pepiada”.
-¿Valió la pena tanto sacrificio si así se le puede calificar?
-Si. Tengo una hija nacida en Cataluña que justifica todos mis movimientos, tengo una compañía y tengo salud. El teatro siempre es sacrificio, aquí y en Barquisimeto. Lo más difícil ha sido no tener al lado mis compañeros de pasillo de la Universidad, del Contrajuego y mi “reina pepiada”.
-¿Su trabajo en España requirió de talleres o cursos, o iba suficientemente preparado?
-Venía muy bien preparado a nivel de contenido, incluso mucho mejor que varios compañeros de aquí. Lo que tuve que arreglar son las formas y para ello he requerido de varios cursos con profesionales de aquí y sobretodo el tema idioma y dicción, también tuve la suerte de trabajar mucho y constante con profesionales de aquí y trabajando es donde se crece de verdad. Incluso puedo presumir de ser unos de los pocos actores jóvenes de Cataluña que ha interpretado dos montajes de Salvador Espriu, que es el máximo exponente de la dramaturgia catalana, en el Teatre Lliure con Ricard Salvat y en El Teatre Nacional de Catalunya con Oriol Broggi. Estos son los centros de producción más importantes de Cataluña. Que ironía: un guaro interpretando Salvador Espriu como si fuera de Vic (ciudad del centro de Catalunya), En cuanto a la formación de Venezuela tener a Ugo Ulive, Juan Carlos Gene Y Orlando Arocha de maestros me dio una profundidad teatral muy contundente, que al final es lo que cuenta para que aparezca el duende, luego arreglas la forma y tema solucionado. En Venezuela aprendí a ser un hombre de teatro, en España he obtenido cultura y me he pulido como actor.
-¿Si le ha ido tan bien por qué quiere volver para quedarse de nuevo o simplemente mostrar lo que logró?
-No quiero volver .En estos momentos tengo dos patrias, pero mi casa está en Barcelona, en Cataluña que es donde vive mi hija Lucía. Pero han pasado 15 años prácticamente y como lo dije antes: necesito mi “reina pepiada”. Obviamente me encantaría enseñar mi trabajo en Venezuela, ir y colaborar en algún proyecto, llevar los montajes de mi compañía, buscar complicidades y crear mestizaje e intercambio. Sueño con hacer un espectáculo en Barcelona en catalán y venezolano, no en castellano. En ello estoy y no tengo prisas. Mientras tanto actores de prestigio en Barcelona se atreven a nombrar Barquisimeto en una función y un “ñaguará”. También me encantaría hacer cine en Venezuela o teatro, una temporadita. Así traigo a mi hija para que practique el venezolano ya que solo habla catalán.
-¿Cree que ha tocado la felicidad o esta aún le ha sido esquiva?
-En algunas cosas si y en otras no. Todavía tengo muchos proyectos que realizar para poder sacar esta conclusión. Creo que la felicidad está dentro de cada uno de nosotros y lo difícil es encontrarla, pero yo estoy en el camino. Ahora, a nivel profesional creo que aún no he explotado y que falta un click, pero el que busca encuentra.
-¿ Y los monólogos no lo han tentado?
-Les tengo mucho respeto. Tiene que ser un texto muy bueno que aún no he encontrado. Yo intento pensar como espectador cada vez que me planteo un proyecto en teatro y normalmente a mi los monólogos me aburren bastante, como espectador, es por ello que no quiero molestar al espectador. También pienso que la plenitud de un actor se empieza a alcanzar a los 40, después de 20 años de oficio y yo aún no he llegado. Estamos en una profesión donde la vanidad juega muy malas pasadas Y es por ello que siempre he apelado al rigor y la discreción. Pero si me viene un director y me ofrece un monólogo lo miraré con mucha ilusión.
-¿Quiere presentar aquí en Caracas algunos de sus espectáculos?
-Por supuesto. La línea de mi compañía son textos contemporáneos y con un fuerte corte social. Creo que es muy interesante lo que hacemos , además unos de los miembros del equipo trabaja con videos que siempre están bastante presentes en las propuestas. Creo que sería interesante enseñar nuestro curro como dicen aquí y obviamente me encantaría trabajar como actor en Venezuela es una deuda conmigo mismo y mis orígenes.
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