Las comedias musicales tienen su “atracción fatal” para los artistas venezolanos. Sacrifican hasta sus camisas con tal de mostrar versiones de las que ven en Nueva York o Londres, o en sus videohomes particulares. Recordamos esto porque en el Teatro Trasnocho, más conocido como “el ateneo caraqueño del siglo XXI”, una vigorosa y ambiciosa tropa juvenil, cuya edad promedio no supera los 22 años, dan apasionada vida escénica a Mafiosical, en cuya trama participa además un grupo de mafiosos gringos perseguidos por la policía de Manhattan. Se trata de una producción del grupo Skena y su Taller de Formación Actoral del Trasnocho Cultural, cuyo texto es interpretado por 40 aspirantes a convertirse en actores, cantantes y bailarines, además de la profesional participación del quinteto The Jazz Band, todos dirigidos por Armando Álvarez.
Antes de meterle el diente a Mafiosical, hay que recordar que las susodichas comedias musicales del West End londinense o del Broadway neoyorquino, son posibles por la suma de los mejores talentos, desde dramaturgos hasta iluminadores, pasando por directores, actores, cantantes, bailarines, vestuaristas, escenógrafos y publicistas. Los gestores de los dólares o las libras esterlinas que financian ese fantástico aparato lúdico cultural, son los motores de tales espectáculos. Pero detrás de todos ellos hay otro monumental tinglado de universidades, talleres, estudios y maestros que apuntala el desarrollo del talento y capacita a las nuevas generaciones de artistas y espectadores, además del abierto apoyo de las alcaldías que exoneran de impuestos y otras leguleyadas, para que las inversiones millonarias no den perdidas catastróficas cuando el público, terrible crítico de las mil cabezas, repudie alguno de esos espectáculos y los saque de escena en cuestión de días. Hay, pues, toda una comunidad preocupada porque se hagan los mejores espectáculos del mundo, los cuales se convierten en atractivos turísticos para la audiencia foránea. ¡El negocio suele ser redondo en esas urbes imperiales!
Aquí en Caracas, Basilio Álvarez y su gente del Skena, conociendo la complejidad de hacer una comedia musical al estilo foráneo, parodiando a las susodichas creaciones endógenas se atrevieron a mostrar su Mafiosical. Lo obtenido no es malo ni bueno, pero se soporta, entretiene un tantico y logra catapultar la imaginación hacia dos o tres años del futuro, cuando los más destacados de ese elenco estén en sólidas condiciones artísticas para hacer sus carreras profesionales. Tienen juventud y ese incontenible deseo de aprender, además del talento natural que algunos están cultivando, como es el caso de Jan (impacta por el manejo de su cuerpo y su máscara) y Josette (conmueve por la ternura de su personaje y tiene buena vocalización), los unigénitos de los reconocidos histriones Javier y Julie Restifo de Vidal.
Antes de meterle el diente a Mafiosical, hay que recordar que las susodichas comedias musicales del West End londinense o del Broadway neoyorquino, son posibles por la suma de los mejores talentos, desde dramaturgos hasta iluminadores, pasando por directores, actores, cantantes, bailarines, vestuaristas, escenógrafos y publicistas. Los gestores de los dólares o las libras esterlinas que financian ese fantástico aparato lúdico cultural, son los motores de tales espectáculos. Pero detrás de todos ellos hay otro monumental tinglado de universidades, talleres, estudios y maestros que apuntala el desarrollo del talento y capacita a las nuevas generaciones de artistas y espectadores, además del abierto apoyo de las alcaldías que exoneran de impuestos y otras leguleyadas, para que las inversiones millonarias no den perdidas catastróficas cuando el público, terrible crítico de las mil cabezas, repudie alguno de esos espectáculos y los saque de escena en cuestión de días. Hay, pues, toda una comunidad preocupada porque se hagan los mejores espectáculos del mundo, los cuales se convierten en atractivos turísticos para la audiencia foránea. ¡El negocio suele ser redondo en esas urbes imperiales!
Aquí en Caracas, Basilio Álvarez y su gente del Skena, conociendo la complejidad de hacer una comedia musical al estilo foráneo, parodiando a las susodichas creaciones endógenas se atrevieron a mostrar su Mafiosical. Lo obtenido no es malo ni bueno, pero se soporta, entretiene un tantico y logra catapultar la imaginación hacia dos o tres años del futuro, cuando los más destacados de ese elenco estén en sólidas condiciones artísticas para hacer sus carreras profesionales. Tienen juventud y ese incontenible deseo de aprender, además del talento natural que algunos están cultivando, como es el caso de Jan (impacta por el manejo de su cuerpo y su máscara) y Josette (conmueve por la ternura de su personaje y tiene buena vocalización), los unigénitos de los reconocidos histriones Javier y Julie Restifo de Vidal.
Ese conjunto actoral, con sus excepciones, luce bisoño, necesita más entrenamiento con los bailes y las caracterizaciones, pero donde tiene que afincarse de inmediato es al óptimo control de su aparato foniátrico. Las voces, en su mayoría, están mal colocadas o son insoportables. Eso hay que mejorarlo de inmediato, porque la voz no sólo es para actuar y cantar, sino sumamente útil en la convivencia cotidiana y además un pasaporte hacia el amor, y mucho más cuando hay juventud. Creemos que ese elenco es adecuado para otro tipo de espectáculo menos exigente y acorde con sus condiciones artísticas en desarrollo.
Lo que está muy bien y no podemos ignorarlo es el talento de Basilio Álvarez y Armando Álvarez (no son hermanos) para escribir Mafiosical, audaz comedia ambientada en un mítico Nueva York de los años 30 o 20, en cuyo argumento se utiliza a un grupo de malandrines mafiosos que se esconden en una sala de teatro, secuestran a los actores que ensayan una comedia musical y terminan actuando para intentar salvarse de las fuerzas policiales que los persiguen por el trafico ilegal de licores. Ese texto, con un elenco profesional, habría sido “un tiro al piso”, como acostumbra puntualizar el teatrero Moisés Guevara, pero con los alumnos del taller resultó precario, carece de contundencia. ¡Roma no se hizo en un día!
Skena
Lo que está muy bien y no podemos ignorarlo es el talento de Basilio Álvarez y Armando Álvarez (no son hermanos) para escribir Mafiosical, audaz comedia ambientada en un mítico Nueva York de los años 30 o 20, en cuyo argumento se utiliza a un grupo de malandrines mafiosos que se esconden en una sala de teatro, secuestran a los actores que ensayan una comedia musical y terminan actuando para intentar salvarse de las fuerzas policiales que los persiguen por el trafico ilegal de licores. Ese texto, con un elenco profesional, habría sido “un tiro al piso”, como acostumbra puntualizar el teatrero Moisés Guevara, pero con los alumnos del taller resultó precario, carece de contundencia. ¡Roma no se hizo en un día!
Skena
Fundada el 13 de octubre de 1979, Skena es una agrupación teatral de profesionales, liderizada por Basilio Álvarez, la cual además se ha dedicado a la capacitación del relevo artístico durante 28 años, pero desde 1999 ha realizado unos 20 talleres-montajes, los cuales culminaron con temporadas en salas profesionales. Así le han abierto el camino a más de un aspirante a la carrera actoral, asunto que en Venezuela tiene unos cuantos obstáculos que sí se pueden superar, siempre y cuando haya dedicación. Preparar elencos para comedias musicales no es un asunto fácil, pero lo han intentado y Mafiosical es una muestra digna. ¡Felicitaciones por ese esfuerzo!
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