lunes, julio 11, 2011

El teatro acorralado por un estacionamiento

Venezuela vive una inédita acción cívico-militar, apuntalada por una Carta Magna, y en medio de todas las contradicciones y las crispaciones que todo eso genera, llama la atención que en la más cara de las expresiones artísticas, como es el teatro, se hayan dado en menos de un mes dos incidentes enojosos y, al mismo tiempo, graves. Sendos gerentes de comprobadas capacidades administrativas, Moisés Guevara en el Trasnocho y José Manuel Ascenso en el Luisela Díaz, hayan sido despedidos o aplastados por la fuerza del poder de las empresas privadas que los tenían contratados o bajo acuerdos especiales.
El más reciente abuso o desconocimiento de las normas imperantes del derecho es el cometido contra Ascensao, quien ahora tendrá que abandonar sus actividades en el teatro Luisela Díaz porque la empresa propietaria del espacio, el Caracas Theater Club (CTC) ha decidido impedir el acceso de los automóviles del público que acuda al espectáculo, alegando un cúmulo de argumentos para desconocer lo convenido anteriormente.
Ascensao respondió así a un balance que le propusimos sobre su gestión:
-Hace siete años asumí el reto de tomar la dirección de un teatro que hasta el momento, solo había estado abierto para los socios del Caracas Theater Club y en el cual se daba cabida a uno que otro evento muy puntual. Ahora bien, en ese momento la Sala de Teatro Luisela Díaz, como es conocida hoy en día, era simplemente un teatro donde, perfectamente, como dice una amiga socia del club, "se asemejaba a una perfecta locación de película de terror donde pululaban las ratas, cucarachas y murciélagos"...en verdad eso era el teatro donde no había ni siquiera un espacio acondicionado para uso de oficina, ni un lobby adecuado para recibir al público como debe ser. Mucho menos las condiciones mínimas y necesarias para que un artista se sintiera bien, amén de la precaria e insuficiente dotación técnica.

-Transcurridos estos siete años, la Fundación Proscenio de Venezuela, la cual presido y es la encargada ante el Club del teatro, hemos venido incorporándole todos las comodidades posibles para cada uno de los que integramos esta gran familia logrando: Reconocer y posesionar el nombre de un teatro que ya no es llamado solo Caracas Theater Club sino Sala de Teatro Luisela Díaz del Caracas Theater Club (epónimo como homenaje por demás merecido, a quien luchara por conquistar de nuevo un espacio teatral dentro del mencionado club). Credibilidad tanto en los artistas al querer realizar sus espectáculos en el espacio y al público por la variedad en la programación, comodidad y seguridad en el sitio. Dotación Técnica ideal para las presentaciones.
Personal calificado en cada una de las áreas y en estos momentos contamos con una nomina de 40 empleados. Reconocidos como uno de los primeros lugares a nivel cultural a la hora de elegir para ver un espectáculo. La Fundación lleva a la Sala de Teatro Luisela Díaz y atiende a lo largo del año las solicitudes de diferente Instituciones sin fines de lucro que amparan a niños de bajos recursos o con alguna enfermedad especial para que puedan asistir gratuitamente a las presentaciones infantiles. De igual manera se les facilita el acceso a los espectáculos para adultos a personas de la tercera edad sin posibilidades económicas. Todo esto, repito, sin ningún tipo de costos para esas Instituciones. Al igual se mantiene un programa de becas que aplican en los talleres de teatro para niños para la Alcaldía de Baruta, donde nos llevan colegios de bajos recursos a conocer las instalaciones y jugamos un rato a hacer teatro.
-Como verás, tanto artistas, productores, el público y la colectividad en general de toda la escala social se han visto beneficiados en la Sala de Teatro Luisela Díaz.
-¿Desde cuando se presentó este problema con el Caracas Theater Club?
-Puesto en la disyuntiva de ponerle un punto de partida al inicio de la crisis, diría que en cuanto se comenzaron a ver las mejoras y el florecimiento de la Sala de Teatro Luisela Díaz. Cuando los artistas y el público comienzan a asistir de manera masiva a este espacio, gracias a todo el trabajo que ha venido desarrollando tesoneramente el equipo que me acompaña. Pero... ¿quién hace un negocio para perder?
-¿Ellos no le han ofrecido una conciliación, sino que no le usen más la sala y por ende el espacio que les pertenece?
-El CTC no me ha prohibido el uso de la Sala Luisela Díaz sino simplemente me eliminó 30 puestos dobles con Valet Parking que se me asignó por contrato vigente hasta el 06 de febrero del 2012. Con esta eliminación quiebra definitivamente la relación con un público asistente, donde no vendrá por carecer de estacionamiento y donde la opción que tienen, sino les ofrezco la logística de camionetas alquiladas para traslados al estacionamiento más cercano, es estacionar en la calle a riesgo de toda la inseguridad a la que estamos expuestos en estos momentos.
-¿Hay gente dentro del CTC interesada en la explotación del teatro y por eso están ampliado los estacionamientos?
-No lo sé, es posible, como también es posible que el CTC quiera tomar las riendas de su teatro y no dejarlo en manos de nadie. Pero pienso que es más leal, honesto y legal dejar que culmine mi proceso hasta donde está planteado, según un contrato vigente, con los beneficios para ambos que están establecidos, para luego llegar a los nuevos acuerdos y sino simplemente finiquitamos las relaciones de una manera amistosa tomando las decisiones que mejor les convenga a los destinos de su Club y por ende del teatro. Y el estacionamiento no lo están ampliando sino acondicionando por problemas de filtraciones.
-¿Qué piensa hacer y hasta cuándo es el contrato o hasta cuándo aguanta?
-Por ahora lo dejo en manos de mis abogados, quienes tienen muy claro lo que quiero sin llegar a vulnerar los derechos de la otra parte. Mi contrato expira el 06 de febrero del 2012. Lo que si no quiero en ningún momento, e insisto, es pelear legalmente con nadie, simplemente que lleguemos a acuerdos, a beneficios para ambos y sino disolver el contrato de la mejor manera, sin maltratos de ninguna especie. No nací para eso. Nací para hacer reír y llevar un poquito de felicidad a la gente, mi gente, mi familia. Soy solo un artista.
-¿No ha acudido a la ley, como por ejemplo Indepabis, porque no pueden tener un teatro funcionando sin el respectivo respaldo del estacionamiento?
-No, y pienso que no lo voy hacer en estos momentos. Lo mejor siempre es llegar a acuerdos, hacer las paces antes de ir por esa vía; Espero que esta nueva junta directiva del CTC y su miembros asociados sean justos y logremos culminar un proceso con una programación planeada desde el año pasado porque al final los que terminan pagando los platos rotos son los artistas y un público ávido de entretenimiento ante tanta adversidad que lo rodea, incluyendo a los propios miembros asociados (socios) del CTC quienes disfrutan de toda la programación con entradas de cortesía.
Al final de todo este desagradable zafarrancho para acorrarlar a un artista y dañar,por carambola a la comunidad caraqueña, recordamos la obra de Lope de Vega, El perro del hortelano, cuya moraleja es que hay gente en la vida , como ese famoso animalito, que ni come ni deja comer a los demás, que no hace teatro y tampoco deja que los demás lo hagan…alegando bobadas. ¿Y las autoridades donde están para que pongan orden en los contratos?

