miércoles, septiembre 27, 2006

35 años después regresa "Tu país está feliz"

El poemario Tu país está feliz del brasileño Antonio Miranda, versionado por Carlos Giménez (1946/1993) y con la música de Xulio Formoso, hizo debutar al grupo Rajatabla en el Ateneo de Caracas aquel 28 de febrero de 1971. A más de 35 años de aquel suceso artístico, el cual sirvió para alterar la paz bucólica del teatro venezolano por las consecuencias que tuvo tan peculiar espectáculo y además la insurgencia estética de la agrupación que comandaba aquel “huracán argentino”, vuelve ese montaje, con actores y director diferentes, a la Sala Anna Julia Rojas, de la institución ateneísta, desde mañana, a partir de las ocho de la noche.
Historia
Ese debut de Rajatabla con Tu país está feliz “dividió la historia del teatro venezolano en un antes y un después”, como escribió para ese entonces el periodista Igor Molina. El espectáculo, como tal, era un híbrido de recital poético, con unos actos actuados, un endemoniado ritmo escénico, una música pegajosa y un texto en prosa preñado de unas cuantas consignas revolucionarias y de toda esa versión caribeña de la rebelión de la juventud francesa de 1968, y para rematar hasta había un fugaz desnudo colectivo, lo cual era una novedad para la época.
José Tejera, Mariel Jaime Maza, Juan Pages, Gustavo Gutiérrez, Leopoldo Regnault, Francisco Alfaro, José Ramón Ortiz y Enrique Serrano, además del músico Xulio Formoso y el baterista Juan Gómez, integraron el primer elenco.
Fue tal el éxito de ese primer montaje que duró tres años en cartelera, además de varias giras nacionales e internacionales, lo cual obligó a que Giménez hiciera varios cambios en la puesta y agregara más intérpretes.
En la temporada de 1984 fue remontado Tu país está feliz, para lo cual Giménez revisó, con el poeta Miranda, el texto y agregó otros comediantes.
¿Qué por qué gustó tanto aquello? Porque reflejaba la Venezuela de esa época, un país saudita, feliz en apariencia pero con muchos deseos de emigrar allende los mares, además de una gran descomposición social.
Siglo XXI
Para la nueva producción se respetan las líneas generales del primer montaje que hizo Giménez. El elenco de Tu país está feliz de 2006, que viene a ser el espectáculo número 100 de Rajatabla, fue seleccionado, tras los consabidos castings, y quedó integrado por Rafael Marrero, Jesús Viera, Roxana Hernández, Carolina Gentile, Indira Jiménez, Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Jean Carlos Rodríguez y Eliseo Pereira, acompañados por los músicos Xulio Formoso (con 35 años de experiencia), Jerry Maneiro y Ángel Suárez. El director repositor es José Domínguez. La iluminación es un aporte de David Blanco, la producción artística está a cargo de Gerardo Luongo y la producción general es de Francisco Alfaro.
El actual gerente general de Rajatabla, Francisco Alfaro, explica que volvieron a montar Tu país está feliz porque era un proyecto de hace varios años destinado a homenajear a Giménez y Tejera, “quienes se fueron de gira”. También porque querían hacerlo conocer a la generación del siglo XXI. “Revisamos los textos y los poemas y nos dimos cuenta que tienen una vigencia absoluta por su canto de protesta y por su rebeldía. Además está dirigida a la juventud de este siglo y porque necesitamos que ese público nos acompañe en los otros proyectos que tenemos en mente. No hay que olvidar que el teatro es el barómetro de un país, como lo enseñó Federico García Lorca y lo repetía Giménez”.
Tu país está feliz se exhibirá de jueves a sábados, a las 8:00 pm y los domingos a las 6:00 pm, hasta finales de octubre.
¿Se repetirá la historia?
Verbo metálico
Sobre lo que fue Tu país está feliz de 1971, el mismo fundador de Rajatabla, tal como aparece en nuestro libro Carlos Giménez/Tiempo y espacio (1993), lo describe, en carta al poeta Antonio Miranda: “Aquel 28 de febrero del 71 en el viejo escenario del Ateneo se escuchó por primera vez la voz de Xulio Formoso invitando a nuestra generación a venir al teatro por el camino de la poesía. Poesía que era amor compartido, traducido en exigencias y duras penas, verbo metálico, blandido clamando al despertar de tu conciencia. Tú vivías en Los Chaguaramos, edificio Edén, tercer piso, apartamento 15, y lanzabas un grito de socorro. Como lo confesabas desde tu libro éramos egoístas y pobres, la soledad nos hacía daño y coleccionábamos tarjetas postales. Al llamado de tu poesía respondieron miles de jóvenes, la ciudad se llenó de pintas donde se denunciaba la falsa felicidad del país, y la música de Xulio -simple y desasistida- se puso clandestinamente de moda. Miriam Fletcher lanzaba su toque de atención desde su leída columna ‘El mundo que yo veo’, en El Mundo, y Napoleón Bravo nos sostenía desde sus primeros gloriosos programas de radio. Era tiempo de esperanza. Desde esos días nada nos fue a medias; los intelectuales negaron el espectáculo al principio, y al grupo después. Se nos acusó de todo. No obstante el agua siguió el curso del río, y con nosotros creció la alegría, el entusiasmo, la polémica, nuestra propia vida, por decirlo de una vez. Rajatabla se hizo nuestra vida. Como virtud y defecto ha sido y es difícil determinar los límites que definen al artista-rajatabla del hombre-rajatabla. Seguramente se hizo carne en nosotros aquello que pregonabas con inocencia adolescente: el hombre ama todas las cosas, las individualiza, se proyecta en ellas y en amar se recupera”. Y finaliza aquella misiva con el clímax de Tu país está feliz: “Persigo la imagen que hice de mí, y siempre estoy en deuda conmigo mismo”

Cinco jóvenes directores en pos de su futuro

Entre el miércoles 13 y el domingo 24 de septiembre de este incierto año presenciamos, en la sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas, una docena de espectáculos teatrales cuya características fundamentales eran que las edades de sus directores o puestistas no superaba los 30 años y que todos ellos pretenden ser la inicial generación del siglo XXI, los que en los próximos 30 o 50 años, con otros y otras que se les agreguen en el camino, serán los responsables del buen y el mal teatro que se escenifique en Venezuela, sin descartar que vengan unos cuantos del exterior a reforzar la nada fácil tarea de montar creativamente textos de literatura dramática. Se trataba, pues, del CreaJoven 2006/I Encuentro de jóvenes creadores de las artes escénicas de Caracas. Un invento que sólo podía salir de mentes jóvenes, desprejuiciadas y anhelantes de ir caminando y construyendo un futuro posible. Un experimento que se materializó gracias a la colaboración de los directivos de la institución ateneísta, con Carmen y Vilma Ramia a la cabeza, y por la entusiasta entrega de la agrupación Sèptimo Piso, sus organizadores.
¿Qué a quién se le ocurrió la idea y además pudo lograr materializar tan singular festival o muestra para lanzar o mostrar a los que han de ser los directores y las directoras del teatro venezolano de por lo menos la primera mitad de este siglo XXI? Ya lo escribimos en anterior oportunidad: Dairo Piñeres (Caracas, 1975). Uno de los más importantes jóvenes directores, quien durante los últimos 11 años ha podido mostrar, por su cuenta y riesgo, no menos de 50 espectáculos, unos excelentes y otros de poca importancia, pero que en conjunto permiten ponderar a un único y creativo trabajador de la escena, empeñado en seguir creciendo e innovando, al tiempo que ha sido docente en los diversos institutos y escuelas caraqueños, además de comandar la agrupación Séptimo Piso y ejercer un evidente liderazgo sobre toda una generación de teatreros menores de 30 años. No hay muchos como él por ahora y eso es grave, pero se espera que otros como él se dejen conocer antes de terminar esta década. ¡Los “mamá-gallinas” son claves para desarrollar agrupaciones y movimientos, como lo hicieron Horacio Peterson y Carlos Giménez!
Lo visto superó nuestras expectativas, porque, como lo enseñó Constantin Stanislvski, no se pueden crear o inventar directores o directoras, ya que los verdaderos hacedores de la escena nacen, aunque si es posible crear atmósferas o un entornos favorables en los cuales el o ella puedan formarse o desarrollarse. No hay que olvidar, como conceptualiza el celebre artista ruso, que el verdadero director encierra dentro de su propia persona, a un director-maestro, un director-artista, un director-escritor y un director-administrador.
¿Cuantos directores y directoras hemos podido detectar en el pasado evento? Creo que nos hemos topado con cinco buenos proyectos de directores en proceso de capacitación, algunos de ellos nacieron para ser directores y otros hacen esfuerzos por aprender tan duro oficio y mejorar sus conocimientos. Los otros realizadores de los espectáculos que no nombramos aquí deben seguir estudiando hasta que alcancen un nivel aceptable o dedicarse a otras disciplinas de la multisàpida actividad teatral. Todo esto, y lo reiteramos, dependerá del contexto social y político en que se desarrollen, porque sino existen recursos financieros y “materias primas”, no hay ninguna posibilidad para hacer importantes espectáculos y por ende lo que se exhiba será pura mediocridad bastarda, como son todos los trabajos carentes de las reglas básicas de una puesta en escena.
¿Qué cuales fueron los cinco espectáculos que permitieron detectar a igual numero de directores, algunos ya “nacidos” y otros en diversos proceso de capacitación? Cinco y esos fueron, en su orden de exhibición: Lorquianas, audaz combinación de danza y teatro de Katherine García (25 años); Pavlov, 2 segundos antes del crimen, resuelto con mucho dominio de la escena y de los actores por Jennifer Morales (21 años); Mirando al tendido, resuelto por Carlos Chacón (22 años); Calígula, creado por Javier de Vita (25 años); y Mi difunto yo, teatralizado según la inventiva de Jorge Cogollo (20años).
Lorquianas es una atractiva combinación de danza, flamenco en este caso, con teatro. Nos pareció inteligente la selección de los textos creados por Federico García Lorca, pero Katherine García debió darle mayor organicidad al texto definitivo del espectáculo, hacerle una estructura teatral como tal y no dejarlo disperso como cartas de una baraja lanzadas al escenario. Tiene óptimas condiciones para bailar y coreografiar los palos. Nada puede estar gratuitamente, cada cosa hace parte de un todo: el espectáculo bien acabado. Inauguró la muestra y contó con 350 espectadores.
Pavlov, 2 segundos antes del crimen, del venezolano Gustavo Ott, demostró el correcto concepto que Jennifer Morales tiene del teatro de texto y de la materialización de las didascalias que propuso el autor. Hay un respecto a la obra original y permite así una lectura más que aceptable del espectáculo. Nos gustó la sobriedad o austeridad de la puesta en escena como tal. Únicamente unas sillas y unos actores de calidad, especialmente David Fernández, le permitieron echar o mostrar ese enredado cuento teatral Se exhibió el viernes viernes 15 y sólo llegó a 100 espectadores, lamentablemente.
El lunes 18 se mostró Mirando al tendido, del venezolano Rodolfo Santana, para 200 espectadores, con lo cual se inauguró Carlos Chacón como un puestista recursivo, pero quien debía haber estudiado más los meandros de la tauromaquia para obtener un montaje de mayor impacto, con más calor y mejores actuaciones, especialmente porque tenia a un meritorio pichón de actor que dará mucho que hablar en los próximos montajes de Séptimo piso: Moisés Berroterán.
Calígula, sobre el texto del francés-argelino Albert Camus, impactó por la violencia de sus escenas y además por la utilización de unas especies de escudos-parabanes metálicos con los cuales los actores-personajes lograban las ambientaciones de sus escenas. Ese juego con la escenografía-utilería ya se había visto en Caracas, gracias a un grupo europeo en un reciente festival internacional de teatro, pero aquí Javier de Vita, por su falta de experiencia, saturó peligrosamente la escena y pudo hacer fracasar la totalidad del espectáculo. Sin embargo, logró llegar a un final aceptable y convencer por todas esas audacias, incluso el impactante desnudo total de sus actores, en particular Rafael Marrero. Lo suyo, como también le recomendamos a los otros aprendices de directores, es mucha paciencia y más investigación, hasta encontrar la obra que se adecué a sus proyectos y capacidades financieras y el equipo humano disponible. Se exhibió el martes 19 y contabilizo 355 espectadores.
El espectáculo más extraño y más mágico fue Mi difunto yo, creado a partir de los cuentos del criollo Julio Garmendia y disfrutado por 145 espectadores. Su director Jorge Cogollo optó por combinar una sesiòn, bien vestida y correctamente ambientada, de un cuentacuentos, el más primitivo de los actos escénicos, e hizo unos juegos actorales de apoyo, además de crear y apuntalar algunas propuestas del texto narrativo y muy dentro de la onda kafkiana. Permitió ver a Christian Jiménez, el otrora protagonista de los inolvidables espectáculos de Nave-Tnjv, como Oliverio, Panchito Mandefúa y otros.
¡Sólo Dios sabe que pasará con esta juventud en los años venideros, porque ellos son la esperanza!

