Madrid o Nueva York, Miami o Bogotá, son las urbes que una generación de actores y actrices venezolanos han elegido para vivir, trabajar amar y reproducirse si se los dejan. Y Arlette, la famosa hija del legendario comediante José Torres, considera que, desde el año 2005, la capital del Reino de España es su centro de operaciones. “Aquí es donde he decidido tener mi residencia más estable. Y aún así sé que siempre la casa de mi mamá o de mi papá en Venezuela también será mi casa. Ya de alguna forma tengo hecha mi vida aquí, aunque siempre he sido de la creencia de que el hogar va con uno allá donde uno vaya. En todo caso decidir vivir aquí no me ha limitado para instalarme en otros lugares cuando el trabajo lo ha ameritado”.
“Como actriz, y como persona de carácter aventurero y viajero como soy, me he habituado a trasladarme mucho y a pasar temporadas en otros lugares, fuera de casa. Por ejemplo, he vivido dos meses en el Amazonas (cuando rodé Cenizas Eternas), viví tres meses en Málaga (gracias a una temporada teatral), dos meses entre Morrocoy y Todasana, en Barcelona, en Italia, en Tailandia, etc... Y en Caracas, cada vez que me llaman también para ir a trabajar. Y yo feliz de hacer lo que me gusta y afortunada además si ello coincide con ver a mi familia”.
¿Por qué Madrid y no otra ciudad española?
Porque Madrid es bella... Digan lo que digan de los madrileños, siempre me he sentido como en casa. Aun cuando adoro el mar y soy amante de la naturaleza, nací y crecí en la ciudad, soy capitalina, y Madrid es una capital, con mayúsculas, cosmopolita además. Receptora y generosa con quienes llegamos aquí. Llena de inmigrantes por todas partes y aun así sigue, contradictoria y curiosamente, conservando su aire de pueblo, su alma de pequeña villa. Eso es algo que me atrapa. Te puedes cruzar la mirada con alguien en el metro y a las tres semanas o al mes volver a verle tal vez en una tienda o el mercado. Es una ciudad mágica y de encuentros. Y por otra parte, desde el punto de vista profesional, es el centro de todo. También Barcelona ocupa un lugar importante dentro de la movida cultural española, pero en Madrid es donde se mueve el grueso de todo: están casi todas las casas productoras de cine y televisión y muchas de las más importantes compañías de teatro del país.
¿Cómo ha sobrevivido hasta ahora?
Soy afortunada. He vivido. Lo de sobrevivir se lo dejamos a la gente que verdaderamente pasa por situaciones límite de vida. Yo he vivido, vivo, con sus altos y sus bajos, como todos, vivo. Creo que la clave está en ser positivo y creativo, ser receptivo, estar despierto, preparado y aprender a percibir y distinguir las oportunidades para aprovecharlas.
Digo que soy afortunada porque tengo salud, un hogar, estoy rodeada de amor y hasta el momento he podido hacer lo que me he planteado y propuesto; con esfuerzo, pasando algunas épocas difíciles, haciendo en mi etapa inicial algunos "personajes" (camarera de barra, bailarina en discotecas de moda, recepcionista de un restaurante, acomodadora en un teatro); otras menos complicadas, ejerciendo eventualmente mi otra profesión (periodista), y dirigiendo actores en castings y rodajes publicitarios; y otras más felices dando clases de yoga, convirtiéndome en modelo e imagen para campañas publicitarias; actuando, creando y produciendo. La vida en general ha sido generosa conmigo y yo soy agradecida. Con actitud positiva, aunque con sus idas y venidas, la vida normalmente te trata bien.
¿Cómo marcha su ingreso a la movida madrileña?
Con 11 años viviendo en esta ciudad es difícil no sentirte y ser parte de ella. Actualmente y desde hace un par de años hay un movimiento cultural muy importante 'off Madrid', fuera de la gran cúpula y élite más asentada, nacido justamente de la búsqueda de subsistencia a la crisis económica (mundial) y que ha ido dando cabida a muchos. Es bien sabido que en momentos difíciles, la creatividad es la clave. Y yo me voy moviendo con ello... Y la cosa va fluyendo... No a la velocidad que a veces se desearía, pero si hay algo que me ha enseñado el ritmo de Madrid es justamente a ser paciente. Todo se mueve, pero a su tiempo.
