La
monumental escultura “David” de Miguel Ángel Buonarroti es la superprotagonista
de sendos montajes teatrales presentados en Caracas, durante las temporadas
2012 y 2013, por su autor y director Luigi Sciamanna Denti.
Él escribe sobre
historias que le permiten hablar sobre temas, problemas, angustias, sueños,
ilusiones, miedos, que necesita expresar. “La palabra es esa. Necesidad.
Escribo por necesidad. El “David”
representa la serenidad y a la vez la voluntad para la respuesta certera en el
ataque. Representa la belleza, la belleza entendida como valor no sólo físico,
corporal, sino filosófico, ético, espiritual, religioso, todo ello reflejado en
la gloria de su cuerpo. El “David” representa también la República. Esa que
nosotros soñamos, que se ha intentado construir con mucho esfuerzo desde 1958…El
“David” representa la fe, representa la voluntad del hombre. En este caso, la
voluntad del artista…Entonces hablamos o escribimos de lo que soñamos ser. De
lo que quisiéramos ser”.
PURA FICCIÓN
Sobre los procesos de investigación y montaje de ambas piezas,
admite que el punto de partida ha sido la ficción, el encuentro de personajes de la
ficción en su mayoría, inspirados por los acontecimientos históricos. “Sería
muy largo e innecesario ponerme a enumerar qué de histórico y cuánto de ficción
hay en La novia del gigante y en El gigante de mármol. La investigación
histórica avanzó al par de la escritura. Leía y se escribía a la vez. Esa
investigación, más que para crear acciones, sirve para crear el mundo interior
de los personajes, porque en ambas piezas, los personajes representan estratos
de la sociedad, formas de pensamiento, sea ideológico, religioso, afectivo. Lo
leído es para sustentar y darle un marco creíble a la ficción de ambas obras
que, además, están escritas a espejo, debido a su origen siamés, por decirlo
así. En una, el personaje central de la persecución y el debate es un artista,
Buonarroti, cuyo único pecado es expresarse libremente; en la otra, el
personaje central, víctima de ese debate, es un ciudadano común, en este caso,
una mujer cuyo único pecado es expresarse libremente y ser judía. Ninguno de
los dos personajes está dispuesto a renunciar a su identidad”.
Sobre su labor con los equipos
humanos de los montajes, puntualiza que en vista de sus buenas relaciones con
el Instituto Italiano de Cultura, llevó el texto de La novia del gigante a su directora Luigina Peddi. Y para su
absoluta sorpresa, y solo un par de días después, “recibo un email de Luigina
diciéndome: hagámosla. No lo podía creer. Tenía patrocinante. También tenía en
mente algunos actores, pero no había hablado con ninguno, pero, lo más grave,
no tenía sala para presentar la obra. Héctor Manrique me propone presentar la
pieza para el Trasnocho, de cuyo Comité de Programación formamos parte los dos,
junto a Eva Ivanyi. No quise. Se suspendió un primer montaje para el Espacio
Plural y Héctor en una reunión insistió de nuevo. Presente el proyecto y a la
semana siguiente entregué copias del texto. Tenía entonces una sala y una
fecha. Espacio Plural, Abril 2012. La pieza se estrenó y el resultado fue
estupendo: en una sala de 100 puestos, durante dos meses y medio, logramos
convocar a más de 2000 espectadores y para un montaje que se hacía a las 9 de
la noche y que duraba 2 horas 20 minutos. Este resultado, tanto artístico como
numérico, fue el detonante para que Luigina Peddi, al leer El gigante de mármol se decidiera a completar el montaje de este
díptico dedicado al David y que pertenece a un proyecto amplio de tres piezas
teatrales, dedicadas a creaciones maestras del Renacimiento italiano: el “David”,
la “Mona Lisa” y la “Última Cena”, que ahora serán cuatro”.
POLICROMÍA ESCÉNICA
“Durante el 2012 me dediqué a terminar El
gigante... y en el segundo semestre envié una copia del texto a Luigina
Peddi y Cristina Neufeld. Para el personaje de Miguel Ángel se consideraron
cinco actores y Elvis Chaveinte se alzó con el rol por varias razones. Un
detalle importante que hablé con los actores de los dos elencos y que es pedal
común a todos los personajes de las dos obras, es que son seres ilustrados,
cultos, bien formados y que tienen una enorme capacidad de respuesta en su
enfrentamiento y choque con el otro. Visualmente el trabajo de iluminación y
vestuario es capital. Siempre me ha gustado trabajar sin escenografía, pero colocando el acento en ropa y luz. Mientras
menos escenografía tengo más espacios y puedo construir sobre el escenario. La novia del gigante es una obra
prácticamente en blanco y negro. El
gigante de mármol es una pieza a colores”.
VIAJE INTERIOR
Sciamanna Denti ha vivido una de las aventuras creativas más
intensas de su carrera. “Es un viaje al interior de mi persona. Si tuviera que
decirlo a través de los dos personajes centrales de las dos piezas; comentaría
que La novia del gigante refleja mis
angustias como ciudadano y El gigante de
mármol mis angustias como artista”. Insiste
en que este es un proyecto ambicioso que estaba planteado con tres obras
maestras del Renacimiento: Monna Lisa
es, y debería ser, una divertida y agridulce “extravaganza” teatral, una
comedia, que tiene otras necesidades estéticas, es otro viaje. “Y la obra sobre
la Última Cena es otro viaje
espiritual muy distinto también, pero, a la vez, son distintas a mis textos Santo di patria, Habitación con desayuno y Primos
de sangre. Lo que quiero es seguir escribiendo. Tengo muchos años
haciéndolo y ya quiero colocar esos textos sobre el escenario. Si este año
lograra terminar Monna Lisa y Última Cena, prácticamente listos los
dos, me haría muy feliz. El siguiente paso, quizás, sea completar el díptico
sobre Sucre que está prácticamente listo, se puede leer de principio a fin, se
podría comenzar a montar hoy, pero no para mí; puede ser mejor. Esas son dos
obras que me gustaría muchísimo mostrar, me refiero a las de Sucre, pero debo
trabajar sin presiones, como lo he hecho hasta ahora. Esa es mi única línea de
teatro, seguir escribiendo”
45 AÑOS
Con respecto a si el público está
preparado para digerir sus metáforas teatrales, comenta que le han escrito para subrayarle que La
novia… y El gigante… son textos
necesarios. “Eso me asusta un poco. No creo que haga el teatro necesario. Creo
que lo necesario es hacer teatro. Buen teatro. Sea para reír, para llorar; para
la reflexión o para divertir. Eso sí, con la claridad y la honestidad que me
dan mis 45 años, puedo decirte que yo, Luigi Sciamanna Denti, con cédula de
identidad número 6.297.619, hago buen teatro. Así de sencillo. Buen teatro”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario