Desde la temporada 2006 está en escena con su unipersonal No eres tú ¡Soy yo! Ahí Luis Fernández (43 años) ha mostrado y desarrollado su histrionismo para dar al variopinto público una variedad de teatro terapéutico sobre diversas facetas de la vida sentimental, además de la erótica, de hombres y mujeres. Cinco años en cartelera con consecuentes audiencias demuestran que su discurso respetuoso para todas las edades atrapa a los deseosos de conocer o ampliar su información sobre las relaciones de pareja y otras “menudencias”.
Su humor es cerebral, sin estridencias y respetando –mayúsculo detalle- todas las conductas sexuales. Así lo vimos nosotros y así ha permanecido, aderezado con los cambios que dan la experiencia escénica y el contacto de los públicos.
Y por si fuera poco está desposado con Mimi Lazo y ambos mantienen una vigorosa productora de espectáculos, la cual da empleo a muchos actrices y actores, al tiempo que entretienen a miles de espectadores con piezas como A 2,50 la cubalibre y El aplauso va por dentro.
También es puestista audaz, pero básicamente es actor intelectual que siempre mora en un escenario, como lo mostró con su memorable caracterización del maestro de ceremonias gay semita en el musical Cabaret. Edita una revista erótica y escribe finamente un blog donde aborda temas de mucha actualidad, como la crianza de un niño gay, etcétera.
Y para compartir o quitarle espectadores a Fernández, existe Luis Chataing (44 años), otro “monstruo” escénico. Laborioso artista que hizo 156 funciones, a lo largo de 18 meses y contabilizó 140 mil espectadores, con su monólogo Ahora me toca a mí, además de realizar una gira nacional, consumar varias salidas al exterior y finalmente “quemar” un DVD para quienes no pudieron disfrutarlo en vivo o para la historia.
Confieso que nunca nos atrajo Ahora me toca a mí. No obstante, la tentación de comprobar ese talento actoral capaz de atrapar a un sector del público, nos hizo aceptar la invitación de la empresaria Jorgita Rodríguez para ver Si me permiten, su nueva performance.
No nos gusta el cortometraje introductorio del espectáculo, bobísima entrevista a sus amigos notables para robarles una opinión sobre su nuevo trabajo que le consume la vida. Resulta aburrido por lo falso y por el egotismo que mana de la pantalla, capaz de espantar al más entusiasta espectador.
Lamento no haber antes evaluado Ahora me toca a mí para ponderar mucho más el nuevo show de Chataing, todo un actor capaz de hacer cualquier rol que le ofrezcan, con paciencia y memoria, quien ha escogido el camino sinuoso del humorismo.
Chataing con Si me permiten plasma su versión de los acontecimientos que rodean a los venezolanos y revela anécdotas infantiles combinadas con naturales temores humanos. Mete la uña a los politicastros pero sin cruzar la raya amarilla. Todo eso construido con irónico humor cotidiano.
Creo que es una versión criolla de Mario Moreno. Usa rostro y su cuerpo cual lo haría Cantinflas y hace reír aunque sus palabras no sean trascendentes.
¡El crítico de las mil cabezas elige entre estos Luises!
Su humor es cerebral, sin estridencias y respetando –mayúsculo detalle- todas las conductas sexuales. Así lo vimos nosotros y así ha permanecido, aderezado con los cambios que dan la experiencia escénica y el contacto de los públicos.
Y por si fuera poco está desposado con Mimi Lazo y ambos mantienen una vigorosa productora de espectáculos, la cual da empleo a muchos actrices y actores, al tiempo que entretienen a miles de espectadores con piezas como A 2,50 la cubalibre y El aplauso va por dentro.
También es puestista audaz, pero básicamente es actor intelectual que siempre mora en un escenario, como lo mostró con su memorable caracterización del maestro de ceremonias gay semita en el musical Cabaret. Edita una revista erótica y escribe finamente un blog donde aborda temas de mucha actualidad, como la crianza de un niño gay, etcétera.
Y para compartir o quitarle espectadores a Fernández, existe Luis Chataing (44 años), otro “monstruo” escénico. Laborioso artista que hizo 156 funciones, a lo largo de 18 meses y contabilizó 140 mil espectadores, con su monólogo Ahora me toca a mí, además de realizar una gira nacional, consumar varias salidas al exterior y finalmente “quemar” un DVD para quienes no pudieron disfrutarlo en vivo o para la historia.
Confieso que nunca nos atrajo Ahora me toca a mí. No obstante, la tentación de comprobar ese talento actoral capaz de atrapar a un sector del público, nos hizo aceptar la invitación de la empresaria Jorgita Rodríguez para ver Si me permiten, su nueva performance.
No nos gusta el cortometraje introductorio del espectáculo, bobísima entrevista a sus amigos notables para robarles una opinión sobre su nuevo trabajo que le consume la vida. Resulta aburrido por lo falso y por el egotismo que mana de la pantalla, capaz de espantar al más entusiasta espectador.
Lamento no haber antes evaluado Ahora me toca a mí para ponderar mucho más el nuevo show de Chataing, todo un actor capaz de hacer cualquier rol que le ofrezcan, con paciencia y memoria, quien ha escogido el camino sinuoso del humorismo.
Chataing con Si me permiten plasma su versión de los acontecimientos que rodean a los venezolanos y revela anécdotas infantiles combinadas con naturales temores humanos. Mete la uña a los politicastros pero sin cruzar la raya amarilla. Todo eso construido con irónico humor cotidiano.
Creo que es una versión criolla de Mario Moreno. Usa rostro y su cuerpo cual lo haría Cantinflas y hace reír aunque sus palabras no sean trascendentes.
¡El crítico de las mil cabezas elige entre estos Luises!
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