Gracias a la destacada directora y reputada maestra Matilda Corral, además de la institución Gimnasio de Actores, desde el año pasado se ha estado exhibiendo el buen espectáculo No hay barcos en Chacao, en diversos escenarios de Caracas. Es una estremecedora versión venezolana de la pieza Danny and the Deep Blue Sea, autorizada por su autor John Patrick Shanley, lograda además por la impactante participación de los jóvenes comediantes Gabriela Mata y Teo Gutiérrez. Ellos tienen innegables condiciones como para hacer sólidas carreras profesionales, siempre y cuando encuentren las indispensables oportunidades para mostrar sus dotes en elencos profesionales o trabajen concretamente para ello con agrupaciones emergentes, porque así es el dilema existencial de las nuevas generaciones de comediantes en Venezuela.
Danny and the Deep Blue Sea, estrenada durante la temporada de 1984, en Nueva York, donde recibió elogiosos comentarios de Mel Gussow, en The New York Times, quien la comparó, socarronamente, con el guión del filme La bella y la bestia, ha sido convertida ahora en la criolla No hay barcos en Chacao. Es un intento, muy positivo, de Shanley para demostrar que el amor es capaz de domesticar a los más enloquecidos seres humanos, siempre y cuando estos se encuentren y se soporten y sepan caminar juntos, tal como les ocurrió a los venezolanos Roberta y Alejandro, menores de 30 años, quienes se conocieron en un sórdido bar de Altamira Sur, donde se odiaron desde el principio, pero después terminaron tratando de darse afecto y eligiendo vivir una esperanzadora experiencia a pesar de todos los obstáculos iniciales.
No hay barcos en Chacao es la saga de dos personajes nocturnos, quienes en medio del delirio del alcohol y las drogas se entregan a un ejercicio sadomasoquista que culmina en la habitación de ella para entregarse a una desesperada ceremonia amatoria, tras lo cual ambos deciden darle un rotundo cambio a sus existencias y jugarse así esa carta del amor desesperado.
La caraqueña puesta en escena, muy dentro de esa estética y técnica hiperrealista que aquí ha utilizado muy bien el director y autor Ibrahim Guerra, desde los años 80 con su pieza A 2,50 la cuba libre, muestra a dos jóvenes noctámbulos, que han soportado duras experiencias familiares y quienes se encuentran accidentalmente y se entregan, llenos de rabia e indignación, a vivir una nueva oportunidad y tratar así de darle otro rumbo a sus vidas a través de ese hermoso sentimiento que los seres humanos hemos inventado:el amor. Todo esto lo contempla el público sentado en las mesitas del bar “La Cigarra” (Sala Experimental del Celarg), donde se encuentran Roberto y Alejandro, tomando cervezas y comiendo maní, para después pasar a otro mínimo espacio, donde los actores Gabriela Mata y Teo Gutiérrez muestran a sus personajes meno violentos y mas ceñido a las conductas que les impone la especie de los humanos en sus interacciones sexuales.
La directora Matilda Corrales ha reconocido que Shanley “es la inspiración para esta adaptación que hemos hecho desde el Gimnasio de Actores de su obra Danny and the Deep Blue Sea. A él le agradecemos habernos dado el permiso de adaptar y hacer su obra para nuestra presentación y le deseamos muchas felicitaciones por los premios y honores recibidos por su obra La duda (Doubt ), que yo dirigí , el año pasado, con Elba Escobar y Luigi Sciamanna en los roles protagónicos”.
El autor
Danny and the Deep Blue Sea, estrenada durante la temporada de 1984, en Nueva York, donde recibió elogiosos comentarios de Mel Gussow, en The New York Times, quien la comparó, socarronamente, con el guión del filme La bella y la bestia, ha sido convertida ahora en la criolla No hay barcos en Chacao. Es un intento, muy positivo, de Shanley para demostrar que el amor es capaz de domesticar a los más enloquecidos seres humanos, siempre y cuando estos se encuentren y se soporten y sepan caminar juntos, tal como les ocurrió a los venezolanos Roberta y Alejandro, menores de 30 años, quienes se conocieron en un sórdido bar de Altamira Sur, donde se odiaron desde el principio, pero después terminaron tratando de darse afecto y eligiendo vivir una esperanzadora experiencia a pesar de todos los obstáculos iniciales.
No hay barcos en Chacao es la saga de dos personajes nocturnos, quienes en medio del delirio del alcohol y las drogas se entregan a un ejercicio sadomasoquista que culmina en la habitación de ella para entregarse a una desesperada ceremonia amatoria, tras lo cual ambos deciden darle un rotundo cambio a sus existencias y jugarse así esa carta del amor desesperado.
La caraqueña puesta en escena, muy dentro de esa estética y técnica hiperrealista que aquí ha utilizado muy bien el director y autor Ibrahim Guerra, desde los años 80 con su pieza A 2,50 la cuba libre, muestra a dos jóvenes noctámbulos, que han soportado duras experiencias familiares y quienes se encuentran accidentalmente y se entregan, llenos de rabia e indignación, a vivir una nueva oportunidad y tratar así de darle otro rumbo a sus vidas a través de ese hermoso sentimiento que los seres humanos hemos inventado:el amor. Todo esto lo contempla el público sentado en las mesitas del bar “La Cigarra” (Sala Experimental del Celarg), donde se encuentran Roberto y Alejandro, tomando cervezas y comiendo maní, para después pasar a otro mínimo espacio, donde los actores Gabriela Mata y Teo Gutiérrez muestran a sus personajes meno violentos y mas ceñido a las conductas que les impone la especie de los humanos en sus interacciones sexuales.
La directora Matilda Corrales ha reconocido que Shanley “es la inspiración para esta adaptación que hemos hecho desde el Gimnasio de Actores de su obra Danny and the Deep Blue Sea. A él le agradecemos habernos dado el permiso de adaptar y hacer su obra para nuestra presentación y le deseamos muchas felicitaciones por los premios y honores recibidos por su obra La duda (Doubt ), que yo dirigí , el año pasado, con Elba Escobar y Luigi Sciamanna en los roles protagónicos”.
El autor
John Patrick Shanley (Nueva York, 3 de de octubre de 1950) ha recibido excelentes críticas como dramaturgo por diversas obras que se representaron en el off-Broadway (Danny and the Deep Blue Sea, Italian American Reconciliation y Four Dogs and a Bone, entre otras) y también recibió un Oscar por el guión de Moonstruck (Hechizo de luna), protagonizada por Cher, Nicolas Cage, y Olympia Dukakis.
En 2004, su obra de teatro Doubt recibió la aclamación unánime de la crítica del off-Broadway; se representó en el Manhattan Theater Club, y se convirtió en la primera obra de Shanley en saltar a Broadway. Se llevó todos los grandes premios de ese año
No hay comentarios.:
Publicar un comentario