viernes, febrero 26, 2016

Amores para este siglo XXI

La ambiguedad es la pauta
Revise las definiciones que tenía sobre el amor, basándose en la teoría y en la práctica. Despójese  de todos los prejuicios de género que le hayan inculcado y asista así a una divertida representación de la comedia musical  Los amantes inconstantes, ambiciosa creación de Fernando Azpúrua a partir del texto La doble constancia (1723) de Pierre de Marivaux (Paris, 1688/1763), que presenta el Trasnocho Cultural,dentro de su evento Segundo Festival de Nuevos Directores.Estamos seguro que actualizará sus conocimientos amatorios o le quedará la espina de la duda.
 Azpúrua metió mano a la historia de tres mujeres y  tres varones que hacen un juego romántico para no aburrirse en un palacio de la Francia del siglo XVIII y los lleva a una especie de cabaret con fantástica pasarela, del siglo XXI, donde seis hombres (las damas cambian sus sexos, porque así lo quiso el versionista-director ) tratan de demostrar que el  amor es una fantasía que los humanos se inventan  para distraerse en  sus vidas, con lo cual pretenden demostrarse que ese sentimiento es una necedad y que no se debe tomar nunca en serio, porque los amados son caprichosos y, además, peligrosamente inconstantes.
Así se enseña como el poder y el dinero conspiran contra el amor tradicional, donde el sexo es otra moneda de cambio, y todo se limita a una ceremonia de 90 minutos donde sus ambiguos personajes -felizmente encarnados por  Oswaldo Maccio, Carlos Díaz, Javier Figuera, Juan Bautista, David Colmenares y Saúl Mendoza- salen todos del mismo hueco y exponen, con desparpajo sus inseguridades y sus inconstancias junto a sus nunca satisfechos deseos. Y para que todo se tomen en fiesta, o en broma, el ritmo y los cuadros son musicales, donde se interpretan temas como Hotel California o Angie de Los Rolling Stones.
El director Azpúrua (está por los 25 años, no más) quiso hacer así este desopilante espectáculo y dedicárselo la comunidad LGTBI y al público heterosexual para que con sus respectivos y cuidadosos códigos culturales hicieran las consabidas comparaciones y sacaran conclusiones sobre la falsedad que está presente en las relaciones amorosas, siempre.
Véala este fin de semana, porque después no se sabe si podrá, y emita su opinión. Lo único que advierto es que ha nacido un director de teatro para este siglo, un director, que, como lo pedía Carlos Giménez,  no es un director de tránsito, sino un autor escénico, como debe serlo todo aquel que pretenda ser creativo, es un director de la talla de Orlando Arocha…pero más joven y en crecimiento.Es la ley de vida y ojala haya más en esta Tierra de Gracia,tan necesitada de creadores.

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