Este actor, director, autor y gerente cultural llegó desde Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, el 28 de junio de 1975. Aquí se hacia teatro importante, un teatro que comenzaba a desarrollarse con buenos pasos. “Y así fue creciendo, en calidad y cantidad, hasta ubicarse, durante los años noventa, entre los mejores del mundo. Fuimos referencia latinoamericana. Éramos un parámetro. Teníamos 22 compañías regionales, una Compañía Nacional, 14 teatros juveniles y más de 40 agrupaciones teatrales independientes. Había mucho movimiento y competencia. Teníamos un festival internacional y más de cinco eventos regionales. Y un apoyo muy importante del Estado y un presupuesto muy alto”, afirma Aníbal Grunn.
Insiste en recordar que había más espacios para la representación y las ciudades más importantes tenían por lo menos una sala grande. “Dolorosamente todo eso se fue perdiendo lentamente hasta llegar a nuestros días, cuando se hace poco teatro de alto nivel. Es decir, se hace poco comparado con otros años y con otros países de Latinoamérica. Se han cerrado salas y han ido desapareciendo los verdaderos creadores. Y ya todo es simplemente un recuerdo. Al hablar con los teatreros e incluso con el público te preguntan: ¿dónde está ese teatro de los ochenta, de los noventa? Había teatro de arte y teatro comercial de mucho nivel. Para beneplácito siento que en estos dos últimos años ha ido repuntando, ha ido creciendo. Pero hace falta mucho más”.
Trabaja todo el día y todos los días, pero se organiza. “Dispongo de horas para el trabajo y para el ocio o mi vida privada. No voy a negar que a veces se me enreda el papagayo, pero también confío mucho en que el tiempo de Dios es perfecto y Él me ayuda. Cuando trabajo en Caracas se me hace más difícil, porque debo tomar en cuenta el tiempo para ir de un sitio a otro. Pero ahí voy, no me puedo quejar. Voy a cumplir 61 años y tengo mucho trabajo”.
En Guanare coordinó el pasado 26 Festival de Teatro de Occidente y además protagonizó la tragedia Titus Andronicus, pieza poco representada de William Shakespeare, llevada a escena con gran estilo por el director venezolano Armando Holtzer.Reitera que todo es cuestión de saberse organizarse. “Planificar tus días y tus horas, porque tu trabajo, es lo más importante. Darle valor a las prioridades, no dispersarse, concentrarse en las tareas. Por otro lado, lo mejor de esta profesión es justamente eso: lograr realizar actividades tan disímiles una de otra, aunque todas estén involucradas con el teatro. Toda la vida he sido así, no puedo hacer solamente una cosa, siento que me sobra tiempo y que debo emplearlo en cosas positivas. Soy adicto al trabajo. Es mi único vicio, mi única adicción. Tampoco soy un aburrido o un monje de clausura. También tengo tiempo para mí, el suficiente”.
Ahora el Instituto de Artes Escénicas y Musicales realiza por cuarta vez consecutiva el Festival Internacional de Monólogos y en esta oportunidad le solicitaron que hiciera la dirección artística, es decir: planificar las funciones, conseguir los espectáculos que verá el público, etcétera. “Esta entrega está dedicada a la mujer y que sea sobre la mujer y que los artistas también sean mujeres. Se mostrará en Delta Amacuro, Apure, Yaracuy, Mérida y Miranda, pero la apertura será el martes 9 de diciembre en la Sala José Félix Rivas del Teatro Teresa Carreño. Hemos querido que sean las regiones quienes más disfruten de este evento. Es importante no sólo para el público si no también para las agrupaciones, que poco pueden realizar giras”.
Asegura que sí hay futuro, mientras haya un espectador que asista a las representaciones y un artista que las realice, siempre habrá oportunidades. “Mientras el hombre exista y tenga una historia que contar, el teatro no morirá. Es importante implementar las nuevas políticas culturales. Hay que ayudar a las agrupaciones a tener su propio espacio de representación. Si cada grupo tuviera una sala, no muy grande, un espacio donde poder desarrollar sus experimentaciones, sus talleres, sus obras, habría más teatro, más opciones, más fuentes de trabajo y para el público sería mucho más enriquecedor y mucho más agradable”.
“Trabajo es lo que tengo en estos días y especialmente con los monólogos femeninos. Viene Navidad, el Fin de Año y un proyecto muy grande que me llevará casi todo el 2009. Habrá cine, teatro y televisión, eso te lo aseguro. Sólo pido salud para mí, para mis amigos, a los que quiero y para el país. Salud, paz y trabajo. Parece una frase hecha pero es lo único que necesitamos”.
