¿La
ciencia médica ya controla al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y/o el Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA)? ¿Hay posibilidades de una cura definitiva a 32 años de
su reventón pandémico?
Hasta
ahora no hay respuestas positivas, pero si muchísimas esperanzas para que durante
unos años más se logre ese logro científico tan esperado por la humanidad
entera, porque el VIH/SIDA prohibió el amor o manchó de dudas las relaciones
íntimas. Mientras tanto, hay terapias alternativas o mitigadoras. Gracias a la
aparición de los retrovirales la
situación no es tan acuciante como lo era hace dos décadas, cuando perecieron nuestros históricos amigos, pero tiene
vigencia, dado que la estigmatización de los afectados no ha sido superada. Aquí
en Venezuela, donde los indicadores de contaminados supera los 110 mil, el
Gobierno Bolivariano garantiza la atención y el tratamiento gratuitos para los
pacientes. Y la lógica alerta es porque mayoría de los nuevos infectados son
menores de 25 años, por lo que la información como la prevención continúa
siendo necesaria.
Mientras tanto, los artistas a nivel mundial utilizan sus expresiones
estéticas para una campaña incesante de información/prevención que alerta no solo a contaminados sino a los que correr
riesgos. Usando metáforas teatrales, televisivas y cinematográficas, generan
reflexiones y hasta cambios de conductas.
Esa campaña de “El arte del Sida” ha sido eficaz y se espera que continúe.
Varios
dramaturgos criollos han “quebrado lanzas” contra el VIH/SIDA y entre ellos destaca Elio Palencia
(Maracay, 1963), quien hace temporada en la Sala Rajatabla con su pieza ¡Mátame, mamá!
Es una
adaptación de su texto Arráncame la vida,
el cual durante las temporadas 1997 y
2010 fue escenificado por Román Chalbaud y ahora, en ocasión del Mes de la Sexodiversidad,
es una producción de El Galpón del Arte, con otra propuesta escénica del propio
Palencia y Citlalli Godoy, en la cual la primera actriz Aura Rivas da vida a una
singular madre venezolana, apuntalada por el comediante Domingo Balducci.
¡Mátame, mamá!
transcurre en el año 1993, época sin tantos celulares ni uso de internet; cuando
el mundo entero cantaba Macarena para
darle alegría a su cuerpo, precisamente cuando Nubia Linares, maestra jubilada del
Grupo Escolar El Progreso de Puerto Cambur (hipotético poblado venezolano), se
entera de que su hijo Andrés ha sido contagiado con VIH/SIDA. Ambos deben
enfrentarse no sólo a los fantasmas y temores que rodean esa condición, sino a
la ignorancia y los prejuicios comunitarios.
¡Mátame, mamá!
aborda el VIH-SIDA desde el profundo amor de una madre de hercúlea voluntad, capaz
de enfrentar, con mirada luminosa, valor y optimismo lo que les sucede y son
capaces hasta de detener el tiempo para disfrutarlo más…antes de que llegue la
muerte. Lo cual se logra gracias el minimalista montaje surrealista que ha logrado
Palencia y en especial por las actuaciones de Aura ( extraordinaria maestra de la composición actoral) y Domingo (gran valor interpretativo de este joven comediante), quienes estremecen
con su verismo: un hijo aferrado a su progenitora y los dos desafían a un pueblo
entero para vivir sin ostracismos o repudios. ¡Verlos es luchar contra lo inevitable
y sobrevivir a cualquier costo!
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