La vida te da sorpresas, lo enseña Pedro Navaja, y mucho más en el caso de Franklin Tovar (caraqueño de 55 años), quien sin mucha presencia en los medios y siendo casi un excluido, está, desde el 2004, exhibiendo teatro dramático musical en el Complejo Cultural Teresa Carreño y más recientemente lo hizo en la capital de Colombia. Aquí, primero mostró A barrio vivo, viñeta con orquesta y canciones populares, actores y bailarines, sobre los cambios socioeconómicos y culturales que se realizan en todas las barriadas venezolanas. Ahí se aludía a las misiones Barrio adentro, Robinson, Rivas y las comunitarias labores de los consejos populares de planificación con fines sociales y de mejoramiento del hábitat, dentro de una comunidad amenazada por un brutal desalojo.
Hay que subrayar que esa producción A barrio vivo, bien vestida y con aparatosa escenografia, además de estar correctamente actuada (especialmente por Israel Moreno), bailada y musicalizada, resultó amena y por ende totalmente inmersa en la actualidad sociopolítica, por lo que estaba sobre la cuerda floja y oscilaba entre la comedia costumbrista y el panfleto ingenuo, pero se sobrepuso y quedó como modelo de la eventual teatralizaciòn que se puede hacer de ciertas facetas del actual proceso bolivariano. El éxito de público no se hizo esperar, ya que proponía una especial catarsis a la audiencia identificada plenamente con los contenidos del espectáculo.
Tovar logró hacer tres temporadas en la Sala Ríos Reyna y ante la respuesta del público ávido de teatro y música mostró, durante el pasado marzo, Gardel... vivito y tangueando, especial homenaje al tango y en especial al legendario Carlos Gardel, caracterizado por el actor Simón Pestana. Este montaje, también musicoteatral, deslindado de la ideología chavista, se enrutò por la historia del popular cantante y vino a ser una guía didáctica sobre el baile del tango, una coreografía popular cuando se apoderó de Uruguay y Argentina, pero después se convirtió en la joya de las fiestas de la burguesía mundial.
Gardel... vivito y tangueando, que era algo más que un siglo de historia del tango, con bailes y canciones, estaba aderezada por sendas agrupaciones de tangueros y correctos interpretes, y se convirtió en un grato momento para el variopinto público criollo, porque tenia una historia bien contada y pulcra en su materialización escénica.
Ha sido tal el éxito de Gardel... vivito y tangueando que desde Bogotá vino un empresario para comprar la producción y exhibirla, con comediantes, bailarines y cantantes colombianos, reforzados por Tovar y Pestana, en la reapertura del Teatro Arlequín de esa urbe andina.
El colombianizado Gardel... vivito y tangueando estuvo exhibiéndose hasta el pasado 17 de diciembre, pero reinician la temporada en enero del 2007. Tienen programada una gira por toda Colombia, ya que “el movimiento o fiebre por el tango en este país es realmente maravilloso”, dice Tovar desde la ciudad de los cachacos.
Hay que subrayar que esa producción A barrio vivo, bien vestida y con aparatosa escenografia, además de estar correctamente actuada (especialmente por Israel Moreno), bailada y musicalizada, resultó amena y por ende totalmente inmersa en la actualidad sociopolítica, por lo que estaba sobre la cuerda floja y oscilaba entre la comedia costumbrista y el panfleto ingenuo, pero se sobrepuso y quedó como modelo de la eventual teatralizaciòn que se puede hacer de ciertas facetas del actual proceso bolivariano. El éxito de público no se hizo esperar, ya que proponía una especial catarsis a la audiencia identificada plenamente con los contenidos del espectáculo.
Tovar logró hacer tres temporadas en la Sala Ríos Reyna y ante la respuesta del público ávido de teatro y música mostró, durante el pasado marzo, Gardel... vivito y tangueando, especial homenaje al tango y en especial al legendario Carlos Gardel, caracterizado por el actor Simón Pestana. Este montaje, también musicoteatral, deslindado de la ideología chavista, se enrutò por la historia del popular cantante y vino a ser una guía didáctica sobre el baile del tango, una coreografía popular cuando se apoderó de Uruguay y Argentina, pero después se convirtió en la joya de las fiestas de la burguesía mundial.
Gardel... vivito y tangueando, que era algo más que un siglo de historia del tango, con bailes y canciones, estaba aderezada por sendas agrupaciones de tangueros y correctos interpretes, y se convirtió en un grato momento para el variopinto público criollo, porque tenia una historia bien contada y pulcra en su materialización escénica.
Ha sido tal el éxito de Gardel... vivito y tangueando que desde Bogotá vino un empresario para comprar la producción y exhibirla, con comediantes, bailarines y cantantes colombianos, reforzados por Tovar y Pestana, en la reapertura del Teatro Arlequín de esa urbe andina.
El colombianizado Gardel... vivito y tangueando estuvo exhibiéndose hasta el pasado 17 de diciembre, pero reinician la temporada en enero del 2007. Tienen programada una gira por toda Colombia, ya que “el movimiento o fiebre por el tango en este país es realmente maravilloso”, dice Tovar desde la ciudad de los cachacos.
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