No ha sido fácil, pero me he ido armando mi propio camino. Los latinoamericanos y los extranjeros en general lo hemos tenido cuesta arriba porque a pesar de los años, sigue existiendo un freno para la apertura total y aceptación en España. Los argentinos han tenido más suerte, pero también es cierto que su historia de emigración a España es de muchos más años que la nuestra y ellos se han ido construyendo su espacio... Por eso digo que todo tiene su tiempo. Sin embargo, no me quejo. He tenido bellísimas oportunidades y he podido desarrollar mi trabajo como actriz, tanto en Venezuela como en España, y paralelamente, durante estos años. Aquí he conocido, compartido ideas, sets y escenarios, y aprendido de gente muy talentosa como Carmen Maura, Fernando Chinarro, José Luis García Berlanga, Pepe Villuela, Mariano Peña, José Sanchis Sinisterra, Will Keen, entre muchos otros. Cuento con el apoyo de mi manager, Elena Lázaro, de Muchoarte Management, con quien trabajo hace ocho años y ha creído en mí desde el primer momento. Destaco especialmente, entre otros trabajos, mi personaje para la serie de televisión Ciega a citas, y mi más reciente participación en cine en la película El guardián invisible, basado en el primero de los libros de la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo; dirigida por Fernando González Moreno (Palmeras en la nieve) y protagonizada por Marta Etura. Actualmente estoy en ello. Allí tengo un personaje precioso. Asimismo, por otra parte, he tenido la posibilidad de reencontrarme con gente venezolana talentosísima que está de este lado del mundo y con quienes ya he tenido la dicha de compartir y trabajar.
¿Hay más actrices y actores venezolanos haciendo teatro?
¡Muchos! Haciendo teatro, cine y televisión. Hace poco, por ejemplo, tuvimos un gran éxito con dos espectáculos que montamos con Mago Atelier, Gledys Ibarra, Aitor Gaviria y yo. Y Aitor acaba de presentar el monólogo Eflam, de Javier Vidal, entre muchos otros. Siempre lo comentamos entre nosotros aquí. Hace 15 ó 20 años eran cuatro gatos (de muy buena camada): Frank Spano, Miguel Ferrari, Aitor Gaviria, Ivonne Reyes, Alejandro Arroyo, entre un par más. Cuando yo llegué, hace 11 años, además de mí también desembarcaron: Martín Brassesco, Isabel Herrera, Héctor Moreno, Alejandro González, Doriam Sojo, entre otros... Y desde entonces han ido llegando cada vez más... Se han sumando: Aileen Celeste, Stephanie Cardone, Nacarid Escalona, Juan Carlos Pabón, Robert Chacón, entre otros. Algunos se han afincado en Madrid, otros en Barcelona y otros en otras ciudades.
Y no sólo actores, mucha gente del mundo artístico venezolano, escritores, directores de cine, fotógrafos, estilistas, maquilladores, modelos, cantantes, músicos, productores, periodistas; y gente de otras profesiones. Hay una comunidad venezolana enorme, que ha ido creciendo en los últimos años. Gente que ha venido a trabajar y a buscarse la vida; a forjarse un futuro. Muchos compañeros cuentan ya con proyectos muy bellos e interesantes que vale la pena apoyar y destacar. Algunos incipientes y otros más desarrollados, como Isabel Herrera y su taller El Lavadero, Aileen Celeste con su espacio de teatro MicroDeGusta, Nacarid Escalona y Juan Carlos Pabón con el espacio Tapasteatro Bar que abrirán el 20 de abril, Alejando Llerandi con Collage Bar, Manuel González Ruiz y su Mago Atelier, Clairet Hernández y su Trilogía Actoral, y ahora se agrega a la actriz Lourdes Martínez y su productora de eventos culturales Chulapa Flow que están haciendo un trabajo genial, entre otros. Yo con mi recién nacida compañía La Cápsula Teatro, con la que estrenamos este 13 de abril La Masajista. Asimismo, muchos compañeros haciendo cine, produciendo; una nueva oportunidad para verle el lado positivo a las cosas y crear sinergias. Así lo veo yo.
