La Asociación Venezolana de Críticos de Teatro eligió a los artistas merecedores del Premio de la Critica AVENCRIT 2012, el cual entregó, por primera vez, durante el Día Nacional del Teatro, el viernes 28 de junio, a las 11 AM, en el Teatro Nacional.
AVENCRIT también decidió otorgar un Premio Especial para una institución o una personalidad, el cual fue adjudicado al Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, fundado por Horacio Peterson y dirigido actualmente por Carmen Jiménez.
TEATRO PARA ADULTOS.
ACTRIZ PRINCIPAL: María Teresa Haiek (El acompañante).
ACTOR PRINCIPAL: Aníbal Grunn (La colección del peregrino).
ACTRIZ DE REPARTO: Rossana Hernández (Señorita Julia)
ACTOR DE REPARTO: William Escalante (Tres noches para cinco perros).
DIRECTOR: Carlos Arroyo (La colección del peregrino) .
PRODUCTOR: Lazo Producciones (High).
DRAMATURGIA VENEZOLANA: Daniel Di Mauro (La colección del peregrino).
VESTUARIO: Joaquín Nández (Las amargas lágrimas de Petra Von Kant).
ILUMINACIÓN: Lina Olmos (Pedro y el capitán).
ESCENOGRAFÍA: Rafael Sequera (La colección del peregrino).
TEATRO PARA NIÑOS (AS)
ACTRIZ: Mercedes Barrios (Ratón y vampiro).
ACTOR: Slavko Sorman (Miguel Vicente pata caliente).
DIRECTOR: Oswaldo Maccio (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve).
DIRECTOR: Oswaldo Maccio (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve).
DRAMATURGIA INFANTIL: Carmen García Vilar (El robo de la arrobita).
PRODUCTOR:Karla Fermín (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve).
MÚSICA: Pantelis Palamides (Odisimbad) .
MAQUILLAJE: Equipo del grupo Teatro de la Noche.
ILUMINACIÓN: Carolina Puig (Ratón y vampiro).
VESTUARIO : Samyra Recondo (Arlequín enamorado).
Derrotero Histórico
VESTUARIO
Derrotero Histórico
Gracias a Dios y
a las autoridades gubernamentales bolivarianas el colectivo Avencrit está
aquí para festejar a los artistas que hicieron posible los espectáculos
teatrales durante la temporada de 2012.
Y hemos escogido para debutar esta fecha, 28 de junio, la cual
se ha institucionalizado como el Día Nacional del Teatro, porque ya es bueno
preguntarnos seriamente sobre ¿Cuántos años tiene la disciplina teatral en
Venezuela?
Diríamos 413, si
aceptamos aquel documento colonial sobre el primer espectáculo representado en
Caracas o solo 185 años si partimos del decreto que el Libertador firmó en
Bogotá para autorizar la construcción de un teatro en Caracas. Eran los tiempos
de la Gran Colombia y nada se movía en esta urbe sin el visto bueno del
altiplano.
Hay, púes, ahí un tema
para una valiosa investigación sobre la saga del teatro venezolano, ese que sus
artistas y su pueblo han vivido y celebrado.
Esta es una invitación para que críticos y artistas investigadores busquen entre los
archivos de Bolívar y organicen toda esa documentación necesaria
para que un día, ojalá durante en este asombroso siglo, las autoridades redacten un decreto más
acorde con la verdad histórica. Quien no mira al pasado no entiende el presente
y mucho menos comprenderá el futuro.
Mientras tanto, y
ciñéndonos a los hechos históricos, recordemos estas palabras del dramaturgo
venezolano César Rengífo:
“Nuestro teatro es y será el producto de hondos y tenaces esfuerzos
colectivos, y de ninguna manera producto de individualidades o de realizaciones
aisladas del pueblo venezolano y sus aconteceres.
Esto lo escribió para el
programa del Primer Festival de Teatro Venezolano, en el año 1959, un evento
que reunió 15 montajes de obras criollas, y el cual fue consecuencia de un movimiento teatral
impregnado de vocación, de ética y consecuencia del trabajo colectivo. Nadie
vivía del teatro, los teatreros trabajaban en otras cosas y hacer teatro
significaba incluso gastos de su bolsillo, como podría recontarlo ahora el maestro Humberto Orsini, uno de los sobrevivientes
de aquellos tiempos, un respetable artista que aún alumbra con su alba cabellera
en los salones de Unearte.
A seis décadas de ese festival, el teatro
venezolano ha crecido y lucha para tener un perfil propio en el contexto
americano y mundial, y es precisamente por su ebullición creativa y la petición
de sus artistas y público que durante los últimos tres años aquí en Caracas se
ha dado una singular revolución teatral: se rescataron los viejos teatros, se fabricaron
otros y la capital no tiene menos de 20 espacios del Estado, los cuales se han
estado usando para un circuito teatral y
dos festivales que han sido muy bien recibidos por tirios y troyanos.
Hay ahora un fenómeno
cultural, que nunca se pensó en 1959: un teatro profesional o comercial ese que
depende de la taquilla fundamentalmente y que cada fin de semana presenta no menos de
50 montajes variopintos, y un teatro, mal llamado oficial, el cual se hace con los aportes financieros del Estado
y recuerdo que el estado somos todos los venezolanos. Dos tendencias que tiene
sus audiencias y las cuales plenan las salas de la Gran Caracas. Dos estilos
que cuentan con centenares de soldados y miles de espectadores. Dos estilos que
cuestionan la misma realidad.
Y para concluir, queremos
resaltar la gestión adelantada por el artista Freddy Ñañez al frente de
Fundarte, el brazo cultural de la Alcaldía de Caracas y del Gobierno del
Distrito Capital. Sus festivales y el actual circuito, donde participan desde
Mimi Lazo, Héctor Manrique, Basilio Álvarez y otros artistas reconocidos y
otros tantos que persiguen la fama. Son una muestra de su sabia gerencia
cultural.
Y a manera de colofón, repito y hago mías las palabras que
recientemente pronunciara Alfredo Caldera, presidente del Centro Nacional del
Teatro: ”Estamos ante un momento histórico, político
y social de gran importancia en nuestro país y el teatro como todo arte se
nutre de esas realidades para seguir creando nuevas formas de expresión y
nuevos discursos escénicos para todos los venezolanos y venezolanas”.
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