La dramaturga Gennys Pérez se “apropió” del proyecto teatral que tenía Nelly Prigorian para escenificar el monólogo teatral Marx en el Soho, del estadounidense Howard Zinn, y lo convirtió en su pieza Yo Carlos Marx, cuya exhibición en el Ateneo de Caracas fue "abortada" por un desacuerdo laboral y financiero con los actores Gustavo Rodríguez y Natalie Cortez.
La denuncia la hizo la misma Nelly Prigorian
-¿Dónde conoció a Gennys Pérez?
-Hacia el mes de octubre de 2005, porque estaba trabajando, desde hacia veces, con mi proyecto con el monólogo teatral Marx en el Soho, de Howard Zinn. Estaba intentando versionar dicho texto, el cual es más literario y muy poco teatral. Ahí se muestra a Karl Marx en la barriada neoyorquina del South of Houston o Soho. A mí me pareció posible colocar a Marx en una zona de Caracas y que fuese así comprensible para el público venezolano. Y por eso me proponía además montarlo, contando en la producción con mí marido Rolando Chávez, que es ejecutivo de Rctv, y el primer actor Gustavo Rodríguez.
-¿Qué hay en Marx en el Soho que deba ser evaluado por los venezolanos?
-Ahí se presenta la parte humana de Marx, la cual se conoce muy, la historia de un hombre de carne y hueso que amó, sufrió y lloró. Una faceta que muy pocos conocen, porque se ha promocionado más su lado filosófico y político en aquel europeo siglo XIX. Era una maravillosa posibilidad para mostrar esa faceta. Y por otro lado, yo pretendía, aprovechando la coyuntura social que vivimos en Venezuela, explicar un poco sus ideas, porque lamentablemente somos muy pocos los que conocemos con exactitud la posición ideológica o filosófica de tan importante pensador. Además yo pretendía hacer conocer así las bases del marxismo, utilizando los detalles de un Marx viviendo en Caracas.
-¿Por qué aparece Gennys Pérez?
-Por que no era fácil trabajar la adaptación, hacerla divertida o entretenida y así didáctica. Yo había acudido a otras personas, como nuestro amigo Henry Herrera, pero él no aceptó el proyecto porque tenía muchos compromisos con la película Miranda regresa y fue quien me recomendó que ese Marx debía ser pordiosero o buhonero, yo escogí al pordiosero o mendigo, porque me permitía jugar con las etapas oscuras de Marx cuando vivía en la miseria. También se lo propuse al escritor Alberto Barrera Tyzka porque su hábil pluma podía lograr lo que yo quería, pero el estaba dedicado a la escritura de su novela La enfermedad y tampoco podía entregarse a mi proyecto. A otras personas que yo aborde no les interesó el tema. Al final nos recomendaron a Gennys Pérez. Y le entregue una copia digitalizada de Marx en el Soho y unas cuantas páginas del texto que yo había logrado a partir de ese monólogo y le explique lo que quería hacer. Ella dijo que no escribía a “cuatro manos”, que era “original” en sus trabajos y que por lo tanto asumiría la redacción del proyecto.
“Ella se llevó los materiales y acordamos que yo sería la directora y que mi esposo estaría a cargo de la producción y Gustavo sería el protagonista. En diciembre del 2005 nos trajo su primer borrador en papel de Yo Carlos Marx, donde nos daba las gracias a mi esposo y a mí por haberla involucrado en el proyecto”.
-¿Hay plagio por parte de Gennys Pérez sobre el original de Howard Zinn?
-Yo no quiero hablar de plagio, sino de una gran falta de ética por parte de Gennys Pérez, de su carencia de principios. Ella se apoderó de la idea y de materiales del proyecto y los hizo suyos. Cuando ganó el Premio del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, en diciembre del 2006, yo la llamé y la felicité por ese logro. Y fue ahí cuando me envió la versión definitiva, la cual ya había inscrito en Sacven. Al leerla me di cuenta que había eliminado la estructura del monólogo y creado un segundo personaje, a Jennys, la esposa de Marx. En una conversación, durante el 31 de diciembre, quedamos de acuerdo en que yo y mi esposo seríamos los productores del espectáculo. Pero durante el año 2007 no pudimos iniciar la producción, hasta que en este año 2008, en mayo, ella apareció con su producción en Maracay, echando por la borda todos los convenios verbales que hasta ese momento habíamos tenido.
-¿Usted la demandará?
-Mi abogado me dijo que yo podría pedir la coautoría, teniendo en cuenta las pruebas que yo guardo. Pero descarto la posibilidad de hacerlo, ya que no estoy de acuerdo en nada de lo escrito y como lo ha hecho en esa pieza. No voy a poner mi nombre en esa cosa, no quiero hacerme cómplice de ese horror, y creo que Marx debe estar escupiéndola desde la tumba. Ella no sabe que el teatro es un trabajo colectivo y no una tarea de una sola persona, y que hay que respetar a los que trabajan con uno. Lo que sorprende es que la solidaridad, eso que tanto clamaba Marx, el respeto al trabajo de los otros, es lo que menos esta en esta producción.