viernes, septiembre 22, 2006

Julieta Valero sigue bailando en Nueva York

La bailarina y coreógrafa venezolana Julieta Valero Barroso es noticia. Está viva y hace lo que ama: bailar.En Nueva York con su Rastro Dance Company hará una tercera temporada, en el Joyce Soho, los días 28, 29 y 30 de septiembre.
Julieta fue alumna fundadora de Danzahoy-Escuela, hacia 1980. Sus maestros eran Adriana Urdaneta, Luz Urdaneta y Jacques Broquel. Tuvo el privilegio de estrenarse en las tablas con ellos, a los 13 años, en la sala Ríos Reina del Teatro Teresa Carreño con la obra Secretos. Formó parte de la compañía desde 1989 hasta 1994. Y participó en giras internacionales a México, Guatemala, España y Brasil, así como en numerosas temporadas de Venezuela. Desde 1996 reside en Nueva York, dedicada a su agrupación Rastro Dance Company. Ella y decenas de bailarines venezolanos luchan, sobreviven y bailan en la llamada “capital del mundo” y es por eso que le preguntamos:
-¿Qué pasó con la danza venezolana que de repente casi todos sus bailarines se marcharon, especialmente a Nueva York?
-Cuando decidí venirme, ya había un importante número de bailarines en el exterior. Unos ya han regresado y otros permanecemos afuera. En los 80 y comienzos de los 90 se vivió un boom de la danza contemporánea en Venezuela, del cual todos tuvimos de una u otra manera la oportunidad de nutrirnos, no sólo como estudiantes por el acceso a un número importante de maestros locales y extranjeros; también como profesionales que podíamos aspirar a un nivel de vida digno ejerciendo nuestro oficio. Esta bonanza fue menguando adentrados los 90. Es difícil generalizar los motivos por los cuales hemos salido, pero lo que está claro es que para el 96 ya se empezaba a sentir la presión económica y creo que muchos, como yo, prefirieron pasar la misma cantidad de trabajo (o quizás un poco más) estando en el exterior, a cambio de nuevos horizontes, retos, fuentes de inspiración y por qué no, otro idioma, no sólo a nivel literal sino otros “idiomas” en el sentido artístico. Creo que todo artista, o no artista, debe tener la experiencia de vivir un tiempo afuera.
-¿Por qué se marchó a Nueva York?
-Después de evaluar la posibilidad de irme a Francia y compararla con Nueva York sentí que esta ciudad era mejor por muchas razones. Era más barato llegar y vivir aquí en ese momento. Creo que sigue siendo la capital del mundo y aunque no lo siga siendo en el plano dancístico, ofrecía y sigue ofreciendo un alto nivel de danza local e internacional, no solo en cuanto al acceso a espectáculos, sino también por las opciones de talleres y clases para el desarrollo profesional. Es un centro importantísimo para todas las expresiones artísticas.
-¿Cómo han sido estos años en NY, en lo personal y en lo profesional?
-Ha sido un viaje hacia el mejoramiento personal. Siento que soy mejor ser humano, mejor artista, más consciente de las diferencias y la diversidad. Soy más tolerante y respetuosa. Siento que aquí una aprende de verdad, verdad, que no está sola en el mundo, y que tenemos que compartir lo que queda de nuestro golpeado planeta. A nivel profesional ha sido duro, sobre todo por la carencia constante de apoyo económico, pero sé que las metas logradas a pulso, los frutos recogidos y las cosas aprendidas en el camino son señales de que no sólo ha valido la pena sino que son logros con un valor agregado, por el hecho de ser extranjera en una ciudad tan competitiva. Dentro de mis realizaciones más importantes cuento la fundación de Rastro Dance Company que me ha servido como plataforma para el desarrollo de mi trabajo coreográfico y vitrina para otros coreógrafos como por ejemplo Luz Urdaneta. Con Rastro Dance Company hemos sido seleccionados por tres años consecutivos para hacer temporada en el teatro Joyce Soho y en el 2003 tuve el privilegio de ser coreógrafa residente del Programa de Residencias Artísticas D’Jerassi, Santa Cruz, California.
-¿Qué da Nueva York que no dé Caracas?
-Nueva York da una diversidad que no sólo no da Caracas, hasta ahora dudo que la dé otra ciudad del mundo. Y con esto me refiero a la diversidad en muchos ámbitos: cultural, étnico, artístico, profesional, económico y pare usted de contar. Es una ciudad cruda, dura y a la vez bella y humana. Caracas es mi ciudad, ahí están mis raíces y desde ella, felizmente, me comunico con el mundo. También es cruda y dura, pero no tan diversa y hay menos tolerancia a las diferencias. Esto siento que afecta directamente al movimiento artístico local. Nueva York me ha ayudado a ver mi idiosincrasia venezolana, caraqueña, desde otro punto de vista, pero esto se lo atribuyo más al hecho de ser extranjera que a NY. A Caracas la extraño siempre, con todo lo que incluye y significa, llámese pobreza, riqueza, familia, la danza, el Ávila, la luz, el calor humano y climático. Cuando estoy allá, Nueva York empieza a llamarme de una forma distinta a lo que lo hace el lugar donde nací, pero confieso que ya es parte de mí también, diferente, de distinta manera, pero es parte de mí.
-¿Cómo ha sobrevivido?
-De muchas maneras. La primera fue dándome cuenta de lo mucho que le debo a mis padres, a mi familia toda, a mi país, a mis maestros, a todo lo que ha contribuido en mi formación, por dentro y por fuera. Esto fue importante para mi, de esta manera entendí que podía hacer cualquier trabajo y seguir siendo la misma. Mi primer trabajo y el que más he hecho para sobrevivir, aparte de bailar, ha sido cuidar a una niña que se llama Nuala. Aunque ya es una “tarajalla” y no trabajo cuidándola, la acogida de esta familia norteamericana fue crucial para el desarrollo de mi trabajo coreográfico. Me explico: con el dinero que ganaba, pero sobre todo con el apoyo que recibía de ellos y su confianza, puede poco a poco lograr lo que quería, crear, viajar, vivir dignamente y sentirme parte de NY, en todo sentido. También he trabajado como modelo para artistas plásticos, a veces en las tiendas de la mamá de Nuala y más recientemente dando clases de danza para adultos y niños.
-¿Nueva York qué posibilidades da?
-Si y no. Abundan las oportunidades de presentar trabajo a nivel informal, en funciones compartidas en estudios de ensayo con mínimo o ningún apoyo técnico y ninguna remuneración económica. Esto, aunque no es ideal, promueve el impulso creativo, la confrontación y el diálogo con colegas de las artes escénicas y el público general. Ahora si hablamos de funciones formales, las opciones se van limitando. Los teatros más grandes reciben a las compañías establecidas de la ciudad o de fuera y los cientos de compañías emergentes quedan compitiendo por muy pocas oportunidades de subsidio o coproducción en teatros más pequeños. Mi experiencia aquí es más como coreógrafa, que como bailarina. He trabajado con un par de coreógrafos aquí, ya que mi foco está en desarrollar mi trabajo. Aun así, sé que el mundo de las audiciones es sumamente competitivo y la mayoría de las compañías, como Rastro, sólo pueden ofrecer pago a sus bailarines por función y no un sueldo.
-¿Tiene beca o contrato de trabajo?
-Recibí una bolsa de trabajo del Conac en el año 2001, el premio “Astral Career Grant” en dos oportunidades y una beca para 100 horas de espacio de ensayo a comienzos de este año. De resto mi trabajo y entrenamiento aquí ha sido autofinanciado. Gracias a la incorporación de Rastro Dance Company hemos contando con el generosísimo apoyo de amigos, familiares y vecinos de mi barrio, que creen en la compañía y han sido fundamentales para la realización de las temporadas aquí y para las giras. En Nueva York en los últimos años hemos hecho funciones en coproducción y en el mejor de los casos lo que obtenemos es la taquilla. El año pasado Citgo auspició nuestra presentación en el Festival Venezuela 2005 de St. Louis Missouri y este año la Embajada venezolana en el Reino Unido, a través de la gestión de Gloria Carnevali, nos llevó al Festival Discovering Latin America en el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres. Este año también participamos en el Festival Avan Garde de Mérida, Yucatán, y ya tenemos otra invitación para el próximo mes de mayo.
Constante búsqueda
Julieta Valero Barroso cuenta que Rastro Dance Company comenzó en el 98, coreografiando un solo y casi simultáneamente tuvo el impulso de crear un trío con la suerte de contar con Cynthia Cortés y Mora Tulián que habían sido sus alumnas en Caracas. “En ese entonces pensaba en crear más que establecer un grupo, lo cual fue ocurriendo de forma natural con la inclusión de nuevos bailarines, ideas para nuevas obras, hasta la incorporación legal de Rastro Dance Company en el 2003. Actualmente la integramos con Leigh Atwell, Cynthia Cortés, Maya Krishnasastry, Milvia Pacheco y Edgar Rodríguez. Mis técnicas de trabajo derivan directamente de lo que aprendí en Danzahoy como alumna y profesional. Esto incluye la improvisación como herramienta para desarrollar vocabulario de movimiento y una búsqueda en conectar el movimiento con sensaciones reales, humanas y contemporáneas”.
En cuanto a proyectos, advierte que continuará creando y desarrollándose como compañía. “La próxima semana estrenaremos dos nuevas obras en nuestra III Temporada en el Joyce Soho y para ellas contaremos con la presencia de Carolina Puig, excelente diseñadora de luces, venezolana, y con la colaboración de Elisa Hevia, titiritera residenciada en NY y también venezolana. Estamos en una constante búsqueda de oportunidades para mostrar el trabajo lo más posible. En mis futuras creaciones, me gustaría colaborar más con otros artistas. Para todo esto dependemos en gran medida de conseguir apoyo económico constante. En Caracas ya hemos tenido dos temporadas con Rastro Dance Company (2004 y 2005), casi en su totalidad autoproducidas y autofinanciadas. En el 2005 recibimos un pequeño aporte del Conac para la producción de la temporada. Para mí es fundamental mantener un contacto constante con Venezuela”.
Admite que su capacidad creativa está estrictamente delimitada y restringida por las limitaciones económicas que tiene para pagar horas de ensayo dirigidas a la investigación coreográfica. “Aún así me nutro constantemente de la cotidianidad y he aprendido a sacarle el jugo a cada minuto que paso en el estudio, sola o con mis bailarines, cuyo aporte creativo es también fundamental para los logros de Rastro Dance Company. Reconoce que “los bailarines aquí, no sólo los que se retiran, sobrevivimos de miles de formas. Creo que la edad de retiro varía mucho y depende del tipo de técnica y trabajo que se haya hecho. Muchos de los que se retiran siguen ligados de una u otra manera al trabajo corporal ya sea como maestros de danza, yoga, pilates, masajistas, asistentes de ensayo, así como también cargos administrativos en el área de gerencia cultural”.
Está dispuesta a egresar a Caracas, aunque aun no sabe cuándo. “Mantener mi vínculo profesional con mí país es fundamental y creo que sólo de esta forma me puedo plantear el regreso”. No tiene planes de hijos todavía, y a nivel profesional, además de la coreografía y Rastro Dance Company, quiere seguir desarrollándose como maestra.

