Eduardo Gil, actual presidente de la Compañía Nacional de Teatro, habló. Necesitó un año para hacerle frente a la prensa, en este caso a El Mundo, porque no quería repetir ofertas y sí quería hablar de planes y realidades concretas. Eso es respetable y poco común en Venezuela.
-¿Cómo encontró a la CNT?
-Encontré una ausencia de organización y de estructuración de la institución como tal. Es decir no encontré la fortaleza que debe tener una corporación que esta estructurada, que debe estar organizada para cumplir unas misiones claras o unos proyectos. Hace un año encontré un vacío, no sólo por el proceso del año anterior, donde hubo un tanto de desaparición, de disgregación, de mudanzas, etcétera. No había una estructura de lo organizativo y si había una total carencia de procedimientos que son las fortalezas de una institución. Eso en sus aspectos funcionales. Con eso fue lo primero que me encontré y desde entonces hemos estado un año trabajando para responder a la solicitud expresa del ministro de la Cultura para refundar a la CNT. Darle la verdadera orientación territorial, además del trabajo diario de consulta, para poder dotar a la CNT de capacidades operativas basadas en una racionalidad y no en caprichos ni en antojos, sino en perfiles de trabajo de equipos y de proyectos que vayan entrando en relación con las comunidades que no han tenido oportunidad de acercarse al teatro. Y ahora vamos a responder con acciones concretas en el campo del repertorio, de la interpretación, de los niveles estéticos, que es una tarea de competencia de la CNT.
-¿Durante todo ese lapso de la refundación de la CNT, ustedes no se quedaron solamente en la discusión teórica, sino que hicieron otros trabajos artísticos que ahora se podrán ver en Caracas?
-Sí, hicimos una programación que se exhibió en el interior del país y que ahora continuará. También hemos trabajado con agrupaciones asociadas que cooperan directamente con la CNT en sus perfiles de gestión. En este momento estamos preparando el estreno, con el grupo Dramar de Mérida, dirigido por Irinia Dendiouk y Francisco Salazar, de una versión sobre Los siete pecados capitales, de Bertold Brecht, la cual estrenamos hacia el próximo 20 de mayo, en el Teatro César Rengifo. Estamos haciendo la preproducción de La cantata al Negro Miguel, de Tomas Jurado Zavala, dirigida por Carlos Arroyo, la cual se estrenaría en agosto, en Yaracuy. Además, en Yaracuy; vamos a reponer la puesta en escena de la obra Un tal Faustino Parra, una especie de Robin Hood local, espectáculo que se hizo hace seis años. Vamos a estrenar El canoero del Caipe, de Daniel Suárez, en Barinas, en el Teatro Orlando Araujo.
-¿A un año de haber tomado las riendas de la CNT, ya puede decir cuál es el perfil del teatro que quiere montar en Caracas? ¿Sería algo similar o diferente a lo que se ha exhibido en el interior de la República?
-Mis expectativas pasan por un factor primordial que es el encuentro con la gente. El teatro tiene que buscar y dejarse tocar por la gente, dejarse colorear por la vida de la gente y recrear esa experiencia que es popular porque está en medio de la gente. El perfil del teatro para la CNT, tal como está definido en las políticas del Estado, es un teatro que vaya a todas las regiones, que trabaje para todos los públicos , en especial para los que han tenido menos oportunidades. Es un teatro que se detiene a hablar, a encontrarse, a intercambiar con las comunidades en formas diversas que van desde los foros hasta las talleres, pasando por las conversaciones, apoyando a los grupos emergentes. El teatro del cual yo estoy hablando es un teatro que se va a nutrir de esos nuevos actores que están surgiendo en esas comunidades y que tienen un compromiso. Es un teatro muy libre, muy apasionado, muy activo.
Gente nueva
La Compañía Nacional de Teatro -fundada en 1984 y ahora en proceso de refundación- no tiene en estos momentos un grupo o elenco en particular. Está, eso sí, o sembrando o explorando, lanzando aperturas y vinculaciones hacia las agrupaciones del teatro venezolano. “Pero a medida que la organización de la institución le permita mayor capacidad operativa o mayor diversidad para su accionar, puede llegar a tener un elenco estable o un grupo piloto de exploración. El panorama es muy abierto y el entusiasmo que nosotros sentimos frente a un país de riqueza humana extraordinaria, precisamente ahora con las políticas del Instituto de Artes Escénicas y Musicales, podemos lograr una serie de descubrimientos estimulantes para los creadores y las personas que aman con sinceridad al teatro y lo utilizan como un instrumento fundamental para las relaciones humanas. Por ahora, la CNT ha abierto sus puertas a las nuevas generaciones de egresados del Instituto Universitario de Teatro, porque es obligación por parte del Estado que si los forma debe además darles trabajo. Es gente joven bien preparada”, comenta Eduardo Gil.
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