El escritor Edgar Borges (1966) lleva tres años en Madrid entregado a la creación literaria. Lo acompañan su esposa, la periodista Natalia Rivera, y sus dos pequeñas hijas. Salió de su natal Caracas, “por un asunto de difusión internacional de mi literatura, pero luego, en su momento, retornaré a Venezuela”. Su pasantía por las tierras ibéricas le ha sido sumamente fructífera. Ha quedado como finalista en varios concursos literarios y recientemente ganó el Primer Premio Internacional de Novela Albert Camus con la obra La contemplación, la cual sale a las librerías hispanas el próximo 20 de marzo.
La novela es un denso y audaz relato intimista, en cuyas 412 páginas estallan las voces de muchas historias. Ahí, su autor, como un equilibrista, cuenta el viaje de un hombre que no asume su deseo de ser mujer…y desde esa voz transexual nos acerca a muchos otros personajes extraviados en un tren que en realidad es el mundo europeo contemporáneo.
-¿Por qué su novela está centrada en un transexual?
- La transexualidad del personaje central sirve de voz dolida y crítica para mostrar muchas otras voces del mundo. La contemplación cuenta la historia de un transexual abandonado por su pareja; hasta ahí parece una historia de amor, pero, una vez que esta persona se lanza en un tren a recorrer Europa para encontrar a su compañero, dentro de su existencia van a surgir muchas voces, muchas historias. La novela tiene múltiples lecturas, pero, una de ellas podría ser que todas sus voces e historias no son más que la voz y las historias de una persona. Es decir, a veces creo que la novela es el viaje existencial de alguien que nunca se movió de su casa; podría ser que esta persona, en lugar de estar viajando en un tren con destino a la calle 11, estuvo enfrentando una dura batalla con su existencia. Según mi lectura, La contemplación es la metamorfosis de una persona que lucha por cambiar de cuerpo, de existencia.
“El personaje que viaja en el tren con destino a la calle 11, con el objetivo de encontrar a su pareja, se enfrentará a muchas realidades. No le será fácil bajar del tren sin resolver su problema de cuerpo, de existencia. No le será fácil bajar del tren sin enfrentar su necesidad de dejar de ser hombre y convertirse en mujer. En el viaje tropezará con transeúntes que se repiten; un mago que se burla; inmigrantes en fuga; niños que en lugar de juguetes encuentran cadáveres; ciudades uniformes y una extraña niebla que le cubre su vista y al paisaje del camino. Los personajes de La contemplación tienen un problema: ellos miran sin ver. El viajero de la historia va a descubrir que la niebla que todo lo cubre no es un problema de su exclusividad, pues, al parecer, mucha otra gente también padece la obstaculización visual del paisaje.”.
“En el fondo, mi novela nunca deja de contar esta lucha de amor íntima de esta persona que sólo desea que le dejen ser ella, y amar desde su realidad. Es el viaje de una identidad en proyecto que se le rebela a la moral colectiva”.
-La novela está centrada en la denuncia de una ola de fobias que azota a Europa. ¿Por qué se apasionó por ese tema polémico?
- Creo en la ficción como medio importante para cuestionar los prejuicios que impone la realidad sociopolítica. Esto siempre desde una estética, desde una visión creativa; una vez que el creador tiene resuelto su problema con la escritura, que es su primera función, pienso que debe proponer una realidad paralela, una realidad subversiva desde el punto de vista moral, ético y existencial.
Advierte que en Europa y en Estados Unidos se asoma el declive de un sistema que está agotado, pero, dentro de su desgaste, está viviendo una mutación hacia un funcionamiento virtual de su estructura de dominio. “Me refiero al sistema capitalista. Y los europeos y los estadounidenses son tan víctimas del sistema como el resto del planeta que ellos llaman Tercer Mundo. Lo importante del asunto sería que todos los humanos del planeta entendiéramos que de uno y otro lado vivimos aplastados por un poder global que mediática y financieramente nos divide y nos idiotiza. En el mundo actual, tan esclavo es un trabajador europeo como un trabajador africano. Sólo librándonos de la falsa comodidad que nos alquilan lo entenderemos”.
-¿Está mal Europa con sus fobias?
