En la lejana Montevideo, durante este fin de
semana comienza la temporada de la obra venezolana Dos de amor,
de José Gabriel Núñez, con los actores Hugo Giachino y Rosina Benenati, puesta en escena por el teatrero Rubén
Rega, todo un personaje del mundo cultural caraqueño que decidió regresar a su
patria, pero sin desvincularse totalmente de Caracas y su gente.
Es por eso que él, confiesa, que Venezuela ha sido y
es un pueblo que renace de sus cenizas, un pueblo gentil, amable, culto,
sincero, amistoso antixenófobo. “De hecho se ha formado como casi todos los
países, no solo de Latinoamérica sino del Mundo, con
el aporte de personas que emigran de sus propios países por varias causas.
Jamás me sentí rechazado, sino todo lo
contrario, en los casi 30 años que he vivido en esa dulce, plácida, tropical y
bella Caracas, brillando al pie de su gran protector el Ávila, fui creciendo y
terminando de acrecentar la cultura adquirida
en el país natal, incluida la dirección de teatro”.
Puntualiza que para esa época de
su desembarco en Venezuela, “era y es un país joven, yo también lo era y las
oportunidades que ofrecía eran múltiples, para todas las personas, solo, tenías
que demostrar lo que habías aprendido y ofrecer tus conocimientos. Llegué por los años setenta, casi junto con otros como
Carlos Giménez, Ugo Ulive, José Gómez Fra. Otros llegaron antes como
posiblemente José Antonio Rial o tu Edgard Moreno Uribe (1969).Había
estudiado periodismo, idiomas, relaciones públicas y dirección de teatro con el
maestro uruguayo Eduardo Malet. Para resumir, luego de estar algunos años en
CANTV y paralelamente trabajando
paralelamente en el Bloque de Armas, en varias revistas,
periódicos etcétera. finalmente me vinculé con mi verdadera pasión: el teatro.
Esta oportunidad me llegó, cuando tuve la gran oportunidad de trabajar junto a
de uno de los iconos de la cultura Venezolana. María Teresa Otero, más tarde María Teresa
Castillo, gran mujer, respetada y querida por todos, apreciada por su sinceridad,
su pasión por la cultura, apreciada por su sinceridad, su
simpatía, su despacho abierto a todo el mundo , su cariño a su
familia , a la gente y su adorado país Venezuela”
CASTA DIVA
“Pero quien realmente me tendió
una trampa para que yo dirigiera teatro fue Carlos Giménez, al
pedirme que le diera un argumento para dirigir él, a
la actriz Alma Ingianni. Luego de pensarlo, le respondí que lo ideal sería
un monólogo sobre una diva de teatro. Le gustó. Llamó de
inmediato a Ethel Dahbar quien escribió Casta Diva. El
asombro vino cuando Alma, Ethel y Carlos, me pidieron que dirigiera yo
esa obra.. Ese fue mi comienzo…Y aquí sigo…pero ahora en mi Montevideo”.
EL DRAMATURGO NÚÑEZ
“Monto Dos de amor porque siempre admiré la dramaturgia
de José Gabriel Núñez, sus mujeres: guerrilleras, cabareteras,
prostitutas esperpénticas, y la primera
obra que vi en Caracas fue en el viejo y querido Teatro Ateneo, era ¿Tú quieres que me coma el tigre?, más
tarde me maravilló con Los peces del acuario, Noches
de satén rígido o Madame Pompinette.
Al conocerlo comprendí su amor por los boleros y las películas mexicanas, se
había casi, criado con ellas. Somos muy buenos amigos pero
nunca pude dirigir una de sus obras en Caracas. Si dirigí varias de Néstor
Caballero, y de Gustavo Ott”.
