domingo, diciembre 08, 2019

Tabataba en Rajatabla

Una pieza del teatro francés contemporáneo
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Fue Bernard-Marie Koltès (Metz, 1948/ París, 1989) todo un prestigioso autor, escritor y director teatral francés, quien murió tempranamente a consecuencia del Sida. Sus obras, las cuales  fueron calificadas por el ministro de Cultura, Jack Lang, de "voces sin igual" y "ejemplos de un teatro verdaderamente contemporáneo", han sido representadas en Nueva York, el Reino Unido, Holanda, Suecia y la República Federal de Alemania.
Aquí en Caracas, durante las temporadas 2018 y 2019 en las salas San Martín, Luis Peraza y Rajatabla, ha sido mostrada su  Tabataba,  gracias al director Eduard Paruh y los actores Ángel Pelay y María Alejandra Jiménez, con la participación de Jesús Colina, José Manuel Rueda, y Gerónimo Reyes en los rubros de la producción, asistencia e iluminación, además de Jesús Núñez y Eliezer Torrealba. Todo un ejemplar equipo de criollos que sí creyó en ese corrosivo texto.
Tabataba, que podría ubicarse en una barriada popular en la costa mediterránea, al norte de África, o  en las afueras de París, materializa a dos  hermanos, Maimouna y Petite Abou y una Harley Davidson (aquí en Venezuela es de otra marca), entregados al complaciente ritual erótico  de un baño y después a un acto sexual desesperante, que podría interpretarse como una desesperada búsqueda de sus identidades  y una soledad sin amor posible, quienes así repiensan sus mandatos casi ancestrales, donde monologan en voz y cuerpo sus carencias identitarias  y durante una noche de un verano se redescubren en sus desesperadas vidas luchando por “resimbolizar” la alegría de alguna manera que les permita huir –o quedarse –y ser a su modo mientras más temprano que tarde les visita la muerte, que siempre está ahí, esperando.
Tabataba, que escénicamente no supera los 45 minutos, es pues una joyita de ese teatro que pocos se atreven a representar, pero aquí tenemos un grupete de venezolanos que sí lo hicieron desafiando prejuicios y anatemas, por lo que merecen de verdad  muchas felicitaciones y deseos de que sigan en los escenarios haciendo todo eso en lo que crean y además les guste.
A Koltès, que es considerado el autor teatral francés más importante de la ultimadas década, por el director Patrice Chéreau, que lo eligió como su autor favorito. Koltès descubrió su vocación teatral cuando era un adolescente al ver a Mara Casares representar la Medea de Jorge Lavelli en Estrasburgo. "Quiero escribir una obra como esa para una actriz como esa", contó posteriormente que fue su reacción al presenciar la actuación de María Casares. Para ella escribió efectivamente, en 1972, L'Héritage, su primera obra, leída por la actriz española y por Jean Topart en la emisora France-Culture. Pero, como dicen los biógrafos, fue cinco años después, en 1977, cuando Koltès irrumpió en el teatro francés con la presentación en el Festival de Aviñón de La nuit juste avant les forêts, un monólogo escrito con dureza y lirismo, características presentes en sus textos entrecortados y violentos. "Él ha sido", escribió ayer Chèreau en Le Monde, "un meteorito que ha atravesado nuestro cielo con violencia en una gran soledad de pensamiento y con una increíble fuerza, a la que era a veces difícil acceder".
Le retour au désert fue su última obra, montada el otoño del 89 por Chèreau y por su escenógrafo habitual Richard Peduzzi, e interpretada por Michel Piccoli. Sus textos incorporaban a veces expresiones de otras culturas, como las frases en español y en quechua introducidas en Quaouest, o en árabe en Le retour adésert. Koltès entró en 1971 en la escuela del Theâtre National de Estrasburgo como alumno es la especialidad de regidor, pero pronto se dedicó a escribir para el teatro. Publicó también en 1984 una novela, La fuite a cheval, y tradujo varias obras del gran Shakespeare.
Tenemos que cerrar esta crónica recomendando que hasta el próximo fin de semana hay un espectáculo nada habitual, el cual debe ser visto sin prejuicios para ponderar mejor a un autor malogrado y calibrar el talento histriónico de los venezolanos que se atrevieron a tanto. Y nosotros quedamos  con ganas de verlos en otros trabajos porque son, sin lugar  a dudas, ese necesario y esperado relevo.

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