Mimí Lazo inauguró
su era de exitosos monólogos feministas al encarnar El aplauso va por dentro,
escrito y dirigido por Mónica Montañés y Gerardo Blanco López , aquel 7 de junio de
1996, en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas (ahora es la sede de Unearte).
Ahí plasma la saga
de Valeria, 40 años, divorciada, madre de dos hijos y con una carrera
profesional en ascenso. Espera la llamada del varón, con quien compartió algo
más que una noche. Mientras transcurre su rutina de aeróbicos, y entre un
ejercicio y otro, el espejo le ratifica la pérdida de la juventud, su miedo a
la soledad, a darse cuenta que desde hace mucho tiempo solo vive para los demás.
Lleva adentro...un silencioso aplauso por todo que lo hace, como es luchar
denodadamente para sacar adelante a su familia y conquistar un espacio decente
dentro de la sociedad en que se desempeña. Duerme sola y con frustraciones
hasta conseguir que un verdadero hombre la haga feliz. No pierde las esperanzas
de amar recíprocamente.
Mimí y Mónica sueñan celebrar la función 5 mil de tan enternecedor unipersonal que
trascendió fronteras. Mientras tanto la exitosa actriz estrenó su segundo monólogo, A mi gordo no me lo quita nadie,
el 29 de marzo de 2013, en el caraqueño teatro Municipal. Lo escribió Luis Fernández,
Elba Escobar lo escenificó y está destinado a suscitar controversias
públicas con algunas feministas, porque presenta a una hembra sumisa y
totalmente entregada a los cirujanos plásticos para que la transformen y la
mantengan joven y bella para su macho.
Nacida en Caracas el 23 de noviembre de 1954, Mimí
Lazo (Ana María Lazo) es una trabajadora incansable y lo demuestra su empresa
familiar donde emplea a varias connotadas actrices y actores, pues presenta
espectáculos como A 2,50 la cuba libre, El último amante, Las quiero
a las dos y Golpes a mi puerta, entre
otros. Montajes que lleva a salas convencionales, bares, discotecas o salones
de hoteles, bien en Caracas o en el interior del país. Hasta al exterior mercadea
sus productos. Por tal incesante actividad se ha ganado la verde envidia de una
parte del sector artístico, pero ella lo ignora y sigue con su trabajo,
ejemplar además, y siempre convocando al público de todos los niveles y edades.
A mi gordo no me lo quita nadie son más de 70 minutos de una
tierna sátira sobre la sumisión femenina.
Es la vida de María, o Mariíta, con hijos, y empeñada en preservar a su marido, por lo cual
calla sus reclamos ante la cadena de infidelidades que él ha celebrado a lo
largo de sus décadas matrimoniales. Ella se transforma físicamente para
mantener la unidad del hogar y así ha logrado, aparentemente, atarlo al tálamo,
pero sabe que cualquier día desaparecerá o le pedirá el divorcio, mientras
tanto espera tenerlo un tiempo más a su lado. ¡Lo ama!
Este espectáculo, finamente conducido por su amiga Elba y que le escribió
su esposo de los últimos 18 años, como el pergeñado por Mónica, impactan por la crueldad verdad de sus
historias y el singular verismo actoral
que despliega Mimí, aunque sabemos que la realidad siempre supera
la imaginación de los autores.
¿Por qué en esta Tierra de Gracia donde las mujeres han desempeñado siempre
roles históricos, no hay más féminas como Mimi Lazo o al menos asoman por ahí entreveradas
en los meandros de la farándula vernácula?
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