El periodista es traicionado por su amigo y una organización criminal lo secuestra creyéndolo hijo de una familia de millonarios, porque en Facebook apareció posando con una supuesta avioneta de su padres; el fracasado asesinato de un médico dueño de una clínica, porque sus “amorosas” esposa y suegra querían meterle mano a la jugosa herencia, y la nada misteriosa muerte de una potentada dama de 99 años a manos de un sicario comisionado por sus ambiciosos herederos, quienes a su vez perecen envenenados, son historias de la vida venezolana que fueron publicitadas, respectivamente, en los medios de comunicación, durante las últimas semanas.
Los tres sucesos tienen como denominador común o telón de fondo a una misma y desmesurada pasión de sus desalmados protagonistas por sumas millonarias en bolívares o en dólares, lo cual, al parecer, es lo único que seduce a un grueso sector de habitantes de este país bicentenario. Un deleznable conjunto que considera la amistad y el amor como “cursilerías pasadas de moda”, sentimientos que “no producen réditos cuantificables” y lo único que pretende por ahora es hacer posible y disfrutar de esa “vida loca”, tal como lo canta Ricky Martín.
Pero todo no está perdido en la patria de Bolívar, Miranda, Páez y Zamora. Las autoridades policiales descubrieron, en tiempo récord, el enredado secuestro del fablistán y los pormenores del fracasado asesinato del que se salvó aquel galeno, ya que el caso de la difunta ancianita no es otra cosa que el rocambolesco argumento de Ciertas condiciones aplican, obra del autor venezolano Javier Vidal Pradas (Barcelona, España, 23 de abril de 1953), cuya correcta y sobria dirección ha sido resuelta por Moisés Guevara y apuntalada con las acertadas actuaciones de un lujoso elenco, donde los mayores aplausos se los llevan Antonio Delli y José Miguel Dao.
Sin embargo, los espectadores, que ponderen ese espectáculo, de viernes a domingo en el Teatro Trasnocho, sí podrán preguntarse cuántos millonarios o millonarias han fallecido a manos del hampa por solicitud de sus ambiciosos familiares, dentro de esa siniestra realidad parateatral que todavía registran los medios de comunicación.
Artista a carta cabal
Los tres sucesos tienen como denominador común o telón de fondo a una misma y desmesurada pasión de sus desalmados protagonistas por sumas millonarias en bolívares o en dólares, lo cual, al parecer, es lo único que seduce a un grueso sector de habitantes de este país bicentenario. Un deleznable conjunto que considera la amistad y el amor como “cursilerías pasadas de moda”, sentimientos que “no producen réditos cuantificables” y lo único que pretende por ahora es hacer posible y disfrutar de esa “vida loca”, tal como lo canta Ricky Martín.
Pero todo no está perdido en la patria de Bolívar, Miranda, Páez y Zamora. Las autoridades policiales descubrieron, en tiempo récord, el enredado secuestro del fablistán y los pormenores del fracasado asesinato del que se salvó aquel galeno, ya que el caso de la difunta ancianita no es otra cosa que el rocambolesco argumento de Ciertas condiciones aplican, obra del autor venezolano Javier Vidal Pradas (Barcelona, España, 23 de abril de 1953), cuya correcta y sobria dirección ha sido resuelta por Moisés Guevara y apuntalada con las acertadas actuaciones de un lujoso elenco, donde los mayores aplausos se los llevan Antonio Delli y José Miguel Dao.
Sin embargo, los espectadores, que ponderen ese espectáculo, de viernes a domingo en el Teatro Trasnocho, sí podrán preguntarse cuántos millonarios o millonarias han fallecido a manos del hampa por solicitud de sus ambiciosos familiares, dentro de esa siniestra realidad parateatral que todavía registran los medios de comunicación.
Artista a carta cabal
No ha sido precisamente privada la vida de Javier Vidal Pradas. Desde los años 70 se encargó de no ocultar ni callar nada, porque su primer oficio como actor lo expuso ante los insaciables ojos del público y de los lectores curiosos porque además se graduó de periodista y dio el salto para caer vertical y con éxito en múltiples escenarios de donde no ha salido jamás. Sin embargo, el otrora “niño terrible”, ya cuenta 57 años, es precisamente quien ahora reconoce que el tiempo ha pasado y ha sido en bien. Está casado y es padre de un varón y una hembra quienes prolongarán al clan Vidal Restifo. Y como consecuencia de todo lo vivido es que le estrenan esta pieza, la decimosexta.
Radiografía social
Ciertas condiciones aplican es una osada comedia sobre la muerte y la violencia en Venezuela, que se complementa con “C.I.N.K.O”, otra obra que escribiera hace 10 años. Es una radiografía social de tres nietos que se reúnen en el salón VIP de una funeraria, mientras velan a la abuela multimillonaria, brutalmente asesinada por encargo, mientras recorría la ciudad con su lujoso “rojo rojito” BMW. Ahí, en siniestro conclave, conspiran: un banquero dipsómano y poco escrupuloso y su trágica esposa, un rezagado sobreviviente de los cambios políticos, una rockera anacrónica de la Unión Europea y un evangelista impostor, al estilo del molieresco Tartufo. Todo ese argumento se mezcla con un perrito faldero, muchas infusiones de té, estupefacientes, ropa de marca, encajes, Prosac, Vicodim y algo de cianuro para el sorprendente colofón.
