Un espectaculo que dice muchas cosas. |
Ha terminado la octava entrega del
Festival Internacional de Teatro de Caracas con sus 91 funciones realizadas sin
vacilaciones por 12 agrupaciones foráneas y una treintena de elencos criollos,
además de una programación especial con una cuarentena de espectáculos para
niños.
Fue imposible ver todo lo que ahí se
programó, por lo cual hicimos una selección muy peculiar y por eso hoy nos
centramos en el montaje de la comedia grotesca argentina La nonna, una pulcra producción de la Compañía Regional de Teatro
de Portuguesa, institución que lleva casi 30 años de labores útiles para el
desarrollo de las artes escénicas en su región y en toda Venezuela.
Sobre La nonna de Roberto Cossa,
versionada, dirigida y protagonizada por Aníbal Grunn, hay que puntualizar que ya
hizo una temporada de seis semanas en el Complejo Teatral de Occidente Herman
Lejter, en Guanare. Y es posible que durante el venidero mes de julio tenga una
temporada especial en el teatro Alberto de Paz y Mateos, donde además se mostró
dentro de la programación del 8FITC.
La nonna es una tragicomedia del argentino Roberto Cossa, que se
publicó en 1979 aunque se estrenó el 12 de agosto de 1977 en el teatro La Salle
de Buenos Aires. Se trata de una de las obras más trascendentales del teatro
argentino del siglo XX, la cual fue estrenada durante un período caracterizado
por la inestabilidad política y social en ese país. Al contrario de la suerte
que han sufrido otras obras escritas bajo algún tipo de censura, La
nonna supo salvar esa barrera gracias a su estilo simbólico y
reflexivo, en el que subyace su carga crítica, y además consiguió una gran
acogida en las representaciones que se realizaron de ella. Es, pues, una pieza
teatral de gran transcendencia. En Argentina y otros países de Latinoamérica
sigue representándose. Se ha traducido al inglés, el alemán y el francés
Grunn apunta que Roberto Cossa
(Buenos Aires, 30 de noviembre de 1934), líder de una generación de dramaturgos
realistas, tiene en su haber piezas como Nuestro fin de semana, El
viejo criado, Tute cabrero, Ya nadie recuerda a Frederick
Chopin y Yepeto, además de La nonna. Es de los
que predica “que hay que hacer un espectáculo que haga reflexionar pero nunca
aburrir, porque un espectáculo bello, que trate el tema del amor, puede hacer
reflexionar tanto como un teatro político".
La nonna es el mejor ejemplo del teatro que entretiene y al mismo tiempo
enseña lo que no conviene hacer, lo que es nefasto para el colectivo y mucho
más cuando la situación socioeconómica ha llegado al límite. La nonna, que es
un modelo del grotesco argentino, fue un arma contra la dictadura militar de los años 70, por su discurso disfrazado con
un juego escénico centrado en los siete miembros de una familia bonaerense, de
procedencia italiana, quienes luchan desesperadamente para la sobrevivencia en
medio de un contexto deprimido y con severa represión de las autoridades. Era
una parábola obvia, donde la nonna (la abuela) era el Estado devorador que
pretendía digerirse a todo un país, cosa que finalmente no ocurrió porque los
malos también pierden, como diría mi tatarabuela.
Es patético ver a esos siete
inmigrantes que luchan lo indecible para la supervivencia cotidiana en medio de
una sociedad hostil, pero no todos los hacen con dignidad, ni cuentan con
suerte, mientras que unos se prostituyen y los otros practican el
individualismo exacerbado, mientras que a la más vieja de ellos, la nonna sólo
le interesa comer y comer, mientras se van muriendo cada uno de sus parientes,
sin importarle el resto de la familia. Una muestra de que el capitalismo no es
nada humanista y que eso consigue la destrucción del género humano. Y eso
ocurre en cualquier sistema político que use el poder del Estado para abusar de
los ciudadanos y tenerlos únicamente para su beneficio personal.
Grunn para darle mayor verismo
a su espectáculo equiparó a los personajes con cada uno de los siete pecados
capitales y así obtuvo una redonda y alucinante puesta en escena, gracias a que
los comediantes tenían esa conducta o formato para componer su rol. La nonna es
Aníbal Grunn en una conmovedora gula, acompañado por Mercy Mendoza, Evis
Cuellar, Emilger Arroyo, Wilfredo Peraza, Giuseppi Fischetti y Carlos Moreno en
sus roles pertenecientes a la ira, la pereza, la envidia, la soberbia, la
lujuria y la avaricia.
La nonna también fue llevada al cine en 1979
por el director argentino Héctor Olivera. El guión fue escrito por Roberto
Cossa y el papel protagónico fue interpretado por Pepe Soriano. Dicha
cinta ganó el premio Chacabuco en 2003, en Mar del Plata.
La obra, que se
desarrolla en la década de los 70 en Argentina, teniendo como protagonista
a una familia de clase trabajadora y pobre, no es más que una muestra y ejemplo
de la realidad de aquel momento con personajes arquetípicos que representan a
toda una sociedad que lucha por salir adelante. El problema de esa familia es
la nonna, la abuela, cuyo apetito insaciable obliga a todos los miembros a
tener que trabajar más y más, y buscar medidas desesperadas y al límite de la
razón para sobrevivir: desde el desmesurado trabajo del padre y cabeza de
familia, hasta las más disparatadas ideas del hermano de este. Estas
desesperadas soluciones, junto con el personaje de la abuela, crean un ambiente
tragicómico, grotesco y casi surrealista y absurdo, que queda expresado en los
personajes y estilo de la obra. Son estas acciones, también, una búsqueda de
intentar superarse que se contraponen y quedan frustradas por la nona, con una
salud de hierro y un hambre insaciable, que va matando a cada uno de los
miembros de su familia. Para el final de la historia, la nonna acaba con toda la familia de una forma u otra.
La nonna, por supuesto,
tiene varias lecturas posibles, pero lo que no le puede negar es su crítica a
la familia tradicional burguesa y en especial a las inhumanas relaciones
sociales del sistema capitalista, donde los seres humanos son solo máquinas de producción
y no tienen otras posibilidades de cambio o mejora, especialmente si se llega
la temida, pero siempre esperada, edad del retiro. Entre las actuaciones logradas,
a un ritmo escénico vertiginoso, destaca Aníbal Grunn con la centenaria nonna,
acompañada de un diestro elenco, cuyos personajes comen y beben puro aire,
aunque logran convencer por el verismo de sus desesperadas interpretaciones.
Esperamos, pues, que las próximas funciones de La nonna sean
en el teatro Alberto de Paz y Mateos, sede de la Compañía Nacional de Teatro, desde
el jueves al domingo, a las 4 de la tarde, durante las primeras semanas del
venidero julio.
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