El pintor español Francisco de Goya nunca visitó la provincia cubana de Guantánamo, donde, desde inicios del siglo XX, Estados Unidos de América mantiene una base militar que ha transformado en cárcel para sus enemigos políticos. Pero gracias a la locura creativa del venezolano Vladimir Vera en Caracas se podrán ver sendos espectáculos centrados en una interpretación de la vida del ilustre artista hispano y en lo ocurrido recientemente en ese presidio. Se trata de Goya y Guantánamo.
-¿Cómo llegan Guantánamo y Goya a sus manos?
-Guantánamo esta en mis manos gracias a una invitación por parte del grupo teatral Jeff Levy. Este texto captó mi atención porque abarca la temática de la violación flagrante de los derechos humanos por parte de las grandes potencias internacionales. Todo lo que el público escuchará en escena proviene de las transcripciones de las cartas y declaraciones de los presos que fueron torturados en la cárcel de Guantánamo. Con Goya pasó algo muy distinto, ya que el año pasado tuve oportunidad de producir un montaje de Juan Navarro, uno de los actores de la compañía española “Carnicería Teatro”, de Rodrigo García. Una vez contactados, nos cedió a Teatro Forte los derechos de la obra; se trata de un texto que habla contra de la sociedad de consumo, del cual me enamoré inmediatamente, por lo que decidí montarlo. Así de sencillo fue la cosa.
-¿Por qué monta esas obras?
-En el caso de Guantánamo, creo que corresponde a una realidad que obviamos. Hace unos días se liberaron documentos en Wikileaks en los cuales se revelan atropellos que vivieron muchos detenidos por el solo hecho de practicar la religión musulmana. En este sentido aspiro a una necesaria denuncia para sanar, señalar, o tal vez, reflexionar sobre estos asuntos tan delicados. Con respecto a Goya admito un gran placer. Es una comedia negra deliciosa donde se atacan los ídolos post-modernistas. Además, adoro la dramaturgia de Rodrigo García, creo que es uno de los pocos rebeldes iconoclastas que quedan en el teatro contemporáneo y tener de nuevo la oportunidad de trabajar con Fedora Freites y recibir la ayuda de grandes artistas nacionales e internacionales que cooperaron en el montaje, el fotógrafo Nelson Garrido ó la actriz Arlette Torres, para nombrar algunos, quienes colaboraron de manera desinteresada en los testimoniales de la obra y creyeron en este proyecto que en cierta forma hace homenaje a una referencia pictórica universal como Francisco de Goya. Se trata de una comedia que se ensaña de manera visceral contra de la sociedad consumista, tema -en demasía - vigente en un país como Venezuela.
-¿Cuál premisa o qué concepto une ambas obras?
- Guantánamo es la impunidad. En ella, o gracias a ella, somos testigos silentes de crímenes contra los derechos fundamentales de todo ser humano, observamos asimismo cómo varía el concepto de justicia según convenga a la sociedad regente o con más poder. Goya es la lucha en contra de la sociedad de consumo, en este caso a través de los placeres y de la acción sobre la retórica. Creo que no es casualidad que estas obras llegaran a mis manos. Las injusticias, la impunidad, el consumismo y el qué dirán como eje de vida, son una constante en nuestras sociedades, por lo tanto, ambas obras constituyen denuncias en contra del sistema social contemporáneo.
-¿Cómo abordó cada montaje?
-Guantánamo es teatro documental. Es un montaje desnudo, desprovisto, en el que la palabra lleva el montaje. El público es un receptor de informaciones que empeoran según adelanta la trama. Por ello, los actores confrontan a los espectadores directamente desde el escenario, sin artilugios o efectismos, permitiendo que sea el texto el que movilice al espectador. Goya es lo contrario: el texto, el arte, la interpretación, la forma de abordar el montaje, todos los elementos escénicos involucrados, nos llevan al espacio de la mente alterada de una mujer fanática de los deportes y amante de la obra de Goya, que haría cualquier cosa por ver las pinturas negras. En el ínterin, otros artistas van dando sus visiones del trabajo de este pintor. Es una comedia con música en escena, con imágenes constantes, un maravilloso festín plástico casi barroco.
-¿Satisfecho de tales elecciones?
-Sí. Escojo los textos desde el placer y por la necesidad de decir, de comunicar. A través de la puesta en escena, reinterpreto, indago, divago sobre las ideas del autor. Siempre es un placer volver a trabajar con mi grupo Teatro Forte y conocer a la gente del Jeff Levy, gente que ama el teatro y realiza cantidad de sacrificios para insertar el teatro dentro de su vida. Ha sido maravilloso. Son dos experiencias teatrales y de vida que atesoro.
