sábado, agosto 29, 2009

Alquimista chocroniano

Son fundamentales actores versátiles y por eso han logrado sobrevivir dentro de la vorágine teatral caraqueña. Como son agradecidos, cosa hasta bien rara en los vericuetos de las artes escénicas, no olvidan jamás que gracias a los humanistas intereses de Isaac Chocrón y Ugo Ulive, durante la trágica década de los noventa, fue que lograron emerger con la agrupación Escena de Caracas, hacia 1996, integrada con ex alumnos de la Compañía Nacional de Teatro. El primer elenco, liderizado por Miguel Issa, presentó al estrujante performance Árbol que crece torcido, inolvidable y exquisito colage de danza, teatro y recital poético. Desde entonces, pasando más trabajos que ratones en ferretería, ante la carencia de una sede y un respaldo financiero, los “escenistas” han mantenido su presencia en los escenarios venezolanos con no menos de una docena de espectáculos caracterizados por enfoques multidisciplinarios en sus puestas. Y algunos de sus intérpretes han sido invitados a reforzar los montajes de amigos o colegas. ¡No solo son importantes si no también necesarios. No son los mejores, pero tampoco son los peores. Están, eso si, en una envidiable línea media y todavía no han dado lo mejor que tienen por dentro!
Y para que los espectadores no les pierdan el rastro y además hagan sus catarsis, han repuesto su espectáculo El alquimista, estrenado durante la temporada 2008, en la Sala Horacio Peterson. de Uneartes. Se trata de un desopilante montaje que permite el disfrute de una anécdota aleccionadora para estos tiempos, gracias al excelente trabajo actoral de Delbis Cardona, Rafael Gil, Nadeschda Makagonow, Juan Carlos Azuaje, José Francisco Silva, Neiron Medina, Betsabé Correa, Dalia Castellanos y Luis Ernesto Domínguez. El diseño de vestuario es de Raquel Ríos y la iluminación de Darío Perdomo. La producción general está a cargo de Cocó Seijas y Delbis Cardona.
El alquimista es un larguísimo texto para cinco actos, original de Ben Jonson estrenado en el Londres de 1610, el cual para la teatróloga María Martínez Sierra resulta ser un joyita teatral perfecta porque los siglos no la han convertido en una rareza arqueológica, si no en una farsa corriente y moliente. “Yo, como del oficio, aunque me divierta a pleno fondo, no puedo darme el gusto de reír porque el exceso de admiración ante la técnica perfecta me deja sin fuerza para la risa”.
El alquimista, versionado por Isaac Chocrón, puesto en escena gracias al habilidoso director Juan José Martín, es una deliciosa sátira que muestra una cotidiana colección polisémicas de rostros de seres humanos manipulados por un maligno farsante que busca así el beneficio propio a costa del otro, del incauto o del débil. Es una comedia moralizante, ceñida a la estética imperante en el Londres de la época isabelina, donde se refleja la corrupción y la utilización de la picardía como instrumento para engañar a seres ingenuos, de esos que han existido y existirán.
Gracias a la versión chocroniana, los personajes cambian de nombres y son venezolanizados. Es por eso que Sutil, Careta y Muñecona se valen de la ausencia del dueño de una casa para transformarla en laboratorio, o en taguara para milagros, esos que ricachones, empresarios lujuriosos y practicantes de sectas religiosas tratan de utilizar porque los creen capaces de darles soluciones mágicas: desde la protección de hadas madrinas hasta la mítica piedra filosofal.
Por supuesto que el público venezolano entenderá rápido, como en efecto ha ocurrido, el destino de la anécdota y “la maldad” con que los comediantes de Escena de Caracas han caracterizado a sus aviesos personajes, que impactarían incluso al mismo Jonson, pero que sin lugar a dudas salieron de las manos de Chocrón, un autor que en su ruta hacia los 79 años sigue lucido y acido para su con su sociedad.

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