Jorge Palacios,gran primer actor del teatro venezolano |
El
actor Jorge Palacios debutó con calidad profesional en el espectáculo El gran
teatro del mundo de Pedro Calderón de la Barca, en el marco de los Festivales
de España, celebrados durante 1958 en Palma de Mallorca, donde vivía con su
familia. El lugar escogido por los productores y el director fue la Plaza de
San Francisco, con la fachada de la Iglesia como fondo del escenario teatral. “Mi
personaje era El Pobre y recibí, para mi sorpresa, el premio al mejor actor. Ello
catapultó mí ya decidida intención de consagrarme a las artes escénicas”, dice
cuando está a punto de estrenar el espectáculo Monna Lisa, de Luigi Sciamanna, desde el 25 de abril en el teatro
Humboldt de Caracas.
- ¿Por qué el teatro?
-Era buen
estudiante de ciencias en el Colegio La Salle y logré el primer lugar de mi
promoción en el preuniversitario por lo que la Fundación Juan March me dio con una beca para estudiar una carrera que,
en principio y para complacer a mi padre (aviador militar), había elegido:
Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Pero en Madrid decidí inscribirme en
La Escuela de Cinematografía con el secreto afán de ser actor antes que ingeniero.
Y la vida me recompensó con el protagonista de Dodó, comedia de Anthony Kimmins, producida por Lilí Murati. Vinieron luego Las personas decentes me asustan con
Jaime de Mora y Aragón y Las ratas suben
a la ciudad con Arturo Fernández,
ambas del autor Emilio Romero y dirigidas, respectivamente, por Adolfo
Marsillach y Fernando Fernán Gómez. Todos estos estrenos fueron en los teatros
de Madrid con aplausos de público y crítica. Mi destino teatral estaba escrito.
-¿Satisfecho del teatro tras largo medio siglo en esos
avatares?
-Más
que satisfecho, feliz. He consagrado mi vida al incomparable mundo del teatro y
dentro de esa magia he sido productor, adaptador, autor, director, actor y
constructor de mi propio local teatral. Por razones de salud me vi forzado a
abandonar toda actividad menos una: sigo siendo actor. He visto realizarse mi
sueño en ese gran teatro que es el mundo, la vida.
20 OBRAS EN VENEZUELA
-¿Cómo ha sido su carrera
teatral en Venezuela?
-Enormemente
satisfecho de lo hecho, mis producciones en los años 70 y parte de los 80 y 90
contribuyeron a darle calidad profesional, amén de impulso y popularidad a
nuestro teatro. Impulso y calidad que ha revivido en los últimos años en
nuevos, aguerridos y talentosos productores y directores que aseguran la
permanencia y la bondad de nuestros montajes. En España llegué a participar en otras
dos exitosísimas obras: Los violines a
veces causan estragos de Francoise Sagan, dirigida por Pastor Serrador; y Acelgas con Champagne de Roberto
Romero, dirigida por Margot Cottens. En total seis estrenos teatrales de los que
fui protagonista en cuatro de ellos. En Venezuela son ya más de 20 obras entre las que destaque como productor,
director y protagonista: Acelgas con
Champagne, La jaula de las locas
de Jean Poiret, Ardéle o la Margarita de
Jean Anouhil (dirigida por Carlos Giménez), Las casadas los prefieren diferentes, comedia musical de Pancho
Flores, Richard T. Johnson y mi coautoría, La
Nona de Roberto M. Cossa y Aquí
nadie paga de Darío Fó. En las restantes 14 o 15 obras sólo fui actor protagonista.
Evidentemente, gana Venezuela por 20 a
6.
EN MANOS DEL DESTINO
-¿Cómo es su personaje en la
Monna Lisa?
-Tal
vez, Sigmund Freud sea el “serio” en el divertido devenir de lo
que acontece en la monumental pieza teatral de Luigi Sciamanna. Es un personaje
que responde a las características físicas y mentales del genio creador del
Psicoanálisis. Lo extraordinario del mismo es que, pese a su digna y respetable
personalidad, no deja de ser enormemente divertido.
-¿Y después que tiene en el
teatro?
-“El
destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”,
afirma Shakespeare. Últimamente he recibido variadas propuestas teatrales y,
con gran dolor de mi parte, me he visto en la obligación de rechazar alguna
realmente interesante, por falta de tiempo para poder acometer más de un
proyecto a la vez. Después de Monna Lisa
estoy comprometido con el estreno de Good
Morning, Bombón, obra de dos personajes original de Marcos Purroy, de la
que es también director. En ella mi personaje canta, baila y se enfrenta a los
demonios que habitan su ser, pero también a una inesperada diablesa.
PORTAAVIONES SCIAMANNA
-¿Su segundo renacimiento
teatral ha sido con Sciamanna, por qué?
-Es un
gran hombre del teatro venezolano que trasciende los límites de nuestro país.
Algún día será reconocido como un autor de dimensiones, cuando menos,
latinoamericanas. Su talento como autor, productor, director y actor se prueban
y manifiestan en todo lo que nos ofrece en el ámbito escénico. Y es, desde
luego, un orgullo para mi formar parte de sus seleccionados actores. Pero mi
reingreso, después de una larga etapa alejado de los escenarios provocada por
mi débil corazón, abrumado de trabajo, se la debo a Johnny Gavlovski con La última sesión en la que fui un
tenebroso psicópata médico asesino, dirigido por el propio Gavlovski. Después
vino Fuga de Jordi Galcerán,
dirigida por Daniel Uribe y producida por Marcos Purroy, quienes me
transformaron en el clásico ministro corrupto, tan de moda. Luego Sciamanna se
apoderó de mi alma en El gigante de
mármol y me convertí en Manoforte, maravilloso personaje lleno de una
exquisita aunque oscura inteligencia. Y con él, Sciamanna, debo reconocerlo, me
lanzó al ruedo de los grandes personajes teatrales. Vino luego el
extraordinario Grupo Skena a brindarme
dos grandes oportunidades creativas: el gobernador de Enemigo del Pueblo (H. Ibsen) versionada por Ugo Ulive, dirigida
por Armando Álvarez y el Inspector de Ha llegado un Inspector (J.B.
Priestley), también en versión de Ugo Ulive y dirigida por Basilio Álvarez.
Ahora, Sciamanna me reta y me ofrece ser Sigmund Freud en su nueva
extraordinaria visión teatral Monna Lisa, comedia sin par basada en el robo del célebre
cuadro de Leonardo Da Vinci, acaecido en 1911.
RECORD ENVIDIABLE
Jorge Palacios (Sevilla, 01. 01. 1940) es
actor, director, productor y empresario teatral. Además ha contribuido con su
consecuente y calificado trabajo profesional al desarrollo del teatro, la
televisión y el cine venezolanos, hasta convertirse en auténtico personaje de
leyenda, pero de carne y hueso. Hacia 1971 se vincula al teatro venezolano, al
actuar en el montaje La tigresa de Edward Albee,
dirigido por Román Chalbaud. Tiene además un récord envidiable de
caracterizaciones para la televisión y el cine locales.
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