No es fácil en estos tiempos escribir tragedias y mostrar de manera convincente como fuerzas superiores aplastan a los humanos y los hacen infelices. Ya no hay dioses inmisericordes que se burlan y destripan a hombres y mujeres, pero en cambio existen otros mortales que juegan a ser dioses y abusan de su poder que aunque pasajero puede desgraciar a los ciudadanos bajo su influencia. Tambien hay escritores que toman impactantes historias hasta obtener trágicas obras y dignas representaciones teatrales para los tiempos que se viven. Es el caso de Iraida Tapias, quien además exhibió en el Teatro Trasnocho su texto Los elegidos/No hay amores prohibidos, basado en los reales amoríos de Camila O´Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez, ejecutados el 18 de agosto de 1848, durante el régimen del tiránico general Juan Manuel Rosas(1793-1877), siniestro gobernante argentino.
Más allá de la novela de Marta Merkin sobre esos trágicos amantes y las películas que hicieron los directores Mario Gallo (1909) y Maria Luisa Bemberg (1984), la escritora-directora Tapias adelantó una investigación hasta concebir su texto, el cual en ocasiones tiene el peso y la solidez de un ensayo, sobre la impetuosa Camila que enloquece de amor por el cura Gutiérrez y ambos desatan una tormenta moral en la provinciana Buenos Aires, precisamente cuando mandaba un tiranuelo cuyo lema era que “el que no está conmigo, está contra mí", un presidente que suprimió la libertad de prensa y se adueñó de ella.
Tapias materializa a los protagonistas en sus celdas y a la espera del fusilamiento ordenado por Rosas. Con habilidosos juegos de tiempo y espacio muestra aspectos claves de la relación de esa pareja, hasta que todo concluye con la patética ejecución. Pero, lo más importante es el discurso de los personajes, especialmente la Perichona quien reitera, de principio, a fin, que “nunca se debe mentir, que hay que morir por la verdad, y que la vida sin amor y sin libertad no es vida, sino la muerte misma”. Proclama de exaltación al amor por encima de todos los obstáculos, en abierto desafío al poder y las normas que dicta. Abierta invitación para que la gente se enamore y ame sin cortapisas y sin miedo, lo cual tiene sus cultores en estos tiempos, especialmente porque el espectáculo no oculta su trasfondo político, como es obvio. Es la incitación milenaria que desató Jesús de Nazareth con aquello de “amos los unos a los otros” y cambió la historia de la humanidad.
El montaje es tan minimalista que en ocasiones cruza “la línea amarrilla” y evoca lecturas dramatizadas. Eso no esta mal, porque al menos permite escuchar y digerir el interesante texto de los actores ahí involucrados, como Rebeca Alemán, Rafael Romero, Caridad Canelón, Roberto Moll, William Goite y Ezequiel Stremiz.
Sí, Los elegidos/ no hay amores prohibidos viene a ser una deliciosa historia sobre el amor y las vicisitudes del poder, resuelto con una pulcra producción.
Más allá de la novela de Marta Merkin sobre esos trágicos amantes y las películas que hicieron los directores Mario Gallo (1909) y Maria Luisa Bemberg (1984), la escritora-directora Tapias adelantó una investigación hasta concebir su texto, el cual en ocasiones tiene el peso y la solidez de un ensayo, sobre la impetuosa Camila que enloquece de amor por el cura Gutiérrez y ambos desatan una tormenta moral en la provinciana Buenos Aires, precisamente cuando mandaba un tiranuelo cuyo lema era que “el que no está conmigo, está contra mí", un presidente que suprimió la libertad de prensa y se adueñó de ella.
Tapias materializa a los protagonistas en sus celdas y a la espera del fusilamiento ordenado por Rosas. Con habilidosos juegos de tiempo y espacio muestra aspectos claves de la relación de esa pareja, hasta que todo concluye con la patética ejecución. Pero, lo más importante es el discurso de los personajes, especialmente la Perichona quien reitera, de principio, a fin, que “nunca se debe mentir, que hay que morir por la verdad, y que la vida sin amor y sin libertad no es vida, sino la muerte misma”. Proclama de exaltación al amor por encima de todos los obstáculos, en abierto desafío al poder y las normas que dicta. Abierta invitación para que la gente se enamore y ame sin cortapisas y sin miedo, lo cual tiene sus cultores en estos tiempos, especialmente porque el espectáculo no oculta su trasfondo político, como es obvio. Es la incitación milenaria que desató Jesús de Nazareth con aquello de “amos los unos a los otros” y cambió la historia de la humanidad.
El montaje es tan minimalista que en ocasiones cruza “la línea amarrilla” y evoca lecturas dramatizadas. Eso no esta mal, porque al menos permite escuchar y digerir el interesante texto de los actores ahí involucrados, como Rebeca Alemán, Rafael Romero, Caridad Canelón, Roberto Moll, William Goite y Ezequiel Stremiz.
Sí, Los elegidos/ no hay amores prohibidos viene a ser una deliciosa historia sobre el amor y las vicisitudes del poder, resuelto con una pulcra producción.
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