4 comentarios:

PATTY OLIVEROS dijo...

Lamentable noticia. Otra sala que se cierra. La familia Ascensao (me consta) ha trabajado muy duro para lograr un espacio digno y grato para el público caraqueño y ahora? Qué destino le espera a la Sala Luisela Díaz?

PATTY OLIVEROS dijo...

Lamentable noticia. Otra sala que se cierra. Me consta lo que la familia Ascensao ha trabajado para ofrecer un espacio grato al público caraqueño. Y ahora cuál será el destino de esa sala?

Anabell Peña dijo...

Querido José Manuel y todo el equipo de Fundación Proscenio de Venezuela, quiero expresarles mi apoyo incondicional en esta lamentable y muy triste situación, así como mi respeto y admiración.

Yo como socia del CTC, me siento realmente afectada por estas decisiones arbitrarias tomadas por la nueva junta directiva, porque una de las pocas cosas que realmente funcionan dentro del club es sin lugar a duda el teatro, ya que gracias al teatro Luisela Díaz y gracias al Grupo de teatro infantil Colibrí, su equipo y maravillosa labor, gracias a ellos fue que mi esposo y yo nos hicimos accionistas del club, así como muchos y mas de los que la gente cree que también se hicieron socios al club gracias al teatro, porque al llevar a sus hijos al taller conocieron el club, o al ir a las obras que presenta la sala.

Se que somos mayoría la comunidad del club que estamos a favor del teatro y aspiro y confío que seguiremos luchando para que se haga justicia en esta situación, así como ponerme a la orden para lo necesario, sobre todo porque en este momento tan difícil de nuestro País, lo que se debería hacer es construir y no destruir, y sobre todo ayudar a cultivar la cultura teatral en este País tal como lo hace esta prestigiosa Fundacion.

Animo y mucho Éxito.

Anabell Peña de Sánchez
Socia del CTC y Profesora del Grupo de Teatro Colibrí

Vladimir dijo...

Es un absurdo que el arte se vea amenazado por un estacionamiento y por desgracia se convierte en un reflejo de la sociedad en la cual vivimos