jueves, septiembre 21, 2006

El espectáculo 99 de Rajatabla

El director Carlos Giménez (Rosario,Argentina, 1946/Caracas, 1993) inventó la agrupación Rajatabla, que era una especie de taller teatral para el Ateneo de Caracas, y la hizo debutar el 28 de febrero de 1971 con el espectáculo poeticomusical Tu país está feliz, basado en el poemario homónimo del brasileño Antonio Miranda. La institución, que después se transformó en una fundación, independiente del Ateneo de Caracas, gracias a la sapiencia y la habilidad gerencial de su director-fundador, además de la entrega de sus miembros, se convirtió en la organización teatral más importante de Venezuela y en la plataforma para la realización de los Festivales Internacionales de Teatro de Caracas, durante sus primeros 22 años.
A la muerte de Giménez, Rajatabla pudo haber desaparecido como organización cultural, pero gracias a la habilidad gerencial de Francisco Alfaro ha sobrevivido 13 años y ahora para demostrar que se renuevan y siguen buscando más autores y otros públicos, anuncian para hoy en su sede, a las ocho de la noche, el estreno de la pieza Trastos viejos, de Javier Vidal (Barcelona, España, 1953), la cual viene ser la producción número 99 del colectivo en sus 35 años de ininterrumpido quehacer teatral.
La obra
Con la caída de Figueras a manos de los nacionalistas en 1939, cientos de millares españoles cruzaron la frontera y se asilaron en Francia. Miles de ellos serían enviados por los genocidas nazis alemanes a diferentes campos de concentración. Cerca de 12 mil fueron a Mauthausen; sólo dos mil sobrevivieron y casi ninguno regresaría a España.Floreal y Eusebio, los protagonistas de Trastos viejos estaban entre ellos. Luego de ser liberados y formar familia, como muchos otros españoles, tomaron la decisión de venirse a Venezuela para iniciar una nueva vida. Aquí nacen sus hijos, crecen y un día se van. Ambos quedan viudos, solos con sus recuerdos, luchando con una nueva guerra, con otro campo de concentración que los obliga a seguir sobreviviendo. Un tercer personaje entra inesperadamente en escena:Wilmer, el hijo ilegítimo de Floreal con una cocinera de color y cuya adición a las drogas obliga al padre a tomar una drástica decisión que los llevará a un final insospechado.
A estos hombres anónimos que no figuran en la prensa, ni en la televisión y a los que se le nombra como números estadísticos, es que, Rajatabla, con motivo de cumplirse este año, 70 del inicio de la Guerra Civil Española, quiere rendir su pequeño tributo al llevar a escena Trastos viejos del laureado actor y reconocido dramaturgo Javier Vidal, quien refleja en esta obra como en muchas otras, una sociedad venezolana, conformada íntimamente por criollos y por los inmigrantes que siempre llevan consigo la nostalgia de su país de origen, así como la dura adaptación de nuevas culturas y costumbres de un mundo desconocido.
Francisco Alfaro (Madrid, 1950) y Germán Mendieta (Coro,1960) protagonizan esta historia cuyo tema central es la amistad, la que fue, es y será siempre a pesar de los pesares. Los acompaña el joven actor Demis Gutiérrez, asistidos por Ninoska Silva, iluminados por David Blanco y sonorizados por Eduardo Bolívar. La producción artística es de Gerardo Luongo, junto a Rufino Dorta y José Sánchez y la escenografía y el vestuario a cargo de Silvia Inés Vallejo. La dirección y puesta en escena es de José Domínguez y la producción general es de Francisco Alfaro.
Estos Trastos viejos estarán, pues, en la Sala Rajatabla, en el traspatio del Ateneo de Caracas y al lado de Teatro Teresa Carreño, a partir de este 21 de septiembre y las funciones serán de jueves a sábado a las ocho de la noche y los domingos a las seis de la tarde.
Fantasmas y demonios
Javier Vidal, a quien sus padres catalanes lo trajeron a Caracas al año siguente de su nacimiento, es un integral hombre de teatro criollo. Eso no se lo podrán negar jamás, no sólo por que se casó con una venezolana, sino porque ha procreado a sus dos hijos, además aquí se graduó como comunicador social y tras un breve ejercicio de esa profesión se dedicó de lleno a las artes escénicas, donde se ha destacado en la actuación, la dirección y la dramaturgia, además de haber sido docente.
Como autor teatral ha escrito, hasta ahora, un total 14 piezas, casi todas escenificadas y sometidas al rigor del aplauso o el rechazo del “crítico de las mil cabezas”, el público que lo vio mayoritariamente en la sala “Alberto de Paz y Mateos” del grupo Theja, institución a la cual está vinculado desde los años 80. Vidal pergeñó tres obras sobre personajes de la patria de sus antepasados y donde él nació: Mojiganja, Ambas tres y XL 1953. Y ahora sube a escena Trastos viejos, la cuarta.
Con respecto a las razones o las sinrazones que ha tenido para escribir Trastos viejos, comenta que la hizo para montarla con el Theja, pero como allá no hay actores mayores, salvo José Simón Escalona y él, además de la bailarina Angélica Escalona, se la ofreció a Rajatabla, por recomendación del gallego José Dominguez, quien ahora la pone en escena.
Puntualiza que durante 1998, a raíz de una serie de escándalos donde estuvo involucrado por acusaciones de plagios, se puso a escribir, “porque esa es mi mejor forma para exorcisar a los fantasmas y a los demonios que de vez en cuando me asaltan”. De esos malos ratos, como lo confiesa sin amarguras, nació Trastos viejos, “porque tenía que escribir sobre esas familias trasterradas que emigraron al continente americano por problemas políticos y económicos. Me inspiré en Eusebio Pérez para uno de los personajes de mi obra, un valenciano catalán y además republicano, vecino de mis padres, quien sí salió vivo de un campo de concentración nazi. Floreal, el otro personaje, es un invento mío. Mi obra Trastos viejos es la historia de dos viejos y un joven, que a su vez son tres extranjeros, tres exiliados que luchan para sobrevivir en la Caracas violenta donde han vivido sus últimos años. El público y la crítica darán su opinión. Ahí está lo escrito, desde muy adentro, sobre mis dos patrias”.

martes, septiembre 19, 2006

La Compañía Nacional regresó a Caracas

Eduardo Emilio Gil ha corrido contra el tiempo y, al parecer, ha salido triunfador. Recibió el reto de hacer “nacional” a la Compañía Nacional de Teatro (CNT) y está seguro, como lo apuntala con documentos en mano, de que sí ha logrado una gran parte de su cometido.
Y es por eso que ahora además se atreve a mostrar en Caracas dos de los siete espectáculos que ha producido, con el apoyo de un selecto grupo de empleados, artistas y técnicos de la CNT, la cual dirige desde abril del 2005. “Por ahora vamos a mostrarle al público metropolitano los montajes Aquel Faustino Parra, dirigido por Guillermo Díaz Yuma, durante los días 22, 23 y 24 de septiembre, en la Casona Anauco Arriba, en San Bernardino; y para los días 27, 28 y 29 de septiembre, estaremos con El canto rodado, en el Teatro César Rengifo, en la zona colonial de Petare, siempre a las dos de la tarde”.
Gil recuerda que la CNT es una asociación civil sin ánimo de lucro, creada por el decreto presidencial N° 133 del 22 de mayo de 1984, y actualmente depende del Ministerio de la Cultura, de donde recibió las directrices para el actual rediseño de la institución, la cual tuvo como primer director a Isaac Chocrón en los años 80. “Nuestra misión no es otra que apoyar la labor de los trabajadores del teatro que contribuyen al desarrollo de las artes escénicas; facilitar a la población el libre acceso y uso expresivo del teatro como herramienta de consolidación de su participación comunitaria, para complementar la educación integral del pueblo venezolano. Somos, pues, una institución de apoyo a los creadores y creadoras de las artes escénicas nacionales para brindar al público una acción cultural educativa y de entretenimiento de calidad”.
Puntualiza Gil que la CNT, bajo su comando, se está convirtiendo en una “institución” en el sentido más preciso del término. “De ser una simple oficina de producción teatral, ha pasado a ser una organización con bases sólidas desde el punto de vista administrativo, organizacional y conceptual. Ya tenemos manuales de organización, reglamentos internos y de personal nunca antes elaborados, así como definición de funciones, ingreso de profesionales calificados y la creación de cuatro gerencias, que responden coherentemente a las necesidades de un país ávido de la actividad teatral en cada uno de los 23 estados”.
Destacó que uno de los objetivos prioritarios para la nueva CNT es el rescate de la memoria teatral venezolana, así como su valoración y difusión. “Por tal motivo se emprendió la creación y el fortalecimiento del Centro de Documentación de la CNT, un proyecto que en la actualidad nos ha permitido rescatar del abandono, el olvido y su consecuente desaparición a numerosos materiales documentales que se encontraban en las peores condiciones de almacenaje y conservación. Se han digitalizado y catalogado cerca de dos mil imágenes fotográficas pertenecientes a espectáculos realizados por la CNT en anteriores administraciones. También se han iniciado las gestiones para transferir de formato la colección de videos de los montajes anteriores y hasta hemos publicado una página web con información básica sobre la historia y el devenir de la institución.En la actualidad se adelanta un minucioso trabajo de levantamiento hemerográfico que permitirá recuperar todas las notas de prensa relacionadas con el pasado de la CNT, y desde la gerencia de Investigación y Documentación se lleva a cabo un registro en fotografía y video de cada una de las actividades que se realizan desde la Compañía”.
Reiteró que la incorporación de cada una de las comunidades a la actividad teatral venezolana es otro de los retos planteados por la nueva CNT, “en este sentido se desplegamos toda una línea de investigación y acción que atienden a las necesidades de herramientas y formas expresivas, que surgen desde el seno de las agrupaciones comunitarias con las cuales hemos contactado e interactuado”.
Especificó que la gerencia de Capacitación ha desarrollado durante este año un amplio programa de talleres que han sido impartidos en mas de siete estados y en la capital del país. “Hemos llegado a tener más de 500 participantes y contamos con con profesionales o maestros de talla internacional”.
La gerencia de Producción ha inventariado y organizado los depósitos de la CNT y actualmente adelanta la organización y clasificación del vestuario y los elementos escenográficos, para ser posteriormente catalogados. “No hay que olvidar que son activos de la institución y a su vez son bienes de la Nación”.
Con respecto a las futuras producciones de la CNT, Gil informó que siguiendo las políticas de descentralización y democratización que ha dictado el Ministerio de la Cultura, “desde la gerencia de Producción se elabora minuciosamente el plan de los montajes venideros, pero tomando en cuenta a todos los estados de la república, haciendo hincapié en estimular al talento local y apoyando el trabajo de las agrupaciones regionales, permitiendo así el libre acceso y uso expresivo del teatro a todo el pueblo venezolano, sin exclusiones. Ahora, aquí en Caracas, se podrán evaluar dos de las siete producciones que hemos realizado”.
Mito e historia
Aquel Faustino Parra, texto de Rafael Zárraga, dirigido por Guillermo Díaz Yuma, es la versión escénica de un hombre a quien el destino sitúa en medio de adversas circunstancias sociales, económicas y políticas, en una época de avatares sumamente azarosos y de controvertidas posiciones sobre los gobiernos, que en el país cambiaban de unas manos a otras y no siempre las mejores. Como en todas las leyendas populares, esta se fue enriqueciendo con los agregados de los cantores hasta convertirla en una figura venerada por los habitantes de Yaracuy y es por eso que su imagen se encuentra ahora en la Montaña de Sorte. Zárraga destacó a Faustino como el símbolo oscuro de ese momento histórico, que él encarna en esa dualidad del bien y el mal, ya no como un relato mítico, sino como un ser de carne y hueso. (Funciones del 22 al 24, en San Bernardino, a las siete de la noche. Entrada libre).
Como actor fundador de la CNT, en los años 80, este Costa Palamides del siglo XXI no podía estar ausente en el relanzamiento de la institución, y por eso es el conductor de El canto rodado, que no es otra cosa que una fantástica travesía de voces y sentires a través del tejido de la tradición del romancero español y su prolongación e influencia en el teatro y una de las raíces del canto que vino a nuestras tierras para hacerse folklore. Es el más primitivo pasado del canto popular, de los juglares y los cómicos que pasan así revista al canto y la escena medieval, renacentista y barroca, añadiéndole el legado musical árabe y sefardí. Es un ramillete de actores ambulantes que se convierten en caballeros andantes y graciosos, o en damas de compañía. El canto rodado está compuesto por romances anónimos y escenas firmadas por Juan Ruiz, el archipreste de Hita, Juan de la Encina, Gil Vicente, Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y Sor Juana Inés de la Cruz. Se trata, pues, de un trabajo dramatúrgico y actoral, como casi siempre los sabe realizar Costa Palamides. (Funciones del 28 al 29, en el Teatro César Rengifo, en la zona colonial de Petare, a las dos de la tarde y gratuito).