Grito de libertad
“Hay que hacer algo. Sin preocuparse por las consecuencias”. Esta frase, pronunciada por el personaje del unipersonal Goya, resume las pretensiones de la obra de español Rodrigo García: un grito de libertad, una carcajada, un espuelazo delirante que reclama atención inmediata. Y es también el motor que mueve el montaje del director Vera en una propuesta arriesgada y dura que se podrá verse desde el viernes 20 de mayo, a las 8 PM, en la sala Cabrujas, con las video-intervenciones de Salomón Eidelman, la musicalización de Valeria García, ex vocalista de Sur Carabela, y la presencia de la actriz Fedora Freites, encargados de dar vida a la pieza teatral. Además, es una versión libre e intimista que incorpora la colaboración de figuras artísticas nacionales e internacionales. El monólogo transcurre en medio de un salón de conferencias y nos trae a una loca maravillosa que relata su proyecto de vida: gastarse todos sus ahorros en una sola noche de farra, consumiendo arte, unos cuantos gramos de cocaína, whisky, acompañada de un filósofo alemán y de unos emparedados de tortilla para pasárselo en grande. Y es que este es el otro gran tema que abarca la obra: la cultura pop, el consumismo, y la caída de los grandes axiomas que sostienen a la sociedad moderna. En suma, una comedia inteligente que no se puede dejar pasar por alto.
¿Cuáles derechos humanos?
Entre el 19 y 29 de mayo se presenta en la sala Luisela Díaz del Caracas Theater Club la obra Guantánamo, con producción a cargo del grupo de teatro Jeff Levy Caracas Playhouse y puesta en escena por Vladimir Vera. Es una pieza que ha impactado en Europa y Estados Unidos por su muy actual alegato a favor de la libertad. Fue escrita en 2004 por las inglesas Victoria Brittain y Gillian Slovo, con base en los testimonios reales de cinco detenidos británicos en la base estadounidense, así como sus familiares y abogados. “Guantánamo hace reflexionar sobre cosas tan esenciales como la libertad, el poder, la religión, la guerra, los derechos humanos, la democracia, temas todos de especial actualidad en estos primeros meses de 2011”, dice Vera al explicar las razones que lo llevaron a seleccionar este texto para presentar en el Theater Club. Se trata de una muestra del teatro político y social. Además, la puesta en escena es tan efectiva como simple, para enmarcar con contundencia lo que 11 actores y actrices van contando en escena dentro de un espacio circular, opresivo, que hace pensar en una gran jaula. En la obra también se incluyen opiniones de familiares, abogados y organizaciones defensoras de los derechos humanos, así como testimonios de familiares de víctimas del atentado, en septiembre de 2001, de las Torres Gemelas de Nueva York por terroristas suicidas de Al Qaeda.
-¿Cómo llegan Guantánamo y Goya a sus manos?
-Guantánamo esta en mis manos gracias a una invitación por parte del grupo teatral Jeff Levy. Este texto captó mi atención porque abarca la temática de la violación flagrante de los derechos humanos por parte de las grandes potencias internacionales. Todo lo que el público escuchará en escena proviene de las transcripciones de las cartas y declaraciones de los presos que fueron torturados en la cárcel de Guantánamo. Con Goya pasó algo muy distinto, ya que el año pasado tuve oportunidad de producir un montaje de Juan Navarro, uno de los actores de la compañía española “Carnicería Teatro”, de Rodrigo García. Una vez contactados, nos cedió a Teatro Forte los derechos de la obra; se trata de un texto que habla contra de la sociedad de consumo, del cual me enamoré inmediatamente, por lo que decidí montarlo. Así de sencillo fue la cosa.
-¿Por qué monta esas obras?
-En el caso de Guantánamo, creo que corresponde a una realidad que obviamos. Hace unos días se liberaron documentos en Wikileaks en los cuales se revelan atropellos que vivieron muchos detenidos por el solo hecho de practicar la religión musulmana. En este sentido aspiro a una necesaria denuncia para sanar, señalar, o tal vez, reflexionar sobre estos asuntos tan delicados. Con respecto a Goya admito un gran placer. Es una comedia negra deliciosa donde se atacan los ídolos post-modernistas. Además, adoro la dramaturgia de Rodrigo García, creo que es uno de los pocos rebeldes iconoclastas que quedan en el teatro contemporáneo y tener de nuevo la oportunidad de trabajar con Fedora Freites y recibir la ayuda de grandes artistas nacionales e internacionales que cooperaron en el montaje, el fotógrafo Nelson Garrido ó la actriz Arlette Torres, para nombrar algunos, quienes colaboraron de manera desinteresada en los testimoniales de la obra y creyeron en este proyecto que en cierta forma hace homenaje a una referencia pictórica universal como Francisco de Goya. Se trata de una comedia que se ensaña de manera visceral contra de la sociedad consumista, tema -en demasía - vigente en un país como Venezuela.
