Es la versión venezolana del castellano
caballero Don Quijote, con un poco más de carnes, quien no usa caballo pero sí
un automóvil americano como Rocinante, y cuyos Sanchos son un aguerrido y
diestro grupete de actores y artistas, con los que asalta esos molinos de
vientos como son los espacios teatrales de Caracas, donde suele presentar sus
espectáculos teatrales, buena parte de ellos, de carácter musical, y donde
resaltan los perfiles humanos y artísticos de personajes de la talla de
Aldemaro Romero, Luis Billo Frómeta o Felipe Pirela, entre otros.
Tan singular personaje no es otro que Federico Pacanins
(Caracas, 1955) y su más reciente quijotada es un hermoso y conmovedor trabajo
teatral para rescatar la memoria de ese venezolano extraordinario que es Andrés
Eloy Blanco, el cumanés (6 de agosto de 1896) que fue a morir en el destierro
mejicano (21 de mayo de1955), dejando un sorprendente y aquilatado legado
literario, además de un ejemplar y apasionado récord de luchador apasionado por
la democracia, por la que pagó incluso cárcel.
Poeta Andrés Eloy se titula el espectáculo
poético, teatral y musical que hace temporada desde este sábado 30 de
septiembre y que permanecerá en cartelera hasta el 15 de octubre próximo, con
funciones los sábados y domingos, a las 4 de la tarde, en la "súper
refrigerada" Sala La Viga, del Centro Cultural Chacao.
Qué por qué utiliza al poeta Andrés Eloy Blanco como protagonista de su
nueva aventura, le preguntamos a Pacanins y él sin titubear responde: “gracias
a sus libros aprendí a leer y amar a este país, a mi patria. Creo que su poesía
tuvo la más amplia aceptación y repercusión en el acervo cultural de la
Venezuela del siglo XX. Y espero redifundirla en esta centuria si es que acaso
ha sido barrida por la nefasta cultura del petróleo. Su resonancia trovadora
fue inspiración de al menos tres generaciones de venezolanos que memorizamos
los poemas de Andrés Eloy -así identificado por el fervor popular-, para dar
aliento a su propia sensibilidad poética, y acaso para también alentar su no
siempre positiva sensibilidad crítica. Y en estos tiempos no hay mejores
bálsamos que sus versos”, puntualiza.
Pero Pacanins no está solo, como advertimos al principio, hay
una nueva generación que entrega sus destrezas artísticas al Poeta Andrés Eloy
para hacer posible la materialización de esta singular antología
poética-musical, mediante una nueva temporada en el Centro Cultural Chacao,
después de haberla estrenado en el Teatro BOD.
Los actores y cantantes Gerardo Soto, Verónica Arellano, Daniel Jiménez y
Valentina Garrido, quien además es la autora escénica del montaje o directora,
dan aire, sangre, música y pasión a una impactante “colcha de retazos”, o sea
el guion elaborado con fragmentos de poemas como "La renuncia", "Autorretrato",
"Palabreo del mal querer", "Canto a España",
"Florinda en invierno", "Las uvas del tiempo",
"Silencio", "Los hijos infinitos", "La
hilandera", "Suspiro", "Cuando te miro suspiro",
"Panne", "Las garzas", "Pesadilla con tambor",
"Guachamarón del treinta", "Carga", "Juan Bimba",
"Trago largo", "La loca Luz Caraballo", "La flor de
apamate", "Cumpleaños del ahijado Manolo", "El limonero del
señor", "Respuesta del poeta a un crítico", "Píntame
angelitos negros", "Hombre honrado de Venezuela", además la voz
grabada del poeta.
La música, que se interpreta en vivo o en grabaciones, es de
Federico Pacanins, Daniel Jiménez, Verónica Arellano, Antonio Fass, Modesta
Bor, Eduardo Serrano, el dueto Espín y Guanipa, Simón Díaz y Manuel Álvarez
Rentería “Maciste”.
El espectáculo, que se desarrolla en una
Venezuela del año 2055, es un danza de salón en círculo, que se apoya en un
carromato metálico, compuesto por un móvil camarote de dos camas, repleto de
libres y fragmentos de puertas y ventanas, de ruinas de una ciudad. Los actores
declaman o interpretan sus líricos personajes, componen escenas ilustrativas y
crean una mágica atmósfera de soledades, de ausencias, de amores patéticos y
hasta sangrantes, pero lo que más impacta es la composición que hacen para
tirar la poesía, que además es historia patria, sobre el milagro de limonero.
Es impactante la recreación de la loca Luz
Caraballo y crispan los nervios con la Pesadilla del tambor. Son actores que
dicen bien y además convencen con sus personajes vestidos y con maquillajes
circenses.
Es una especie de ritual teatral, que además se apoya en unas
proyecciones en el foro de la sala, que en el ensayo no estaban diáfanas.
Creemos que deben ir a espacios teatrales más grandes, como el Aula Magna o a
algunos de los teatros del centro de Caracas, porque ahí tendrán más
espectadores.
No hay duda alguna que la poesía de Andrés Eloy está viva y
palpitante y esperando ser recitada por los venezolanos en este siglo XXI
porque en ella están sus creencias y esa pasión por la libertad y la democracia
que tanto predicó y por la que murió el poeta. Lo que podamos decir nosotros es
poco ante la contundencia del montaje y lo decimos porque presenciamos un
ensayo con los dislates propios de unos artistas que no quieren el fracaso de
su proyecto artístico.
Es importante apuntar y reconocer la Ficha técnica que le da
alta factura a esta propuesta. Así en la producción general está Yessica
Serrano. Artista Plástico-Escenografía: Enay Ferrer. Vestuario y Maquillaje:
Luis Valsecchi. Diseño Sonoro: Daniel Jiménez. Efectos de Audio: Alejandro
Vogeler. Asistente de Dirección: Yessica Serrano. Asistente de Producción:
Natalia Orellana y Asistente de Escenografía: Victor Orellana.
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