No nos gusta escribir despedidas sobre los artistas del teatro que "se van de gira". Preferimos reseñar sus evoluciones en la escena, bien porque cumplen sus labores o porque se superan a si mismos y hacen arte como destino final.
Sin embargo, este oficio periodístico nos lleva a entregar siempre unas notas para dejar testimonio de sus partidas. O sea...que nos sale desde muy adentro y siempre nos desgarramos, porque sus ausencias se convierten en hitos para nuestras vidas y para el conglomerado en general.
Los humanos todos amamos la vida y no queremos para nada a la muerte, aunque a veces se trabaja miserablemente para ella o porque somos capaces de provocarla y no solamente con las armas sino también con las palabras o con los odios .
Desde el jueves de la semana pasada estamos reseñando, porque es nuestro deber como cronistas, los mutis de los destacados actores Freddy Pereira y William Moreno y ahora nos corresponde la partida de Rolando Jiménez, el pelón que era todo un símbolo de trabajo como docente para las nuevas generaciones de actores que estudiaron en el Taller Nacional del Teatro, el cual es producido por la Fundación Rajatabla, desde los años 80.
Rolando, quien además era arquitecto, redondeaba sus ingresos trabajando como bartender en el café de Rajatabla--fue cerrado en agosto de 2009, por estar en zona universitaria, o sea en los predios de Unearte-- y era un gran conversador con los consumidores de las bebidas etílicas que se expendían y hasta consejero proverbial se convertía, como lo presenciamos repetidas veces, para evitar choques entre los contertulios de aquel inolvidable espacio de la bohemia pobre, los lamentos públicos de los artistas en formación o los veteranos cansados.
Vimos varios espectáculos con Rolando en escena, pero nos es inolvidable la caracterización que hizo para el Marat-Sade que montó Ibrahim Guerra, con la cual además se graduó como actor en la Universidad Nacional Experimental de las Artes. Fue un memorable performance y un derroche de talento por toda la técnica física que aplicó para su lujoso desempeño.
Más recientemente, durante la temporada 2012, le elogiamos verbalmente por el dinámico montaje que le dio a la pieza El más mejol, de Ricardo Azuaje, una impecable producción de Rajatabla, como en sus mejores tiempos. Le prometí una crítica especial cuando la repusieran en este 2013 y así espero hacerlo, aunque ya él no podrá leerla.
Otra artista venezolano sale de escena, precisamente en tan difícil disciplina y además tan comprometida con la hechura permanente de patria en que están todos sus creadores. Queda, pues, su historia y especialmente su leyenda como educador que fue. A los 53 años, el 29 de enero en Valencia, cerró su capitulo y deja noble huella para un teatro que no se rinde y que día a día se compromete con su pueblo, tal como se podrá calibrar ahora, durante los venideros meses de febrero y marzo, con la realización de sendos festivales en Caracas,coordinados por Fundarte y el legendario Ateneo de Caracas.¡Teatreros no hay otra cosa por hacer sino teatro y por supuesto vivir fuera de los escenarios,durante los intermedios!
1 comentario:
A propósito de "Marat-Sade": echo de menos (a lo mejor por ignorancia) un trabajo, artículo o reseña histórica acerca del montaje de Horacio Peterson de la famosa obra de Peter Weiss en el Ateneo de Caracas allá por los años sesenta, con Esteban Herrera como Marat, Fernando Gómez como el Marqués de Sade y Héctor Myerston como el presentador o narrador. Felicito al autor de este blog porque llena un vacío. Otro tema: ¿Se puede averiguar quién dirigió "Sabor a miel" en esa misma época, en un montaje que contó con la actuación de Naudy Fernández?
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