viernes, septiembre 15, 2006

Extraña historia de amor

Carlos Giménez se enamoró del Príncipe azul, de Eugenio Griffero, cuando lo vio en la temporada bonaerense de 1982 y por eso invitó a la producción para exhibirla en el VI Festival Internacional de Teatro de Caracas, en 1983. Aquí fue todo un éxito de público en la sala Las Palmas, mucho antes de que transformaran tan excelente espacio en iglesia cristiana. ¡Insólito destino para los espacios artísticos en esta Venezuela ecléctica!
Fue tal la pasión de Giménez por ese texto y por los efectos que podría desencadenar en Caracas, que hasta consiguió los derechos para montarlo con su grupo Rajatabla y de antemano les asignó los personajes a dos de sus actores “estrellas”: Pepe Tejera y Aníbal Grunn. Pero surgieron otros proyectos artísticos, vino el “divorcio” con el Ateneo de Caracas, nació la fundación Rajatabla y nunca jamás se le pudo ver con actores del propio terruño, ni tampoco bajo la óptica del “capo”, quien además “salió de gira” aquella madrugada del 28 de marzo de 1993.
A 23 años de ese “primer debut importado” de Príncipe azul, Roberto Moll (legendario actor que hizo buena parte de su carrera en Rajatabla) y Marcos Moreno (otro comediante de sólida tradición) se pusieron de acuerdo para hacerle un digno montaje y exorcizar así “a tantos fantasmas de obras irredentas que pululan por las salas criollas”. Y es por eso que esta noche, a las ocho, se le exhibe en la sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, bajo la dirección de Francisco Salazar, con un dispositivo diseñado por el escenógrafo Edwin Erminy, con la iluminación que les creó Carolina Puig y producida por Yoyiana Ahumada y Rolando Padilla. Tienen proyectado estar ahí hasta el próximo 25 de octubre o mudarla a otra sala caraqueña, según la respuesta del público o “el crítico de las mil cabezas”, quien es el que decide la ruina o la gloria de los artistas y empresarios. ¡Cruel oficio del cómico!
¿Qué tiene ese Príncipe azul que a 23 años se le ha repuesto en la temporada de Buenos Aires y ahora se le exhibe en Caracas? ¿Cuál es su encanto? Aníbal Grunn, todo un primer actor y además gerente del Teatro Escena 8, quien se quedó con las ganas de hacer la pieza de Griffero con Pepe, ya difunto, o al menos dirigirla, explica que es la historia de dos hombre adolescentes, “de 16 añitos, nada menos”, que se enamoran y viven un romance de película al pie del mar. Pero el entorno social y la cultura de la época, porque era la Argentina de las dictaduras o los gobiernos populistas, les cortan las alas y deben separarse. Pero antes hacen un singular pacto de amor: volver a verse 50 años después, si es que logran sobrevivir a la perenne borrasca socioeconómica del mismo país donde moran. Se trata, pues, de la saga de una pareja cuyo love story es aplastado por las normas de una sociedad; una sociedad que cambiaría radicalmente décadas después y aceptaría hasta los matrimonios civiles de “gente como esa”.
La obra, cuyo título es una burla al tradicional concepto de “príncipe azul”: un joven bien plantado, muestra ahora a dos ancianos en la noche del encuentro y cada uno llega con su bagaje de sueños rotos, de decepciones y las infaltables miserias humanas. También se hacen acompañar por el miedo y la ilusión del reencuentro y un tanto de esa magia de la adolescencia, que el medio siglo a cuestas no ha podido aún desaparecer.
Es así como Gustavo (Marcos Moreno) y Juan (Roberto Moll) vuelven a verse, a reconocerse, pero antes cada uno de los patéticos personajes tienen sus momentos de soledad: cada uno monologa, o sea que utilizan esa paradoja del hombre que habla consigo mismo pero a la vez para un público cómplice. Esos soliloquios preparan el terreno, o sea los sentimientos de la audiencia, para cuando Juan y Gustavo se encuentren, para hacer crecer ese momento que se inicia con un rechazo y desilusión, hasta mutar en una mutua compasión que los acerca más en lo físico y en lo espiritual, en medio de una densa atmósfera de nostalgia por los años perdidos y la terrible sospecha de que cada uno es un espejo del propio fracaso personal.
Para los analistas argentinos, Príncipe azul está estructurada como una sucesión de monólogos de cada uno de los personajes: Juan, el barato telonero de teatro de revistas, y Gustavo, un magistrado que ha quedado afectado por un accidente cerebro vascular. Después los personajes pasan de lo informativo, lo que ocurrió y no pasó en esos años mozos idos, hasta lo más profundo de sus sentimientos y, sobre todo, las frustraciones. “Porque la autoimposición de lo que debería ser los hizo traicionar sus sentimientos y la posibilidad de vivir felices para siempre. No es la homosexualidad el eje de esta pieza, sino las reglas impuestas por la sociedad, que impulsan la cobardía y una vida falsa cargada de frustraciones”.
¡Ya veremos que dicen los críticos venezolanos!
Aquí en Caracas, Roberto Moll y Marcos Moreno se conocen desde hace varios años y hasta han compartido proyectos teatrales, pero es ahora que les corresponde llevar a escena un texto de tal magnitud y con tantas aristas existenciales.
Moll cuenta que descubrió la obra en Lima, donde un amigo, el destacado director Alberto Isola, le dio el texto. “Me traje este Príncipe azul y lo leímos con Rolando Padilla y Marcos, y al final terminamos llamando a Francisco Salazar para que nos la dirigiera”.
Moreno comenta que la obra no tiene un final cerrado. “Me gustó mucho, porque antes habíamos leído una multitud de textos. Y ahora es que nos hemos dado cuenta de que puede gustar mucho, porque es la saga de dos muchachos que tuvieran una experiencia vivencial, se asustaron por lo que habían hecho y optaron por separarse para volver a reunirse después de 50 años, cuando ya sus vidas han entrado en un proceso de decrepitud, de decadencia física. Ahí se contarán lo que vivieron y harán los balances de lo que les pasó”.
Roberto y Marcos saben del reto que les espera y están confiados en que impactarán al público caraqueño. Saben que puede resultar un drama o una comedia o una pieza del absurdo. “Es una extraña historia de amor”, afirman a dúo.
Segundo debut
Eugenio Griffero (Buenos Aires, 1936), psicoanalista, comenzó su carrera como dramaturgo con Monólogos (1974) a la que siguieron: La fuerza del destino, Trae mala suerte, La familia se vende, La gripe, Príncipe azul, Circomundo, Destiempo, Cuatro caballeros, Monigotes de papel, Té de reinas, La abeja en la miel, La boca lastimada y El viento se los llevó, en coautoría con Vanesa Langsner y Anay, entre otras. Sus obras han sido estrenadas también en Uruguay, Venezuela y España.

