sábado, junio 01, 2013

BUEN TEATRO SCIAMANNA

La  monumental escultura “David” de Miguel Ángel Buonarroti es la superprotagonista de sendos montajes teatrales presentados en Caracas, durante las temporadas 2012 y 2013, por su autor y director Luigi Sciamanna Denti.
Él escribe sobre historias que le permiten hablar sobre temas, problemas, angustias, sueños, ilusiones, miedos, que necesita expresar. “La palabra es esa. Necesidad. Escribo por necesidad.  El “David” representa la serenidad y a la vez la voluntad para la respuesta certera en el ataque. Representa la belleza, la belleza entendida como valor no sólo físico, corporal, sino filosófico, ético, espiritual, religioso, todo ello reflejado en la gloria de su cuerpo. El “David” representa también la República. Esa que nosotros soñamos, que se ha intentado construir con mucho esfuerzo desde 1958…El “David” representa la fe, representa la voluntad del hombre. En este caso, la voluntad del artista…Entonces hablamos o escribimos de lo que soñamos ser. De lo que quisiéramos ser”.
PURA FICCIÓN
Sobre los procesos de investigación y montaje de ambas piezas, admite que el punto de partida ha sido  la ficción, el encuentro de personajes de la ficción en su mayoría, inspirados por los acontecimientos históricos. “Sería muy largo e innecesario ponerme a enumerar qué de histórico y cuánto de ficción hay en La novia del gigante y en El gigante de mármol. La investigación histórica avanzó al par de la escritura. Leía y se escribía a la vez. Esa investigación, más que para crear acciones, sirve para crear el mundo interior de los personajes, porque en ambas piezas, los personajes representan estratos de la sociedad, formas de pensamiento, sea ideológico, religioso, afectivo. Lo leído es para sustentar y darle un marco creíble a la ficción de ambas obras que, además, están escritas a espejo, debido a su origen siamés, por decirlo así. En una, el personaje central de la persecución y el debate es un artista, Buonarroti, cuyo único pecado es expresarse libremente; en la otra, el personaje central, víctima de ese debate, es un ciudadano común, en este caso, una mujer cuyo único pecado es expresarse libremente y ser judía. Ninguno de los dos personajes está dispuesto a renunciar a su identidad”.
 Sobre su labor con los equipos humanos de los montajes, puntualiza que en vista de sus buenas relaciones con el Instituto Italiano de Cultura, llevó el texto de La novia del gigante a su directora Luigina Peddi. Y para su absoluta sorpresa, y solo un par de días después, “recibo un email de Luigina diciéndome: hagámosla. No lo podía creer. Tenía patrocinante. También tenía en mente algunos actores, pero no había hablado con ninguno, pero, lo más grave, no tenía sala para presentar la obra. Héctor Manrique me propone presentar la pieza para el Trasnocho, de cuyo Comité de Programación formamos parte los dos, junto a Eva Ivanyi. No quise. Se suspendió un primer montaje para el Espacio Plural y Héctor en una reunión insistió de nuevo. Presente el proyecto y a la semana siguiente entregué copias del texto. Tenía entonces una sala y una fecha. Espacio Plural, Abril 2012. La pieza se estrenó y el resultado fue estupendo: en una sala de 100 puestos, durante dos meses y medio, logramos convocar a más de 2000 espectadores y para un montaje que se hacía a las 9 de la noche y que duraba 2 horas 20 minutos. Este resultado, tanto artístico como numérico, fue el detonante para que Luigina Peddi, al leer El gigante de mármol se decidiera a completar el montaje de este díptico dedicado al David y que pertenece a un proyecto amplio de tres piezas teatrales, dedicadas a creaciones maestras del Renacimiento italiano: el “David”, la “Mona Lisa” y la “Última Cena”, que ahora serán cuatro”.
 POLICROMÍA ESCÉNICA
“Durante el 2012 me dediqué a terminar  El gigante... y en el segundo semestre envié una copia del texto a Luigina Peddi y Cristina Neufeld. Para el personaje de Miguel Ángel se consideraron cinco actores y Elvis Chaveinte se alzó con el rol por varias razones. Un detalle importante que hablé con los actores de los dos elencos y que es pedal común a todos los personajes de las dos obras, es que son seres ilustrados, cultos, bien formados y que tienen una enorme capacidad de respuesta en su enfrentamiento y choque con el otro. Visualmente el trabajo de iluminación y vestuario es capital. Siempre me ha gustado trabajar sin escenografía, pero  colocando el acento en ropa y luz. Mientras menos escenografía tengo más espacios y  puedo construir sobre el escenario. La novia del gigante es una obra prácticamente en blanco y negro. El gigante de mármol es una pieza a colores”.
VIAJE INTERIOR
Sciamanna Denti ha vivido una de las aventuras creativas más intensas de su carrera. “Es un viaje al interior de mi persona. Si tuviera que decirlo a través de los dos personajes centrales de las dos piezas; comentaría que La novia del gigante refleja mis angustias como ciudadano y El gigante de mármol mis angustias como artista”. Insiste en que este es un proyecto ambicioso que estaba planteado con tres obras maestras del Renacimiento: Monna Lisa es, y debería ser, una divertida y agridulce “extravaganza” teatral, una comedia, que tiene otras necesidades estéticas, es otro viaje. “Y la obra sobre la Última Cena es otro viaje espiritual muy distinto también, pero, a la vez, son distintas a mis textos Santo di patria, Habitación con desayuno y Primos de sangre. Lo que quiero es seguir escribiendo. Tengo muchos años haciéndolo y ya quiero colocar esos textos sobre el escenario. Si este año lograra terminar Monna Lisa y Última Cena, prácticamente listos los dos, me haría muy feliz. El siguiente paso, quizás, sea completar el díptico sobre Sucre que está prácticamente listo, se puede leer de principio a fin, se podría comenzar a montar hoy, pero no para mí; puede ser mejor. Esas son dos obras que me gustaría muchísimo mostrar, me refiero a las de Sucre, pero debo trabajar sin presiones, como lo he hecho hasta ahora. Esa es mi única línea de teatro, seguir escribiendo”
45 AÑOS
Con respecto a si el público está preparado para digerir sus metáforas teatrales, comenta que  le han escrito para subrayarle que  La novia… y El gigante… son textos necesarios. “Eso me asusta un poco. No creo que haga el teatro necesario. Creo que lo necesario es hacer teatro. Buen teatro. Sea para reír, para llorar; para la reflexión o para divertir. Eso sí, con la claridad y la honestidad que me dan mis 45 años, puedo decirte que yo, Luigi Sciamanna Denti, con cédula de identidad número 6.297.619, hago buen teatro. Así de sencillo. Buen teatro”.


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