La denuncia la hizo la misma Nelly Prigorian
-¿Dónde conoció a Gennys Pérez?
-Hacia el mes de octubre de 2005, porque estaba trabajando, desde hacia veces, con mi proyecto con el monólogo teatral Marx en el Soho, de Howard Zinn. Estaba intentando versionar dicho texto, el cual es más literario y muy poco teatral. Ahí se muestra a Karl Marx en la barriada neoyorquina del South of Houston o Soho. A mí me pareció posible colocar a Marx en una zona de Caracas y que fuese así comprensible para el público venezolano. Y por eso me proponía además montarlo, contando en la producción con mí marido Rolando Chávez, que es ejecutivo de Rctv, y el primer actor Gustavo Rodríguez.
-¿Qué hay en Marx en el Soho que deba ser evaluado por los venezolanos?
-Ahí se presenta la parte humana de Marx, la cual se conoce muy, la historia de un hombre de carne y hueso que amó, sufrió y lloró. Una faceta que muy pocos conocen, porque se ha promocionado más su lado filosófico y político en aquel europeo siglo XIX. Era una maravillosa posibilidad para mostrar esa faceta. Y por otro lado, yo pretendía, aprovechando la coyuntura social que vivimos en Venezuela, explicar un poco sus ideas, porque lamentablemente somos muy pocos los que conocemos con exactitud la posición ideológica o filosófica de tan importante pensador. Además yo pretendía hacer conocer así las bases del marxismo, utilizando los detalles de un Marx viviendo en Caracas.
-¿Por qué aparece Gennys Pérez?
-Por que no era fácil trabajar la adaptación, hacerla divertida o entretenida y así didáctica. Yo había acudido a otras personas, como nuestro amigo Henry Herrera, pero él no aceptó el proyecto porque tenía muchos compromisos con la película Miranda regresa y fue quien me recomendó que ese Marx debía ser pordiosero o buhonero, yo escogí al pordiosero o mendigo, porque me permitía jugar con las etapas oscuras de Marx cuando vivía en la miseria. También se lo propuse al escritor Alberto Barrera Tyzka porque su hábil pluma podía lograr lo que yo quería, pero el estaba dedicado a la escritura de su novela La enfermedad y tampoco podía entregarse a mi proyecto. A otras personas que yo aborde no les interesó el tema. Al final nos recomendaron a Gennys Pérez. Y le entregue una copia digitalizada de Marx en el Soho y unas cuantas páginas del texto que yo había logrado a partir de ese monólogo y le explique lo que quería hacer. Ella dijo que no escribía a “cuatro manos”, que era “original” en sus trabajos y que por lo tanto asumiría la redacción del proyecto.
“Ella se llevó los materiales y acordamos que yo sería la directora y que mi esposo estaría a cargo de la producción y Gustavo sería el protagonista. En diciembre del 2005 nos trajo su primer borrador en papel de Yo Carlos Marx, donde nos daba las gracias a mi esposo y a mí por haberla involucrado en el proyecto”.
-¿Hay plagio por parte de Gennys Pérez sobre el original de Howard Zinn?
-Yo no quiero hablar de plagio, sino de una gran falta de ética por parte de Gennys Pérez, de su carencia de principios. Ella se apoderó de la idea y de materiales del proyecto y los hizo suyos. Cuando ganó el Premio del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, en diciembre del 2006, yo la llamé y la felicité por ese logro. Y fue ahí cuando me envió la versión definitiva, la cual ya había inscrito en Sacven. Al leerla me di cuenta que había eliminado la estructura del monólogo y creado un segundo personaje, a Jennys, la esposa de Marx. En una conversación, durante el 31 de diciembre, quedamos de acuerdo en que yo y mi esposo seríamos los productores del espectáculo. Pero durante el año 2007 no pudimos iniciar la producción, hasta que en este año 2008, en mayo, ella apareció con su producción en Maracay, echando por la borda todos los convenios verbales que hasta ese momento habíamos tenido.
-¿Usted la demandará?
-Mi abogado me dijo que yo podría pedir la coautoría, teniendo en cuenta las pruebas que yo guardo. Pero descarto la posibilidad de hacerlo, ya que no estoy de acuerdo en nada de lo escrito y como lo ha hecho en esa pieza. No voy a poner mi nombre en esa cosa, no quiero hacerme cómplice de ese horror, y creo que Marx debe estar escupiéndola desde la tumba. Ella no sabe que el teatro es un trabajo colectivo y no una tarea de una sola persona, y que hay que respetar a los que trabajan con uno. Lo que sorprende es que la solidaridad, eso que tanto clamaba Marx, el respeto al trabajo de los otros, es lo que menos esta en esta producción.
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