jueves, septiembre 14, 2006

Montserrat 2006

Emmanuel Robles (Orán, Argelia, 1914/ Boulogne, Francia, 1995) al escribir y presentar su teatro Montserrat (1948), con muchísimo éxito en París y Argel, utilizó una serie de hechos históricos auténticos, como la guerra a muerte que libraron los reconquistadores españoles y los rebeldes venezolanos, entre 1812 y 1821, para así elaborar un depurado y contundente texto político contra las tiranías y en especial contra los horrores de todas las guerras. Lo hizo no porque pretendiese tomar partido por uno o por otro bando de los combatientes en la atroz lucha de liberación hispanoamericana, sino porque necesitaba utilizar tales personajes históricos y sus respectivos contextos para predicarle a los argelinos y los franceses sobre la necesidad de que todos los pueblos fuesen libres y soberanos y que pudiesen vivir en paz con sus vecinos. En resumen, le predicó a sus compatriotas (franceses y argelinos) que debían negociar y aceptar la independencia de los segundos y detener la sangrienta conflagración, cosa que no se alcanzó sino en el año 1962, después de miles de muertos y pérdidas a lo largo de 132 años de feroces luchas o combates. ¡Esa sí fue una guerra de liberación larga y extenuante, que dejó profundas huellas en las sociedades, de las cuales aún no se recuperan!
Montserrat no es otra cosa que la escenificación de una de las tantas aventuras que vivió Simón Bolívar y su gente tras la pérdida de la Primera República, esa que entre otras catástrofes permitió una capitulación con el general español Domingo Monteverde y la entrega da Francisco de Miranda a los hispanos, además de la posterior desbandada de las tropas patriotas, tras la caída de Puerto Cabello.
Montserrat se centra en un bárbaro episodio protagonizado por un hispano, feroz y vengativo coronel Izquierdo, quien hace un sórdido chantaje sentimental, una variación más de lo que son las torturas psicológicas, al también oficial Montserrat para que revele dónde está el enfermo y derrotado coronel Simón Bolívar. El nuevo cómplice de los patriotas venezolanos, Montserrat, se resiste a denunciar el escondite del perseguido, mientras que Izquierdo inicia el fusilamiento de seis inocentes civiles que hizo detener para su maquiavélico plan. Al final, con todos los rehenes asesinados, y Bolívar bien lejos de sus perseguidores, Montserrat es también ejecutado. ¡La realidad será siempre superior a la ficción teatral!
El autor, que había combatido contra los nazis y era un intelectual revolucionario como lo fue su amigo Albert Camus, utilizó, pues, su Montserrat como arma ideológica para enseñarle a su público, con una supuesta lección de historia, escenificada en la lejana Venezuela del siglo XIX, los inhumanos excesos que se cometen en esas guerras contra los pueblos que asumen ser independientes, y para advertir que nada ni nadie podrá detener la liberación de las naciones sojuzgadas, como sucedió a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Claro está que desaparecieron los gobiernos títeres, pero se implantaron sistemas económicos transnacionales, además de totalitarias industrias o empresas culturales, que son tan ruinosas para las economías o desarrollos nacionales por que no dejan prosperar a ningún país, pero ese es tema de otra pieza de teatro aún no escrita, creemos nosotros.¡El teatro es siempre espejo!
Montserrat es, pues, un teatro con moraleja, que advierte al público lo que le puede pasar en su país si algún día es utilizado para chantajes similares; también enseña a ponderar el valor de la independencia, la soberanía y la democracia, y en especial el respeto a los derechos humanos, cosa que muy poco aceptan los cuerpos policiales y militares.Esta pieza le ha permitido a Román Chalbaud obtener un aceptable y monumental espectáculo en el Teatro Teresa Carreño, con una sola función por ahora, y además emprender una gira de nueve representaciones en Puerto Ordaz, Cumaná y Maracaibo. El ampuloso montaje visto, más de dos horas de representación y un intermedio, se soporta por las correctas actuaciones de José Luis Montero (Ortiz), el padre Coronil (Armando Göta) y un tanto de Anthony Gómez (Montserrat), entre otros. Es una pieza teatral realista, que oscila entre el melodrama y la tragedia, de esas que no se hacían aquí desde el siglo pasado.
¿Qué conclusiones sacarán los venezolanos sobre lo que enseña la escena? El pueblo entenderá no sólo la pieza como tal, sino que reirá ante las situaciones melodramáticas y dirá, para adentro o expresará abiertamente, lo que piensa de la argumentación, donde la defensa de la libertad es el fin último y admitirá que hay que luchar siempre para que ella no se pierda.¡Esclavos jamás!

miércoles, septiembre 13, 2006

Doce directores en pos de su destino

Desde los tiempos de Carlos Giménez, y ya se cumplieron 13 años de su fallecimiento, a nadie se le había ocurrido pensar y hacer o soñar y organizar un evento artístico destinado a promover a las nuevas generaciones de directores para el teatro venezolano. Han sido Dairo Luis Piñeres (con 31 años) y su grupo Séptimo Piso los que han puesto en marcha a CreaJoven 2006 (I Encuentro de Jóvenes Creadores de las Artes Escénicas), contando con el entusiasta apoyo del Ateneo de Caracas. Eso indica que la juventud sí mira hacia el futuro y trabaja para construirlo.
El director y organizador de CreaJoven 2006, Piñeres, dijo que tiene muchos actores jóvenes en su agrupación, egresados de los diversos institutos y escuelas de formación artística de Caracas, además de los alumnos que tiene en esos centros de capacitación. “Entre ellos hay muchos con deseos de dirigir sus espectáculos, pero no han podido demostrarlo porque existe una siniestra burocracia que le cierra el paso a las nuevas generaciones, además que nadie tiene recursos para alquilar salas y mucho menos hacer gastos en escenografías y vestuarios. Para darle, pues, la oportunidad a esa legión de aspirantes a convertirse en directores es que hemos organizado este evento, donde además los elencos son todos de jóvenes. La edad de los participantes oscila entre los 18 y los 25 años. Hablamos con los directivos ateneístas y recibimos un generoso apoyo, pues estaremos del 13 al 24 de septiembre. Son una docena de montajes dirigidos por 13 muchachos y muchachas que aspiran a iniciar así su carrera como puestistas. Por lo que en total son unos 140 actores, actrices, vestuaristas y directores los que participan en todo este evento, único en este incierto siglo XXI”.
Lo único que se busca es que el público los vea y los aplauda o los cuestione, “porque los jóvenes queremos decirle algo nuevo a nuestra sociedad y porque además nosotros somos el futuro del teatro en este país, y eso no es retórica, sino una realidad, porque para eso nos estamos preparando. Hay jóvenes con talento que sí dan la pelea en su país, porque ellos no son ni ‘la generación boba’ ni ‘la generación perdida’, como algunos han querido rotularlos en estos difíciles tiempos, sino todo lo contrario”, enfatiza Piñeres.
Algunos de los 12 espectáculos ya han sido exhibidos anteriormente, “pero la idea es mostrarlos ahora como un todo, como un conjunto de lo que podemos llamar el nuevo teatro. Yo, advierto, no he tutoreado ninguno de los espectáculos ni les he dado asesoría a los directores, quienes son, pues, autónomos. Se presentan tal como los pensaron y los realizaron. Pretendemos que los directores sean exhaustivos en sus trabajos, porque aquí no tenemos una escuela para directores y la mayoría de los que se dedican a eso son empíricos .Es posible que después de este encuentro nazca una escuela para formar a los nuevos directores, donde la capacitación sea práctica. Estamos, pues, dando un paso hacia la formación de una generación. Este es una especie de taller propedéutico. El tiempo y el trabajo dirá qué pasó con este grupo de aspirantes”.
Ni el Estado ni el Gobierno nacional están presentes en este evento de manera directa, porque los trámites burocráticos asustan a los muchachos del Séptimo Piso, entregados, durante los últimos 45 días, a las faenas de producción de un evento como éste, “pero gracias al Ateneo de Caracas nos cedieron la Sala Anna Julia Rojas, pero no descartamos que en próximas ocasiones sí solicitemos el respaldo oficial. Nosotros hemos dispuesto que cada grupo haga una venta de 150 entradas, a 10 mil bolívares cada una, con lo cual no sólo nos aseguramos un número de espectadores y además recogemos un poco de dinero para los gastos que demanda este encuentro”.
Dairo Luis Píñeres nunca conoció ni de trato ni de palabra a Carlos Giménez (1946-1993), pero “cuando yo tenía 15 años vi mi primera obra teatral, que era nada menos que Peer Gynt, de Ibsen, dirigida por ese hombre que sí dividió la historia del teatro en dos antes y después de Rajatabla, su grupo, con el cual hizo no menos de 60 gloriosos e históricos: montajes. Eso me orientó en mi decisión profesional. Este evento es, de alguna manera, un homenaje a Giménez por lo que hizo por el teatro venezolano. No podemos olvidarnos de su periplo glorioso”.
Agenda
Miércoles 13: Lorquianas, versión y dirección de Katherine García. Jueves 14: La tercera palabra, de Casona, dirección de Willibaldo Blanco. Viernes 15: Pavlov, 2 segundos antes del crimen, de Ott, dirección de Jénnifer Morales. Sábado 16:Y las mujeres también, de Verdial, dirección: Luis Alfredo Ramírez. Domingo 17: Bellas, sensuales y asesinas, texto y dirección de Rubén Romero. Lunes 18: Mirando al tendido, de Santana, dirección de Carlos Chacón. Martes 19: Calígula, de Camus, dirección de Javier De Vita. Miércoles 20:¡Aaaaaah! , texto y dirección de Alexander Fernández. Jueves 21: Terrorismo íntimo, texto y dirección de Michael Camacaro. Viernes 22: Noches de satén rígido, de Núñez, dirección de Stalin Rodríguez. Sábado 23: Mi difunto yo, textos de Julio Garmendia, dirección de Jorge Cogollo. Domingo 24: La madre pasota, de Fo, dirección José Gregorio Franquiz y Claudia Campos.
Funciones: de lunes a sábados a las 8:00 pm y los domingos a las 7:00 pm, sala Anna Julia Rojas.

lunes, septiembre 11, 2006

Allende 2006

Hace 33 años, un día como hoy, nos correspondió informar sobre el sangriento golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende y la instauración de una dictadura militar presidida por el general Augusto Pinochet, auspiciada por las oligarquías chilenas y con el okey de las transnacionales que gobiernan a la patria de George Washington: Estados Unidos de América, como se comprobó posteriormente. Y ahora para conmemorar esa catástrofe política de un pueblo bueno, el que siempre pone los muertos, nada mejor que reseñar la pieza Allende,The Death of a President (Allende, la muerte de un Presidente), de Rodolfo Quebleen (Argentina, 1938) la cual fue exhibida el pasado jueves 7 de septiembre en la Sala Juan Bautista Plaza, dentro de la programación el II Festival Internacional de Monólogos, organizado por el Ministerio de la Cultura.
Esta obra sobre Allende, en castellano, su idioma original, nos llegó por email desde Nueva York hace un año. Nos estremeció y nos hizo recordar los centenares de exiliados chilenos que vinieron a Caracas para salvar sus vidas y hacer realidad, algún día, aquellas últimas palabras del presidente antes de inmolarse: “el pueblo no quiere violencia; no necesita la violencia. Soñamos con una sociedad distinta y queremos luchar por ella, sin ser imitadores. La revolución chilena la haremos con gusto a vino y sabor de empanada de horno”. Tratamos durante este 2006 de verla representada en Nueva York, a sabiendas que había sido traducida al inglés para exhibirla especialmente antes los auditorios estadounidenses, pero nos fue imposible. Estábamos destinados a degustarla y sufrirla aquí en Caracas, este maravilloso territorio de América donde tantas cosas buenas se sueñan y donde otras tantas se frustran.
Quebleen, que es un periodista y escritor de bajo perfil, sí ha escrito una pieza de estremecedora poesía, donde utiliza las técnicas dramatúrgicas del monólogo para contar su versión de lo que pasó por el aguerrida ánima de Allende entre las 7 y 30 de la mañana y las 2 y 30 de la tarde, de aquel trágico 11 de septiembre de 1973, refugiado en su despacho del Palacio de la Moneda. No hay anacronismos ni invenciones en ese texto dramático, lo que sí abundan son las reflexiones trágicas de un latinoamericano que asume su sacrificio como la cuota que tiene que pagar un pueblo sediento de redención. Todo un personaje de dimensiones gigantes como los míticos héroes del teatro griego. Un hombre que asumió su compromiso ante la historia y pereció en su sitio. Un valiente, cosa rara en estos tiempos de tantas cobardías disfrazadas.
Al ver aquí a ese Allende, corporizado por el actor colombiano Ramiro Sandoval, pero imposible de asir porque hablaba un aplomado inglés, pudimos distanciarnos mucho más y ver en escena a unos cuantos héroes europeos y americanos, de esos que sacrificaron sus vidas antes de traicionar su ideales, de aquellos que fueron traicionados, como Francisco de Miranda, por ejemplo, porque hubo un militar o un falso amigo que los vendió por unos cuantas monedas, como el Judas aquel en la bíblica Jerusalén. Fue aleccionador ese acto teatral de largos 65 minutos, porque nos permitió hacer varias extrapolaciones y darnos cuenta, una vez más, de los obstáculos que tienen los pueblos americanos para avanzar en la búsqueda de una auténtica democracia, porque lo que pasó con ese mandatario chileno, un verdadero intelectual, es un “espejo” para ser consultado en los tiempos difíciles, ya que enseña desde la escena todas las teorías sobre los golpes de Estado ,especialmente como lo predica Curzio Malaparte (Italia, 1898-1957).
El espectáculo, creado por el director Germán Jaramillo es digno, permite una lectura escénica básica pero no es nada agradable. Tenían que haberse utilizado proyecciones de fotografías alusivas al suceso o unos cuantos fragmentos de las películas o videos de la época, para aminorar la tensión del discurso del protagonista. ¡Lo placentero enseña más que el patetismo aburrido!
Ojalá que el alma de Allende permita que en Caracas se obtenga un montaje más amigable para con los espectadores y, por supuesto, con un actor que encarne a un chileno de castellano cantadito. ¡Viva Allende!