¿Qué pasó con Venezuela y el cine?
Venezuela sigue siendo parte de mí, de mi vida laboral y personal. Allí están mis padres y gran parte de mi familia, afectos y grandes compañeros de trabajo con los que siempre estoy en contacto para proyectos, para cuando los astros se pongan nuevamente al favor de todos y logremos coincidir. Por una parte, de momento estoy con algunos proyectos personales aquí que me han centrado más de este lado del mundo. Asimismo, un par de asuntos profesionales (aún muy en pañales como para contarlos) que han acaparado mi atención. Por otra parte, y para nadie es un secreto, desafortunadamente la situación actual de nuestro país también ha influido en que la frecuencia de mis viajes se reduzca.
Solía viajar a Venezuela al menos una vez al año desde 2007 para rodar alguna película, en ese momento aún la situación económica -aunque no fácil del todo -, permitía a las producciones contar con talento que estaba instalado fuera del país. Hoy en día, salvo que se trate de un proyecto enorme, o de una súper producción con un presupuesto multimillonario, esas intenciones lamentablemente se han ido convirtiendo en una ilusión y quedándose en eso: en bellas ideas e intenciones que luego no se logran concretar.
Por ejemplo, la última vez que viajé a Venezuela para trabajar fue a mediados de 2012, cuando rodamos Liz en septiembre, de Fina Torres; ese año tuve la fortuna de quedarme a trabajar por más de un año allí, porque vino una serie para televisión (Los secretos de Lucía) y seguidamente un par de montajes teatrales (Caricias y Frida, Viva la vida, con Prakriti Maduro, en la que debuté como asistente de dirección). En enero de 2014, hace dos años, regresé a Madrid, y desde entonces desafortunadamente no he vuelto a Venezuela. Después de eso, aunque ha habido algunas propuestas muy interesantes y bellísimas, al final no se han concretado porque las producciones apenas se dan abasto para cubrir gastos mínimos y pueden permitirse sólo lo básico... Lo mismo, por ejemplo, está ocurriéndome ahora mismo con un proyecto teatral precioso e interesantísimo que me han propuesto y del que de momento prefiero no dar detalles... Si ocurre un milagro, tal vez se daría la oportunidad de volver muy pronto para trabajar allí. Y entonces podré contar todo con pelos y señales. Por lo pronto, me encuentro con un par de asuntos laborales por aquí que de momento me tienen contenta y entretenida.
Porque Madrid es bella... Digan lo que digan de los madrileños, siempre me he sentido como en casa. Aun cuando adoro el mar y soy amante de la naturaleza, nací y crecí en la ciudad, soy capitalina, y Madrid es una capital, con mayúsculas, cosmopolita además. Receptora y generosa con quienes llegamos aquí. Llena de inmigrantes por todas partes y aun así sigue, contradictoria y curiosamente, conservando su aire de pueblo, su alma de pequeña villa. Eso es algo que me atrapa. Te puedes cruzar la mirada con alguien en el metro y a las tres semanas o al mes volver a verle tal vez en una tienda o el mercado. Es una ciudad mágica y de encuentros. Y por otra parte, desde el punto de vista profesional, es el centro de todo. También Barcelona ocupa un lugar importante dentro de la movida cultural española, pero en Madrid es donde se mueve el grueso de todo: están casi todas las casas productoras de cine y televisión y muchas de las más importantes compañías de teatro del país.
¿Cómo ha sobrevivido hasta ahora?
Soy afortunada. He vivido. Lo de sobrevivir se lo dejamos a la gente que verdaderamente pasa por situaciones límite de vida. Yo he vivido, vivo, con sus altos y sus bajos, como todos, vivo. Creo que la clave está en ser positivo y creativo, ser receptivo, estar despierto, preparado y aprender a percibir y distinguir las oportunidades para aprovecharlas.
Digo que soy afortunada porque tengo salud, un hogar, estoy rodeada de amor y hasta el momento he podido hacer lo que me he planteado y propuesto; con esfuerzo, pasando algunas épocas difíciles, haciendo en mi etapa inicial algunos "personajes" (camarera de barra, bailarina en discotecas de moda, recepcionista de un restaurante, acomodadora en un teatro); otras menos complicadas, ejerciendo eventualmente mi otra profesión (periodista), y dirigiendo actores en castings y rodajes publicitarios; y otras más felices dando clases de yoga, convirtiéndome en modelo e imagen para campañas publicitarias; actuando, creando y produciendo. La vida en general ha sido generosa conmigo y yo soy agradecida. Con actitud positiva, aunque con sus idas y venidas, la vida normalmente te trata bien.
¿Cómo marcha su ingreso a la movida madrileña?
Con 11 años viviendo en esta ciudad es difícil no sentirte y ser parte de ella. Actualmente y desde hace un par de años hay un movimiento cultural muy importante 'off Madrid', fuera de la gran cúpula y élite más asentada, nacido justamente de la búsqueda de subsistencia a la crisis económica (mundial) y que ha ido dando cabida a muchos. Es bien sabido que en momentos difíciles, la creatividad es la clave. Y yo me voy moviendo con ello... Y la cosa va fluyendo... No a la velocidad que a veces se desearía, pero si hay algo que me ha enseñado el ritmo de Madrid es justamente a ser paciente. Todo se mueve, pero a su tiempo.
No ha sido fácil, pero me he ido armando mi propio camino. Los latinoamericanos y los extranjeros en general lo hemos tenido cuesta arriba porque a pesar de los años, sigue existiendo un freno para la apertura total y aceptación en España. Los argentinos han tenido más suerte, pero también es cierto que su historia de emigración a España es de muchos más años que la nuestra y ellos se han ido construyendo su espacio... Por eso digo que todo tiene su tiempo. Sin embargo, no me quejo. He tenido bellísimas oportunidades y he podido desarrollar mi trabajo como actriz, tanto en Venezuela como en España, y paralelamente, durante estos años. Aquí he conocido, compartido ideas, sets y escenarios, y aprendido de gente muy talentosa como Carmen Maura, Fernando Chinarro, José Luis García Berlanga, Pepe Villuela, Mariano Peña, José Sanchis Sinisterra, Will Keen, entre muchos otros. Cuento con el apoyo de mi manager, Elena Lázaro, de Muchoarte Management, con quien trabajo hace ocho años y ha creído en mí desde el primer momento. Destaco especialmente, entre otros trabajos, mi personaje para la serie de televisión Ciega a citas, y mi más reciente participación en cine en la película El guardián invisible, basado en el primero de los libros de la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo; dirigida por Fernando González Moreno (Palmeras en la nieve) y protagonizada por Marta Etura. Actualmente estoy en ello. Allí tengo un personaje precioso. Asimismo, por otra parte, he tenido la posibilidad de reencontrarme con gente venezolana talentosísima que está de este lado del mundo y con quienes ya he tenido la dicha de compartir y trabajar.
¿Hay más actrices y actores venezolanos haciendo teatro?
¡Muchos! Haciendo teatro, cine y televisión. Hace poco, por ejemplo, tuvimos un gran éxito con dos espectáculos que montamos con Mago Atelier, Gledys Ibarra, Aitor Gaviria y yo. Y Aitor acaba de presentar el monólogo Eflam, de Javier Vidal, entre muchos otros. Siempre lo comentamos entre nosotros aquí. Hace 15 ó 20 años eran cuatro gatos (de muy buena camada): Frank Spano, Miguel Ferrari, Aitor Gaviria, Ivonne Reyes, Alejandro Arroyo, entre un par más. Cuando yo llegué, hace 11 años, además de mí también desembarcaron: Martín Brassesco, Isabel Herrera, Héctor Moreno, Alejandro González, Doriam Sojo, entre otros... Y desde entonces han ido llegando cada vez más... Se han sumando: Aileen Celeste, Stephanie Cardone, Nacarid Escalona, Juan Carlos Pabón, Robert Chacón, entre otros. Algunos se han afincado en Madrid, otros en Barcelona y otros en otras ciudades.
Y no sólo actores, mucha gente del mundo artístico venezolano, escritores, directores de cine, fotógrafos, estilistas, maquilladores, modelos, cantantes, músicos, productores, periodistas; y gente de otras profesiones. Hay una comunidad venezolana enorme, que ha ido creciendo en los últimos años. Gente que ha venido a trabajar y a buscarse la vida; a forjarse un futuro. Muchos compañeros cuentan ya con proyectos muy bellos e interesantes que vale la pena apoyar y destacar. Algunos incipientes y otros más desarrollados, como Isabel Herrera y su taller El Lavadero, Aileen Celeste con su espacio de teatro MicroDeGusta, Nacarid Escalona y Juan Carlos Pabón con el espacio Tapasteatro Bar que abrirán el 20 de abril, Alejando Llerandi con Collage Bar, Manuel González Ruiz y su Mago Atelier, Clairet Hernández y su Trilogía Actoral, y ahora se agrega a la actriz Lourdes Martínez y su productora de eventos culturales Chulapa Flow que están haciendo un trabajo genial, entre otros. Yo con mi recién nacida compañía La Cápsula Teatro, con la que estrenamos este 13 de abril La Masajista. Asimismo, muchos compañeros haciendo cine, produciendo; una nueva oportunidad para verle el lado positivo a las cosas y crear sinergias. Así lo veo yo.
¿Qué pasó con Venezuela y el cine?
Venezuela sigue siendo parte de mí, de mi vida laboral y personal. Allí están mis padres y gran parte de mi familia, afectos y grandes compañeros de trabajo con los que siempre estoy en contacto para proyectos, para cuando los astros se pongan nuevamente al favor de todos y logremos coincidir. Por una parte, de momento estoy con algunos proyectos personales aquí que me han centrado más de este lado del mundo. Asimismo, un par de asuntos profesionales (aún muy en pañales como para contarlos) que han acaparado mi atención. Por otra parte, y para nadie es un secreto, desafortunadamente la situación actual de nuestro país también ha influido en que la frecuencia de mis viajes se reduzca.
Solía viajar a Venezuela al menos una vez al año desde 2007 para rodar alguna película, en ese momento aún la situación económica -aunque no fácil del todo -, permitía a las producciones contar con talento que estaba instalado fuera del país. Hoy en día, salvo que se trate de un proyecto enorme, o de una súper producción con un presupuesto multimillonario, esas intenciones lamentablemente se han ido convirtiendo en una ilusión y quedándose en eso: en bellas ideas e intenciones que luego no se logran concretar.
Por ejemplo, la última vez que viajé a Venezuela para trabajar fue a mediados de 2012, cuando rodamos Liz en septiembre, de Fina Torres; ese año tuve la fortuna de quedarme a trabajar por más de un año allí, porque vino una serie para televisión (Los secretos de Lucía) y seguidamente un par de montajes teatrales (Caricias y Frida, Viva la vida, con Prakriti Maduro, en la que debuté como asistente de dirección). En enero de 2014, hace dos años, regresé a Madrid, y desde entonces desafortunadamente no he vuelto a Venezuela. Después de eso, aunque ha habido algunas propuestas muy interesantes y bellísimas, al final no se han concretado porque las producciones apenas se dan abasto para cubrir gastos mínimos y pueden permitirse sólo lo básico... Lo mismo, por ejemplo, está ocurriéndome ahora mismo con un proyecto teatral precioso e interesantísimo que me han propuesto y del que de momento prefiero no dar detalles... Si ocurre un milagro, tal vez se daría la oportunidad de volver muy pronto para trabajar allí. Y entonces podré contar todo con pelos y señales. Por lo pronto, me encuentro con un par de asuntos laborales por aquí que de momento me tienen contenta y entretenida.
¿Tu actual espectáculo como luce?
La masajista es un montaje de formato breve, más conocido en Venezuela como microteatro; se trata de una comedia ácida, muy divertida. Desde mi punto de vista, muy bien escrita y dirigida por Rubén Tejerina. Ya tuvimos la oportunidad de presentarla en el Microteatro Málaga durante una temporada, en 2014 y fue todo un éxito. Así esperamos que sea en su estreno en Madrid. Tiene toda muy buena pinta y si todo va bien, ¡esperamos llenar! Contamos con el público venezolano que tiene ganas de ver a sus compatriotas actuar y con público español, tanto cercano a nosotros, como asiduo a La Escalera de Jacob, una sala de teatro que forma parte de la "movida teatral alternativa y off" de Madrid. Feliz porque he asumido la producción del espectáculo junto con el actor español José Tornadijo, mi compañero también de escena; a través de mi compañía La Cápsula Teatral. Nos hemos fusionado con Mago Atelier, quien es el responsable del maravilloso concepto gráfico del póster. La imagen es del fotógrafo malagueño Edu Gómez. El casting de La Lunares (Marian Grande). Afortunadamente asimismo, hemos contado con amigos y colegas, que de manera desinteresada han apoyado el espectáculo, como Artistas por Venezuela, Culturísima, Venezuelan Press, ShowChannelTV, La Cuchara Restaurante, el Leka Bar, Camoatí RestoBar, entre otros no menos importantes.
¿Qué planes tiene?
Planeo intentar vivir lo más tranquilamente posible, hacer lo que me hace sentirme bien y en armonía. Trabajar en lo que me gusta, o en mis propios proyectos o bien en proyectos ajenos siempre y cuando me identifique con ellos, me generen satisfacción, pueda aprender y si es posible, que generen beneficios también a otros. Vivir más en el hoy que en el mañana, aunque me trace metas. Y actuar con serenidad y optimismo, paso a paso y con foco. Ahora mismo, por ejemplo, trabajo en algo que estoy creando y sobre lo que contaré en su momento. Asimismo, estoy con la producción para esta temporada de La masajista, con La Cápsula Teatro. Y además de mi oficio como actriz, sigo dedicándome a la práctica del Yoga (soy instructora), que es otra de las cosas que me da la vida; y cuidando de mi salud y de mi hogar, que es mi tesoro. Esos son de momento mis planes y proyectos por lo menos a corto y mediano plazo. A ver si se me dan bien. Ya veremos qué otras sorpresas buenas trae la vida. Namaste y toco madera
La masajista es un montaje de formato breve, más conocido en Venezuela como microteatro; se trata de una comedia ácida, muy divertida. Desde mi punto de vista, muy bien escrita y dirigida por Rubén Tejerina. Ya tuvimos la oportunidad de presentarla en el Microteatro Málaga durante una temporada, en 2014 y fue todo un éxito. Así esperamos que sea en su estreno en Madrid. Tiene toda muy buena pinta y si todo va bien, ¡esperamos llenar! Contamos con el público venezolano que tiene ganas de ver a sus compatriotas actuar y con público español, tanto cercano a nosotros, como asiduo a La Escalera de Jacob, una sala de teatro que forma parte de la "movida teatral alternativa y off" de Madrid. Feliz porque he asumido la producción del espectáculo junto con el actor español José Tornadijo, mi compañero también de escena; a través de mi compañía La Cápsula Teatral. Nos hemos fusionado con Mago Atelier, quien es el responsable del maravilloso concepto gráfico del póster. La imagen es del fotógrafo malagueño Edu Gómez. El casting de La Lunares (Marian Grande). Afortunadamente asimismo, hemos contado con amigos y colegas, que de manera desinteresada han apoyado el espectáculo, como Artistas por Venezuela, Culturísima, Venezuelan Press, ShowChannelTV, La Cuchara Restaurante, el Leka Bar, Camoatí RestoBar, entre otros no menos importantes.
¿Qué planes tiene?
Planeo intentar vivir lo más tranquilamente posible, hacer lo que me hace sentirme bien y en armonía. Trabajar en lo que me gusta, o en mis propios proyectos o bien en proyectos ajenos siempre y cuando me identifique con ellos, me generen satisfacción, pueda aprender y si es posible, que generen beneficios también a otros. Vivir más en el hoy que en el mañana, aunque me trace metas. Y actuar con serenidad y optimismo, paso a paso y con foco. Ahora mismo, por ejemplo, trabajo en algo que estoy creando y sobre lo que contaré en su momento. Asimismo, estoy con la producción para esta temporada de La masajista, con La Cápsula Teatro. Y además de mi oficio como actriz, sigo dedicándome a la práctica del Yoga (soy instructora), que es otra de las cosas que me da la vida; y cuidando de mi salud y de mi hogar, que es mi tesoro. Esos son de momento mis planes y proyectos por lo menos a corto y mediano plazo. A ver si se me dan bien. Ya veremos qué otras sorpresas buenas trae la vida. Namaste y toco madera
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