La saga de las artes escénicas no se detiene, como tampoco la humanidad. Por eso el Grupo de Teatro Bagazos cumple tres décadas dedicado a descubrir o formar los artistas que se requieren. Ahí, desde actores, actrices, autores, autoras y el básico personal técnico aprehendieron el abecé de las que se han convertido en sus carreras profesionales. En síntesis, es otra institución privada, sin ánimos de lucro, que ha contribuido positivamente al desarrollo cultural venezolano. ¡Sus balances están a disposición de quien los quiera sopesar!
Y para que nadie ignore su periplo y su incesante trabajo, Bagazos lo celebra con el estrujante espectáculo melodramático Historias de apartamento, escrito a ocho manos, el cual hace temporada en el Celarg bajo la óptima dirección de Gerardo Blanco López, máximo conductor de la agrupación; apoyado por la participación actoral de Francis Romero, Elio Palencia, Erika Santiago, Geisy Rojas y Luis Andrés Figueroa.
Historias de apartamento está integrado con las breves piezas Atados por de Sandra Bruzón, Tiempo rojo de Natalia Valecillos, El marido de mi marido de Marcela Sánchez y Una llamadita de Mónica Montañés, que abre y cierra el montaje, al tiempo que se intercalan las acciones de las otras obras. ¡Es como un unitario de excelente televisión con cuatro historias paralelas…pero desde un teatro!
Aquí hay que subrayar que Sandra, Natalia y Marcela, y otros 20 alumnos hicieron un intenso taller de dramaturgia con la veterana, diligente y exitosa Mónica y, como sus textos fueron los mejores, les correspondió compartir el Premio de Dramaturgia Chela Atencio, el cual consiste en el montaje de sus piezas. Con este detalle, que en Venezuela vale oro, estas autoras debutan e inician así un periplo que las hará famosas, importantes y más útiles al país.
Una inteligente crítica a la automatización deshumanizada de los servicios de información telefónica de las empresas de servicios, especialmente del sector bancario, donde Montañés rompe lanzas por el amor posible entre un ciudadano y la empleada que en ocasiones responde las llamadas, está, cual comedia del absurdo, presente en Una llamadita. La incomunicación capaz de arruinar las más sólidas y antiguas relaciones matrimoniales se plasma en Atados por, mientras que el drama del viudo progenitor que no puede llevar correctamente el rol de padre-madre con su adolescente hija es abordado, breve y violentamente, en Tiempo rojo. El plato fuerte del montaje lo constituye El marido de mi marido, donde un matrimonio naufraga porque el caballero tiene algo más que un gusto travestí por la ropa femenina y la usa sin ningún reparo, hasta generar una severa crisis con su esposa y llegar a la ruptura antes de transformarse en soledad acompañada. ¡La transexualidad todavía es un enigma para los científicos…menos para los transexuales que la viven!
El espectáculo, preciso en su ritmo y realizado con mínimos elementos escenográficos, resulta placentero y permite aplaudir los roles múltiples asumidos por Francis Romero, actriz de carácter, y Elio Palencia, un comediante que se entregó a la dramaturgia intensamente y ahora reaparece con tres personajes disímiles entre si, pero claves para la intensidad del espectáculo; además del trabajo de Geisy Rojas y Luis Andrés Figueroa, quienes recién empiezan y lo hacen con dignidad
Creemos que estas escritoras, sin excepción, tienen que ampliar o descomprimir sus obras para que puedan exhibirlas independientemente, ya que sus temáticas y argumentos así lo demandan. Gerardo Blanco López y su paciencia las espera, ya que darían carne o material para sendas temporadas de una dramaturgia femenina sobre los hombres, que ahí quedan al desnudo en cuatro facetas de sus vidas posibles. ¡Son cuatro joyitas de oro chocuano!
Y para que nadie ignore su periplo y su incesante trabajo, Bagazos lo celebra con el estrujante espectáculo melodramático Historias de apartamento, escrito a ocho manos, el cual hace temporada en el Celarg bajo la óptima dirección de Gerardo Blanco López, máximo conductor de la agrupación; apoyado por la participación actoral de Francis Romero, Elio Palencia, Erika Santiago, Geisy Rojas y Luis Andrés Figueroa.
Historias de apartamento está integrado con las breves piezas Atados por de Sandra Bruzón, Tiempo rojo de Natalia Valecillos, El marido de mi marido de Marcela Sánchez y Una llamadita de Mónica Montañés, que abre y cierra el montaje, al tiempo que se intercalan las acciones de las otras obras. ¡Es como un unitario de excelente televisión con cuatro historias paralelas…pero desde un teatro!
Aquí hay que subrayar que Sandra, Natalia y Marcela, y otros 20 alumnos hicieron un intenso taller de dramaturgia con la veterana, diligente y exitosa Mónica y, como sus textos fueron los mejores, les correspondió compartir el Premio de Dramaturgia Chela Atencio, el cual consiste en el montaje de sus piezas. Con este detalle, que en Venezuela vale oro, estas autoras debutan e inician así un periplo que las hará famosas, importantes y más útiles al país.
Una inteligente crítica a la automatización deshumanizada de los servicios de información telefónica de las empresas de servicios, especialmente del sector bancario, donde Montañés rompe lanzas por el amor posible entre un ciudadano y la empleada que en ocasiones responde las llamadas, está, cual comedia del absurdo, presente en Una llamadita. La incomunicación capaz de arruinar las más sólidas y antiguas relaciones matrimoniales se plasma en Atados por, mientras que el drama del viudo progenitor que no puede llevar correctamente el rol de padre-madre con su adolescente hija es abordado, breve y violentamente, en Tiempo rojo. El plato fuerte del montaje lo constituye El marido de mi marido, donde un matrimonio naufraga porque el caballero tiene algo más que un gusto travestí por la ropa femenina y la usa sin ningún reparo, hasta generar una severa crisis con su esposa y llegar a la ruptura antes de transformarse en soledad acompañada. ¡La transexualidad todavía es un enigma para los científicos…menos para los transexuales que la viven!
El espectáculo, preciso en su ritmo y realizado con mínimos elementos escenográficos, resulta placentero y permite aplaudir los roles múltiples asumidos por Francis Romero, actriz de carácter, y Elio Palencia, un comediante que se entregó a la dramaturgia intensamente y ahora reaparece con tres personajes disímiles entre si, pero claves para la intensidad del espectáculo; además del trabajo de Geisy Rojas y Luis Andrés Figueroa, quienes recién empiezan y lo hacen con dignidad
Creemos que estas escritoras, sin excepción, tienen que ampliar o descomprimir sus obras para que puedan exhibirlas independientemente, ya que sus temáticas y argumentos así lo demandan. Gerardo Blanco López y su paciencia las espera, ya que darían carne o material para sendas temporadas de una dramaturgia femenina sobre los hombres, que ahí quedan al desnudo en cuatro facetas de sus vidas posibles. ¡Son cuatro joyitas de oro chocuano!
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