El colombiano Gustavo Álvarez Gardeazábal, intelectual crítico. |
Gustavo
Álvarez Gardeazábal es un importante escritor colombiano, de 73 años, autor de una
amplia y polémica obra y,además, un agudo critico de los regímenes políticos del
vecino país. Aquí lo mostramos a los lectores:
¿Qué ha pasado con la vida del
escritor?
El escritor sigue escribiendo .El año pasado Unaula
publicó Las guerras de Tuluá una
serie de relatos sobre las guerras que ha sufrido mi pueblo. Para un país que
no lee lograr vender cinco mil ejemplares fue una hazaña. Estoy trabajando en
una novela de envergadura que bien puede llegar a ser una autobiografía
novelada.
¿Cómo se muestra el actual
gobierno colombiano, que preside Iván Duque?
No parece que hubiese gobierno. Hay un divorcio
entre los gestos de la cara del presidente y las palabras que salen de sus
labios, lo que siembra desconfianza en quien lo ve en tv al punto que no
convoca. Los ministros parecen volador sin palo, cada quien va por su lado. No
hay unidad de gobierno, hay desgobierno. No hay mando ni militar ni económico y
aunque todos creen que es el senador Álvaro Uribe Vélez quien manda, me temo
que tenemos de presidente a un terco muy poco preparado para ejercer el cargo.
¿Y
usted sigue haciendo política desde sus artículos de prensa, a la vieja usanza
colombiana, buscando así impactar entre las nuevas generaciones?
No pudiendo hacer la política en plaza pública, hago
el romántico quehacer diario de escribir una columna y de hacerla circular
en redes, que tiene alguna influencia en quienes nos gobiernan pero no en las
nuevas generaciones. Ellas ya no leen sino titulares.
¿Son los intelectuales colombianos
críticos del actual gobierno o colaboran con sus políticas culturales?
Este gobierno no
tiene políticas culturales, apenas si continúan a media marcha las que dejó el
gobierno anterior. La polarización política y financiera del país ha hecho
perder la pista a los intelectuales que en el gobierno anterior recibieron en
su gran mayoría prebendas económicas o burocráticas para alabar la gestión de
paz. Somos muy pero muy poquitos los que adoptamos una línea crítica de ambos
bandos y de esa vendimia descarada.
¿Está
la cultura colombiana divorciada de la realidad social y económica colombiana?
En el arte pictórico ya no hay expresiones, hay chatarras.
En la música hay una defensa de la tradición de todos los órdenes y un deseo
mercantilista de ascender como arte hasta la charanga. En la literatura hay un
afán miedoso de no tocar la realidad contemporánea. Las narraciones de narcos
nos suicidaron. En cine, en cambio, hay una apertura descontrolada a tratar de
contar lo que se pueda y en cualquier forma, con o sin calidad.
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