“Algunos dicen que soy antipática, porque tengo un tono de voz fuerte, por eso cuando llego a cualquier sitio, la primera impresión es dura y no caigo bien… Me inicié en el teatro un poco debido a cierta angustia, de no haber tomado ese camino hubiera tenido que pagar un psicólogo… Lo peor que puede pasarle a una actriz es sentir que el director es inseguro… En realidad, no me da mucho trabajo ser actriz. Yo no puedo mirarme actuando, sé que me entrego totalmente. Si en eso hay fuerzas mas allá de mi razonamiento no sé. Solo sé que soy feliz y no lo soy, que el teatro es angustia e incertidumbre… Cuando se acerca la fecha de un estreno me digo por que me metí en esto… Al actor se le tiene que querer y respetar por lo que hace en un determinado momento, no porque haya una comedia hoy y te gustó, y un drama mañana y ya lo gusta. Pienso que es cruel medirlo con esa vara…Sí, tengo una ideología, apoyo al sistema que defiende al desposeído, al vapuleado, al castigado. Si me ponen a escoger entre el rico y el pobre, me quedo al lado del pobre, porque lo negativo que hace es producto de la ignorancia, en realidad todo lo que les sucede es por falta de alimentación adecuada, escasez de medicinas, mala atención medica, falta de educación… Pienso que Venezuela es un país joven donde todo está germinando. Todo ha sido posible porque logré integrarme a Venezuela. Amo y respeto a este país como a mi misma patria. Son tantas las cosas que uno tiene que pasar para adaptarse. Pienso que pronto seremos una Suramérica integrada donde no haya fronteras y paz y trabajo para todos”.
Este mini monólogo nunca lo actuó la actriz Alma Ingianni (Montevideo, 1940-Caracas 2004), pero todo lo que ahí expresa si lo dijo a los periodistas y críticos venezolanos a lo largo de su carrera profesional desarrollada aquí, entre 1974 y 2004, en el teatro, el cine y la televisión. Y para que nadie dude de lo que hizo y comentó, el crítico y teatrero Rubén Rega ha escrito y editado, en su natal Uruguay, el libro Alma por Alma. Una especie de sensible acercamiento biográfico a tan singular mujer, donde aparecen tales declaraciones.
La publicación, de 80 paginas, recoge además los textos íntegros de los unipersonales Alma por Alma, escrito entre Alma Ingianni y Rubén Rega, y Casta Diva, de Ethel Dabar, con los cuales la actriz impactó no sólo al público caraqueño entusiasmado por sus deliciosas performances. Esos unipersonales están centrados en la vida teatral y en sus protagonistas, pero son todos lo mismo: la vida entera y el amor que se necesita para hacerle posible.
Pero -y he aquí un detalle valioso e importante- Rubén Rega solicitó y obtuvo las opiniones de un amplio sector de personalidades y espectadores del teatro venezolano que vieron y disfrutaron de la noble tarea de la Ingianni, y además insertó numerosos fragmentos de los textos periodísticos que sobre ella se publicaron. Todos esos testimonios están ahí para recordar que su tránsito no pasó desapercibido por los escenarios ni fue en vano, que miles de personas la aplaudieron, y que no podrán olvidarla jamás, porque hace parte de la historia nunca escrita del teatro vernáculo.
Nosotros la tratamos y hasta nos disgustamos por esas tonterías que son la sal de la vida, pero después nos contentábamos y tomábamos un café con leche, casi siempre en Sabana Grande, porque nos unía algo que no permite molestias ni intrigas: el teatro, esa reflexión en voz alta que se hace desde un escenario para los que quieren oír.
Creemos que el mejor homenaje posible para esta señora del teatro es remontar alguno de los dos monólogos y para eso hasta el mismo Rega puede venir desde Montevideo. Ojalá que lo haga, precisamente cuando quiere retornar con un espectáculo (cuyo titulo aún no ha seleccionado) y mostrarlo en los Festivales de Oriente y Occidente, durante los venideros meses de octubre y noviembre.
Este mini monólogo nunca lo actuó la actriz Alma Ingianni (Montevideo, 1940-Caracas 2004), pero todo lo que ahí expresa si lo dijo a los periodistas y críticos venezolanos a lo largo de su carrera profesional desarrollada aquí, entre 1974 y 2004, en el teatro, el cine y la televisión. Y para que nadie dude de lo que hizo y comentó, el crítico y teatrero Rubén Rega ha escrito y editado, en su natal Uruguay, el libro Alma por Alma. Una especie de sensible acercamiento biográfico a tan singular mujer, donde aparecen tales declaraciones.
La publicación, de 80 paginas, recoge además los textos íntegros de los unipersonales Alma por Alma, escrito entre Alma Ingianni y Rubén Rega, y Casta Diva, de Ethel Dabar, con los cuales la actriz impactó no sólo al público caraqueño entusiasmado por sus deliciosas performances. Esos unipersonales están centrados en la vida teatral y en sus protagonistas, pero son todos lo mismo: la vida entera y el amor que se necesita para hacerle posible.
Pero -y he aquí un detalle valioso e importante- Rubén Rega solicitó y obtuvo las opiniones de un amplio sector de personalidades y espectadores del teatro venezolano que vieron y disfrutaron de la noble tarea de la Ingianni, y además insertó numerosos fragmentos de los textos periodísticos que sobre ella se publicaron. Todos esos testimonios están ahí para recordar que su tránsito no pasó desapercibido por los escenarios ni fue en vano, que miles de personas la aplaudieron, y que no podrán olvidarla jamás, porque hace parte de la historia nunca escrita del teatro vernáculo.
Nosotros la tratamos y hasta nos disgustamos por esas tonterías que son la sal de la vida, pero después nos contentábamos y tomábamos un café con leche, casi siempre en Sabana Grande, porque nos unía algo que no permite molestias ni intrigas: el teatro, esa reflexión en voz alta que se hace desde un escenario para los que quieren oír.
Creemos que el mejor homenaje posible para esta señora del teatro es remontar alguno de los dos monólogos y para eso hasta el mismo Rega puede venir desde Montevideo. Ojalá que lo haga, precisamente cuando quiere retornar con un espectáculo (cuyo titulo aún no ha seleccionado) y mostrarlo en los Festivales de Oriente y Occidente, durante los venideros meses de octubre y noviembre.
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