Subraya que En Montevideo, su obra Fango negro lleva ya 21 años
ininterrumpidos en la cartelera montevideana. “Yo tuve mi gran oportunidad de
dirigir dos monólogos, Soliloquio en
rojo alucinante y Soliloquio en
negro tenaz con dos primerísimas actrices Isabel Pelusa Vera e Isabel
Schipani, con ellas tuvimos varias temporadas en Montevideo, viajamos por todo
Uruguay y tuvimos el gran placer de ser invitados al Festival Internacional de
Teatro de Oriente, Barcelona, fuimos pautados en la programación y tuvimos que
agregar otra función extra. Más tarde fuimos invitados al II Festival
Internacional de Monólogos, y viajamos por pueblitos del noreste de Venezuela,
fue otra experiencia alucinante”.
MATRIMONIOS EN PUGNA
“Cuando leí su obra Dos de amor que habla del matrimonio con gran sentido del humor,
donde descubrí también distanciamientos brechtianos y la participación con el
público, me enamoré del texto. El matrimonio es universal y según Tolstoi dijo
“habla de tu pueblo y hablarán del mundo”
Rega explica que Hugo Giachino es un actor
uruguayo, con varios premios en su haber y él le me había solicitado algunas obras. “Siempre
que me piden envío obras de autores venezolanos y le remití tres pero le gustó Dos de amor. La encontró muy accesible
para el público uruguayo, yo había traducido al uruguayo los términos
venezolanos. Casi de inmediato consiguió sala, (cosa rara en éste país donde nos
encontramos) y me presentó a una actriz joven, Rosina Benenati, fresca, sin
vicios actorales y comenzamos los ensayos. En realidad esta pareja es un poco
más joven que la planteada por José Gabriel. Tuvimos dos intensos meses de
ensayos diarios. Mi idea primaria fue realizarla
en un ring de box, dado que Ángel y Angélica viven peleando, inventando amores
o no? para acabar con la rutina. Lamentablemente la sala era pequeña para esa
idea, pero no desistí del todo, pues hay un momento en la obra que se pelean
como si estuvieran en un ring, lo que causa mucha hilaridad en nuestros
ensayos. Tenemos un estupendo equipo técnico y artistas como el músico,
director y productor Alfredo Leirós, quien nos hizo la música original, al
talentoso fotógrafo Alejandro Persichetti, entre otros.
Asevera que la
pieza de Núñez tiene un gancho y un ritmo especiales. Ahí se cuenta
algo universal, porque matrimonios que luchan por alejar la rutina , existen en todo el
mundo. “Además, la
agilidad de los textos me hizo pensar encadenarlos como si fueran matches de
box, primer round, etc. Esto le dan un toque especial, que pensamos va a llegar
al público. Aunque las sociedades en varios países o en casi todos, siempre
encuentras un punto de unión. Y precisamente
“Dos de amor” aporta esa facilidad. De hecho yo solicité
los derechos de autor y le llegaron dos pedidos más de Montevideo para dirigir
esta obra. Debo agradecer al amigo, al poeta, al dramaturgo, José Gabriel el
haberme otorgado ese derecho”.
Rubén Rega, sentimental como si fuese
caribeño, escribe que vive pensando en Venezuela, “lagrimeando cuando escucho
“Alma llanera” o una gaita o un joropo, sufriendo cuando sufren, y alegrándome
cuando se contentan. Sueño con arepas pepia´, de queso e´ mano, con
hallacas, con bienmesabe, con casabe al horno, cachapas de queso, etc. Amo
realmente a Caracas, pues es más que una ciudad para mí, que me brindó muchas
cosas espirituales, mucho amor, muchos amigos, tu, Julio Alcázar, Scala
Gregorio, Omar Gonzalo, y amigas como Mariacristina
Lozada, Linsabel Noguera, Aura Rivas, y no puedo nombrarlas a todas y todos los
que están y los que se fueron de gira, pero si los llevo en mi corazón y
entiendo que debo ser breve. ¿Cómo ser
breve con un país donde viviste más de 30 años? ¿Cómo no querer volver, aunque
sea de paseo?”
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