El teatro comercial que se hace en cuatro salas privadas y no en las del Estado, detalle que no se puede perder de vista cuando haya que evaluar la cartelera de espectáculos, se enriqueció con el estreno de No me cuentes más, pieza que firma y protagoniza ese primer actor y calificado trabajador de la escena criolla que es Aníbal Grunn (59 años), producida por el grupo Contratipo y con Dairo Piñeres (32 años) en la dirección, el mismo que hizo posible al hiperkinético montaje de La cantante calva, de Eugene Ionesco, que exhibe la sala experimental del Celarg, como muestra del mejor teatro de arte.
No me cuentes más, en la Escena 8, es una comedia centrada en las peripecias de un peculiar adulto contemporáneo, el cornudo profesor Mario, despedido de su hogar por su esposa insatisfecha sexualmente, por lo cual el infeliz marido se refugia, temporalmente, en la casa de sus alumnos universitarios. Mario, caracterizado deliciosamente por Aníbal, es un varón poco común en la panoplia venezolana, sin embargo su problema se detecta en medio de una sociedad de las apariencias, donde hay que estar con pareja a juro, sin evaluar si puede vivir casado formalmente. Eso y otras cosillas de su biografía le desgracian su matrimonio y culmina de huésped en el apartamento de Marcelo, universitario que a su vez arma un jolgorio con sus condiscípulos y compañeros generacionales: Mariana, Manuel y Mónica, para quienes el sexo es un divertido y excelente ejercicio que no exige estar enamorado de la otra persona para usarlo o degustarlo. Mario se adapta a la terapia de sus alumnos e reinicia otra vida amorosa con la chama Mónica, enamorada de su papito.
No hay que romperse la cabeza para encontrarle a esta pieza similitudes con otros teatros que abordan situaciones parecidas, porque lo verdaderamente importante no es la originalidad, detalle que nunca está de más en estos tiempos de Internet, sino la generosa tarea que han emprendido Grunn y Piñeres para apoyar a una compañía de jóvenes comediantes, como lo son Jean Carlos Du Boulay, Angie Prieto, Douglas Guerrero Navas y Wendy Bermejo, quienes lucen diestros, sin ocultar los nerviosismos de los que recién empiezan ese largo camino de la actuación. ¡El futuro se siembra y es un deber ayudar!
No me cuentes más es otra versión de ese teatro donde se aborda el aburrimiento de las parejas maduras y se enarbola el segundo debut como paliativo hasta que llega la definitiva senectud, cuando el sexo ya no tiene interés alguno. Es un guiño al futuro pero con mucha gracia escénica y música contemporánea, y hasta un tango como en los años 40.¡Bravo Piñeres!
El trabajo de los debutantes es digno de ser celebrado. Hay talento suficiente para cultivado, siempre y cuando estén actuando, como es el caso de Douglas y Wendy quienes sí se roban el show por su desenfado y cierto ángel para los roles que asumen. ¡Suerte y trabajo!
No me cuentes más, en la Escena 8, es una comedia centrada en las peripecias de un peculiar adulto contemporáneo, el cornudo profesor Mario, despedido de su hogar por su esposa insatisfecha sexualmente, por lo cual el infeliz marido se refugia, temporalmente, en la casa de sus alumnos universitarios. Mario, caracterizado deliciosamente por Aníbal, es un varón poco común en la panoplia venezolana, sin embargo su problema se detecta en medio de una sociedad de las apariencias, donde hay que estar con pareja a juro, sin evaluar si puede vivir casado formalmente. Eso y otras cosillas de su biografía le desgracian su matrimonio y culmina de huésped en el apartamento de Marcelo, universitario que a su vez arma un jolgorio con sus condiscípulos y compañeros generacionales: Mariana, Manuel y Mónica, para quienes el sexo es un divertido y excelente ejercicio que no exige estar enamorado de la otra persona para usarlo o degustarlo. Mario se adapta a la terapia de sus alumnos e reinicia otra vida amorosa con la chama Mónica, enamorada de su papito.
No hay que romperse la cabeza para encontrarle a esta pieza similitudes con otros teatros que abordan situaciones parecidas, porque lo verdaderamente importante no es la originalidad, detalle que nunca está de más en estos tiempos de Internet, sino la generosa tarea que han emprendido Grunn y Piñeres para apoyar a una compañía de jóvenes comediantes, como lo son Jean Carlos Du Boulay, Angie Prieto, Douglas Guerrero Navas y Wendy Bermejo, quienes lucen diestros, sin ocultar los nerviosismos de los que recién empiezan ese largo camino de la actuación. ¡El futuro se siembra y es un deber ayudar!
No me cuentes más es otra versión de ese teatro donde se aborda el aburrimiento de las parejas maduras y se enarbola el segundo debut como paliativo hasta que llega la definitiva senectud, cuando el sexo ya no tiene interés alguno. Es un guiño al futuro pero con mucha gracia escénica y música contemporánea, y hasta un tango como en los años 40.¡Bravo Piñeres!
El trabajo de los debutantes es digno de ser celebrado. Hay talento suficiente para cultivado, siempre y cuando estén actuando, como es el caso de Douglas y Wendy quienes sí se roban el show por su desenfado y cierto ángel para los roles que asumen. ¡Suerte y trabajo!
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