Orlando Urdaneta (Maracaibo,14 de octubre de 1946) vive, lucha y trabaja en Miami, al tiempo que exorciza sus fantasmas y escribe comedias para que sus compatriotas no se olviden jamás de él. Es por eso que, gracias al grupo Catarsis Teatro, en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, están exhibiendo un espectáculo basado en su pieza Sí, Luis, dirigido por Mariano Díaz y con la participación actoral de Nené Morgado, Malena Renkovich, Luis Daniel Montejo, Félix Fillings, Dinorah Rawlins, Mayra Dávila, José Ramón Couto y Christian Fonteine.
Este Sí, Luis no es más que un popular show diario de televisión el cual se transforma, por “la maldad” de Orlando Urdaneta, en el Big Brother de sus conductores: un reality show sobre sus miserables vidas donde el público es acosado para que tome partido... y al final, porque todo concluye en medio de ese caos que se arma, se logra rescatar un poco de amor y de sinceridad como únicas vías para la tranquilidad interior y esa felicidad que tanto necesitan los que se aman.
¿Qué de dónde sacó Orlando Urdaneta ese híbrido entre show de circo-televisión y el más crudo realismo? Sí, Luis es lo que queda de un sainete que él escribió, inicialmente, hace algunos años, para un espectáculo que nunca estrenó junto a Tania Sarabia y Carlota Sosa. Gracias a la “llave” que hizo con Mariano Díaz surgió el guión para un show más audaz, un show en vivo donde los problemas sentimentales de los conductores del programa de TV pasaron a sustituir los temas trillados de la diaria producción, donde las víctimas fueran ellos y que el público interviniera, en serio o en broma, y que con todos esos matices cargados de la espontaneidad o la improvisación crearan una nueva obra noche tras noche.
Por supuesto que una cosa es producir a Sí,Luis sobre el papel y otra cosa materializarlo en la escena, ya que el público caraqueño no está acostumbrado a que lo interpelen o soliciten su opinión en un espectáculo sobre temas tan íntimos, además de complejos, como son los dilemas existenciales, la plancha caliente de los celos, los compromisos sentimentales de las parejas o la validez o no de las relaciones formales de las parejas.¡No lo vimos en Nueva York ni en Nairobi!
Nosotros presenciamos y participamos de muy buena gana en la función del pasado viernes. Eso nos permitió ponderar la excesiva timidez de la audiencia que, al parecer, estaba anonadada por lo que presenciaba, así como la poca habilidad de los actores (jóvenes y sin mayores experiencias en conducción de situaciones tan complejas). Sin embargo, aquello como espectáculo experimental resultó aleccionador y muy enriquecedor, porque el tema y el argumento se centra en las intimidades de los conductores de un show televisivo y la manipulación que ellos pueden hacer de la audiencia convocada al estudio donde se desarrolla el espectáculo televisivo. A esas situaciones se les puede sacar mayor provecho con un guión más audaz o más controversial. Pero no podemos hablar de lo que no se hizo sino de lo exhibido. Creemos que Sí, Luis no está terminado o cerrado , y en que cada función pueden cambiar los conflictos de los actores-animadores en función de la realidad cotidiana o de otros temas.
Orlando Urdaneta nos comenta que las posibilidades reales de su Sí, Luis son infinitas. Cree que se puede grabar cada noche un show en vivo diferente. Y eso se puede vender a la salida o enviar por correo ese CD a las residencias de los espectadores participantes. También se podría convertir en un seriado de TV, donde la discusión se prolongara cotidianamente con las variables de la dinámica misma generada por los participantes, siempre partiendo de la discusión original. Y él tiene razón. Eso se puede lograr pero con un elenco más diestro y más decidido a interactuar con los espectadores. Eso podría alargar la duración del espectáculo, que ahora es de una hora, y crearía otro tipo de problemas no imposibles de resolver, pero para ello se requiere un hábil equipo de producción y cuando se habla de eso se debe pensar en los gastos y en las fórmulas expeditas para resolverlos. Mariano Díaz tuvo problemas insólitos para poder llevar este espectáculo a escena.
Por ahora, en Florida, Orlando Urdaneta recibirá un CD que registrará una de las funciones de su caraqueño Sí, Luis, mientras él alista sus maletas para hacer una visita a Madrid, donde es posible que se monte en un escenario y exhiba uno de sus tantos monólogos o unipersonales que ya lo hicieron famoso. Su vida y su historia continuarán hasta que Dios disponga lo contrario.
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