El TEATRO REVIVE SU HISTORIA |
Cuando fuimos alumnos de Isaac Chocrón, en la
Escuela de Artes de la UCV, racionalizamos, según cuenta la leyenda bíblica, que
la vida eterna o la inmortalidad la perdimos los humanos por la desobediencia
de Adán y Eva, pero, que, gracias a los artistas del espectáculo (teatro, cine
y televisión) sus personajes, bien construidos y caracterizados, son inmortales
y vivirán cada vez que se les exhiba o escenifiquen.
Recordamos esto
porque en Bogotá (la otrora capital del Virreinato de la Nueva Granada) un suicida,
de 16 años, y su novio, además de sus amigos, y su madre, están en escena
gracias al montaje teatral Sergio Urrego no está muerto, amiga mía, una pieza que salvará vidas, según sus realizadores, quienes la
están exhibiendo desde el pasado 8 de marzo, bajo la dirección de Daniel
Galeano y con actores en escena, quienes decidieron no deja morir el recuerdo
del protagonista.
Su caso estremeció a Colombia,
reseñan varias publicaciones, las cuales subrayan que en la tarde del 4 de agosto del 2014 se conoció como
un homosexual de 16 años decidió quitarse la vida en Bogotá. Su
muerte, según investigaciones policiales y periodísticas, se produjo después de
haber sido víctima constante de discriminación por parte de las directivas del
colegio en el que estudiaba, lo que vino a ser el epilogo de un siniestro
bullying.
Ese suicidio abrió un debate en toda
Colombia sobre la forma en que las instituciones educativas deben proteger y
fomentar la diversidad sexual, pero, sobre todo, su muerte dejó un legado de respeto y responsabilidad para
cientos de personas que toman su caso como ejemplo.
“Todos en algún momento nos hemos sentido
discriminados por alguna razón, ya sea por la preferencia sexual, por el color
de piel, por el pensamiento y nosotros queremos mostrar precisamente eso, que como sociedad debemos acabar con juzgar y
juzgar a los demás”, señaló Geraldine Mora, actriz que da vida a dos
personajes dentro de la obra: a Tatiana, una de las mejores amigas de Sergio, y
a su abuela.
Un mes y medio en la preparación,
ensayos de domingo a domingo, momentos “tensionantes” en medio de la
elaboración de las escenas, angustia y un profundo respeto y admiración por Sergio fue lo que vivieron los actores que
decidieron darle vida a este joven, desde un punto de vista
diferente, puntualizan las reseñas.
Alejandra Giraldo Romero, quien
interpreta a Alba Reyes, madre de Urrego, describe al joven como “una persona muy valiente, que no se quería
callar nada y que, desafortunadamente, el entorno en el que estuvo lo obligó a callarse muchas cosas y
eso hizo que explotara de la forma en que lo hizo”.
Ninguno de los actores que hace parte
de la obra conoció a Urrego, pero todos
lo ven como un ejemplo a seguir debido a su tenacidad y valentía. Muchos
también se sienten identificados, pues en varios momentos han sido víctimas de
discriminación e incluso han llegado a sufrir de enfermedades como depresión y
ansiedad.
Barraca, una
pequeña sala de teatro de Bogotá, se convirtió en el
lugar adecuado para contar esta historia de la vida; una que de acuerdo a
sus actores no es la misma que ya han contado otros medios de comunicación o
incluso la película Mariposas Verdes (2017),
filme colombiano de Gustavo Nieto Roa, basado en el caso del joven Sergio
Urrego. Esta es una historia que va más allá y que no quiere caer en dramas ni tristezas sino
resaltar la vida y tenacidad de ese adolescente gay.
“Con la puesta en escena queremos que
la gente salga feliz y con una sensación de libertad”, explicó Miyer Andrés
Jiménez, encargado de dar vida a Sergio Urrego en la obra. Su papel es
quizá el más importante y no por personificar al joven, sino por la
responsabilidad que conlleva plasmar su historia de manera diferente.
