Casi 40 años
descubriendo al teatro y enseñándolo a nuevas generaciones de alumnos de la
Universidad Católica Andrés Bello. Labor silenciosa y desafiante que ha dado
resultados positivos: mejores ciudadanos y buenos artistas. Así podemos resumir
la tarea del Teatro UCAB, pero su lideresa, Virginia Aponte, continua ayudando,
trabajando y educando a los nuevos párvulos y al público estudiantil en
general.
Recientemente
presentó La virgen roja,
estremecedora reflexión teatral basada
en la vida de Simone Weil (1909-1943), filósofa francesa, mística y activista
política, actuada por Pablo Rincón, Irais Souto y Raquel Cartaya, y con el
apoyo técnico de Sofía Barreto y Andreina Gómez-Orellana.
La virgen roja cierra el proyecto “Pensar
con el corazón”, singular ciclo de reflexión que inició el Teatro UCAB y Virginia
Aponte, en el año 2010, con Edith Stein:
el regreso, continuado en 2012 con Sólo
sé de mí y culminado ahora con el espectáculo sobre Simone. “A través de
esta trilogía exploramos las vidas de Edith, Hannah Arendt y Weil. Grandes
pensadoras de origen judío quienes dieron una visión única sobre el siglo XX,
época marcada por odios y conflictos, pero también de luz. Tres mujeres, tres
historias, tres ejemplos de valentía y compromiso ante la adversidad y la
tragedia de dos guerras mundiales que marcan la historia sombría del siglo XX.
Ellas permiten que a través de su palabra y vida podamos encontrar razones para
seguir caminos difíciles en este recién comenzado Siglo XXI”, puntualiza la
autora y directora Aponte.
-¿Hay posibilidad de reponer las tres piezas y
suscitar un debate?
-Para eso
fueron escritas.
-¿Por qué el teatro?
-Por la misma
razón que Simone Weil, reflexionaba sobre el valor de la cultura: la formación
de la atenciòn. La participación en los tesoros de la espiritualidad y la
poesía acumulados por la humanidad a lo largo de los siglos. El conocimiento
del hombre. El conocimiento concreto del bien y el mal. Y lo hicimos con estas
tres mujeres porque tocaron mi corazón con su pensamiento, es una
correspondencia en el amor. Las tres vivieron
entregando sus vidas a un siglo despojado del valor de la existencia, un siglo
signado por la muerte. Edith transformándose en la religiosa carmelita Teresa
Benedicta de la Cruz, quien muere en Auschwitz en 1942, ofreciendo su vida por
el pueblo judío. Con El Regreso se
pretende un encuentro con la trayectoria y pensamiento de un ser humano que fue
capaz de ofrecer su vida por la reconciliación de todos, en este mundo nuestro
tan olvidado de los otros. De Hannah se ha hablado mucho, ella ha sido una
intelectual reconocida y admirada; quizás es ella quien más pudo hacer
trascender su pensamiento. Su reflexión sobre “la banalidad del mal’’ ha dejado
sembrado en muchos la incomodidad, demasiado fácil ser cómplices del mal,
pensando que hacemos el bien. Simone Weil años antes que Hannah ya había
llegado a la conclusión que la mezcla del bien y del mal era causa de
atrocidades insospechadas”.
Subraya que reunirlas
era muy fácil porque en cada una su condición de judía y filósofa las convertía
en hermanas de pensamiento y aunque “Hannah jamás pensó en el cristianismo como
opción de vida, si vivió en la misericordia y el perdón, base de todo principio
de la religión católica”.
-¿Qué busca con la metáfora escénica de estas
tres mujeres?
-Mostrar que
ante las mayores adversidades existe la luz.
Vivieron situaciones extremas que tuvieron que enfrentar con inusual valentía y
que a pesar de que pagaron un precio muy alto, al final sus reflexiones y
acciones nos llegan a nosotros como caminos que se abren a la esperanza. Edith
siendo una judía que se hace católica muere víctima del Holocausto. Para Hannah
la historia es otra porque ella escapa a la ‘’solución final’’ y logra llegar a
Estados Unidos; pero su vida evidencia su capacidad de amar por encima de las
diferencias. Su amor por Martín Heidegger marcó su pensamiento y jamás lo negó.
Una gran pasión destinada
a fracasar, pero que la visión
esperanzadora de una mujer logra transformar
en una historia de perdón y reconciliación, lo que para muchos debía ser
una historia de reproche y venganza. Ese canto de libertad es la historia que
une a las tres y que me lleva definitivamente a Simone Weil. Simone es
posiblemente una Juana de Arco del siglo XX, su amor por Francia y por Dios la
llevan a ‘’la hoguera’’.
-¿Qué pasa con el grupo y estos textos?
-Es difícil
para uno con una vida de recorrido- 40 años en la docencia- llegar a la verdad
que estas tres mujeres persiguen obsesivamente, es muy difícil que en edades
más jóvenes puedan llegar al fondo de lo
que este pensar involucra. Mi experiencia me dice que quedan en ellos ideas que
los van a “acompañar’’ sin que eso sea del todo consciente. Son preguntas que
quedan para que la vida las vaya respondiendo. Ellos se llevan sus morrales
para el camino, cualquier día podrán sacar de esos morrales sus respuestas a
las preguntas que hoy no pueden darse.
Misticismo
-¿Qué por qué
hay tanto misticismo en estas tres mujeres? Porque el absoluto vive en ellas.
Es fácil describir la mística en Edith, ella es para la Iglesia Católica, la
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, y sus libros nos confirman su camino místico
junto a Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. En el caso de Hannah es quizás más
complejo ubicar su pensamiento en el concepto convencional de la Mística pero
es curioso como desde su tesis de grado, El
concepto de amor en San Agustín, descubrimos a una mujer que se atreve,
siendo judía, a penetrar el mundo de un Agustín de Hipona. El amor absoluto
está presente en Hannah como objeto de una seria investigación a lo largo de
toda su vida. Por último la más extrema de estas maravillosas mujeres, Simone
Weil, quien no se sintió digna de ser bautizada, pero vivió como la más humilde
esclava de Cristo. Dejo estas palabras de Simone como cierre de esta pregunta: “No hay que desear la desdicha; eso es
contrario a la naturaleza; es una perversión; y, sobre todo, la desdicha es por
esencia lo que se sufre a pesar de uno mismo, Si no se está hundido en ella, se
puede tan sólo desear que, en el caso que sobrevenga, constituya una
participación en la cruz de Cristo’’.
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