-¿Cuál premisa o qué concepto une ambas obras?
- Guantánamo es la impunidad. En ella, o gracias a ella, somos testigos silentes de crímenes contra los derechos fundamentales de todo ser humano, observamos asimismo cómo varía el concepto de justicia según convenga a la sociedad regente o con más poder. Goya es la lucha en contra de la sociedad de consumo, en este caso a través de los placeres y de la acción sobre la retórica. Creo que no es casualidad que estas obras llegaran a mis manos. Las injusticias, la impunidad, el consumismo y el qué dirán como eje de vida, son una constante en nuestras sociedades, por lo tanto, ambas obras constituyen denuncias en contra del sistema social contemporáneo.
-¿Cómo abordó cada montaje?
-Guantánamo es teatro documental. Es un montaje desnudo, desprovisto, en el que la palabra lleva el montaje. El público es un receptor de informaciones que empeoran según adelanta la trama. Por ello, los actores confrontan a los espectadores directamente desde el escenario, sin artilugios o efectismos, permitiendo que sea el texto el que movilice al espectador. Goya es lo contrario: el texto, el arte, la interpretación, la forma de abordar el montaje, todos los elementos escénicos involucrados, nos llevan al espacio de la mente alterada de una mujer fanática de los deportes y amante de la obra de Goya, que haría cualquier cosa por ver las pinturas negras. En el ínterin, otros artistas van dando sus visiones del trabajo de este pintor. Es una comedia con música en escena, con imágenes constantes, un maravilloso festín plástico casi barroco.
-¿Satisfecho de tales elecciones?
-Sí. Escojo los textos desde el placer y por la necesidad de decir, de comunicar. A través de la puesta en escena, reinterpreto, indago, divago sobre las ideas del autor. Siempre es un placer volver a trabajar con mi grupo Teatro Forte y conocer a la gente del Jeff Levy, gente que ama el teatro y realiza cantidad de sacrificios para insertar el teatro dentro de su vida. Ha sido maravilloso. Son dos experiencias teatrales y de vida que atesoro.
Grito de libertad
“Hay que hacer algo. Sin preocuparse por las consecuencias”. Esta frase, pronunciada por el personaje del unipersonal Goya, resume las pretensiones de la obra de español Rodrigo García: un grito de libertad, una carcajada, un espuelazo delirante que reclama atención inmediata. Y es también el motor que mueve el montaje del director Vera en una propuesta arriesgada y dura que se podrá verse desde el viernes 20 de mayo, a las 8 PM, en la sala Cabrujas, con las video-intervenciones de Salomón Eidelman, la musicalización de Valeria García, ex vocalista de Sur Carabela, y la presencia de la actriz Fedora Freites, encargados de dar vida a la pieza teatral. Además, es una versión libre e intimista que incorpora la colaboración de figuras artísticas nacionales e internacionales. El monólogo transcurre en medio de un salón de conferencias y nos trae a una loca maravillosa que relata su proyecto de vida: gastarse todos sus ahorros en una sola noche de farra, consumiendo arte, unos cuantos gramos de cocaína, whisky, acompañada de un filósofo alemán y de unos emparedados de tortilla para pasárselo en grande. Y es que este es el otro gran tema que abarca la obra: la cultura pop, el consumismo, y la caída de los grandes axiomas que sostienen a la sociedad moderna. En suma, una comedia inteligente que no se puede dejar pasar por alto.
¿Cuáles derechos humanos?
Entre el 19 y 29 de mayo se presenta en la sala Luisela Díaz del Caracas Theater Club la obra Guantánamo, con producción a cargo del grupo de teatro Jeff Levy Caracas Playhouse y puesta en escena por Vladimir Vera. Es una pieza que ha impactado en Europa y Estados Unidos por su muy actual alegato a favor de la libertad. Fue escrita en 2004 por las inglesas Victoria Brittain y Gillian Slovo, con base en los testimonios reales de cinco detenidos británicos en la base estadounidense, así como sus familiares y abogados. “Guantánamo hace reflexionar sobre cosas tan esenciales como la libertad, el poder, la religión, la guerra, los derechos humanos, la democracia, temas todos de especial actualidad en estos primeros meses de 2011”, dice Vera al explicar las razones que lo llevaron a seleccionar este texto para presentar en el Theater Club. Se trata de una muestra del teatro político y social. Además, la puesta en escena es tan efectiva como simple, para enmarcar con contundencia lo que 11 actores y actrices van contando en escena dentro de un espacio circular, opresivo, que hace pensar en una gran jaula. En la obra también se incluyen opiniones de familiares, abogados y organizaciones defensoras de los derechos humanos, así como testimonios de familiares de víctimas del atentado, en septiembre de 2001, de las Torres Gemelas de Nueva York por terroristas suicidas de Al Qaeda.
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