viernes, septiembre 08, 2006

Sin miedo a la muerte

Tete, o María Teresa Sánchez Fombona, buena moza o de buen ver, con 47 años, divorciada y madre de dos adolescentes, se prepara adecuadamente porque esa noche tendrá, lo más seguro, un encuentro íntimo con Juan Pedro, un arquitecto a quien conoce desde hace un tiempo. “Un hombre que no está mal, que se preocupa por mis hijos o del funcionamiento de mi carro”. Pero su mayor preocupación no es lo que pueda pasar entre ellos, particularmente en lo erótico, sino que ella se verá obligada, “antes de que pase lo que tiene que pesar”, a revelarle a él su secreto: hace ocho años fue sometida a una mastectomía para salvarla de un cáncer. Hasta ahora todos los chequeos posteriores le han reiterado que está sana y que no hay señales de una reaparición de la enfermedad. Está sana y puede que sea para siempre, pero ella ha perdido uno de sus senos y no sabe lo que eso pueda afectar a su enamorado.
Tete es el único personaje de la obra teatral Pechos de seda, escrita por Belén Santaella, que hace temporada en la Sala Experimental de la Casa de Rómulo Gallegos, de jueves a sábados, a las 8:00 pm, y los domingos a las 6:00 pm. Este monólogo, encarnado por la primera actriz Virginia Urdaneta, quien ha sido dirigida por el veterano teatrero Armando Göta, fue estrenado el año pasado en París, en el marco del Festival de Teatro Venezolano. En él le plantea al público, a lo largo de 65 minutos, una situación límite en la vida de Tete, un auténtico personaje que demuestra cómo el humor, la valentía y la esperanza constituyen, hasta ahora, las únicas herramientas fundamentales para sobrevivir a una situación tan difícil, como ha sido la de su cáncer mamario, y derrotar así al miedo ancestral que los seres humanos tenemos a la muerte.
Intérprete y personaje
Virginia Urdaneta, que es arquitecta egresada de la Universidad Simón Bolívar, donde además se encaminó por los meandros del teatro, azuzada por sus maestros Omar Gonzalo y Pedro Marthan, en el año 1977, cuenta que solamente trabajó dos años en su profesión y que después se dedicó de lleno a las artes escénicas. “He actuado innumerables veces en el cine, la televisión y el teatro. Si quisiera ingresar a la arquitectura tendría que estudiar de nuevo y aprehender todas esas técnicas con las computadoras. Es posible que lo haga algún día, porque quisiera trabajar haciendo escenografías. Por ahora estoy viviendo de la actuación teatral y con este monólogo llevo un año que no me bajo del escenario, a Dios gracias. Yo soy viuda y de mi esposo Anatole Goldberg me quedaron dos criaturitas: Erika, de 13, y Alan, de 10, por lo que tengo que trabajar para ellos y para mí”.
No niega que el tema y la argumentación de Pechos de seda son asuntos bien serios y calcados casi de muchos hechos de la vida real, pero gracias a su experiencia personal ha podido enfrentar a su personaje y hacerlo creíble desde la escena. “Acepté hacerlo porque está muy bien descrito o plasmado el mundo de nosotras las mujeres, y en especial todo lo que pasa o le ocurre a Tete: una divorciada que ha tenido que echarle pichón a todo, como la crianza de sus hijos y, por si fuera poco, afrontar el drama del cáncer al seno. Ella, pues, debe desafiar a la muerte, a ese miedo ancestral a lo desconocido de la muerte, ese pánico que tenemos todos los seres humanos, pero al cual hay que hacerle frente y derrotarlo, ya que es la única manera de salir adelante, porque si nos escondemos o nos deprimimos no hay terapia que nos ayude a recuperarnos. Ella, mi Tete, comienza a jugar con sus hijos y a soñar con verlos grandes, porque si se hunde no podrá superar su dramática situación”.
Una lección para todos
Tete, como lo cuenta Virginia, tiene su corazoncito y es por eso que acepta los amoríos, “muy castos además”, de Juan Pedro, “un arquitecto, bellísima persona, que puede ser una pareja seria. Ella ha evadido tener momentos íntimos con su novio, porque le da miedo contarle las peripecias de su enfermedad y además la pérdida de su seno. Pero como tiene que vivir bien su presente, ha optado por aceptarle una invitación y está dispuesta a todo, a todo, incluso hasta a contarle las incidencias de su cáncer. La obra, pues, transcurre entre los preparativos de Tete para ponerse bonita y muy perfumada para ese encuentro que será definitivo para su relación. Sí, porque ella tomó la decisión de decirlo todo, con la esperanza de que él la siga amando”.
La actriz admite que el espectáculo transcurre entre la risa y el llanto, pero su lenguaje es muy sincero y hay momentos en los que es conmovedor por su veracidad. “El público, y nos hemos presentado además en México, integrado por hombres y mujeres, se comporta con sinceridad, llora cuando tiene que llorar y ríe a mandíbula batiente cuando le llega su momento”.
Lamenta que Tete no haya sido más vista en los escenarios de Caracas, “pero es que hay muy pocas salas disponibles, unos verdaderos teatros donde se pueda organizar una temporada como Dios manda. Creo que esto es algo más que teatro, es una lección pedagógica de vida, una lección útil para mujeres y hombres, porque pueden llegar a vivir situaciones similares o presenciarlas en sus familias o en los hogares de sus familias”.
En esencia, reitera la conmovida actriz, Pechos de seda es la confrontación del personaje Tete con su realidad y al asumir su situación y aceptarla, logra su victoria sobre el miedo a la muerte. “Ella podrá seguir sola o acompañada, pero es dueña de su propio destino”.
Cancer
Pechos de seda
es un monólogo derivado de la experiencia de su autora, Belén Santaella, quien hace unos 11 años enfrentó un cáncer mamario, se sometió a la terapia y ha logrado sobrevivir, gracias a su fe, su tesón, a su sano sentido del humor y especialmente por el apoyo de su familia. La obra teatral está basada en su libro El seno luminoso, el cual fue publicado por El Nacional. “El cáncer fue el comienzo de la más bella transformación que hubiese esperado. Aprendí a disfrutar cada momento. Con él entendí que la humildad es un don, que los amigos son un regalo y que los hijos son los peldaños que nos hacen crecer y al final nos dan sombra para reposar”. Los recursos económicos recaudados por el espectáculo serán destinados a Fundaseno, una fundación sin ánimo de lucro.

miércoles, septiembre 06, 2006

Montserrat vuelve con su mensaje libertario

Cuando todos creían que Román Chalbaud (Mérida, 1931) estaba retirado definitivamente del teatro y en especial de la dirección escénica, para dedicarse de lleno al cine y la televisión, he aquí que confiesa, sin mucho aspaviento, que uno de sus más caros anhelos se está materializando: dirigir y montar, como Dios manda, la obra Montserrat, un texto de carácter histórico y de tal profundidad ideológica que muchos venezolanos hubiesen querido escribirla, porque ahí se cuenta un faceta poco conocida de los avatares revolucionarios de Simón Bolívar y de cómo su lucha se puede extrapolar para los tiempos contemporáneos.
Este Montserrat no es otra que la pieza del escritor y combatiente Emmanuel Robles (Orán, Argelia, 1914/Boulogne, Francia, 1995), quien la pudo estrenar simultáneamente, hacia 1948, en París y en Argelia. Ese debut, como lo cuenta Chalbaud, fue un éxito y la obra la tradujeron de inmediato a 11 idiomas. “En 1949, Lilian Hellman, la dramaturga norteamericana, la vertió al inglés y la estrenó en Nueva York con Emily Williams y Julie Harris en el elenco. Desde entonces y hasta ahora se sigue representando con éxito en muchas partes del mundo. Juan Antonio Bardem, el director español de La muerte de un ciclista y de Calle Mayor, quería hacerla en cine, filmarla en Venezuela y que yo fuera su coproductor. Desgraciadamente nos enteramos, en febrero del año 2002, de que los derechos para el cine los tenía una empresa norteamericana, Bardem murió a fines de ese año. La idea de llevarla a la pantalla está latente. Yo ahora la llevo al teatro, porque no podía dejarla dormir más”.
Chalbaud, que en octubre cumple sus primeros 75 años, puntualiza que Montserrat es un gran canto a Bolívar y por ende a la libertad. “Con magnífica trama, estupendos personajes y diálogos magistrales nos envuelve en una atmósfera de horror y de violencia. La guerra. La lucha de las ideas. La casi totalidad de las cosas que se dicen están vigentes. Este Montserrat sacude, emociona. Nadie puede quedar indiferente, menos los venezolanos de estos tiempos. En las últimas semanas de ensayos he invitado a personas diversas. No hay ninguna que haya quedado indiferente. Por el contrario, los espectadores se apasionan, se conmueven, se aterran. Esta obra nos la dejó un intelectual que perdió a su padre antes de nacer y creció rodeado de mujeres, por lo que la ausencia del padre es un elemento dominante en toda su producción. Fue un intelectual izquierdista, amigo de Albert Camus, entre otros”.
Montserrat se ubica a principios del siglo XIX y es en la alzada Venezuela contra la decadente monarquía hispana. El drama se plantea cuando el español coronel Izquierdo no puede capturar a Simón Bolívar, pese a que lo tenían prácticamente acorralado. Logra huir gracias a la ayuda de un oficial “enemigo” que no es otro que Montserrat. Izquierdo apresa al militar traidor junto a seis inocentes y les adviertes que tienen una hora para revelar el escondite del rebelde Bolívar so pena de ser fusilados. Los detenidos presionan a Montserrat para que diga dónde está el perseguido, pero éste calla y sufre su tragedia.
Esta pieza se hizo en Lima y allá se publicó, en la página web: www.rpp.com.pe , esto que consideramos muy importante y que por ende debe ser analizado por los espectadores venezolanos para que saquen sus propias conclusiones, porque no es un teatro baladí ni cosa parecida. Es teatro de ideas a partir de una anécdota histórica. Es una invitación para mirar más allá de los hechos que se ven:
“ Las opresiones, las dominaciones, los imperialismos, las dictaduras y los colonialismos tienen un común denominador: el avasallamiento, el abuso del poder y la dominación bajo el poder de las armas frente a fuerzas infinitamente inferiores. Si repasamos la historia de muchos de los pueblos, esta es una receta que se ha repetido quizás demasiadas veces. Este viene a ser el telón de fondo de Montserrat”.
Román Chalbaud, con más de 50 años de actividades en las artes escénicas criollas, además de dirigir la puesta en escena, versionar el texto y cuidar de las caracterizaciones de sus actores, también funge como datero para que los cronistas hagamos con exactitud el merecido reportaje sobre su espectacular Montserrat. Y es precisamente quien revela la ficha de actores que tiene su pieza. Ahí cuenta con José Luis Márquez, Alexander Solòrzano, Israel Moreno, José Luis Montero, Armando Göta, Anthony Gómez, Hans Christopher, Armando Volcanes, Jennifer Flores, Vito Lonardo, Moisés Berroterán, Elena Yma Sumak Carhuarupay, Larry M. Castellano, Girense J. Volcán, Eliseo Pereira, Raúl Márquez, Michel Camacaro, José Alegría y Rafael Gómez. No dijo nada sobre el vestuario ni el dispositivo escenográfico ni tampoco de dónde salieron los reales para este teatro que es eminentemente cultural.
Hay que recordar que para el 19 de abril de 1960, en Barquisimeto, para festejar los primeros 150 años de la Independencia de Venezuela, el Grupo Teatral Lara, bajo la conducción de Carlos Denis, escenificó a Montserrat, y en su elenco estàban, entre otros, Leonardo Azpàrren Gimènez, quien después haría una carrera como crítico teatral en Caracas, donde actualmente reside.
La versión chalbaudiana de Montserrat se estrenará este domingo en el Teatro Teresa Carreño, a las 5:00 pm. La entrada es libre. El director asegura que irán a Puerto Ordaz, Cumaná, Maracaibo y otras ciudades del interior.