-Sobre el tema de las fobias en Europa y lo que considero la crisis del sistema de consumo, pienso que el mayor ejemplo de esta crisis lo tenemos en Silvio Berlusconi; el Primer Ministro italiano, con sus simplismos y su ataque a los inmigrantes y a los gitanos, es un digno representante de la poca luz política que hoy existe en naciones que en un pasado dieron grandes pensadores. Si queremos conocer las nuevas voces del pensamiento crítico europeo tendríamos que buscar muy bien en Internet. Ahí está la gente que está dando la batalla por el pensamiento crítico europeo.
La novela es un denso y audaz relato intimista, en cuyas 412 páginas estallan las voces de muchas historias. Ahí, su autor, como un equilibrista, cuenta el viaje de un hombre que no asume su deseo de ser mujer…y desde esa voz transexual nos acerca a muchos otros personajes extraviados en un tren que en realidad es el mundo europeo contemporáneo.
-¿Por qué su novela está centrada en un transexual?
- La transexualidad del personaje central sirve de voz dolida y crítica para mostrar muchas otras voces del mundo. La contemplación cuenta la historia de un transexual abandonado por su pareja; hasta ahí parece una historia de amor, pero, una vez que esta persona se lanza en un tren a recorrer Europa para encontrar a su compañero, dentro de su existencia van a surgir muchas voces, muchas historias. La novela tiene múltiples lecturas, pero, una de ellas podría ser que todas sus voces e historias no son más que la voz y las historias de una persona. Es decir, a veces creo que la novela es el viaje existencial de alguien que nunca se movió de su casa; podría ser que esta persona, en lugar de estar viajando en un tren con destino a la calle 11, estuvo enfrentando una dura batalla con su existencia. Según mi lectura, La contemplación es la metamorfosis de una persona que lucha por cambiar de cuerpo, de existencia.
“El personaje que viaja en el tren con destino a la calle 11, con el objetivo de encontrar a su pareja, se enfrentará a muchas realidades. No le será fácil bajar del tren sin resolver su problema de cuerpo, de existencia. No le será fácil bajar del tren sin enfrentar su necesidad de dejar de ser hombre y convertirse en mujer. En el viaje tropezará con transeúntes que se repiten; un mago que se burla; inmigrantes en fuga; niños que en lugar de juguetes encuentran cadáveres; ciudades uniformes y una extraña niebla que le cubre su vista y al paisaje del camino. Los personajes de La contemplación tienen un problema: ellos miran sin ver. El viajero de la historia va a descubrir que la niebla que todo lo cubre no es un problema de su exclusividad, pues, al parecer, mucha otra gente también padece la obstaculización visual del paisaje.”.
“En el fondo, mi novela nunca deja de contar esta lucha de amor íntima de esta persona que sólo desea que le dejen ser ella, y amar desde su realidad. Es el viaje de una identidad en proyecto que se le rebela a la moral colectiva”.
-La novela está centrada en la denuncia de una ola de fobias que azota a Europa. ¿Por qué se apasionó por ese tema polémico?
- Creo en la ficción como medio importante para cuestionar los prejuicios que impone la realidad sociopolítica. Esto siempre desde una estética, desde una visión creativa; una vez que el creador tiene resuelto su problema con la escritura, que es su primera función, pienso que debe proponer una realidad paralela, una realidad subversiva desde el punto de vista moral, ético y existencial.
Advierte que en Europa y en Estados Unidos se asoma el declive de un sistema que está agotado, pero, dentro de su desgaste, está viviendo una mutación hacia un funcionamiento virtual de su estructura de dominio. “Me refiero al sistema capitalista. Y los europeos y los estadounidenses son tan víctimas del sistema como el resto del planeta que ellos llaman Tercer Mundo. Lo importante del asunto sería que todos los humanos del planeta entendiéramos que de uno y otro lado vivimos aplastados por un poder global que mediática y financieramente nos divide y nos idiotiza. En el mundo actual, tan esclavo es un trabajador europeo como un trabajador africano. Sólo librándonos de la falsa comodidad que nos alquilan lo entenderemos”.
-¿Está mal Europa con sus fobias?
-Sobre el tema de las fobias en Europa y lo que considero la crisis del sistema de consumo, pienso que el mayor ejemplo de esta crisis lo tenemos en Silvio Berlusconi; el Primer Ministro italiano, con sus simplismos y su ataque a los inmigrantes y a los gitanos, es un digno representante de la poca luz política que hoy existe en naciones que en un pasado dieron grandes pensadores. Si queremos conocer las nuevas voces del pensamiento crítico europeo tendríamos que buscar muy bien en Internet. Ahí está la gente que está dando la batalla por el pensamiento crítico europeo.
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