Entre aquel negro 11
de septiembre cuando sacrificaron al primer presidente socialista de América,
Salvador Allende, y el luctuoso 5 de marzo que despidió al comandante presidente Hugo Chávez, han transcurrido
40 años, los cuales han servido además para
escenificar 18 Festivales Internacionales de Teatro en Caracas y para
que el balance de tales décadas no quede
tan pobre, pues también se hicieron no menos de otros ocho grandiosos eventos
escénicos nacionales.
Fue el artista
argentino Carlos Giménez (1946-1993) el creador del primer Festival
Internacional de Teatro de Caracas (FITC), en septiembre de 1973, y el promotor
de los ocho Festivales siguientes, los
cuales se convirtieron en los más importantes del mundo, gerenciados todos por
el Ateneo de Caracas, con María Teresa Castillo al frente, y contando con el apoyo financiero y logístico del
Estado por intermedio de sus diversos gobiernos. Tras la muerte del creativo y polémico director,
cabeza del grupo Rajatabla, la directora ateneísta Carmen Ramia asumió el mando
y organizó nueve Festivales más, incluso el 18 FITC, que culminó el pasado 31
de marzo.
Los FITC han tenido
detractores y elogios del público, exorbitados algunos, porque nadie podía
quedarse en silencio ante las performances de agrupaciones de fama
internacional como el Piccolo Teatro de
Milano, el team dream de Peter Brokk, el Teatro Kabuki de Japón, la Schaubühne
de Peter Stein, el Berliner Ensemble y muchos otros procedentes de todos los
continentes. Además, siempre hubo una importante presencia de elencos
latinoamericanos y venezolanos. Durante cada uno de los FITC la ciudad convulsionaba y las colas para comprar
entradas o ingresar gratuitamente (siempre hubo puerta franca para los estudiantes
y para los artistas). Se creó así, poco a poco, un público festivalero que pudo
ver los más grandes e importantes montajes de la cartelera internacional. ¡Inversión
en la cultura de la ciudadanía como reflujo de la riqueza petrolera!
Algunos pesimistas,
especialmente del sector artístico, juran que los FITC no ayudaron en nada al
crecimiento del teatro local, y esos son precisamente los que ahora viven
comprando derechos o plagiando obras
foráneas para escenificarlas, tras haberlas visto en sus viajes a Nueva
York, París o Madrid; pero dejemos en paz a esas “vírgenes necias” y sigamos
nuestra crónica.
Otros, más optimistas
y más sensatos, ponderaron el crecimiento de la audiencia, además de la
participación en talleres y conferencias
que han acompañado siempre al evento escénico. Es un público que después,
tímidamente, salió a ver los montajes de los artistas locales. ¡En los
fenómenos culturales todo suma, nada se pierde, y los FITC han sido eso, aunque
en los últimos años, han variado!
Caracas como escenario
La Alcaldía de Caracas,
el Gobierno del Distrito Capital y el Ministerio del Poder Popular para la
Cultura materializaron, por intermedio de la gerencia de Fundarte (Freddy
Ñañez), entre noviembre y diciembre de 2011 el Primer Festival de Teatro de
Caracas (FTC), tras la recuperación de los espacios
públicos y de las salas emblemáticas de la ciudad. Un evento-con el lema Caracas es puro teatro- que contó con 80 agrupaciones (44 de Caracas y 36 del
interior del país), para más de 160 funciones. Eran no menos de 600
actores en los escenarios de 13 salas, ocho espacios públicos recuperados
(bulevares, plazas y parques) y 30 comunidades de las parroquias del Municipio
Libertador. El FTC 2011 (cobraron 5 bolívares por boleto) arrojó estas cifras:
70 mil espectadores en salas, 18 mil en la calle y 10 mil en las comunidades,
1200 en Unearte y 100 mil en Ciudad Teatro. A las agrupaciones les cancelaron
sus honorarios y algunas fueron invitadas a exhibirse en una mini muestra
posterior, con motivo del Celac. Para el
2013, se organizó el Segundo Festival de Teatro de Caracas (II FTC 2013), entre
el 22 de febrero y el 10 de marzo. Se esperaban 223 representaciones teatrales
en sala y seis en la Fábrica Nacional de Cemento, 101 exhibiciones
en espacios públicos y las parroquias del Municipio Bolivariano Libertador,
para un total de 330 funciones. No obstante, el evento- su lema era Ver para creer-fue suspendido el 5 de
marzo por la muerte del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Pero durante la Semana Santa, los teatros volvieron a llenarse de espectadores acuciosos ante una selección
de 12 espectáculos, donde destacaron ¡Ay
Carmela!, y el estreno del monólogo A
mi gordo no me lo quita nadie, de Luis Fernández, actuado por Mimi Lazo.
Los boletos costaban 10 bolívares. Así pues, se cerró, hasta el año venidero,
este experimento de un festival
exclusivo para Caracas con puro teatro nacional, aunque ya se estudia
para los años venideros “un complemento” con piezas internacionales. ¿Alianzas estratégicas con Bogotá?
Muestras nacionales
Pero no solamente
los FITC han ocupado los escenarios
caraqueños, así lo recuerda el folleto “Teatro Venezolano/Comentarios&
Memorias”, editado por la Compañía Nacional de Teatro (2011). Del 25 de
septiembre al 15 de noviembre de 1959, en el Teatro Nacional, se realizó el
Primer Festival Nacional de Teatro, donde participaron 14 obras venezolanas. El
evento fue auspiciado y organizado por la Asociación Pro Venezuela y el Ateneo de Caracas,
representados por Pedro Berroeta y Horacio Peterson. Ese Festival demostró que
si había un cambio cualitativo en el teatro. Los montajes exhibían avances
técnicos y aciertos en la dirección, y algunas de las obras revelaban madurez
estructural y logros temáticos. El escritor Juan Liscano dijo que ese Festival
era el acontecimiento cultural más importante ocurrido en Venezuela durante ese
año. Sin embargo, el crítico Guillermo Feo Calcaño escribió en el programa de
mano un extenso ensayo donde reconocía que el teatro había dado un salto
cualitativo, que superaba al teatro criollo costumbrista, pero que aún le
faltaba mucho por aprender. Apuntó que “lo que en nuestro teatro nos sobra en
voluntad, nos falta en cultura general, en técnica, en sentido práctico
teatral, nos falta planificación y en una metodología adecuada para las
enseñanza de las artes escénicas”. Desde entonces, a pesar de las críticas, los posteriores Festivales fueron siempre éxito de público y
de opinión, que realzaron el papel de la dramaturgia venezolana, creó un
ambiente favorable para la agremiación y por ende hubo músculos y cerebros para
otras muestras: en 1961, en el Teatro La Comedia se realizó el II Festival de Teatro Venezolano, el cual
presentó diez montajes. En 1967, la Comisión del Cuatricentenario de Caracas
organizó el III Festival con la presencia de 15 obras. El IV Festival lo
realizó la Asociación Venezolana de Profesionales de Teatro (Aveprote) en 1978,
con 13 obras; y el V lo llevó a cabo la
misma Aveprote en 1980, con 10 obras. El VI, y último hasta ahora, lo
materializó en 1983, la Comisión para la Celebración del Bicentenario del
Nacimiento de Simón Bolívar, con 20
textos venezolanos.
Caracas o Venezuela
entera son terreno fértil para el teatro y demás manifestaciones de las artes
escénicas, gracias a sus artistas y a su público que lo consume y lo disfruta
siempre que lo convocan.
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