Porque su loca bragueta no respetó a la mujer ajena, con una copa de vino emponzoñado enloquecieron al adúltero gobernador de la Provincia de Venezuela, generando así un inusitado conflicto político y social en esa Caracas colonial.
Así explica el escritor Eduardo Casanova Sucre (Caracas, 1939) el origen de su Chirimoya Flat, una comedia en un acto con seis escenas, la cual será producida y exhibida por La Maquina Teatro, bajo el comando de José Tomás Angola Heredia, a partir del próximo 15 de abril en el auditorio Emil Friedman.
La Maquina Teatro, con 13 años de labores y no menos de 12 montajes de importantes autores nacionales e internacionales, presentará por ahora cinco funciones, bajo la producción de Carlos Silva y José Luis Morenza. “La obra llegó a nuestras manos y con ella la idea que inspira el montaje de la misma: producirla y estrenarla en una primera temporada a beneficio de la Asociación Cultural Emil Friedman, en reconocimiento de la estupenda labor que adelanta esa institución. Después se llevará a otros escenarios”, asegura el director Angola Heredia.
La guasa y la rochela son acompañantes permanentes del carácter del venezolano, asegura Casanova Sucre, y es por eso que, desde las mojigangas hasta los sainetes, el humor ha sido el catalizador perfecto para todas las desventuras que hemos sufrido en esta Tierra de Gracia. Y los escenarios han sido espacios oportunos para el acto de sublimación que es la risa. “Por eso escribí Chirimoya Flat, valiéndome de una anécdota históricamente padecida por los habitantes de la Caracas del siglo XVIII. La farsa nació de una investigación histórica y un tanto de creatividad que aún me queda”.
En su libro de crónicas, aún inédito, Cien momentos de Caracas, Casanova Sucre describe la historia de un Capitán General de la Provincia de Venezuela que terminó por ser el primer extraviado en el poder. “En 1703, después de cuatro años de mando, el gobernador Nicolás Eugenio Ponte y Hoyo dio claras muestras de trastornos mentales, por lo que los alcaldes Juan Nicolás de Ponte y Diego Tello Pantoja pidieron que el Ayuntamiento considerara la situación del mandatario”.
Se decía que Ponte y Hoyo, a quien apodaban El Hermoso y además tenía fama de mujeriego, había sido envenenado o embrujado por un marido burlado, y hasta se mencionó a la bruja indígena Yocama. “Varias veces trató de salir desnudo a la calle y decía además los más tremendos disparates, pero ninguna autoridad se decidía a declararlo loco, lo cual se produjo más tarde, pero no por lo que hubiera sido razonable, sino porque no oía misa ni asistía a las fiestas votivas o de tabla, que llegaron a verse desiertas”.
El Ayuntamiento de Caracas, en algo que puede considerarse uno de los precedentes del 19 de abril, resolvió investigar y declarar a don Nicolás en estado de demencia e incapacitado para gobernar, y sustituirlo por los alcaldes, en cumplimiento de lo que había dispuesto, para casos como ese, una Real Cédula del 18 de septiembre de 1676. “Ponte y Hoyo fue pues el primer gobernante venezolano que se volvió loco en uso del poder. Fue destituido o revocado por insania mental”.
Aclara Casanova Sucre que el nombre de Chirimoya Flat proviene de un merengue, todo un anacronismo musical, que interpreta el loco gobernador para exaltar las virtudes de la fruta tropical, y no porque lo hayan embrujado con su blanquecina pulpa. La historia reitera que el brebaje se lo pusieron en una copa de vino y así la maldad quedó hecha para siempre.
El director Angola Heredia, tras comentar que el autor ha construido una magnifica farsa llena de erudición, un texto inteligente y reflexivo, reconoce que en La Máquina Teatro no dudaron ni un momento en asumir el compromiso de su puesta en escena.
Informa que, “a disgusto de quienes no escogimos” lograron reunir un selecto grupo de histriones, respetados y premiados en nuestros escenarios, juntos por vez primera en este espectáculo. Ellos son: Laureano Márquez será el gobernador Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyos. Emilio Lovera es Yocama, la bruja. Crisol Carabal es Ana de Campos y Rojas de la Cueva, la adúltera. Levy Rossell, que había hecho de todo en el teatro, ahora encarna al cornudo Próculo de la Cueva. Luis Carreño es Chupicio de Filón, el alcalde. Liliana Meléndez como María, hija de Yocama. José Roberto Díaz es Vergamón de la Plaza, el otro alcalde. El mago Sandro Nerilli debuta como Mamón de la Veta, el regidor. Y como fray Tiburcio de Landa está Ramón Goliz. La nota especial o el personaje del anfitrión lo hará Cayito Aponte. La música es responsabilidad del cuarteto Becuadro quienes, junto con el flautista Miguel Pineda y un cuatrista, conforman un sexteto que además actúa. El vestuario de época es responsabilidad de Marcos Prieto.
