De acuerdo a la investigadora, crítica y docente de
artes visuales, María Elena Ramos, cada instalación de Jonidel Mendoza “está
siendo, internamente, una obra-en-proceso: el proceso de convertir telas
metálicas o fuertes mallas industriales en figuras ingrávidas. O el proceso de
transmutar cables y guayas de acero en líneas de dibujos aéreos que conforman
criaturas leves. Va tomando el espacio un dibujo escultórico, un trazado que se
hace cuerpo, una línea que se separa del soporte para
multiplicarse”.
A su juicio, el eje de las instalaciones de Mendoza
son “entes tangibles y a la vez incorpóreos; apariencias de radiografías que
recuerdan, del hombre, la constante convivencia -marcada por la realidad
biológica- de lo exterior de su anatomía con la ósea estructura interna (...)
Son ambiguos dibujos en el aire en todo caso, croquis mínimos, instalaciones de
asomos fantasmáticos de apariencia fluida y comunicante (...) Figuras
cambiantes, en las que a veces prevalece el mandato de la línea que las dibuja
en el aire, otras veces predomina la fuerza de la estructura instalativa, y en
otros momentos es la traslucidez de la materia la que protagoniza, hacia la
invención de la obra abierta”.
Por su parte el curador e investigador Félix Suazo,
considera que en la obra de Jonidel Mendoza la mirada se sumerge en un tejido
de líneas superpuestas, “trama configurante donde lo visible es una entidad
ambigua que busca su plenitud en la ilusoriedad del claroscuro. Allí, el ojo se
enreda, pierde el rumbo y lo reencuentra, salta de un trazo al otro,
calibra las distancias y recompone –al fin- la escena que lo convoca. Tal es el
recorrido que exige este juego de veladuras ingrávidas”.
Para Suazo, en sus piezas sólo hay siluetas y
rostros inacabados. “Son criaturas de apariencia evanescente, cual retratos de
una existencia amenazada que se protege de incursiones indiscretas o
perniciosas detrás de cercas, rejas y cortinas. El individuo -
aislado o diluido en la multitud - es sólo una sugestión cuasi corpórea que
lleva la marca del encierro. Todo lo demás –ventanas, muros, edificios –
ha desaparecido, excepto estas figuras imperfectas, hechas con el
detritus de una sociedad insegura, como si aquel blindaje de alambres cruzados
se hubiera instalado en el interior del sujeto”.
onidel Mendoza (Maturín, estado Monagas) cursó
estudios en la Escuela de Artes Plásticas Eloy Palacios en Maturín, y en el
Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando
Reverón en Caracas. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en
Venezuela, y otros países como en Estados Unidos, Corea del Sur, Colombia,
Chile, Inglaterra, Francia y España. Su obra forma parte de colecciones
públicas y privadas de Venezuela, Estados Unidos, Corea del Sur, y ha recibido
numerosas distinciones, entre las cuales figuran, Premio Antonio Edmundo
Monsanto. Bienal 64 Arturo Michelena. Ateneo de Valencia, Carabobo
(2008), Mención de Honor. V Bienal Internacional de Acuarela Ciudad de Viña
del Mar. Sala de Exposiciones del Casino de Viña del Mar, Chile (2006), y
Mención de Honor. VIII Salón Cantv Jóvenes con FIA. Fundación Corp Group
Centro Cultural, Caracas (2005), entre muchas otras.
Su más reciente exposición Encuentros/Desencuentros se estará presentando hasta el 1º de abril de 2019 en la galería In Casa,
ubicada en la calle de Villanueva 5, 28001, Madrid, España.
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