Mimi Lazo y su esposo Luis
Fernández, productores y actores reconocidos, tienen cuatro espectáculos
teatrales comerciales, por los cuales cobran taquilla en Caracas y donde se
presenten: High, A 2,50 la cubalibre, El
aplauso va por dentro y No eres tú
soy yo. Divierten y educan a la población venezolana, porque van al
interior de la república y por eso en 10 años tienen más de dos millones de
espectadores. Pero el éxito no siempre es dulce, también las envidias intentan
desanimarlos o quitarles el sueño, “pero todo eso es infructuoso”, como lo cuenta aquí
Fernández:
-¿Cuál
es el negocio del teatro comercial?
-La etiqueta "comercial"
me parece una soberana imbecilidad. Hay teatro bueno y teatro malo. Hay teatro
que provoca catarsis, estremece, cautiva, entretiene y modifica y tiene éxito y
está lleno. Y hay teatro aburrido y sin
propósito concreto más que la alabanza de egos no reconocidos. Con nuestro
teatro, muy heterogéneo, nos proponemos que todos ganen y que el ejercicio de
nuestra vocación no sea una empresa cómoda y subsidiada, sino una constante y
proactiva investigación del tiempo que vivimos y que tenemos que representar.
En el teatro se puede ganar bien, incluso más que en televisión y, por
supuesto, trabajando con mayor dignidad. El asunto es que el actor, que por
naturaleza tiene una personalidad pasivo-agresiva y vive adicto a la queja sin
propósito, lo quiera entender y tome las riendas de su propia carrera, cosa que
la mayoría prefiere no hacer. Cada quien con sus decisiones.
-¿Cómo marcha High, según taquillas
en Caracas, el interior venezolano y además Bogotá?
-High es una sorpresa. Estamos pasando ya los 15 mil espectadores. No esperábamos la
respuesta masiva del público. Esto demuestra que la audiencia no sólo está
preparada para temas adultos, sino que está ávida de ellos. Sobre todo si
vienen con una alta factura de producción, una propuesta contundente y una
entrega actoral como la de Carlota Sosa y Christian McGaffney. High ha sido un logro en muchos niveles
y aún estamos estudiando meticulosamente las razones del éxito y el
comportamiento del público, que es el que siempre tiene la última palabra. Yo
me formé viendo las grandes producciones de Rajatabla, la Compañía Nacional,
Theja, Nuevo Grupo, Ga80. Conocí los procesos de Carlos Giménez, José Simón
Escalona, Ugo Ulive, Gené. Era un maravilloso teatro. Mimi trabajó además con
todos ellos y sabe por experiencia lo que representó ese teatro del 85 al 95
para una sociedad volcada a las salas. Como público nos sentíamos respetados y
valorados, entendíamos que lo que íbamos a ver era una experiencia de vida que
se quedaría con nosotros por siempre. Los clásicos te hablaban directamente a
ti, las obras contemporáneas te retrataban y estremecían en lo más profundo,
uno salía del teatro vivo y despierto. Esa, salvando las enormes distancias, es
siempre nuestra meta e inspiración. “High” es un humilde homenaje a todos
ellos, a Giménez y Escalona, a Ulive y Gené, mis influencias evidentes.
-¿Qué reacciones ha recibido la
pieza?
-High ha recibido una sobrecogedora aprobación colectiva, la verdad.
La reacción del público tanto en Venezuela como en Colombia ha sido
impresionante. Algunos se ofenden, claro, es inevitable. Por ejemplo un grupo
en Valencia autodenominado “Las Madres de Familia de la Iglesia Don Bosco”
intentó detener nuestras presentaciones en esa ciudad. Comprendo estas
reacciones y las valoro, pues es la controversia mi zona de comodidad. De hecho
sé por experiencia que estas reacciones las puedo utilizar para la promoción
del espectáculo con gran beneficio. Cuando los anónimos de un foro de Noticiero
Digital propusieron boicotearme una función de No eres tú soy yo en el Aula Magna de la UCV, lograron que se
agotaran las 2600 entradas días antes del evento, así que invito a todos los
grupos radicales conservadores y a las amas de casa insatisfechas de la
ultraderecha religiosa a que manifiesten contra “High” ¡Me ahorrarían mucho en
promoción!
-¿Cómo se comportan las redes
sociales para la promoción?
-Una de las grandes sorpresas ha
sido la manera como la gente se vuelca a comentar High en Twitter y Facebook a la salida de la obra. Esto se nos
presentó por sorpresa y ha sido una herramienta invalorable para construirnos
un boca a boca virtual que ha repercutido beneficiosamente. No tengo cómo
agradecer los comentarios eufóricos que nos dirigen a la salida de la obra. Por
un lado gratifican nuestro ego de artistas, cosa clave para que el ego se
aplaque y no sea el motor único de nuestras iniciativas, por otro nos reafirman
que estamos haciendo algo correcto, que estamos poniendo el dedo en la llaga
necesaria, y por último, son cruciales en el éxito de esta temporada.
-¿Con High han descubierto la
formula de la gallina de los huevos de oro?
-No hay fórmulas, eso ya lo sabemos, y el que crea que dio con
la fórmula del éxito está ya planificando su próximo gran fracaso.