Así explica el escritor Eduardo Casanova Sucre (Caracas, 1939) el origen de su Chirimoya Flat, una comedia en un acto con seis escenas, la cual será producida y exhibida por La Maquina Teatro, bajo el comando de José Tomás Angola Heredia, a partir del próximo 15 de abril en el auditorio Emil Friedman.
La Maquina Teatro, con 13 años de labores y no menos de 12 montajes de importantes autores nacionales e internacionales, presentará por ahora cinco funciones, bajo la producción de Carlos Silva y José Luis Morenza. “La obra llegó a nuestras manos y con ella la idea que inspira el montaje de la misma: producirla y estrenarla en una primera temporada a beneficio de la Asociación Cultural Emil Friedman, en reconocimiento de la estupenda labor que adelanta esa institución. Después se llevará a otros escenarios”, asegura el director Angola Heredia.
La guasa y la rochela son acompañantes permanentes del carácter del venezolano, asegura Casanova Sucre, y es por eso que, desde las mojigangas hasta los sainetes, el humor ha sido el catalizador perfecto para todas las desventuras que hemos sufrido en esta Tierra de Gracia. Y los escenarios han sido espacios oportunos para el acto de sublimación que es la risa. “Por eso escribí Chirimoya Flat, valiéndome de una anécdota históricamente padecida por los habitantes de la Caracas del siglo XVIII. La farsa nació de una investigación histórica y un tanto de creatividad que aún me queda”.
En su libro de crónicas, aún inédito, Cien momentos de Caracas, Casanova Sucre describe la historia de un Capitán General de la Provincia de Venezuela que terminó por ser el primer extraviado en el poder. “En 1703, después de cuatro años de mando, el gobernador Nicolás Eugenio Ponte y Hoyo dio claras muestras de trastornos mentales, por lo que los alcaldes Juan Nicolás de Ponte y Diego Tello Pantoja pidieron que el Ayuntamiento considerara la situación del mandatario”.
Se decía que Ponte y Hoyo, a quien apodaban El Hermoso y además tenía fama de mujeriego, había sido envenenado o embrujado por un marido burlado, y hasta se mencionó a la bruja indígena Yocama. “Varias veces trató de salir desnudo a la calle y decía además los más tremendos disparates, pero ninguna autoridad se decidía a declararlo loco, lo cual se produjo más tarde, pero no por lo que hubiera sido razonable, sino porque no oía misa ni asistía a las fiestas votivas o de tabla, que llegaron a verse desiertas”.
El Ayuntamiento de Caracas, en algo que puede considerarse uno de los precedentes del 19 de abril, resolvió investigar y declarar a don Nicolás en estado de demencia e incapacitado para gobernar, y sustituirlo por los alcaldes, en cumplimiento de lo que había dispuesto, para casos como ese, una Real Cédula del 18 de septiembre de 1676. “Ponte y Hoyo fue pues el primer gobernante venezolano que se volvió loco en uso del poder. Fue destituido o revocado por insania mental”.
Aclara Casanova Sucre que el nombre de Chirimoya Flat proviene de un merengue, todo un anacronismo musical, que interpreta el loco gobernador para exaltar las virtudes de la fruta tropical, y no porque lo hayan embrujado con su blanquecina pulpa. La historia reitera que el brebaje se lo pusieron en una copa de vino y así la maldad quedó hecha para siempre.
El director Angola Heredia, tras comentar que el autor ha construido una magnifica farsa llena de erudición, un texto inteligente y reflexivo, reconoce que en La Máquina Teatro no dudaron ni un momento en asumir el compromiso de su puesta en escena.
Informa que, “a disgusto de quienes no escogimos” lograron reunir un selecto grupo de histriones, respetados y premiados en nuestros escenarios, juntos por vez primera en este espectáculo. Ellos son: Laureano Márquez será el gobernador Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyos. Emilio Lovera es Yocama, la bruja. Crisol Carabal es Ana de Campos y Rojas de la Cueva, la adúltera. Levy Rossell, que había hecho de todo en el teatro, ahora encarna al cornudo Próculo de la Cueva. Luis Carreño es Chupicio de Filón, el alcalde. Liliana Meléndez como María, hija de Yocama. José Roberto Díaz es Vergamón de la Plaza, el otro alcalde. El mago Sandro Nerilli debuta como Mamón de la Veta, el regidor. Y como fray Tiburcio de Landa está Ramón Goliz. La nota especial o el personaje del anfitrión lo hará Cayito Aponte. La música es responsabilidad del cuarteto Becuadro quienes, junto con el flautista Miguel Pineda y un cuatrista, conforman un sexteto que además actúa. El vestuario de época es responsabilidad de Marcos Prieto.
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