Hace 35 años impacto al mundo teatral venezolano con su pieza Resistencia, centrada en las torturas de régimen tiránico para un luchador político. Desde entonces Edilio Peña (Puerto La Cruz, 1951) se internacionalizó y sus textos se montan más afuera que dentro de Venezuela. Él no se afecta por ese "desprecio" y ha seguido escribiendo y como prueba ya comenzó los ensayos de su más reciente obra: Pronto, la muerte de Sean Penn y Oliver Stone.
Explica que Pronto, la muerte de Sean Penn y Oliver Stone es una saga, de ficción, sobre una madre a quien la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o sea las FARC, le secuestran a su hija, y ella, como progenitora desesperada, acude al gobierno venezolano para que éste interceda en su rescate. "En vista de que no se logra nada por su liberación, la madre secuestra a Sean Penn y a Oliver Stone, quienes se encuentran en el país realizando una película sobre el máximo líder del proceso revolucionario. La madre confina en la selva a los dos artistas de Hollywood, a quienes encadena y los pone a pasar las mismas penurias que la FARC impone a su hija. Como los artistas hablan inglés y no pueden comunicarse con la madre quien sólo habla español, ésta decide buscar un traductor y le encarga la tarea a un mono. Aclaro, esto es ficción, aunque la ficción a veces prefigura la realidad".
-¿Qué pasará con esa pieza?
-Se ensaya y pronto anunciaré fecha y lugar del estreno. También se montará en el exterior por la peculiaridad de su temática y su argumento.
-¿Cuántas obras después de Resistencia?
-Creo que unas 20. Por supuesto no fueron escritas continuamente, porque mi actividad como dramaturgo se ha desarrollado, paralelamente, con mis labores de narrador, ensayista y guionista cinematográfico. La dramaturgia para mí es vecina de otros géneros. No quiero decir que sea su extensión. Sólo se vincula con le entidad dramática que habita en cada formado narrativo: el personaje. Aunque ningún género puede arrogarse la propiedad exclusiva de esa entidad tan escurridiza e inaprensible. Me sigue interesando una dramaturgia de tensión y atmósfera porque creo que en las situaciones límites los personajes abren las compuertas de su alma.
-¿Qué ha pasado con sus piezas más recientes?
-El Chingo y El mago del patíbulo fueron representadas en Brasil y Francia, recientemente. Aunque mis tradicionales obras siempre se exhiben. La respuesta internacional ante mis escritos me anima y me nutre. Los pájaros se van con la muerte fue exhibida en Suiza y para este año, en México, se montarán Regalo de Van Gogh y El Chingo a manos de un director de teatro de ese país.
-¿Por qué se representa tan poco teatro venezolano en Venezuela?
-Creo que por una razón de sobrevivencia se les hace imposible a los directores comprometerse a montar la dramaturgia venezolana. En todo caso, no me extraña, a mí siempre la gente de teatro de Venezuela me ha parecido muy pusilánime en los momentos históricos y políticos que demandan sus compromisos. Durante la Cuarta República, la frivolidad fue su bandera. Ahora en la Quinta, la servidumbre ideológica es su pendón. En este proceso que vive el país, queda expuesta al desnudo su pusilanimidad de muchos artistas. Prefieren montar obras que no arriesgue esa sobrevivencía doméstica y cobarde. Evitan montar a autores que estén en la lista negra, como yo. Y como somos la mayoría, recurren a autores internacionales donde no haya ninguna explicitud reflexiva. Fíjate lo que pasó con mi novela La cruz más lejana del puerto. Y esto corresponde al ámbito de los narradores. El contrato que firmé establecía que una vez que se agotara la primera edición, la casa editorial estaba obligada a reeditar la novela. Entonces, un personaje oscuro de nuestra narrativa se hizo el loco porque necesitaba conquistar la nombradía de ser censor. Sin embargo, la editorial Alfa acaba de hacer una bella edición la cual me enorgullece.
-¿Dispuesto a dictar talleres de dramaturgia?
-Sin duda, tengo escrito tres libros de ensayos sobre la dramaturgia. Trama, proceso y construcción de la obra teatral es uno de los libros más bajados de la Web del Celcit de Argentina. La enseñanza y la reflexión teórica han acompañado la gestación de mi obra. Pero obviamente, la posibilidad de que yo pueda ofrecer a través del gobierno nacional, talleres donde pueda impartir mi experiencia y mis concepciones técnicas y metodológicas de la dramaturgia por todo el país, no será posible. Recuerdo que gente de teatro de Anzoátegui, tierra donde nací, intentó llevarme a Barcelona y se lo plantearon a Néstor Caballero, quien para ese entonces, era el Director de Cultura de esa región. Un día me llamaron y me comunicaron que éste dijo que eso no podía ser porque yo era enemigo de la revolución. Él se equivocó, y aprovecho la oportunidad para aclararlo: yo no soy enemigo de nadie, soy defensor de la democracia. Adversario político sí soy.
-¿Cómo va la novelística?
-Muy bien. Escribo una nueva novela en estos momentos. No sé cuándo habré de terminarla… pero escribo con constancia y devoción. ¿El tema? Las aberraciones de los revolucionarios… de ayer y de hoy.
-¿Y qué pasó con el cine?
