Gustavo Ott es periodista de profesión) y por esos avatares o vicisitudes de la vida debutó como dramaturgo (Evangélicas, divorciadas y vegetarianas, 1989), una exigente y nada fácil actividad artística en la cual ha persistido hasta completar por ahora una treintena de piezas, algunas ya traducidas y exhibidas en escenarios foráneos, con éxito además.
Recientemente, estrenó la estremecedora y utópica obra Lírica, en la sala San Martín, plasmada por el conmovedor despliegue histriónico de María Brito, Verónica Arellano y Carolina Torres, con la conducción precisa de Luis Domingo González y una pulcra producción a cargo de David Villegas para el Teatro San Martín de Caracas (TSMC) y el grupo Textoteatro.
Con Lírica, el TSMC celebra sus 18 años de funcionamiento y además comienza al Proyecto Burgueses, el cual tiene como objetivo crear vínculos tanto participativos, teatrales y literarios con la comunidad que rodea al Teatro San Martín.
La saga de Lírica recrea hechos ocurridos durante el 2006 en una escuela de la zona de San Martín, apenas a unos pasos del mismo teatro en al suroeste caraqueño, entre dos niños de nueve años. Ahí se abordan las relaciones de los temas del odio, la venganza y el perdón con la poesía, la música y el amor. Las armas nobles de la utopía humanista contra la irracionalidad del poder y los extremismos ideológicos, como algunas religiones. Una utopía que predica el cultivo de la sensibilidad humana a partir de la poesía, la música e incluso el amor o la amistad para lograr ese mundo mejor.
Para Ott, la situación en la que se vieron involucradas estas dos familias de la comunidad de San Martín “es también una metáfora del país y de la distancia que es capaz de alcanzar nuestra sociedad si de una vez termina por confiar en la fuerza poderosa de su sensibilidad”.
El espectáculo
Es lo más hiperrealista que hayamos visto jamás en el TSMC. Una escenografía compuesta por un vetusto piano y el banco para el intérprete, un escritorio con unas carpetas, tres sillas y el tricolor nacional venezolano en un rincón, reciben a tres mujeres empeñadas en resolver sus problemas y salir victoriosas, mientras que los verdaderos protagonistas están afuera, en el patio de una escuela. Ellos son los alumnos David López y Lennon González, de nueve años, empeñados en conocer y comerse al mundo, divertirse, estudiar y enamorar con sus poemas a la niña más linda de su clase, Francesca. Mientras en la oficina de la directora del plantel (María Brito), Abril López y Norway González (Verónica Arellano y Carolina Torres) insisten en retirar a sus hijos del claustro, porque el padre de Lennon mató al progenitor de David… y ninguna de ellas puede aceptar tal tragedia, no les parece sano ni correcto que sigan juntos y además fraternicen. Mientras que la utopista educadora lucha para convencerlas de que si hay una sana convivencia entre los muchachitos, que se ayudan mutuamente en sus estudios y que además poetizan la realidad para enamorar a la damita que los tiene locos. El final es abierto: las conflictuadas madres se conmueven ante la interpretación de la pieza Gnossienne No. 5 de Erik Satie, e intentan romper el hielo de sus tragedias familiares y hacer felices a sus vástagos
En síntesis, Carolina Torres, Verónica Arellano y María Brito son las maravillosas actrices que dan vida a esta utópica Lírica. Lo de utópica es una condición innata del teatro de Gustavo Ott, quien reitera con este texto que la poesía, la música y el amor pueden aún salvar al mundo, en este caso a la juventud que se levanta en una sociedad que vive y desafía a una cotidiana microguerra civil. Y por supuesto que yo también soy un utopista, a quien se le revuelve el estomago y llora cuando la escena reconstruye aquellas sangrientas facetas de la vida que salen precisamente reseñadas en los periódicos o en los noticieros de la TV. ¡Es una obligación para los utopistas verla y sufrirla, más no podemos hacer…por ahora!
Proyecto Burgueses
Una propuesta de participación multidisciplinaria y de creación política y poética con la comunidad obrera que rodea al TSMC es el Proyecto Burgueses. En esta oportunidad, presenta una pieza creada luego de un trabajo de investigación sobre las historias que han impactado a la zona. Es un experimento escénico y comunitario que nos remite a una mezcla de la teoría del Teatro del Oprimido con la poesía comunitaria y política de Cai Guo-Qiang, y la práctica diaria comunitaria del TSMC. Son espectáculos que colocarán las historias de la comunidad como centro de todo el esfuerzo literario y teatral, sobre el concepto creador más importante del siglo XXI: las versiones de la realidad. Y en especial, sobre el efecto que tiene en la comunidad la relación entre la fantasía que vemos y la utopía que nos esconden, ha dicho Gustavo Ott. Este Proyecto debe su nombre a uno de los temas más recurrentes en las entrevistas realizadas en la comunidad y el cual se convirtió en la columna vertebral del programa: la idea del sueño, la naturaleza de la utopía y su relación con la división de las clases sociales.
Recientemente, estrenó la estremecedora y utópica obra Lírica, en la sala San Martín, plasmada por el conmovedor despliegue histriónico de María Brito, Verónica Arellano y Carolina Torres, con la conducción precisa de Luis Domingo González y una pulcra producción a cargo de David Villegas para el Teatro San Martín de Caracas (TSMC) y el grupo Textoteatro.
Con Lírica, el TSMC celebra sus 18 años de funcionamiento y además comienza al Proyecto Burgueses, el cual tiene como objetivo crear vínculos tanto participativos, teatrales y literarios con la comunidad que rodea al Teatro San Martín.