Tierra de gracia
Nunca ha pensado en retirarse a Buenos Aires. “Mi familia, que está toda allá, en Argentina, sabe que mi vida y mi muerte están en Venezuela. Este es el país que elegí para vivir, crecer, desarrollarme como artista y morir… claro dentro de muchos años, por supuesto. Pero es que yo no tengo nada que ir a buscar allá. Todo lo tengo acá: amor, dolor, felicidad, tristezas y los mejores amigos. Todo, absolutamente todo, lo que quiero está en esta Tierra de Gracia”.
Insiste en recordar que había más espacios para la representación y las ciudades más importantes tenían por lo menos una sala grande. “Dolorosamente todo eso se fue perdiendo lentamente hasta llegar a nuestros días, cuando se hace poco teatro de alto nivel. Es decir, se hace poco comparado con otros años y con otros países de Latinoamérica. Se han cerrado salas y han ido desapareciendo los verdaderos creadores. Y ya todo es simplemente un recuerdo. Al hablar con los teatreros e incluso con el público te preguntan: ¿dónde está ese teatro de los ochenta, de los noventa? Había teatro de arte y teatro comercial de mucho nivel. Para beneplácito siento que en estos dos últimos años ha ido repuntando, ha ido creciendo. Pero hace falta mucho más”.
Trabaja todo el día y todos los días, pero se organiza. “Dispongo de horas para el trabajo y para el ocio o mi vida privada. No voy a negar que a veces se me enreda el papagayo, pero también confío mucho en que el tiempo de Dios es perfecto y Él me ayuda. Cuando trabajo en Caracas se me hace más difícil, porque debo tomar en cuenta el tiempo para ir de un sitio a otro. Pero ahí voy, no me puedo quejar. Voy a cumplir 61 años y tengo mucho trabajo”.
En Guanare coordinó el pasado 26 Festival de Teatro de Occidente y además protagonizó la tragedia Titus Andronicus, pieza poco representada de William Shakespeare, llevada a escena con gran estilo por el director venezolano Armando Holtzer.Reitera que todo es cuestión de saberse organizarse. “Planificar tus días y tus horas, porque tu trabajo, es lo más importante. Darle valor a las prioridades, no dispersarse, concentrarse en las tareas. Por otro lado, lo mejor de esta profesión es justamente eso: lograr realizar actividades tan disímiles una de otra, aunque todas estén involucradas con el teatro. Toda la vida he sido así, no puedo hacer solamente una cosa, siento que me sobra tiempo y que debo emplearlo en cosas positivas. Soy adicto al trabajo. Es mi único vicio, mi única adicción. Tampoco soy un aburrido o un monje de clausura. También tengo tiempo para mí, el suficiente”.
Ahora el Instituto de Artes Escénicas y Musicales realiza por cuarta vez consecutiva el Festival Internacional de Monólogos y en esta oportunidad le solicitaron que hiciera la dirección artística, es decir: planificar las funciones, conseguir los espectáculos que verá el público, etcétera. “Esta entrega está dedicada a la mujer y que sea sobre la mujer y que los artistas también sean mujeres. Se mostrará en Delta Amacuro, Apure, Yaracuy, Mérida y Miranda, pero la apertura será el martes 9 de diciembre en la Sala José Félix Rivas del Teatro Teresa Carreño. Hemos querido que sean las regiones quienes más disfruten de este evento. Es importante no sólo para el público si no también para las agrupaciones, que poco pueden realizar giras”.
Asegura que sí hay futuro, mientras haya un espectador que asista a las representaciones y un artista que las realice, siempre habrá oportunidades. “Mientras el hombre exista y tenga una historia que contar, el teatro no morirá. Es importante implementar las nuevas políticas culturales. Hay que ayudar a las agrupaciones a tener su propio espacio de representación. Si cada grupo tuviera una sala, no muy grande, un espacio donde poder desarrollar sus experimentaciones, sus talleres, sus obras, habría más teatro, más opciones, más fuentes de trabajo y para el público sería mucho más enriquecedor y mucho más agradable”.
“Trabajo es lo que tengo en estos días y especialmente con los monólogos femeninos. Viene Navidad, el Fin de Año y un proyecto muy grande que me llevará casi todo el 2009. Habrá cine, teatro y televisión, eso te lo aseguro. Sólo pido salud para mí, para mis amigos, a los que quiero y para el país. Salud, paz y trabajo. Parece una frase hecha pero es lo único que necesitamos”.
Tierra de gracia
Nunca ha pensado en retirarse a Buenos Aires. “Mi familia, que está toda allá, en Argentina, sabe que mi vida y mi muerte están en Venezuela. Este es el país que elegí para vivir, crecer, desarrollarme como artista y morir… claro dentro de muchos años, por supuesto. Pero es que yo no tengo nada que ir a buscar allá. Todo lo tengo acá: amor, dolor, felicidad, tristezas y los mejores amigos. Todo, absolutamente todo, lo que quiero está en esta Tierra de Gracia”.
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