martes, septiembre 05, 2006

Otro corazón que pide justicia en Venezuela

La actriz María Vidal y el director Pati Domenech se vinieron de España con El corazón de Antígona, un espectáculo de la compañía Ábrego Producciones, para intervenir en el II Festival Internacional de Monólogos, el cual se escenificará desde hoy y hasta el sábado en el Distrito Capital y en varios estados venezolanos, organizado por el Ministerio de la Cultura.
El corazón de Antigona, basado o inspirada en la obra Antígona, de Sófocles, “es algo más que una tragedia griega, es un mito que ha trascendido tiempo y espacio erigiéndose con fuerza en la actualidad. Es Latinoamérica que lucha contra el imperialismo y exige su derecho a la libertad, por eso sus latidos se sienten muy cerca de la conciencia”.
La pieza se estará presentando este miércoles en el Teatro de la Unellez de San Fernando de Apure; el viernes en el Auditorio de la Escuela República de Brasil del Municipio Juan Germán Roscio, en San Juan de los Morros, y el sábado en la antigua Compañía Regional de Teatro, en el municipio San Carlos de Cojedes. Todas las funciones son a las 7 pm, con entrada gratuita.
El director Domenech comenta que “este unipersonal es nuestra reflexión sobre lo que esta ocurriendo en este momento en el mundo. Yo lo llamo ‘Teatro de respuesta rápida’, aunque no debemos de engañarnos, 400 años antes de Cristo Sófocles hizo lo mismo con su Antigona. Nosotros hemos retomado el mito, que tiene una absoluta vigencia en sus planteamientos y hemos querido hacer una propuesta novedosa en lo escénico. El ser humano se obstina tozudamente en caer en los mismos errores, pero igualmente ese mismo ser humano se empeña en corregirlos, unas veces predominan los depredadores y otras, afortunadamente los honestos son los que tratan de equilibrar este flujo”.
Por otro lado, agrega Domenech, “resulta muy fácil hacer una traslación contemporánea de los personajes de Antigona, pero la cara de Creonte tiene rostro propio en Estados Unidos, así como su visión del poder, ejercido de forma absoluta, que aparece maquillado con ademanes democráticos, ejercido siempre desde la cúspide de la pirámide social, que conlleva dramáticas consecuencias y espeluznantes daños colaterales, poder tan del gusto de las democracias desarrolladas”.
Comenta que en el programa de mano le escriben al espectador para advertirle que “El corazón de Antigona deja de ser el latido de un corazón individual, para ser el pulso de la nueva vida que reivindica, con sus latidos sordos a la indiferencia, el derecho a ejercer la libertad individual en todos los ámbitos de la sociedad y el latido insistente y perenne de los que claman justicia”
- ¿Cómo se inserta el teatro social dentro de sus producciones?
-Tratamos de mantener un equilibrio entre lo ético y lo estético. Es decir, intentamos mostrar situaciones conocidas por la gente y que en la mayoría de los casos plantean contradicciones en la sociedad, nuestro teatro se nutre de la vida, con sus miserias y sus grandezas y con la carga inevitable de denuncia que todo compromiso ético plantea; pero no olvidamos la apuesta estética, esa que como creadores nos lleva a involucrarnos en procesos de investigación en los que tratamos de ser hijos de nuestro tiempo y del teatro contemporáneo que nos toca crear.
-El teatro como un espacio de reflexión crítica, de denuncia, es cada vez más difícil de encontrar.
-Sin duda. Es más, no entendemos otra manera de hacer teatro que no sea la de estar siempre atentos a los acontecimientos sociales que requieren una reflexión crítica. Esta forma de hacer tiene detractores, cómo no, pero también fervientes defensores, interesados en que la escena no sea un adorno burgués.
-¿Qué reflexión nos deja en la actualidad acerca del papel de la mujer en la sociedad?
-El hecho de que sea una mujer la que se enfrenta al poder, no es indiferente en este momento, ya decía Brecht que “Antigona es la primera feminista revolucionaria de la historia”, ya que como queda patente en todos los estudios de ámbito social, educativo, económico etcétera, siempre son mujeres las que se siguen encontrando en la base de la pirámide del subdesarrollo.
-¿Qué significa para una actriz como María Vidal encarnar varios personajes en uno?
-Es un gran reto, solo afrontable desde la honestidad que caracteriza a las grandes interpretes, ya que concentramos en ella sola la interpretación de todos los personajes, la situamos frente a la multiplicidad clásica en la que los diferentes aspectos de la condición humana son encarnados por diferentes tipos, para incidir en la idea de que en una sola persona se encuentran todos los aspectos psicosociales y ambivalencias posibles. Ella resuelve este planteamiento de manera brillante, lo cual hace creíble la tesis planteada.
-Tenemos entendido que Abrego Producciones tiene una trayectoria de más de 20 años que lo ha llevado a recorrer diferentes países del mundo, incluyendo Venezuela. ¿Este intercambio de experiencias ha tenido alguna repercusión en sus montajes por aquello de plantearse un mestizaje teatral?
-Por supuesto. Evitamos el lado perverso de la globalización pero nos beneficiamos de su vertiente humana, por así decirlo, la que permite una mejor comunicación entre las personas y los pueblos, y una forma más rápida y económica de viajar e interactuar. Eso, por ejemplo, nos ha permitido sólo este año viajar a ocho países diferentes, conocer otros públicos, otras formas de entender la vida y el teatro, y en el conjunto de nuestra experiencia viajera, todo esto se convierte en un material muy valioso para hacer nuestra propia interpretación de los acontecimientos sociales y culturales, aportando una visión de ello en todo nuestro trabajo.
Reveló que trabaja en conjunto con el director Jorge López Vidal y ha sido una experiencia fantástica. “Llevamos años experimentando en este sentido, buscando siempre la manera de no repetirnos, de nutrirnos de otros artistas y de otras formas de hacer, de no caer en una endogamia que no te permita cobrar perspectiva”.

Theja abrió temporada 2006-2007

No es fácil, para un director de teatro, convertir o transformar o plasmar un texto de literatura dramática en un entretenido espectáculo escénico, que además sea breve y placentero. No hay formulas ni recetas que lo garanticen y si estas existieran el arte teatral sería un aburrimiento total porque no habría retos ni sobresaltos. La creación y el riesgo no existirían. Todo estaría seguro. La verdad es que el oficio del director teatral no es precisamente para cardíacos ni perezosos, porque además que los aspirantes tienen que utilizar la inteligencia, la cual no es solo para peinársela, si es que quieren descollar o al menos ser tomados en cuenta.. En resumen, el cuidadoso trabajo de un director es equiparable al de un chef o un experto cocinero: con los ingredientes básicos y de calidad debe elaborar un buen plato para sus comensales, que en el caso del teatro es el temible crítico de las mil cabezas, o sea el público. Claro está que hay buenos libros de cocina que sí pueden ser seguidos al pie de la letra por un aspirante, pero difícilmente la vianda le quedara como lo pinta u oferta el susodicho libraco. Ambos son oficios que requieren un toque de genialidad o de locura en algunos casos. No hay que olvidar, como cuentan y recuentan algunos, que la primera representación teatral se hizo para contar como aquel hombre había logrado cazar a una fiera, la cual le iba a proporcionar buenos trozos de carne para el invierno, además de su piel para cubrirse, en las noches de los días invernales, con su familia o la tribu. De ahí que la cocina y el teatro tengan puntos de coincidencia eternos. Ambos alimentan a hombres y mujeres: uno a los cuerpo y otro a las almas.
Eso que para algunos osados o ignorantes puede parecer fácil, pero no es así y sino pregúntenselo a Javier Vidal, que durante dos meses dejó de lado su mascara de comediante y se dedicó a materializar las tres obras cortas que ahora integran el delicioso espectáculo Tr3s, con el cual el grupo Theja ha inaugurado su temporada 2006-2007, en el Teatro Alberto de Paz y Mateos.Necesitó dos meses para lograr un novedoso y buen montaje con las tres eróticas piezas cortas, escritas, respectivamente, por él, su amigo y compañero de ruta José Simón Escalona y el maestro Román Chalbaud, las cuales ya habían sido estrenadas, junto a otros textos mínimos, durante el I Festival de Dramaturgia Breve, en 1999, realizado en el Teatro Alberto de Paz y Mateos. En esta ocasión, a casi siete años, hay un conjunto actoral diferente y, porque no decirlo, más cómplice, más entregado a sus oficio, o quizás mucho mejor ensayado.¡Cambio el cocinero , hay otros ingredientes y el contexto también!
Para la apertura de la temporada 2006-2007, Tr3s, o sea Yamal el anticuario (1995), A María Queras, todos las llaman Mari (1998) y Preguntas (1997) ha recibido una exhaustiva dirección y además un especial tratamiento actoral por parte de Gerardo Soto, Nacarid Escalona, Maigualida Escalona y Emerson Rondón. Vidal reconoce que para las tres piezas ha utilizado el mismo espacio escénico, el cual se transforma en función de sus argumentos que van desde los deseos prohibidos de una dama en una sociedad corrupta y decadente hasta las desaforadas conductas sexuales, sin dejar por fuera una extraña, pero siempre posible, relación de amor platónico. Él considera que las piezas por breves se pueden comer de un solo bocado, o quizás dos, según el tamaño de la boca del espectador o de su inteligencia, pero las tres se elaboraron con la misma dedicación. Él considera al texto como material fundamental, busca y rebusca hasta que lleva a la superficie lo que más le interesa. Se considera un servidor del texto, casi su esclavo. Y así, a punta de ensayos, con unos cuantos errores desechados, ha logrado los tres bocados perfectos. Se trata, pues, de un espectáculo multisápido, donde hay diferentes sabores, pero todos tienen el mismo aliño o material básico: el sexo en sus diversas manifestaciones o conductas, que van desde el interesado o negociado hasta el afectivo, deteniéndose en el platónico, en la exaltación sublime de lo imposible.
Son tres tramas diferentes que se interrelacionan además porque sus actores Gerardo, Emerson, Nacarid y Maigualida son los que cambian o intercambian las acciones y así obtienen un gustoso menú teatral cuyos ingredientes son misterio, melodrama y humor del absurdo, además de las deducciones sentimentales que “el critico de las mil cabezas” sacará de cada una de ellas.Se trata, pues, de una pequeña antología escénica, con autores que además tienen especiales experiencias en los medios audiovisuales y además provienen todos del teatro, por lo cual cada uno de los textos y sus montajes están laborados hacia la imagen, buscando un primer impacto en la audiencia, pero sustentados en las palabras precisas y en su virulencia. ¿Es un teatro para este siglo XXI donde lo audiovisual se encarga de pensar y decidir por la audiencia? ¿El viejo teatro está evolucionado hacia un lenguaje más visual, aupado por el cine y la televisión? ¡Habrá que ver más teatro, dentro y fuera de Venezuela, para aceptar ese cambio rotundo de ruta!
Yamal el anticuario, comedia con suspenso, presenta a tres seres atrapados por una especie de telaraña de la corrupción típica en un país subdesarrollado, donde se permite, donde todo se puede, siempre y cuando se respeten las apariencias. Es la historia de Miranda (Nacarid), esposa insatisfecha y además engañada por su marido, próspero banquero. Ella, para acompañar su hastío, paga su amante Jorge (Emerson) y hasta lo negocia con el anticuario Yamal (Gerardo) con tal de salvarse de la justicia. No hay que hacer mucho esfuerzo para encontrar la similitud de esos tres entes teatrales con otros de carne y hueso que son reconocidos en el mundillo sociopolítico venezolano. La “moraleja” es que el poder del dinero todo lo puede y hay de aquellos que no lo tengan. También se destaca la bisexualidad, sin disfraces, de los personajes masculinos
A María Queras, todos la llaman Mari es la rocambolesca historia de amor de la costurerita María (Maigualida), que hace su fantasía erótica, nunca satisfecha, con el dueño y diseñador jefe de una casa de modas. Un personaje homosexual, portador de sida, que para cerrar su historia pública y morir en paz, dejando además una viuda, decide casarse con la Queras que lo ha amado toda una vida, para lo cual él diseña el traje de bodas. Cruel texto, no exento de un tanto de poesía wildeana, por rotularlo algo de alguna forma. Es un texto fuerte, como ha dicho Vidal, que se traga de un solo bocado, por la crudeza de la situación y porque también tiene nexos con la realidad criolla.
Preguntas es un delicioso y habilidoso juego estilítisco de Chalbaud al estructurar una pieza con puras preguntas, hilvanar diálogos coherentes pero siempre interrogantes y además centrados en un alucinante juego erótico heterosexual de los jóvenes Rita (Nacarid) y Mario(Emerson) que los lleva de emergencia al consultorio de un odontólogo y como ahí se combina con el homosexual Esteban (Gerardo) y su impactante final: la enfermera(Maigualida) se levanta a Rita, mientras Mario y Esteban se marchan a un lugar muy especial, que no es precisamente una sala odontológica.¡Dos parejas homosexuales: qué modernidad!
En resumen, Tr3s es un triángulo cómico o de humor sobre la necesidad de amar de los seres humanos, una necesidad que se disfraza, que asume disfraces y que utiliza escenarios diversos, pero que al final concluye en lo mismo: la cópula sexual como preámbulo básico o fundamental para lo que vendrá después: la compañía para la soledad, o la soledad para otra soledad menos acentuada. Hay, como es obvio, otras lecturas posibles, pero optamos por la visión erótica del espectáculo.
Para aquellos exigentes de un teatro con escenografías y vestuarios, Tr3s es un deleite visual, pues comienza con una ambientación millonaria, lujosa y de buen gusto, donde destacan las lámparas y las alfombras, además de los muebles que son de verdad y no de utilería teatral. Todo eso va cambiando y culmina con mínimos elementos, pero antes hay un derroche de vestuario de firma.
En síntesis: un espectáculo en claves de comedia, que le recuerda al público que el amor tiene múltiples facetas y que siempre hay una dosis de sufrimientos hasta que se consigue. Algunos más exigentes dirán que son tres sainetes mejor vestidos y mejor actuados. Sea lo que sea, con el rotulo que se le quiera colocar, se trata de ¡una trilogía erótica para todos los gustos!
Y más allá de los dimes y diretes sobre los textos, hay que reconocer que sin esos actores difícilmente se habrían materializados las propuestas de los escritos de Vidal, Escalona y Chalbaud. Ellos disfrutan, gozan, están en comedia todo el tiempo y se exhiben como actores entrando en una madurez envidiable para muchos, especialmente Gerardo Soto.