-¿Cómo
es la relación con el autor de High?
-Matthew Lombardo recibió un
adelanto por los derechos sobre el 10% de taquilla, una vez cubierto ese
adelanto, le enviamos ahora mensualmente el 10% del bruto de la taquilla. Es
así como se hace con todos los autores generalmente, aunque hay casos en los
cuales se llega a otra clase de acuerdos.
-¿Qué pasará con High?
-Espero tener High todo el año en temporada. Una vez culminada la temporada en
Trasnocho, dependiendo de las prórrogas que nos otorguen, esperamos encontrar
otro espacio que la albergue. Ya estamos moviéndonos en ese sentido. Creo que
es importante comprometernos a no bajar de cartel una pieza que sigue llenando
la sala. Estamos entrenados gracias a nuestros seguidores a temporadas largas,
así que encontraremos la manera de mantener High en cartel.
-¿Es cierto que ustedes no quieren
trabajar sino sus proyectos?
-No es cierto. Sólo que es cuestión
de agendas. Es mucho el trabajo que lleva no sólo montar las obras y actuarlas,
sino gerenciar una empresa. De hecho este año tenía muchas ganas de actuar en Closer, que dirige Héctor Palma o en
una versión que hace Juan Souki de Crimen
y Castigo, ambos directores que respeto mucho y con quienes me encantaría
trabajar, específicamente en este par de propuestas que me parecen
absolutamente pertinentes en nuestro momento, pero no tengo tiempo para
comprometerme a un proyecto externo de teatro por ahora. Estamos preparando un
espectáculo para enero 2013 con Mimi. Por ahora seguimos con las temporadas de
nuestros cuatro espectáculos en cartel.
-¿Actuar en High y en A 2,50 la
cubalibre y además hacer un unipersonal significa agotar al cuerpo humano y
exponerse a riesgos innecesarios?
-En lo absoluto. Ciertamente hay
días en los que el agotamiento prevalece, pero nunca es más de lo que se nos
explota a los actores en una telenovela trabajando 14 horas al día de lunes a
sábado. Además, no hay mayor placer que hacer exactamente lo que uno quiere
hacer, eso no tiene precio. Nosotros lo valoramos mucho y agradecemos en todo
momento el respaldo del público que nos lo hace posible.
MAS
DE DOS MILLONES DE ESPECTADORES
-Hace mucho tiempo que no nos interesa hacer obras
en las cuales haya más gente en el escenario que en el público. El teatro es
texto, actor y público y si falla una de esos vértices ya no hay teatro.
Siempre digo que una comedia con contenido hecha por un actor profesional
famoso para una sala llena es mucho más teatro que un Shakespeare hecho por
malos actores para cuatro personas. Esto no quiere decir que desestime los
clásicos, por favor, los hemos hecho, y mucho, pero no tiene ningún sentido
hacerlos si estos no le hablan directamente al espectador. Si no hay una
conexión entre el público y lo que sucede en escena no ocurre catársis alguna y
todo el esfuerzo de montar una obra resulta un despropósito petulante. Creo que
Hamlet se puede montar, pero no para que la gente diga que uno es culto
y elevado porque monta Shakespeare, sino para conectar esencialmente con el
espectador a través de la potencia de Shakespeare, por cierto, el gran autor de
teatro "comercial" de su época. Ahora bien, muchos teatreros culturosos
desestiman por ejemplo El aplauso va por dentro o No eres tú, soy yo
porque lo consideran ligero. La mayoría de ellos no los ha visto, para empezar,
porque si algún hábito persiste en nuestro mundillo es hablar por hablar, y
luego, si prestas atención al texto de ambos espectáculos, el asunto aunque
cause la risa colectiva, no tiene nada de ligero. Si fueran comedias light no tuvieran miles de funciones a
cuestas. Lo repito una vez más, los seudointelectuales del teatro subestiman a
los espectadores y se sobreestiman ellos. El éxito hay que medirlo a varios
niveles, por supuesto en primer lugar con la convocatoria. Nadie, aunque lo
niegue, quiere hacer teatro para 30 personas en una sala de 300. Eso es triste,
doloroso incluso. En segundo lugar, hay que medir el éxito por la repercusión
de lo que se hace. Cómo nuestra propuesta modifica al espectador y lo sacude,
con risa, con provocación, con temas, con tragedia, para que salgan de la sala
estremecidos, reflejados claramente, cambiados, ávidos de comentar la
experiencia y de volver al teatro. Así hemos cultivado en Lazo Producciones a
más de dos millones de espectadores en los últimos 10 años. Gente que nunca
había ido al teatro y que ahora viene y repite. Aburrir al espectador con
posturas pretenciosas es un pecado de egocéntricos que no nos permitimos, y
mira que somos egocéntricos. Me molesta ver como muchos teatreros miran por
encima del hombro al público con sus propuestas petulantes. El público no les responde,
porque no hay nada de esas propuestas que conecte con ellos. El tonito
didáctico de los que pretenden "elevar el nivel" del espectador es
bochornoso, no tiene repercusión alguna y hace mucho daño al teatro
ahuyentándole espectadores que se niegan a pagar por aburrirse.
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