martes, octubre 28, 2008

La venganza del general Titus Andronicus

Guerra, sacrificio, envidia, honor, poder, traición y venganza son las claves de una obra muy poco representada de William Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Reino Unido, 26 de abril de 1564/ 23 de abril de 1616). Es Titus Andronicus, que hace temporada en la Sala Alberto Ravara, de Guanare, protagonizada por Aníbal Grunn, bajo la dirección de Armando Holtzer, coproducida entre la Compañía Nacional de Teatro y el Teatro Estable de Portuguesa.
Aníbal Grunn (Aníbal Enrique García Belardi, 63 años) es el artista más versátil del teatro venezolano, donde, en 33 años, se ha consustanciado, gracias a los 100 espectáculos que ha actuado o dirigido, además de una intensa tarea de capacitación adelantada para muchos teatreros. Trabaja en esta coproducción porque “para mí, a esta edad y en este momento de mi carrera, cuando tan pocas cosas hago como actor de teatro, es todo un reto”. Asumió el rol protagónico de una pieza inmadura y que no es lo que pudiera decirse un texto acabado, como tantos otros que tiene el genio inglés. “De todos modos es muy importante hacerlo”.
Titus es un general romano, político, hombre claro y que con dignidad ha entregado su vida a un imperio; son 40 años dedicados a luchar por sus ideales. “Regresa a Roma y todos sus principios son mancillados, acabados y destruidos. Un nuevo emperador, nombrado por él, lo traiciona, enloquece, acaban con su familia y terminan con su vida. Titus Andronicus es tragedia de horror, de sangre y venganzas, muy rica para el trabajo del actor. Titus pasa de la gloria a la locura, se pasea por todos los estadios del alma humana. Es extraordinario hacer eso en un escenario”.
No son muchos los montajes shakesperianos en su carrera.”La primera fue La Tempestad, dirigido por Carlos Giménez, que se mostró en New York y Philadelphia. Una de las más hermosas experiencias de mi vida. Actuaba, cantaba en vivo y a capella. Este es el segundo y me recuerda mucho, por la propuesta de Holtzer, a las locuras de Giménez. Y como director tuve una experiencia, malograda, en un Festival Shakespeare, que hizo el Ateneo de Caracas, en el año 1985, llamado El ave de canto más agudo. Un montaje a destiempo, fuera de época y nadie lo entendió. Lo volvería a hacer y creo que ahora lo podrán disfrutar. Era difícil que la gente aceptara la poesía shakesperiana con rock y desnudos, y además con relaciones transexuales y homosexuales”.
Sobre la contemporaneidad del general Titus, aclara que “las pasiones humanas no pertenecen a ninguna época. Y creo que ayer, hoy y siempre existirán hombres con ideales, que luchan toda la vida y al final de su camino son traicionados, aniquilados por el odio, la envidia, la venganza de los mediocres. Titus es un ser lleno de fortalezas y debilidades, un soldado, un padre, un político, un guerrero. Verdad que es un ser de nuestro tiempo”.
MIEDO
Reconoce que abordó la creación de Titus con mucho miedo al comienzo, con dudas y precauciones. “Tuve un proceso muy extraño. Empecé por entender el texto, qué decía. Luego por crear vínculos con los otros personajes, relaciones de afecto y de desafecto. Proceso nada fácil, complejo, duro. Luego de las emociones vino la necesidad de vincular las palabras con esas relaciones y sus acciones. Textos en latín, frases llenas de humanidad y poesía”.
El Titus de Aníbal, expresa, por ejemplo: “¡Oh, tierra! Derramaré más lágrimas por estos envejecidos ojos que abril con sus tormentas, y en invierno mis lágrimas ardientes fundirán la nieve y mantendré eterna la primavera de tu rostro si renuncias a beber la sangre de mis hijos”. Y lo hace con todo el dolor, llorando, sintiendo el sufrimiento por la pérdida de sus hijos, sin perder la poesía y sin caer en la cursilería, en la sobreactuación, en esa cosa que por lo general se hace con Shakespeare.
“No permitir que el texto sea más importante que las emociones, ni que éstas vuelvan coloquial la acción. No perder la teatralidad y mantener la organicidad y la verdad en escena, no es un trabajo fácil. Ese fue el proceso. Ese fue el trabajo. Y agradezco mucho a Holtzer, su paciencia, su dedicación, su amor por todos y cada uno de los actores y por la puesta en escena”.
PUESTA EN ESCENA
Aníbal comenta que “Holtzer es un creador con todas las letras, que sobrepasa los límites del trabajo de la puesta en escena. Artista con dimensiones cinematográficas. Así dirige. Es un ser al que hay que amar, odiar, querer, soportar, extrañar, sentir, compartir, alejarse de él, verlo a la distancia, volverlo a abrazar. Muy intenso, divertido, profundo, serio y con mal carácter, pero con mucho sentido del humor. Nunca había trabajado con él, pero aseguro que es una de las más ricas experiencias que he tenido. Y con todo me ha tratado bien, lo aseguro. Porque además es un caballero. Su puesta no es convencional, es fuerte, violenta, sangrienta, divertida, trágica, dolorosa, nada real”.
FESTIVALES Y PLANES
Aníbal, intelectual de agendas, escribe y planifica. “El 2009 está cerca. Necesito esperar que aclare un poco, todavía hay tormenta y llueve mucho en estos días, ¿verdad? Vamos a prepararnos para el Festival de Teatro de Occidente, que es del 7 al 16 de noviembre; luego viene el IV Festival Internacional de Monólogos en Diciembre, después el Niño Jesús, unos días de vacaciones y Año Nuevo, vida nueva, como es la tradición”.
-¿El Rey Lear no le apetece?
-Quisiera encarnar al rey Lear, quisiera muchas otras cosas. Se las voy a pedir al Niño Jesús, vamos a ver qué me trae. Voy a hacer una lista y tacharé lo que me traiga y volveré a pedir lo que me falte.

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