La maleta es
un dramático y aleccionador espectáculo, en clave de comedia, el cual propone una
severa revisión de los derechos humanos de los integrantes del matrimonio,
quienes claudican libertades y se amarran a votos que solo favorecen al varón, en
nombre del amor. Con fina producción lo presenta Cristina Neufeld en la sala
Humboldt de San Bernardino, según pulcra y creativa dirección de Moisés Guevara
y conmovedoras actuaciones de Javier Vidal (Osvaldo), Beba Rojas (Luisa) y
Elvis Chaveinte (Horacio).
Su
autor Julio Mauricio (Buenos Aires, 1919-1991) la estrenó en 1969 como La
valija para exhibir unos
seres que se aman profundamente pero están incapacitados para demostrarlo,
hasta que el joven Horacio, estimulado por la bella madurez de Luisa,
interviene y genera la crisis que los lleva al borde de la ruptura.
La
versión caraqueña de La maleta acentúa
la soledad de la mujer ya encaminada hacia una pérdida del amor inicial y lo
demuestra con su relación sexual desenfrenada con el muchacho, tras lo cual llega
la reacción de Osvaldo, quien, como macho herido, anuncia de inmediato la
ruptura matrimonial...y exige la maleta para huir del hogar, pero no hace nada
porque afronta una compleja crisis en su trabajo y no es capaz de soportar los
dos conflictos simultáneamente...¡y cierra en desgarrado final para que el
público lo resuelva…!
No da consejos La maleta, pero sí advierte como la sociedad sí desestabiliza a las parejas porque es
inflexible en sus exigencias a cada uno de los miembros del hogar y no ofrece
terapias para sanar el natural fastidio existencial, mientras la TV, el cine y las redes sociales hacen
ofertas basadas en los cuernos matrimoniales, aunque algunos teatros proponen conductas
modestas e incitan a que resuelvan sus humanas necesidades con mutuos
sacrificios.
El
director Guevara cuida hasta lo máximo para que los actores vivan sus roles
reposadamente; sabe que su espectáculo es cómico para el público, pero
dramático en escena. Así, pues, Osvaldo es hombre del siglo XXI que desafía la
soledad porque no quiere morirse antes de tiempo; mientras Lucía defiende sus
derechos humanos y se arriesga, al tiempo que Horacio es otro gran romántico
fuera de época. ¡No es teatro frívolo sino lo contrario!
Y sobre
la infidelidad y las razones o sin razones de la misma, como lo aborda La
maleta, la respetable escritora Isabel Rivero, en su artículo Infidelidad femenina
(pág. 32, Últimas Noticias,
26.5.2012), admite que hace dos años hablar de deslealtad por parte de
la hembra era tabú, pero en el presente, “ser infiel no es un asunto de género
sexual, pero parece que todavía las razones para serlo que cada uno tiene
siguen siendo diferentes”. Y puntualiza que, “cuando las emociones han cambiado
del amor al desamor, es mejor hablar con sinceridad antes que lastimar a quien
ha vivido y mucho compartido durante un tiempo considerable para, si no hay
solución, dejarle la puerta abierta...”.
¿El
teatro copia la vida o es su espejo?
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