Es una comedia costumbrista y su metáfora es una burla descarnada y descarada de la sociedad venezolana y en especial su burguesía. Una crítica que cualquier intelectual puede manifestar y asumir, sin estar necesariamente afiliado a grupos políticos. Repudiar la inmoralidad es ya un gesto revolucionario y más si se trata de un artista nada complaciente. No es una pieza banal, sino todo lo contrario. Agresiva contra una casta dominante, aunque, tal como están las cosas allende el teatro, luce decadente y en proceso de sustitución por otra. Pero dejemos la lectura de su metamensaje a los espectadores.
Guardando las distancias, aquí Javier Vidal Pradas juega a ser el Moliere venezolano, por la agudeza de su texto, la ironía que destilan sus personajes y las típicas situaciones de una familia en avanzada descomposición moral. Es sin lugar a dudas la más comedia más impactante y la más guerrillera de su producción dramatúrgica, que inició con Eclipse en la casa grande (1979).
Espectáculo coral
Sigue, pacientemente, Moisés Guevara desarrollando su oficio de director, el cual alterna con la nada fácil gerencia artística del Trasnocho Cultural. Aquí luce menos audaz con la puesta en escena, más de salón y centrada en un bien movido juego coral con sus actores, haciendo énfasis en los personajes grotescos, como el tartufesco Octavio (Dao) y la patética Nacha (Julie), quienes confiscan la risa del espectáculo, y deja la tensión dramática en voces y gestos de Iván (Antonio), Kristina (Hilda) y Claudio (Gerardo). No es nada fácil llevar a buen puerto una pieza estática como ésta, de personajes enclaustrados y haciéndose daño cual mapanares en una maleta de armiño amarillo.
Ficha artística
Obra: Ciertas condiciones aplican. Autor: Javier Vidal Prada. Elenco: Antonio Delli, Gerardo Soto, Hilda Abrahams, Julie Restifo y José Miguel Dao. Escenografía: Fernando Calzadilla. Música Incidental: Enrique Bravo. Producción de campo; Carmen Jiménez y Kleyverth González. Producción general: Margarita Lamas para MJM Producciones. Dirección general: Moisés Guevara.
Radiografía social
Ciertas condiciones aplican es una osada comedia sobre la muerte y la violencia en Venezuela, que se complementa con “C.I.N.K.O”, otra obra que escribiera hace 10 años. Es una radiografía social de tres nietos que se reúnen en el salón VIP de una funeraria, mientras velan a la abuela multimillonaria, brutalmente asesinada por encargo, mientras recorría la ciudad con su lujoso “rojo rojito” BMW. Ahí, en siniestro conclave, conspiran: un banquero dipsómano y poco escrupuloso y su trágica esposa, un rezagado sobreviviente de los cambios políticos, una rockera anacrónica de la Unión Europea y un evangelista impostor, al estilo del molieresco Tartufo. Todo ese argumento se mezcla con un perrito faldero, muchas infusiones de té, estupefacientes, ropa de marca, encajes, Prosac, Vicodim y algo de cianuro para el sorprendente colofón.
Es una comedia costumbrista y su metáfora es una burla descarnada y descarada de la sociedad venezolana y en especial su burguesía. Una crítica que cualquier intelectual puede manifestar y asumir, sin estar necesariamente afiliado a grupos políticos. Repudiar la inmoralidad es ya un gesto revolucionario y más si se trata de un artista nada complaciente. No es una pieza banal, sino todo lo contrario. Agresiva contra una casta dominante, aunque, tal como están las cosas allende el teatro, luce decadente y en proceso de sustitución por otra. Pero dejemos la lectura de su metamensaje a los espectadores.
Guardando las distancias, aquí Javier Vidal Pradas juega a ser el Moliere venezolano, por la agudeza de su texto, la ironía que destilan sus personajes y las típicas situaciones de una familia en avanzada descomposición moral. Es sin lugar a dudas la más comedia más impactante y la más guerrillera de su producción dramatúrgica, que inició con Eclipse en la casa grande (1979).
Espectáculo coral
Sigue, pacientemente, Moisés Guevara desarrollando su oficio de director, el cual alterna con la nada fácil gerencia artística del Trasnocho Cultural. Aquí luce menos audaz con la puesta en escena, más de salón y centrada en un bien movido juego coral con sus actores, haciendo énfasis en los personajes grotescos, como el tartufesco Octavio (Dao) y la patética Nacha (Julie), quienes confiscan la risa del espectáculo, y deja la tensión dramática en voces y gestos de Iván (Antonio), Kristina (Hilda) y Claudio (Gerardo). No es nada fácil llevar a buen puerto una pieza estática como ésta, de personajes enclaustrados y haciéndose daño cual mapanares en una maleta de armiño amarillo.
Ficha artística
Obra: Ciertas condiciones aplican. Autor: Javier Vidal Prada. Elenco: Antonio Delli, Gerardo Soto, Hilda Abrahams, Julie Restifo y José Miguel Dao. Escenografía: Fernando Calzadilla. Música Incidental: Enrique Bravo. Producción de campo; Carmen Jiménez y Kleyverth González. Producción general: Margarita Lamas para MJM Producciones. Dirección general: Moisés Guevara.
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