“Lo
más difícil para mí fue ese choque mental de saber que todavía siguen pasando
casos así, que no fue lo que le pasó a él sino que a diario hay millones de
Sergios Urrego pasando por lo mismo y que no saben cómo defenderse
o qué hacer en estos casos”, explicó Jiménez.
La legendaria banda Queen, su gata,
su novio, entre muchos otros elementos también hace parte del
montaje. Entre canciones de Freddie Mercury, interpretadas por los mismos
actores, hasta parte de los relatos de su madre se pueden ver reflejadas en la
obra.
Cuando se habla de matoneo, probablemente
más de uno sienta cómo vuelven a su mente recuerdos no muy gratos si durante
los años escolares fue el “gafo”, “la gorda”, “el negro” o “el o la marica” del
salón, ante los cuales se respira profundo y se evita hablar de eso, por
aquello de la vergüenza.
HISTORIA PARA DIGERIR
Afirman, los analistas colombianos, que sin
duda alguna, en esa memoria colectiva que a veces se prefiere olvidar por
cobardía o comodidad, ronda el nombre de Sergio Urrego, un
joven estudiante cuyo rostro copó todos los medios de comunicación porque tomó
la decisión de acabar con su vida.
Sergio se suicidó porque fue víctima del matoneo más cobarde que haya
podido alcanzar a la opinión pública. A él lo juzgaban los docentes que se
suponía debían formarlo para la vida, todo porque sus preferencias
sexuales eran diferentes. Más allá de hablar de ese suceso, de ahora en adelante
se hablará de un joven con sueños, con una determinación de hierro y un
pensamiento libre que será recordado gracias a la obra de teatro Sergio Urrego no está muerto, amiga
mía, que busca reivindicar su existencia.
De acuerdo con el director de la
obra, Daniel
Galeano, el mensaje que quiere dejar a través de esta pieza que
reúne 10 momentos de felicidad en la vida de Sergio, es sencillo: “Salvar vidas, eso es lo que pretendemos con
esta obra, que los chicos sepan que tienen una herramienta legal, una ley que
los protege para cuando sufren matoneo en el colegio, que sepan que hay algo en
la ley que los defiende independientemente de cuál sea su color de piel, credo
u orientación sexual”, precisa.
Hace hincapié en el logro de una madre que
toma la bandera que su hijo le ha dejado, y se aparta del dolor para emprender
una lucha ante la Corte Constitucional de Colombia, en busca de que ningún niño
o joven en Colombia piense si quiera en desistir de vivir porque en su
institución educativa le hacen matoneo. “La
obra nace a partir de todo lo que implicó la muerte de Sergio. Su
madre, Alba Reyes,
demanda a la Corte Constitucional y gana, en ese momento se empiezan a estudiar
los manuales de convivencia y se habla de un tema de discriminación en Colombia
que antes se discutía pero no estaba legislado. Por eso creemos que es una
historia que hay que sacar del closet”, explica.
Por su parte, el actor que encarna a Sergio, Miyer Jiménez, le envía un mensaje de
amor a aquellas personas que vivieron o viven en la actualidad la
discriminación para que sepan que no están solos y lo hace extensivo
para quienes tienen la necesidad de ultrajar a otros por ser diferentes. “Quiero
dejar un mensaje de vida, amor y respeto, quiero que no se sigan repitiendo
situaciones como estas. Con este montaje quiero personalmente pedir que no
se repitan estos casos de discriminación…que este sea un mensaje de paz, para
decir que el amor es hermoso, no es algo que deba ser dañino”, concluye.
Así que si usted, lector venezolano, realmente
entendió el mensaje que el colombianito Sergio quiso difundir al mundo con
su temprana partida, anímese a viajar a Bogotá – o espere a que la monten en
Caracas- para disfrutar de esa obra porque “más allá de la muerte de un pela’o, van a ver una historia de vida que
los va a abrazar en la risa y en el llanto, van a ver en Sergio Urrego un
joven que cambió la vida de Colombia y de muchas personas que han sido
discriminadas y perseguidas", como explica Galeano.
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