Para este año está pautado el estreno de la película Los pájaros se van con la muerte. La dirige Thaelman Urguelles y es protagonizada por Carlota Sosa, Daniela Bascopé y Oscar Borda. El guión, basado en mi pieza homónima, también es mío. No me quejo.
Explica que Pronto, la muerte de Sean Penn y Oliver Stone es una saga, de ficción, sobre una madre a quien la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o sea las FARC, le secuestran a su hija, y ella, como progenitora desesperada, acude al gobierno venezolano para que éste interceda en su rescate. "En vista de que no se logra nada por su liberación, la madre secuestra a Sean Penn y a Oliver Stone, quienes se encuentran en el país realizando una película sobre el máximo líder del proceso revolucionario. La madre confina en la selva a los dos artistas de Hollywood, a quienes encadena y los pone a pasar las mismas penurias que la FARC impone a su hija. Como los artistas hablan inglés y no pueden comunicarse con la madre quien sólo habla español, ésta decide buscar un traductor y le encarga la tarea a un mono. Aclaro, esto es ficción, aunque la ficción a veces prefigura la realidad".
-¿Qué pasará con esa pieza?
-Se ensaya y pronto anunciaré fecha y lugar del estreno. También se montará en el exterior por la peculiaridad de su temática y su argumento.
-¿Cuántas obras después de Resistencia?
-Creo que unas 20. Por supuesto no fueron escritas continuamente, porque mi actividad como dramaturgo se ha desarrollado, paralelamente, con mis labores de narrador, ensayista y guionista cinematográfico. La dramaturgia para mí es vecina de otros géneros. No quiero decir que sea su extensión. Sólo se vincula con le entidad dramática que habita en cada formado narrativo: el personaje. Aunque ningún género puede arrogarse la propiedad exclusiva de esa entidad tan escurridiza e inaprensible. Me sigue interesando una dramaturgia de tensión y atmósfera porque creo que en las situaciones límites los personajes abren las compuertas de su alma.
-¿Qué ha pasado con sus piezas más recientes?
-El Chingo y El mago del patíbulo fueron representadas en Brasil y Francia, recientemente. Aunque mis tradicionales obras siempre se exhiben. La respuesta internacional ante mis escritos me anima y me nutre. Los pájaros se van con la muerte fue exhibida en Suiza y para este año, en México, se montarán Regalo de Van Gogh y El Chingo a manos de un director de teatro de ese país.
-¿Por qué se representa tan poco teatro venezolano en Venezuela?
-Creo que por una razón de sobrevivencia se les hace imposible a los directores comprometerse a montar la dramaturgia venezolana. En todo caso, no me extraña, a mí siempre la gente de teatro de Venezuela me ha parecido muy pusilánime en los momentos históricos y políticos que demandan sus compromisos. Durante la Cuarta República, la frivolidad fue su bandera. Ahora en la Quinta, la servidumbre ideológica es su pendón. En este proceso que vive el país, queda expuesta al desnudo su pusilanimidad de muchos artistas. Prefieren montar obras que no arriesgue esa sobrevivencía doméstica y cobarde. Evitan montar a autores que estén en la lista negra, como yo. Y como somos la mayoría, recurren a autores internacionales donde no haya ninguna explicitud reflexiva. Fíjate lo que pasó con mi novela La cruz más lejana del puerto. Y esto corresponde al ámbito de los narradores. El contrato que firmé establecía que una vez que se agotara la primera edición, la casa editorial estaba obligada a reeditar la novela. Entonces, un personaje oscuro de nuestra narrativa se hizo el loco porque necesitaba conquistar la nombradía de ser censor. Sin embargo, la editorial Alfa acaba de hacer una bella edición la cual me enorgullece.
-¿Dispuesto a dictar talleres de dramaturgia?
-Sin duda, tengo escrito tres libros de ensayos sobre la dramaturgia. Trama, proceso y construcción de la obra teatral es uno de los libros más bajados de la Web del Celcit de Argentina. La enseñanza y la reflexión teórica han acompañado la gestación de mi obra. Pero obviamente, la posibilidad de que yo pueda ofrecer a través del gobierno nacional, talleres donde pueda impartir mi experiencia y mis concepciones técnicas y metodológicas de la dramaturgia por todo el país, no será posible. Recuerdo que gente de teatro de Anzoátegui, tierra donde nací, intentó llevarme a Barcelona y se lo plantearon a Néstor Caballero, quien para ese entonces, era el Director de Cultura de esa región. Un día me llamaron y me comunicaron que éste dijo que eso no podía ser porque yo era enemigo de la revolución. Él se equivocó, y aprovecho la oportunidad para aclararlo: yo no soy enemigo de nadie, soy defensor de la democracia. Adversario político sí soy.
-¿Cómo va la novelística?
-Muy bien. Escribo una nueva novela en estos momentos. No sé cuándo habré de terminarla… pero escribo con constancia y devoción. ¿El tema? Las aberraciones de los revolucionarios… de ayer y de hoy.
-¿Y qué pasó con el cine?
Para este año está pautado el estreno de la película Los pájaros se van con la muerte. La dirige Thaelman Urguelles y es protagonizada por Carlota Sosa, Daniela Bascopé y Oscar Borda. El guión, basado en mi pieza homónima, también es mío. No me quejo.
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