lunes, abril 04, 2016

Peludas en el cielo de Latinoamérica

Ott y su familia en una población de México
Peludas en el cielo, la más reciente obra de Gustavo Ott (Caracas,1963) tendrá dos funciones de estreno en el histórico teatro Baralt de Maracaibo, los días  jueves 7  y viernes 8 de abril, a las 7.00 PM, según la puesta en escena lograda por Carlos Arroyo y con las actuaciones de Vanessa Vásquez, Luis Domingo González, Francis Rueda y Aura Rivas, dentro del último dispositivo escenográfico  que diseñara Rafael Sequera. 
En Caracas se exhibirá en los teatros Nacional,  Municipal y Bolívar y el Celarg durante  abril  y el venidero mayo, además de presentaciones en Festival de Teatro de Caracas, que realizaría Fundarte durante el próximo junio.
Esta pieza, ganadora del Premio Apacuana de Dramaturgia Nacional 2015, plasma el universo de cuatro venezolanos que se encuentran en la población  de Piacóa, estado Delta Amacuro, pero que cuyos anhelos y carencias pueden extrapolarse a cualquier realidad local o universal.
A Piacóa la acechan miles de mariposas palometas peludas, las cuales son la calamidad, la oscuridad y la amenaza de múltiples enfermedades de carácter eruptivo, por esta razón sus pobladores se preparan en sus casas, ante esta plaga que oscurece el día y pase sin dejar mayores males. Esta metáfora construida a partir de un fenómeno natural de la región, le sirve a Gustavo Ott para hablarnos de lo que como sociedad nos caracteriza.
La casa de las Pachecos, es el epicentro de esta saga. Allí nos encontramos con Yesenia -mujer de carácter recio, afectada por un dolor en la pierna, producto de un accidente que le ocasionó, una mariposa peluda - y su hija Mariana, quienes se ven obligadas a quedarse dentro de la casa, porque las mariposas peludas están por llegar. Intemporalmente se nos presentan el resto de los personajes: Luis Domingo González, director de cultura   de la Alcaldía, un doctor, además de director de teatro, carpintero, astrólogo, entre otros muchos oficios; y Rita, maestra graduada, doctora y de dudoso origen europeo.
La intempestiva noticia de que Rita puede haberse ganado la lotería, desatará el conflicto de la obra, al generar la ambición y proyectar los más íntimos sueños y caprichos de cada uno de los personajes, así como su verdadero carácter. Una Rita, maestra graduada, inconforme con su realidad, con un sentimiento de menosprecio, por su pueblo y gente, y un deseo fantasioso de irse a otro lugar, a su Europa imaginada donde todo es perfecto y bello. Una Mariana, que desea viajar a cualquier lugar del mundo, con la idea de conocer, pero también de evadir. Yesenia, quien siente claramente que no puede alejarse de sus paisajes, pero que se imagina con un yate, con piernas submarinas y cosas que hablen en inglés. Y un Luis Domingo, atrapado en medio de estas tres mujeres, que también se encuentra con su sueño de montar una transnacional de poesía, traficarla, venderla e invadir el mundo con el sueño utópico de que la poesía puede salvar al mundo.
“Con Peludas en el cielo entendemos que la poesía es un espacio perdurable, que nos acompaña durante toda la vida. ¿por que no venderla? ¿Por que no exportarla? ¿Por que no traficarla? A eso se reduce Piacóa, el mundo y nuestros sueños. Una “peluda” síntesis de cada uno de nosotros”, indica su director Carlos Arroyo.
TALLER CREATIVO
Gustavo Ott  nos confesó, vía Internet, desde México, donde anda con su familia, que  “Peludas en el cielo me tomó varios años. Estuve en el Delta en el 2011 (precisamente con talleres organizados por la Compañía Nacional de Teatro) y de allí viene el paisaje.  Siempre la pensé como una comedia de tesis, a la manera de Pony, porque dentro del lenguaje, entre el humor y la situación cómica, está la idea del continente recobrado pero sin garantías; una Latinoamérica como antídoto y escudo, pero también como amenaza, desengaño y derrota. Peludas en el cielo funciona como monstruo y me gusta pensar que esa bestia no está fuera de los personajes, sino en lo más íntimo de sus deseos, como en 80 dientes, 4 metros y 200 kilos.”
 Sobre sus nuevos textos, Ott revela que acaba de terminar dos obras; Joder, que está en el Microteatro, y La muerte de un don Nadie, una pieza que se me hizo dificilísima pero que quiero mucho quizás porque es la primera vez que me pongo ahí, cerquita a un personaje que creo que soy yo. Aquí te la mando, a ver si te entusiasmas a leerla. Como es tan querida e íntima, tengo la sensación de que no le gustará a nadie. Tengo otro proyecto que me tiene atado a la computadora que cuando termine te la envío. Es una obra también difícil, ¿cuándo no?, pero está saliendo. Siempre salen. No sé cómo”.


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