Cuando la batalla cesa y el silencio es pesada lápida,
las mujeres buscan a sus muertos: maridos, hijos, progenitores, familiares o
desconocidos. Se entregan a la desgarrada faena
de limpiarlos, vestirlos y darles cristiana sepultura; además de
materializar los momentos inolvidables que vivieron y despedirlos para siempre.
No lloran porque sus lágrimas están hacia adentro para alimentarse y después
reiniciar la marcha hacia un horizonte de auténtica libertad.
Eso lo plasma, en perfecto y estrujante lenguaje
realista, el espectáculo teatral Después de la batalla, de Ángel
Rafael Rondón. Conmovedor drama histórico con un elenco de “condiciones
especiales”, el cual hace temporada en
Maracay, gracias a la alianza estratégica de la agrupación Garabato Motita y la Compañía Nacional de Teatro.
En el marco de las
luchas independentistas criollas, entre los enfrentamientos de realistas y patriotas, se desarrolla Después
de la batalla y por eso las féminas de los combatientes
caídos en la contienda, al grito de “Libertad, igualdad, propiedad y
seguridad”, recuperan los restos de su gente y se alistan para proseguir las
luchas por la defensa de sus derechos y la libertad para su pueblo. Entre ellas
está la heroína Josefa Camejo, tenaz defensora de la provincia de Coro, quien
junto a otras féminas firmaron el
documento “Representación que hace el bello sexo al gobierno de Barinas”, se
ponían a sus órdenes para la defensa de Barinas sin ningún temor ante los
horrores de la guerra.
Su autor y director Rondón lleva largos 21 años dedicados
al trabajo artístico con niñ@s y jóvenes con
“condiciones especiales” (discapacidades o diversidades visuales,
auditivas, etcétera) porque anhela que sus producciones vayan más allá de la
preciosista exhibición estética y sirvan para integrar a los asumidos
“actantes” al circuito social y no ser nunca jamás discriminados.
Después de la batalla tiene,
más allá de la obvia lectura política-histórica, una honesta propuesta
reflexiva o metáfora sobre la incesante violencia cotidiana, siempre por
asuntos baladíes, esa que deja decenas de muertos semanales, esa micro guerra
entre civiles la cual no deja que la paz y el progreso impere en estas
ensangrentadas tierras. El grupo Garabato Motita cumplió al subrayar el
doloroso drama de las venezolanas en
su desafío a la violencia misma, la cual
será derrotada más temprano que nunca.
Kristal Tesorero, Chiquinquira Núñez, Génesis Navarro,
Josué Álamo, Jesús Rodríguez Tovar,
Rubén Maican y Roger Martínez son jóvenes que desafían y superan las
limitaciones de sus condiciones físicas. Ellos
optan por aprehender y convencer a todos que querer sí es poder y ellos
lo demuestran con su arte. Trabajaron para la creación y producción de Después
de la batalla durante no menos de 11 meses, hicieron varios ensayos
con público y ahora tienen la temporada inaugural en su cálida salita del
edificio Barlovento, en cruce de las calles Carabobo y Cooperativa. ¡Bravo
pueblo!
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