La saga de Lírica recrea hechos ocurridos durante el 2006 en una escuela de la zona de San Martín, apenas a unos pasos del mismo teatro en al suroeste caraqueño, entre dos niños de nueve años. Ahí se abordan las relaciones de los temas del odio, la venganza y el perdón con la poesía, la música y el amor. Las armas nobles de la utopía humanista contra la irracionalidad del poder y los extremismos ideológicos, como algunas religiones. Una utopía que predica el cultivo de la sensibilidad humana a partir de la poesía, la música e incluso el amor o la amistad para lograr ese mundo mejor.
Para Ott, la situación en la que se vieron involucradas estas dos familias de la comunidad de San Martín “es también una metáfora del país y de la distancia que es capaz de alcanzar nuestra sociedad si de una vez termina por confiar en la fuerza poderosa de su sensibilidad”.
El espectáculo
Es lo más hiperrealista que hayamos visto jamás en el TSMC. Una escenografía compuesta por un vetusto piano y el banco para el intérprete, un escritorio con unas carpetas, tres sillas y el tricolor nacional venezolano en un rincón, reciben a tres mujeres empeñadas en resolver sus problemas y salir victoriosas, mientras que los verdaderos protagonistas están afuera, en el patio de una escuela. Ellos son los alumnos David López y Lennon González, de nueve años, empeñados en conocer y comerse al mundo, divertirse, estudiar y enamorar con sus poemas a la niña más linda de su clase, Francesca. Mientras en la oficina de la directora del plantel (María Brito), Abril López y Norway González (Verónica Arellano y Carolina Torres) insisten en retirar a sus hijos del claustro, porque el padre de Lennon mató al progenitor de David… y ninguna de ellas puede aceptar tal tragedia, no les parece sano ni correcto que sigan juntos y además fraternicen. Mientras que la utopista educadora lucha para convencerlas de que si hay una sana convivencia entre los muchachitos, que se ayudan mutuamente en sus estudios y que además poetizan la realidad para enamorar a la damita que los tiene locos. El final es abierto: las conflictuadas madres se conmueven ante la interpretación de la pieza Gnossienne No. 5 de Erik Satie, e intentan romper el hielo de sus tragedias familiares y hacer felices a sus vástagos
En síntesis, Carolina Torres, Verónica Arellano y María Brito son las maravillosas actrices que dan vida a esta utópica Lírica. Lo de utópica es una condición innata del teatro de Gustavo Ott, quien reitera con este texto que la poesía, la música y el amor pueden aún salvar al mundo, en este caso a la juventud que se levanta en una sociedad que vive y desafía a una cotidiana microguerra civil. Y por supuesto que yo también soy un utopista, a quien se le revuelve el estomago y llora cuando la escena reconstruye aquellas sangrientas facetas de la vida que salen precisamente reseñadas en los periódicos o en los noticieros de la TV. ¡Es una obligación para los utopistas verla y sufrirla, más no podemos hacer…por ahora!
Proyecto Burgueses
Una propuesta de participación multidisciplinaria y de creación política y poética con la comunidad obrera que rodea al TSMC es el Proyecto Burgueses. En esta oportunidad, presenta una pieza creada luego de un trabajo de investigación sobre las historias que han impactado a la zona. Es un experimento escénico y comunitario que nos remite a una mezcla de la teoría del Teatro del Oprimido con la poesía comunitaria y política de Cai Guo-Qiang, y la práctica diaria comunitaria del TSMC. Son espectáculos que colocarán las historias de la comunidad como centro de todo el esfuerzo literario y teatral, sobre el concepto creador más importante del siglo XXI: las versiones de la realidad. Y en especial, sobre el efecto que tiene en la comunidad la relación entre la fantasía que vemos y la utopía que nos esconden, ha dicho Gustavo Ott. Este Proyecto debe su nombre a uno de los temas más recurrentes en las entrevistas realizadas en la comunidad y el cual se convirtió en la columna vertebral del programa: la idea del sueño, la naturaleza de la utopía y su relación con la división de las clases sociales.
Lírica, basada en una historia real de la comunidad, es resultado además de “mi entrenamiento como reportero (se graduó como periodista en UCAB, 1991). Creo que con esta pieza he regresado a lo que siempre he hecho: periodismo. Pero un periodismo con alma. Desde que incorporamos los Proyectos anuales a San Martín (Festival de Talleres, 2007; Proyecto Padre: Obras José, 2007; Proyecto Madre; Obras María, 2009; Shakespeare 4x4, 2010) y ahora Burgueses y Crimen y Castigo) hemos visto una evolución notable en la programación del TSMC y en nosotros mismos como artistas, no sólo en lo interno, sino también en el perfil internacional”, puntualiza el autor, nacido en Caracas hacia 1963.
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1 comentario:
Hola
Escribimos de Escena 2.0, http://www.escena-2.com publicación digital. Estamos haciendo un agregador de blogs de artes escénicas y nos gustaría contar con este. En principio la participación es solo por invitación y nos gustaría que hubiera uno por país de habla hispana. Puedes verlo aquí http://www.escena-2.com/blogs
Hemos cogido el blog para hacer las pruebas pero si no te interesa lo quitamos inmediatamente.
En el agregador aparecerá un extracto de cada artículo, pero para leerlo entero el enlace lleva hasta aquí, así que puede contribuír a la difusión de esta bitácora.
Si te parece bien (o no) puedes enviarnos un correo a escena20@gmail.com
Saludos
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