Allende muere en Caracas

Al médico Salvador Allende lo sacrificaron sin piedad, aquel martes 11 de septiembre de 1973, en el presidencial Palacio de La Moneda. Y su país, al que presidía constitucionalmente, entró en el laberinto de una sangrienta dictadura militar, que después fue desplazada por un referéndum civilista el cual entronizó a un nuevo sistema democrático. ¡Ahora eso se verá en Caracas!
La muerte de Allende -¿se suicidó o lo asesinaron sus captores?- marca el fin de una aventura política sin precedentes en la América Latina de la época, un sueño de revolución social por la vía democrática, ingenuamente perseguido durante toda una vida de combate que terminó en frustración, desilusión, destrucción y extrema soledad.
La estrujante saga teatral del último día de la vida del izquierdista presidente chileno -entre las siete y media de la mañana y las 2 y 30 de la tarde- derrocado por el generalato de su patria, será mostrada gracias al espectáculo, originalmente titulado Allende, la muerte de un presidente, que se podrá ver y degustar, pero en su versión inglesa, Allende: The Death of The President, el próximo jueves 7 de septiembre, a las siete de la noche, en la sala Juan Bautista Plaza, de la Biblioteca Nacional.
Esta versión escénica -según la dramaturgia del periodista argentino Rodolfo Quebleen, el depurado trabajo actoral y la ecléctica puesta en escena de los colombianos Ramiro Sandoval y Germán Jaramillo- sobre aquellos sucesos del magnicidio en Santiago de Chile, hace casi 35 años, es parte importante de la programación del II Festival Internacional de Monólogos, el cual, bajo la producción general del Ministerio de la Cultura, se inaugura mañana martes, a las siete de la noche, en la Sala Ríos Reyna de Teatro Teresa Carreño, con el unipersonal Gracias por todo, de la actriz uruguaya Nidia Telles.
Para el actor Ramiro Sandoval representar a una figura como Allende significó un gran reto. “Asumí este trabajo con la búsqueda de la humanidad, de la universalidad de Allende, cuidándome de arquetipos, caricaturas y las obvias agendas. Esa fue una buena decisión frente a la encarnación de este, antes que todo, ser humano, después político y luego figura histórica contemporánea, vigente aún en la memoria de muchos”.
Ramiro Sandoval es un actor de una dilatada trayectoria actoral, en su natal Colombia. Estudió teatro en la Escuela de Arte Dramático de Bogotá, representando a su país en innumerables festivales en Latinoamérica y Europa
Advierte Sandoval que hacer un monólogo es un momento solemne. “Siempre es una ceremonia de al menos una hora de soledad y un poco de abandono y desapego. Antes de salir a escena debo estar siempre listo y darme suficiente tiempo para lanzar una oración y encomendarme un santo de mi devoción. Quien sale del camerino al escenario entonces es el doctor Allende, yo me quedo”, señaló.
Esta producción, de latinos en inglés, es de la compañía ID Studio Theater de New York, fundada en el año 2001, y es la apertura de un espacio para la investigación en torno al oficio del actor y la creación escénica, enfatizando en la búsqueda de un teatro de alta calidad tanto en español como en inglés, conectado con la realidad de nuestros orígenes americanos comunes y con un interés en la exploración de su director Germán Jaramillo.
Humor uruguayo
La comediante Nidia Telles, ganadora de importantes premios en el exterior, visita por cuarta vez a Caracas para presentar su unipersonal que es toda ambiciosa propuesta llena de humor reflexivo y delirante. Su espectáculo es del humorista uruguayo Julio César Castro “Juceca”, autor de los populares cuentos de “Don Verídico” y de incontables libretos para radio y televisión. Este dramaturgo, ya fallecido, también fue columnista de diarios y revistas en su país. Castro escribió el monólogo Gracias por todo especialmente para Nidia Telles, quien hizo suyo el drama de una viuda que reflexiona sobre su vida, pero con un toque de jocosidad. Se estrenó en el año 2001 en escenarios de Uruguay y ya ha recorrido países como Bolivia, Colombia y España. La obra, señala actriz, relata la vida de una mujer solitaria; sus dudas, miedos, esperanzas, reproches, alegrías y secretos, contados con el humor característico de “Juceca”, a través de un lenguaje que se aleja de lo procaz, y que a su vez toca temas profundos, con un humor delirante que atrapa de principio a fin.
Al consultarle sobre su participación en el II Festival Internacional de Monólogos, Telles comentó que “Caracas es un semillero de gente de teatro y eso me crea cierta responsabilidad y hasta miedo y mesura, y está bien que sienta eso. Pero más allá de los nervios, está el respeto hacia el público al que uno se dirige. Esta es una obra con una problemática directa y entendible para todo público”.
De igual modo dijo: “Cada vez que salgo a la soledad del escenario para hacer un monólogo, la imagen es siempre la misma; tengo la sensación de que salgo al ruedo a enfrentar el toro, con mi traje de luces, pero con la finalidad de expresar belleza y armonía a través del espectáculo”.
Gracias por todo cuenta con la dirección de Mario Morgan y se estará presentando en única función, en el Teatro Teresa Carreño, con entrada gratuita.
El evento
Del 5 al 9 de septiembre el Ministerio de la Cultura, a través del Instituto de las Artes Escénicas y Musicales (IAEM), presentará en 15 estados del país la segunda edición del Festival Internacional de Monólogos, con la participación de artistas provenientes de Colombia, España, Estados Unidos, Cuba, Uruguay y Venezuela.
Durante una semana, reconocidos actores de la escena nacional e internacional dejarán fluir su talento para recrear una de las expresiones más difíciles del teatro, como lo es el monólogo; experiencia de fuego para los actores consagrados y máxima aspiración de quienes transitan por el arduo camino de la actuación. El juego de la realidad y la ficción, se mezclará con el drama y la comedia en el íntimo y sagrado espacio que habita el actor, para obsequiarle al público toda la fuerza y la pasión del teatro.
La escena nacional se llenará de la presencia de seis artistas internacionales que darán vida a diferentes historias y distintos personajes, en las voces de Sebastián Ospina de Colombia (Agonía…entre el amor y la muerte), Ramiro Sandoval de Estados Unidos (Allende: The Death of The President), María Vidal de España (El corazón de Antígona), Michaelis Cué de Cuba ( Marx en el Soho) y las actrices Nidia Telles (Gracias por todo), Pelusa Vera e Isabel Schipani de Uruguay (Sexo para dos).
El II Festival Internacional de Monólogos contará también con una nutrida representación nacional encabezada por los actores Héctor Escandell de la agrupación Recrearteama de Amazonas; José Sánchez y Raúl Castillo de Estival Teatro y Grupo Teatral La Carreta, respectivamente, ambos del estado Aragua; Mariángela Jiménez del grupo Adán Teatro de Cojedes; y artistas integrantes de compañías del Distrito Capital como lo son: el primer actor Gonzalo Camacho con una producción del grupo Rajatabla, Alma Blanco del Centro de Creación Artística TET, José Gregorio Martínez del Teatro San Martín, Rebeca Alemán de Water People Theater Company, Gladys Prince del Proyecto Azul, Jenny Noguera de la compañía Jenny Noguera Producción, Yugui López de La Cuarta Pared y José Manuel Suárez de la Compañía Lily Álvarez Sierra Producciones. A estas agrupaciones se sumarán los actores Oscar García de la Agrupación de Teatro Independiente Nica de Lara, Igor Martínez de Tarima Teatro de Mérida, Carmen Aurora León de la Compañía Regional de Teatro de Trujillo y Yosleida Araque del Taller de Teatro Zapatero de Zulia.