Gladys Prince.
La venezolana Gladys
Prince, destacada primera actriz vive,lucha y trabaja en Bogotá y desde allá nos cuenta que le pasó
lo que nunca jamás pensó que le iba a pasar: "Vivir fuera de mi país. Lo que les ha
pasado a muchos y aunque en algún punto coincidimos con la principal razón para
emigrar: la crisis en nuestra amada Venezuela, pero a veces también prevalecen
razones personales que te llevan a salir de tu casa, de tu mundo ya creado,
alejarte de tu familia y salir afuera a
reinventarte la vida”.
. “Ya tenía pensado
salir fuera de Venezuela y dejar atrás el pasado triste que en menos de tres
años me tocó vivir. Aunque los recuerdos viven en la piel, el cambiar de
espacio geográfico ayuda. Mi primer golpe bajo fue la partida de mi hijo amado
con su esposa a vivir a Australia. Me atiborre de trabajo un poco para no
abandonarme en pensamientos malsanos y sentimientos encontrados. Preferí que
estuviera afuera, vivo, y apostando a su vida como cualquier joven y no a expensas
del hampa y del maltrato. De paso, ya lo habían atracado varias veces”.
“El segundo golpe
fue el asesinato de mi amiga y productora Jacky. Y cuento esto porque lo viví y
me responsabilizo por ello. Ese mismo día me despertó una voz diciéndome: ¿Qué estas
esperando? Debes irte ahora es el momento. No pude precisar quien me enviaba
ese mensaje pero me sonó toda la mañana.
Ese día trabajábamos en la obra de Román Chalbaud, En la palma de tu mano, en donde mi querida Jacky hacia la
producción. No tuve tiempo de contarle a Jacky lo de la voz. Al mediodía
decidimos ir a almorzar juntas, pero finalmente no nos pusimos de acuerdo y nos
despedimos frente a la residencia Sans Souci, hasta que al rato me entere de su
muerte. Luego mi padre enfermo y en una noche de luna llena, partió. Luego mi madre también enfermo, pude, gracias
a Dios dedicarme a cuidarla y también se fue”.
“Me sentí muy
desolada y al tiempo mi hijo me comunico que sería muy difícil volver a
Venezuela por lo costoso del pasaje y por otro lado yo tampoco lo imaginaba
allá en medio de tanta incertidumbre. A pesar de que mis hermanos están aún en Venezuela, batallando, necesito acercarme más a mi hijo y
experimentar en otro lugar. Ya había hecho
un viaje de reconocimiento a Bogotá y mi cuerpo y mi espíritu se había sentido
bien. Así que, a pesar de todas las incomodidades
y sentimientos encontrados, decidí venirme a Bogotá”.
¿Cómo tomó tal decisión?
Tome la decisión con alegría y con la
certeza de que sería feliz, aun sabiendo que no llevaba mucho dinero, que no
tenía trabajo alguno, que nadie me esperaba, pero si me llevaba mis proyectos,
mi trayectoria, mi talento y mis sueños. Hubo gente que dudó de mi decisión
porque ya no soy tan joven, pero mi espíritu es libre, y no tiene edad.
¿Satisfecha?
Sí, sin duda. Hizo bien a mi corazón y vivo día a día como
si fuera una aventura, con altos y bajos, pero el vivo. Prefiero probar lo que
han vivido muchos jóvenes, incluyendo a mi hijo, fuera de casa a no vivirlo.
Estar lejos de Venezuela a veces me entristece, pero tengo una casa dentro de
mí que es la que me da fortaleza para seguir. Y aquí estoy, en la hermosa
Bogotá y más cerca de mi amado Joshua, que dentro de poco cumpliremos tres años
sin abrazarnos.
¿La han tratado bien?
Si, muy bien, gracias a Dios. En mi
casa en Chacaíto siempre ayude y trate muy bien a muchas personas, me imagino
que eso se me ha devuelto. Desde hace años tengo amigos colombianos y la
palabra xenofobia no se me ha aparecido por ningún lado. Y si llega a aparecer el problema no es mío. A
los 8 días de haber llegado a Bogotá, una hermosa venezolana, Johana Morales,
me dio la oportunidad de un casting. Lo
hice y gracias a Dios quedé en la serie La
ley del corazón 2 haciendo la madre de la bella y talentosa venezolana Coraima
Torres. Firme un contrato por varios capítulos con la agencia: Valencia Talento
Groups. Luego viaje a Medellín a grabar
un corto con venezolanos talentosos que viven en Canadá pero que decidieron
filmar en Colombia para reunirse con la familia con la que tenían seis años que
no se veían. Aquí se usa mucho los casting grabados, es decir que los puedes
grabar hasta en tu habitación. Lo envías por whatsapp y listo.
¿Cómo ha sido la adaptación?
Bien, porque me gusta el clima,
aunque variable, me gusta la gente a mí alrededor, tantos colombianos como
venezolanos, me han tratado muy bien, con mucho cariño y respeto. Claro, me
vine con mi corazón abierto al amor. Y la gente lo siente.
¿Qué planes tiene ahora?
Por el momento cumplir con los
compromisos ya adquiridos. En principio estrenar, el próximo martes 9 de abril, la obra
Se vende, sobre el cáncer. La autora
es de una joven también de mi tierra, Punto Fijo, Iryan López, actuada por
Aseret Prado e Iryan. Nos apoyan amigos colombianos y venezolanos y pronto haremos un ensayo general con público
para amigos y para fundaciones del cáncer. Esto se hará en el Teatro Bernardo
Romero, CICA, en donde la Directora del Teatro, María Eugenia Penagos nos abrió
las puertas de su teatro con amor. Conseguir la posibilidad de montar mi
monologo también sobre el cáncer, Me llaman la celu, y un trabajo hermoso
que estoy haciendo con el director colombiano Humberto Torres y mi querida
amiga Verónica Cortéz, que más adelante te diré de que trata la obra título y teatro en donde la vamos a estrenar.
¿Cómo fue lo de ese primer montaje que mostró en Bogotá y cuando tiempo
durará?
Fue un poco difícil porque creo que
nos adelantamos al tiempo que hace falta para conocer más como se manejan las
cosas en este país, ganarnos la confianza de gente del medio, eso lleva tiempo.
No estamos en nuestra zona de confort.,
no tenemos los patrocinios. No es
tan fácil porque no tenemos historia teatral aquí, pero sin embargo, el tema
del fútbol en mi obra infantil aquí
funciona muy bien. En Venezuela se llamaba La
casa de mis sueños pero aquí por sugerencia de nuestra productora Greisis
Leal le cambiamos el nombre y ahora se llama: El gol de mis sueños. Nos dieron sala para estrenar y hacer solo
una función y de allí venderla a los colegios, eventos corporativos. Aquí las
temporadas son cortas, hay tanto teatros y tanta diversidad que aquí las
temporadas suelen ser más cortas. Dicho en pocas palabras: sigo haciendo goles
para vivir del teatro. ¡Viva Venezuela…carajo!
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