La saga de Rajatabla es vital para analizar contenidos y estéticas de las últimas cuatro décadas artísticas de Venezuela. Ahí están sus 118 montajes, 22 talleres de formación actoral, dos concursos de dramaturgia y producción de las mejores obras, además de la fina organización de 14 Festivales Internacionales de Teatro de Caracas (1973-2006). Todo comenzó aquel 28 de febrero de 1971, cuando exhibió Tu país está feliz, poemario de Antonio Miranda, musicalizado y teatralizado por Xulio Formoso y Carlos Giménez, respectivamente, en la sala que Carlos Raúl Villanueva construyó para el Ateneo de Caracas.
Rajatabla o Arlequín o Los goliardos fueron los nombres barajados para el inicial Taller Experimental de Teatro del Ateneo de Caracas, creado a instancias de María Teresa Castillo. Después de sus montajes Tu país está feliz y y cuando exhibió Venezuela tuya, de Luis Brito García, oficializo la denominación que hasta ahora ha utilizado, la cual además fue propuesta por el director Enrique Porte, muerto en los años 90, una víctima más de “la década negra”.
Comenzó así una fantástica performance de creaciones escénicas que estremecieron a Caracas y las ciudades a donde actuaron Giménez y su elenco de latinoamericanos. Como los seres humanos y sus proezas culturales son de la misma materia de los sueños, la institución declinó tras la muerte de su fundador y esteta (27 de marzo de 1993), pero ha sobrevivido hasta cumplir 40 años por la firmeza del actor capitán Francisco Alfaro para mantener el rumbo de la nao.
También destaca Rajatabla por su habilidad para obtener aportes financieros del Estado y el sector privado. CAP le dio un subsidio en 1974 y al culminar la temporada 2010 eran 140 mil bolívares anuales, insuficientes para una nomina de 15 trabajadores, por lo que ahora pasan más trabajos que ratón en ferretería, pero la agrupación no cierra todavía. En 1984 dejó de ser apéndice del Ateneo de Caracas y se transformo en una fundación, a instancias de Miguel Henrique Otero Castillo. Actualmente comparte los espacios del edificio sede con Unearte.
Festejó Rajatabla sus cuatro décadas con tres espectáculos: el estremecedor y de total vigencia Trastos viejos de Javier Vidal, que hizo temporada en la sala Escena 8; el onírico Mi reino por un sueño de José Antonio Barrios, actualmente en su sede, y exhibió Tu país está feliz durante tres noches en la sala 1 del Celarg, plausible reposición del original que hizo Giménez y la cual ahora ha firmado José Domínguez. Una tripleta que demuestra la capacidad de producción y de bagaje histriónico con veteranas y nuevas generaciones actorales.
Rajatabla volvió a montar Tu país está feliz para exaltar a los ausentes y hacerlo conocer a las audiencias del 2011, porque necesita que lo acompañen en los próximos proyectos, además revisó textos y poemas y se dio cuenta que tienen vigencia absoluta por su canto de protesta y rebeldía.
Vimos Tu país está feliz, un híbrido de recital poético, con actos actuados, endemoniado ritmo escénico, música pegajosa y textos preñados con consignas revolucionarias y esa versión caribeña de la rebelión francesa de 1968. Para rematar hay un fugaz desnudo colectivo. En esta oportunidad el elenco estaba conformado por Indira Jiménez, Rafael Marrero, Rossana Hernández, Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Jean Carlos Rodríguez, Jean Franco de Marchi, Eliana Terán Scarpati y Sarai Pérez. En la guitarra Jean Paúl Bozo y en la batería Roger Ramírez.
¡Nunca debemos olvidar que el teatro es el barómetro de un país, como lo enseñó Federico García Lorca y lo repetía constantemente Carlos Giménez!
Rajatabla o Arlequín o Los goliardos fueron los nombres barajados para el inicial Taller Experimental de Teatro del Ateneo de Caracas, creado a instancias de María Teresa Castillo. Después de sus montajes Tu país está feliz y y cuando exhibió Venezuela tuya, de Luis Brito García, oficializo la denominación que hasta ahora ha utilizado, la cual además fue propuesta por el director Enrique Porte, muerto en los años 90, una víctima más de “la década negra”.
Comenzó así una fantástica performance de creaciones escénicas que estremecieron a Caracas y las ciudades a donde actuaron Giménez y su elenco de latinoamericanos. Como los seres humanos y sus proezas culturales son de la misma materia de los sueños, la institución declinó tras la muerte de su fundador y esteta (27 de marzo de 1993), pero ha sobrevivido hasta cumplir 40 años por la firmeza del actor capitán Francisco Alfaro para mantener el rumbo de la nao.
También destaca Rajatabla por su habilidad para obtener aportes financieros del Estado y el sector privado. CAP le dio un subsidio en 1974 y al culminar la temporada 2010 eran 140 mil bolívares anuales, insuficientes para una nomina de 15 trabajadores, por lo que ahora pasan más trabajos que ratón en ferretería, pero la agrupación no cierra todavía. En 1984 dejó de ser apéndice del Ateneo de Caracas y se transformo en una fundación, a instancias de Miguel Henrique Otero Castillo. Actualmente comparte los espacios del edificio sede con Unearte.
Festejó Rajatabla sus cuatro décadas con tres espectáculos: el estremecedor y de total vigencia Trastos viejos de Javier Vidal, que hizo temporada en la sala Escena 8; el onírico Mi reino por un sueño de José Antonio Barrios, actualmente en su sede, y exhibió Tu país está feliz durante tres noches en la sala 1 del Celarg, plausible reposición del original que hizo Giménez y la cual ahora ha firmado José Domínguez. Una tripleta que demuestra la capacidad de producción y de bagaje histriónico con veteranas y nuevas generaciones actorales.
Rajatabla volvió a montar Tu país está feliz para exaltar a los ausentes y hacerlo conocer a las audiencias del 2011, porque necesita que lo acompañen en los próximos proyectos, además revisó textos y poemas y se dio cuenta que tienen vigencia absoluta por su canto de protesta y rebeldía.
Vimos Tu país está feliz, un híbrido de recital poético, con actos actuados, endemoniado ritmo escénico, música pegajosa y textos preñados con consignas revolucionarias y esa versión caribeña de la rebelión francesa de 1968. Para rematar hay un fugaz desnudo colectivo. En esta oportunidad el elenco estaba conformado por Indira Jiménez, Rafael Marrero, Rossana Hernández, Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Jean Carlos Rodríguez, Jean Franco de Marchi, Eliana Terán Scarpati y Sarai Pérez. En la guitarra Jean Paúl Bozo y en la batería Roger Ramírez.
¡Nunca debemos olvidar que el teatro es el barómetro de un país, como lo enseñó Federico García Lorca y lo repetía constantemente Carlos Giménez!
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