José Simón
Escalona Acosta (Ciudad Bolívar, 1954), afamado por sus telenovelas y la férrea
gerencia que impuso a lo largo de dos décadas en RCTV, es además fundador de la
agrupación teatral Theja (1973) y autor de una docena de piezas controversiales,
como De todas, todas, la cual culmina
su primera temporada en el Teatro Escena 8, siendo actuada por Gonzalo Velutini
y Nacho Huett, de acuerdo al desopilante montaje que creó Javier Vidal y con la
pulcra producción de Angélica Escalona.
De todas, todas
es una invitación para reflexionar sobre las vicisitudes del amor y la soledad,
sentimientos claves para la vida humana, los cuales están muy presentes en su argumentación
gay en clave de melodrama. No es la primera ni la última pieza que
entrega Escalona Acosta sobre tramas de conductas gais; antes hizo conocer los
controversiales espectáculos creados a partir de sus textos: Cuatro
esquinas (1979),Marilyn,
la última pasión (1983), Jav y Jos (1985) y A María
Queras la llaman Mari (1999).
Hasta ahora su producción dramatúrgica general suma 12 obras, de las cuales 11
han sido representadas por el grupo Theja
De todas, todas se centrada en una pareja de gais que
atraviesa una compleja crisis de definición de rutas: El Señor (de 50) y El
Joven (sobre los 30 años) son encarnados por Gonzalo Velutini y Nacho Huett
quienes logran los patéticos personajes necesitados de mucho amor y
dispuestos a todo en esa lucha contra la soledad, que logra materializar el
director Javier Vidal, a partir del opus que le
encomendó Escalona, y con las indudables entregas creativas de tal pareja
de comediantes.
Velutini asume al
personaje de El Señor, como enamorada loca refinada y supuestamente capaz de
cederlo todo para no quedarse con la soledad, lleva el creciente ritmo
del espectáculo (un acto largo con 12 escenas, para 80 minutos) hasta que
Huett asume el control escénico y logra una brillante y memorable performance
como masculino stripper, además de unas veristas escenas donde El Joven trata
de asumirse en su nuevo derrotero como heterosexual, con novia y dispuesto a
casarse y procrear; pero al final todo se le derrumba y regresa al apartamento
de El Señor, tras ser calificado por su ya ex mujer como “marico”. Conmovedoras
actuaciones englobadas en fina y lúdica puesta en escena, que lleva el sello de
Vidal.
Ellos se jugaron
finamente entre el stand up comedy, el monólogo convencional y las
intimistas comedias de dos personajes quienes al final terminan conciliando sus
desavenencias hasta la próxima vez que estén al borde de otra ruptura o
logren consolidar una amistad capaz de llevarlos finalmente en la barca de
Caronte. Todo materializado en la terraza de un apartamento y con mínimos
elementos de cocina y un gimnasio improvisado.
De todas, todas propone un análisis sobre el amor, pero que ahí
habita en cuerpos masculinos. Y es la audiencia quien debe responderla o seguir
interrogándola sobre la identidad y la ética de la convivencia.
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